Partida Rol por web

Hmmm que raro, así que una marca ¿eh?. Esto es sumamente extraño... además no somos ganado, no se nos puede marcar así como así.

Hammet se concentra y mira en su interior más profundo, algo le dice que hay gato encerrado y que esa "marca" lleva algo de magia. Por ello recuerda sus antiguas lecciones para sentir los vientos de la magia en el edificio y deja fluir sus sentidos.

Tios, andais por ahí? En serio, que hace 3 dias que solo pasan matojos rodadores. Si estoy haciendo algo mal con la partida me lo podeis comentar a ver si puedo ponerle remedio antes de que sea tarde.

Volker se arremanga y deja bien a la vista su brazo. Está listo para ser marcado como una vulgar res piensa el mago. Pero dos mil coronas bien valen una misa. O una marca.

- Cuando queráis.-

dice dejando claro que está en el asunto hasta el final.

El hombre de la capa se acercó al primero de los hombres y puso su mano con la palma abierta sobre su hombro. Nada más que eso. Volker notó un poco de calor en el punto donde el extraño sujeto tenia puesta la mano mientras recitaba unas palabras. Cuando el hombre retiró sus huesudos dedos, había un extraño símbolo que ninguno del grupo había visto antes. Parecía hecha a fuego con un hierro candente, pero no había dolido ni un ápice, y tampoco lo hacía entonces, como quizás cupiera esperar.

Cuando vuestra misión finalice desaparecerá tal y como ha aparecido. No debes preocuparte por ella, no requiere cuidados ni tratamientos. El hombre anciano de la túnica parecía cansado mientras andaba hacia el siguiente de la fila de guerreros.

     Con el fuerte presentimiento de que no es buena idea, Surga extiende el brazo para que el mago pueda hacer la dichosa marca. Estoy seguro de que esta marca es mas de lo que parece... piensa resignado ya que supone que si no se la hace, seguramente será descartado de misión.

     Al fin y al cabo 2000 coronas era mucho dinero y no quería perderlo por tener que correr algún que otro riesgo.

La marca es realizada rápidamente tanto en Kalith como en Surga sin que presenten resistencia. Poderoso caballero es don dinero... Se suele comentar últimamente. Las coronas de oro relucientes lo mueven todo hoy en día, y en parte es toda una ventaja para los adinerados como Von Luster. El hombre de la túnica roja mira al Patrulla de caminos esperando que le dé su aprobación para proceder.

Magnus no necesitaba ser un hechicero para saber que la imposición del barón olía a magia a varias millas. De hecho, cualquier cosa fuera de lo estrictamente normal era magia, o posiblemente lo fuera, y esta vez no había duda... Por la cabeza del patrullero pasaron varias ideas de para qué podría servir eso, desde para "saber que seguimos con vida" hasta para "matarnos al finalizar la misión o convertirnos en siervos zombis de algún Dios oscuro" o vete tú a saber qué...

Pero no podían rechazar nada ahora, habían aceptado una misión y si se echaban atrás los Mercenarios del Mal Camino pasarían a ser un atajo de gallinas y cobardes sin honor.

Magnus tendió su brazo después de que lo hiciera el resto de su grupo. Fuera lo que fuera... estaba hecho.

El hombre de la tunica roja terminó su extraño ritual con el ultimo miembro del grupo y se volvio a sentar en su asiento junto al noble. Este habló satisfecho una vez estubieron realizadas todas las marcas. Procurad no enseñarlas po ahí, alguien podria preguntar a quien perteneceis al no reconocerla, y estaria bastante equivocado, pero las preguntas indiscretas nunca son buenas compañeras en los viajes de importancia. Bueno, ¿Alguna duda antes de iniciar vuestra misión? Todo marchaba para Von Luster...

- Por mi parte todo correcto, caballero. Cumpliremos con diligencia y discreción la misión, se lo podemos garantizar.-

dice Volker. Para él la cosa estaba clara, había que ir al templo para empezar las pesquisas. Desde allí seguro que sonsacaban la dirección en la que partió la chica. Era un buen punto de partida.

-¿alquien quiere hacerle alguna pregunta o nos marchamos?-

inquiere con voz extremadamente baja a sus camaradas.

     - Yo tengo una petición. Dice Surga con voz queda. - ¿Podría prestarnos unos caballos para agilizar las cosas? Por supuesto se los devolveríamos al término de la misión. La verdad es que tener un medio de transporte podría ser muy interesante de cara a los viajes pertinentes. Al norse no le hacía ninguna gracia que tuviesen que llevarle o tener que caminar, pues seguramente las distancias a cubrir serán grandes.

Caballos ¿Em? Al noble no parece hacerle mucha gracia la propuesta por la cara que pone al señalarlo. Todas nuestras monturas tiene en sus lomos la marca de la casa Luster, si os diéramos dichas monturas y alguien lo descubre, enseguida vendrían a hacernos incomodas preguntas, y eso no nos gustaría nada.

Sus ojos fríos como el hielo pasean por la habitación como buscando algo que ha perdido y por fin vuelven a vosotros mientras dice: Hace poco nos hicimos con un par de monturas, que aun están sin marcar, creo que eso podría servir, son unos animales mal cuidados que esperábamos poner en forma, pero podrían serviros en vuestra tarea. Hablad con el mozo de cuadras, el os los entregará. Dijo mientras os lanzaba un anillo con el sello de los Luster estampado en el. Entregadle esto. ¿Algo más?

La reunión estaba por terminar cuando Surga hizo acopio de voluntad y pidió algo más: monturas. Sabia petición, había que admitir, pero también arriesgada, ya que seguramente al barón se le estarían empezando a hinchar los genitales de tantas cosas que le estábamos sacando.

Magnus optó por zanjarlo ahí, ya que pedir algo más podía suponer que les retiraran el trabajo... Por avariciosos.

- Por mi está perfecto, señor, mil gracias por los caballos. - Sentenció. Qué menos que mostrar algo de agradecimiento al contratante. Si es así con todo aquel que contrate acabará siendo más pobre que una rata... Pensó Magnus.

Id raudos y completar la misión... No hay mucho tiempo. No hay tiempo que perder. He recurrido a ustedes porque sé que han sido entrenados por el mejor en su profesión. No hay... había otro como él. Tiene mis caballos y mi oro, y una gran recompensa los espera tras esta  misión… Espero que cumplan como su reputación anuncia allí por donde van. Tendrán noticias mías durante su viaje, no lo duden. Buenas noches.

El barón se levantó de su asiento y el caballero que había a su lado lo hizo rápida y ágilmente en un gesto de respeto, el hombre de la túnica roja tardó algo más, pero se levantó igualmente. Los tres sujetos se quedaron ahí de pie, esperando a que abandonarais la sala y emprendierais el camino.

- Excelente. Creo que eso es todo, caballeros.-

dice Volker dando por concluida la conversación. Ahora era el momento de ponerse en camino y buscar a la joven que poseía el dichoso texto. Hammet lo tenía claro, le iba a echar una buena ojeada, dado que era el "intelectual" del grupo. A saber qué oscuros misterios contendría para que un noble imperial dedicase tanto dinero y desvelos para conseguirlo. Nada bueno, eso seguro.

- Camaradas, será mejor que partamos raudos como el viento.-

dice a sus compañeros.

     El norse asiente con la cabeza y habla con entusiasmo. - Estoy de acuerdo. Cuanto antes salgamos, antes terminaremos. Y sin esperar a ver si los demás lo hacen, comienza a caminar hacia la puerta.

Vamos entonces... Este noble humano me está dando arcadas... Si no fuera porque el encargo incluye certeza de tener que matar... Ni por ese precio lo aceptaba como patrón. Comenta el Elfo Oscuro que gracias a todos los dioses conocidos y por conocer no montó un espectáculo a la hora de dejarse hacer la marca. Quizás se dejó por puro interés, algo que jamás había visto hacer...

El grupo de los cuatro aventureros dejaron la sala y se encaminaron a los establos, donde encontraron rápidamente al mozo encargado. En cuanto los vio temió lo peor, pero cuando aparco el anillo con el sello les otorgó los tres caballos sin hacer si quiera una sola pregunta. Había mucho trabajo que hacer, y el sol despuntaba ya.

Las monturas daban pena, eran unos animales maltratados, que seguramente hubieran muerto de no ser por los cuidados que durante algún tiempo había estado recibiendo en la mansión de los Luster. Pero en fin, era mejor eso que ir a pie, y Middenheim no quedaba cerca precisamente, era un largo viaje.

Pese a que la misión en principio parecía fácil, todos los presentes sabían que no lo era, y que las más sencillas solían ser las más complicadas. Al menos la recompensa sería suficiente para garantizarse una buena temporada sin tener que arriesgar el pellejo en encargos menores.

Con la promesa de otra mañana fría pese al verano entrado en el que se encontraban, los cuatro aventureros enfilaron el camino de salida de la finca, y se adentraron en el bosque en dirección norte, donde debía quedar Middenheim. Menos mal que al menos habían recibido el mapa sobre el que habían tratado.

¿Que camino creeis que es mejor hasta la ciudad y cuanto tiempo calculais que nos llebará llegar? Pregunto directamente sin rodeos mientras hago avanzar a mi montura.

Desde su desastrado caballo, Volker miró al elfo.

- Verás, Kalith, ahora mismo estamos bastante lejos de Middenheim. Tenemos que cruzar las provincias de Talabecland y Hochland hasta llegar a Midddenland. Y luego seguir más al Norte, más allá de la ciudad del Lobo Blanco. Yo le echo un par de semanas, como mínimo. Deberíamos ir hacia el Nor-Oeste, dirección Talabehim. Podríamos pernoctar en casas de postas y tabernas que estén en el camino. Seguro que nuestro camarada Magnus conoce bien las vías por las que nos moveremos.-

dice sin dejar de cabalgar. El viaje sería largo y duro, los caminos del Imperio no eran del todo seguros y menos en aquellos tiempos de oscuridad y muerte. Pero, en cierto modo, la inseguridad era fruto de gente como los Mercenarios del Mal Camino, así que Hammet estaba relativamente tranquilo: ellos eran el peligro.

Supongo que el anticipo que Luster nos dió servirá para costearnos el viaje. Tamaña cantidad no se ve todos los días, pero debemos de ser precavidos e ir gastando poco a poco. Además, necesitaremos suministros y algunos enseres.