Partida Rol por web

- Perro malo-

dijo Volker antes de musitar las ya archirrepetidas palabras que habían fulminado a un enemigo. Con el chucho había sido menos efectivo, pero una vomitona sanguinolenta reiterada era difícil de aguantar.

Sobre todo cuando alguien como Volker había vendido su alma a los Dioses Oscuros.

El mago abrió la boca para expulsar un chorro de sangre negra que quemaba como el ácido y que hizo que el chucho aullara de dolor.

El buen perro se fundió con toda la mierda que le vomitó el mago, empleando aquel arrollador hechizo por tercera vez. Inclinándose hacia delante arrojó un nuevo vomito de acido sangriento al pobre Asche, que había salido a defender a su dueño demostrando más valor de lo que muchos humanos podían señalar en toda su vida. Un soldado, eso es lo que era aquel perro, un valiente soldado del imperio, que se disolvió hasta el último hueso cuando quedó totalmente cubierto por aquella masa asquerosa. Hasta el suelo se secó de golpe y se agrietó donde aquella sustancia formó un charco humeante.

La última de las criaturas que había devuelto a la vida Volker, intentó atacar al Elfo oscuro con golpe que falló por lo lento y descoordinado del movimiento. Aquellos seres realmente no servían para mucho, más que nada para mantener a alguien ocupado, o quizás para aprovechar el efecto del terror que provocaban en quienes veían cadáveres caminando e intentando matarles. Pero de casi nada más. En combate estaban demostrando ser inútiles.

{{ NUEVO TURNO, 4º }}

Kalith - (Ini 61)
Eira - (Ini 60) - (K.O)
Magnus - (Ini 46)
Surga - (Ini 46)
Volker - (Ini 40)
Diego - (Ini --) (K.O)
Sujeto 1 - (Ini 12)

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Tanto Berger como Surga cargaron contra el Elfo oscuro. Estaba en un gran aprieto, flanqueado por tres de sus cuatro lados, comenzaba a verse acorralado. Los mercenarios del mal camino atacaban sin tregua a aquel ser que tantas penurias les había causado, y que al parecer, estaba buscándolos por algún motivo. El mago seguía mientras tanto a lo suyo, venga vomitar aquella asquerosidad blasfema que ofendía a la vista, olfato, oído y demás sentidos. Con un nuevo vomito se deshizo de su atacante de un modo tajante. Haciéndolo desaparecer como si de un mal truco de magia se tratara.

Kalith vio como el caballo de Berger lanzado a galope cargaba contra él, y le dio tiempo suficiente para hacerse a un lado cuando la lanza pasó a su lado como un rayo. El Elfo Oscuro se defendió como un escorpión acorralado y lanzó un tajo rápido y certero contra la mano de Berger, acertando y provocándole una fea herida por la que pudo infiltrarse el veneno que empleaba en sus armas. El temible Loto Negro. ¡Baja de ese puto caballo desgraciado! Un segundo después apareció Surga cargando con su espadón a toda velocidad, y asestándole un tajo realmente serio en el pecho, que dañó la armadura del Elfo Oscuro y provocó un corte realmente profundo en la oscura piel que había debajo de las protecciones. !Arrrrgggg! Gritó cuando notó como el filo de Surga cortaba su piel. Nada pudo hacer para detenerlo, el ataque había sido combinado con el de Berger y lo pilló desprevenido sin poder defenderse. Viéndose rodeado, el Kalith lanzó un segundo tajo al Zombie que lo acosaba, cortándole profundamente. El Zombie pareció ni sentirlo. Es más, seguramente ni lo sintió.

Gruñó de puro dolor al recibir semejante ataque por parte del elfo oscuro... Berger no era idiota, sabía que moriría si seguía luchando contra él, por ello no se lo pensó dos veces... no iba a propiciar que le atacara gratuitamente abandonado el combate, por ello se colocó el escudo en la mano herida y desenfundó la espada corta, listo a seguir con ello hasta la ultima consecuencia... armas en ristre y con una actitud defensiva, como siempre acostumbraba se preparó para el siguiente envite del elfo - Muere de una vez engendro - le insultó

     Surga rió al escuchar el grito ahogado de Kalith. Su espada le había hecho un corte bastante feo y rasgado su armadura. - ¡Kalith amigo, veo que estás sufriendo! ¡Quizás deberías entregarte al abrazo de Morr, eso haría las cosas mas fáciles para todos! ¡JAJAJAJA! Entre chanza y chanza el nórdico lanzaba estocadas sucesivas, aprovechando la ventaja numérica de la que disponía su grupo. Varios envites estaban colocados con auténtica inquina. Estaba claro que no había duda en el brazo de Surga.

La pura verdad es que Volker, en el transcurso de su aventura, se había convertido en un tipo realmente peligroso. El típico sujeto al que evitarías en todo momento. Resumiendo, era un grandísimo hijo de puta, pero tenía ciertos valores morales bastante particulares, y uno de ellos era que nunca dejaría tirados a sus compañeros.

Pasara lo que pasara.

Y un elfo oscuro desertor, por muy peligroso que fuera, no iba a ser la excepción.

Por ello, el mago cerró los ojos, escrutó los vientos de la magia -favorables para sus intenciones- y se concentró a un nivel nunca visto. Acto seguido, musitó de forma inaudible unas palabras prácticamente olvidadas que provocarían, con algo de suerte, que Kalith, el mamón que los había abandonado rastreramente, se meara encima de puro miedo.

-Aik sehn tar mor-shen kar demonii!-

Volker se introdujo en la perversa mente de su depravado enemigo y creó una imagen infernal, un demonio ardiente que destrozaba cuerpos con una espada totalmente negra y que, en un momento dado, miró directamente a Kalith a los ojos y pronunció su nombre en un lenguaje olvidado, reclamando su alma.

El no muerto volvió a atacar al Elfo oscuro mientras por todas partes le llovían ataques y más ataques. Aquello parecía el relato popular que los bardos cantaban sobre "Julio cesar en el senado". Una vez más atacó y falló su golpe. El arma cortó el aire sin causar daño alguno a Kalith. Pero pasó muy cerca del pescuezo de Surga. Esos seres parecían no tener la más mínima inteligencia.

{{ NUEVO TURNO, 5º }}

Kalith - (Ini 61)
Eira - (Ini 60) - (K.O)
Magnus - (Ini 46)
Surga - (Ini 46)
Volker - (Ini 40)
Diego - (Ini --) (K.O)
Sujeto 1 - (Ini 12)

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Poco más quedaba por hacer. Kalith se batía a muerte con tres contrincantes, pero lo hacía con uñas y dientes. Revolviéndose todo lo que era capaz. Había demostrado ser un enemigo duro de pelar. Mientras desde el suelo Eira y Diego veían como se resolvían aquellos acontecimientos. Estaba claro que los mercenarios le tenían unas ganas terribles a aquel ser de piel oscura. Lo le daban cuartel, y no se lo darían. Seguia peleando hasta tal punto que le hizo un gran estopicio a la mano de Magnus cuando este intentó atacarle, desarmandolo con un rapido movimiento de la espada.

Rodeado, acosado y sin posibilidades de seguir combatiendo el Elfo Oscuro lanzó un rugido de frustración a la cara de Surga. ¡¡¡Wwaaaaarrrggggg!!! Más parecía un orko que un Elfo Oscuro. Seguramente lo que más le molestaba era no haber acabado con Magnus con su estocada, pues este seguía a lomos de su corcel, y había sacado nuevas armas con las que tendría pensado hacer trizas a Kalith.

Evaluaba sus posibilidades cuando Surga se lanzó a fondo, y una vez más empleando el mismo ataque que había realizado con la maga que ahora reposaba en pedazos, atacó en primer lugar la pierna del elfo y en segundo lugar su pecho, que estaba desprotegido por su rota armadura. El doble golpe silenció finalmente al oscuro, cortándole una pierna a un palmo de la ingle y luego separándolo por su cintura.

Aun estaba vivo cuando cayó hacia atrás su tronco, agitando los brazos y mostrando un rictus de dolor y desprecio a parte iguales en su rostro. Un chorro de potente sangre oscura como solo podía ser la de aquel ser salpicó una vez más las botas del Nórdico, manchándolo si cabe un poco más. Durante un largo momento, todo quedo en silencio. Las gotas de sangre bajaban por la hoja de Surga, y por la mano destrozada de Magnus.

{{ FIN DEL COMBATE - TURNOS LIBRES }}

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La respiración de Berger era entrecortada... después de haber luchado aquella agónica escaramuza durante unos pocos y eternos minutos, el bandido se sintió aliviado de estar con vida. Miró a un lado y a otro, observó el cadáver destrozado de Kalith, alguien que nunca pudo considerar un amigo pero le era conocido en cierto modo... Surga y Volker, sus hermanos de sangre oscura estaban vivos e ilesos, como solían acostumbrar... se alegraría por ello, pero no era el caso, la situación no era nada alegre... solo alivio por seguir respirando.

Dos desconocidos estaban muertos... uno casi derretido y el otro desmembrado... un perro fundido que solo dejo un charco sanguinolento y corrupto para el recuerdo y otros dos conscientes pero muy mal heridos... la elfa que disparó primero y un humano tirado en el suelo.

Magnus desmontó con agilidad y nada más pisar la tierra ensangrentada fue consciente de la realidad... subido en su caballo todo parecía distante, lejano, como si no fuera con él, pero al estar de pie empezó a notar el dolor de su mano derecha, una punzada le recorrió todo el brazo y siguió hacía el cuello. Sabía que Kalith era amigo de los venenos, pero Magnus había demostrado su férrea constitución y resistencia a los venenos, sin duda, eso le había salvado la vida por completo.

Miró a Surga que estaba frente a él y le dedicó un asentimiento de cabeza con total seriedad, y empezó a andar hacía la elfa después de haberse quitado el escudo de la mano herida; la espada, la mantuvo asida.
Tenía que recorrer poca distancia, pero se mantuvo algo distante, al menos un metro entre ella y él, no quería más sorpresas.
Clavó la espada en el suelo, miró inexpresivo a la mujer y con un harapo empezó a vendarse torpemente la mano, iba haciendo muecas de dolor con cada vuelta que daba sobre su herida.

Se giró un instante para mirar a Surga para dedicarle, ahora, una torva sonrisa, una sonrisa sin humor ni alegría, una sonrisa agria e irónica - Sois unos hijos de puta, siempre salís bien parados - comentó al Norse para luego beberse una de las pociones que compraron... le quedaban pocas, pero necesitaba recuperar fuerzas... tenía que averiguar qué hacer con aquellos dos "reos" inesperados.

- Dime elfa, ¿qué puñetas estabais haciendo aquí? ¿quiénes sois? una elfa, un mago y dos humanos guerreros... uno con un arcabuz y el otro más duro que una piedra... cuéntamelo todo - su voz, a pesar del dolor que sentía, sonaba distante, como fuera de aquel mundo pero sobre todo, amenazadora, dura e insensible y no le hizo falta amenazarla con la muerte, aquel tono usado denotaba sin lugar a dudas que si la respuesta no le complacía... moriría.

     El musculoso norse se acercó sin prisa al lugar donde estaba la elfa caída. La sangre aun fresca cubría parte de sus botas y ropa, dándole un aspecto aun mas peligroso si cabía. Ciertamente los tres mercenarios formaban una estampa temible. Fríos, implacables, sin remordimientos... alguien con quien no era buena idea jugar... alguien con quien no era buena idea cruzarse...

     - No siempre. Solo últimamente... contestó Surga a Magnus mientras se colocaba junto a él con un remedo de sonrisa en los labios. Decidió por el momento no añadir nada a la pregunta de su compañero de razzias. Esperaría primero a ver lo que contestaba. Hablaría sin duda. Si no lo hacía de buen grado, él se ocuparía de que así fuera...

Volker se acercó a sus compañeros y les sonrió, dentro de lo que cabía, habían acabado bien. En el fuero interno del mago, estaba realmente contento, el elfo oscuro era cadáver y Hammet pensaba reanimarlo para poner su cuerpo al servicio de los auténticos Mercenarios del Mal Camino.

Aunque, si por él fuera, invocaría algo bastante más peligroso que un zombie, pero tampoco quería perjudicar la cordura de sus compañeros, además, la cosa podía salirse de madre y ponerse fea.

El mago echó un vistazo a los cadáveres y a los heridos, algo interesante llevarían, seguro. Así, a simple vista, un arcabuz que el bueno de Magnus podría utilizar para derribar a los enemigos a distancia y con contundencia

Volker esperó la contestación de aquella tipa.

- Llegamos a la ciudad después de que la cerraran. Buscamos a un noble que nos engañó y... no nos gusta que nos engañen. - ni que nos maten, pero cómo decirlo cuando aún ve la espada clavada en el suelo... junto a ella.
- Estábamos descansando tranquilamente, cuando el drow amenazó a nuestro compañero. Quería información, preguntaba por... vosotros, supongo. - Se incorpora como puede, entre quejidos. 
- ¿Puedo levantarme? Me gustaría vendarme la pierna. No tengo intención de hacer ninguna tontería. Ya he hecho demasiadas, al atacar a vuestro enemigo, y así habéis tratado a mi grupo. - murmura, quejicosa, pese a que no derrama ninguna lágrima. Al fin y al cabo, son o... eran, compañeros. No amigos.
 

No estaba satisfecho con la respuesta, Magnus cogió la espada y se quedó mirando a la elfa - no, no te permito levantarte para vendarte, repito la pregunta ¿que hacíais? como un grupo tan variopinto acabó junto, que tramáis, a que os dedicáis... no me respondas con evasivas y di la jodida verdad de una vez

Somos Ex-presidiarios, condenados a muerte que por azares del destino huimos con vida de nuestras condenas, lejos de aquí...nos obligaron a trabajar para un hombre a cambio de nuestro indulto.-Comenzó a hablar Diego con la voz rota.-El trabajo era sencillo y no teníamos apenas información, buscar a una monja o algo así...-Calló y tragó saliva para controlar un poco el dolor de sus heridas.-Estaba claro que teníamos claro salvar nuestro pellejo cuando pudieramos...y cuando un noble nos traicionó en mitad del camino casi matándonos y propiciando la muerte de nuestro ¨jefe¨ quedamos libres de obligaciones.-Miró al hombre y se reclinó un poco mejor en la roca en la que se mantenía con dificultad.-vinimos aqui, contratamos los servicios de un galeno con nuestras ultimas monedas y bueno mientras descansabamos para entrar en la ciudad y vender nuestras espadas de alquiler para ganarnos el pan.-Su mano se alzó y señaló lo que quedaba del Drow.-Vuestro amigo agarró al estúpido escudero y nos interrogó sobre vuestra posición, preguntando si os conocíamos y donde os escondíais.-Comenta con un gesto lento y pausado de la mano a medida que habla.-Intentó que nos desarmaramos, me negué y me disparo...llegasteis, matasteis a la bruja y al idiota escudero...además del chucho.-Terminó por apostillar antes de añadir.-Y ahora nos estas interrogando¿Nos dejareis libres? unirnos a ustedes? o vais a matarnos?.-Preguntó con evidente descaro Diego que veía la vela de su vida muy cercana a su final.