Partida Rol por web

Aguardáis, preparados para que de pronto alguien pase por esa puerta hacia el interior de la cocina, pero no es así. Oís ruidos de pasos que se alejan en otra dirección que no sabríais determinar cuando de pronto podéis ir otros pasos que van corriendo por la planta superior más o menos a la altura de vuestras cabezas. 

Alguien está corriendo en el piso de arriba y podéis escucharlo por muy buenos materiales de construcción que tenga está lujosa mansión... 

Con el corazón acelerado teméis que todo se esté precipitando antes de lo que esperabais. En cualquier misión de infiltración y asesinato podía darse esta situación, ya os había pasado otras veces y nunca era agradable. En ocasiones así empezaba a brotar la sangre con el refulgir del acero mordiendo la carne. Ya os había pasado algo similar en la Academia y se repetía de nuevo. Por ahora no se habían dado las alarmas, pero eso podría pasar de un momento a otro. La tensión escala por segundos en esa casa...

Sus sospechas se confirmaban: esos mercenarios habían sido contratados por el muchacho, que sabía de sobra de las maquinaciones de su tío — para lo que tampoco se necesitaba ser muy avispado — y habían decidido amordazarlo para que no molestara. Pero, ¿por qué? ¿Cuánto tiempo llevaba allí maniatado? ¿O es que sabían que aquella sería la noche en que los Balleneros atacarían y no querían dejarle entrometerse? Una tonelada de preguntas se agolpaba en su cabeza mientras sostenía en alto el brazo de la ballesta apuntando a la puerta. Por allí aparecería uno de esos mercenarios, y allí tendrían que reducirle en cuanto asomara la cabeza.

Si no, daría la alarma y estarían perdidos.

En su zona parecía que todo seguía tranquilo pero estaba claro que Matka y Vladko estaban teniendo problemas. Elian no lo pensó dos veces. Dio una última rápida ojeada a la cocina acompañando sus ojos con su brazo y su ballesta presta para disparar; volteo su cabeza y su brazo mirando hacia el fondo del pasillo y, al comprobar que todo seguía igual, rápidamente se encaminó hacia la escalera. Estaba claro que el otro grupo de asesinos habían encontrado compañía no deseable y algo iba realmente mal. Abrió la puerta que conectaba el pasillo con la planta superior y con el brazo extendido por delante y la ballesta lista para disparar a la mínima percepción de un enemigo, empezó a subir lentamente los escalones pegado a la pared derecha.

En aquel momento no se fijó si Sara seguía sus pasos o se quedaba vigilando la planta de abajo. Su única cosa en mente era llegar a tiempo de ayudar a sus compañeros si se encontraban en peligro.

Gente corriendo, prisas en una u otra dirección, la asesina lo tenía claro, debía flanquear al objetivo, vio por el rabillo del ojo la marcha de Elian y ella se lanzó en una dirección diferente, si era como esperaba, tras esa puerta habría otro pasillo con escaleras, debía seguir a quienes iban a ofrecer refuerzos...

Volviéndose invisible, abrió la puerta (1) y comenzó a correr con la intención de atrapar y flanquear a quienes hubieran ido por ese lado.

No se iban a librar de la lucha, eso era seguro. La ballenera se aseguró una vez más de que los virotes y demás armas estuviesen a su alcance, y apuntó donde presumiblemente iba a asomarse el guardián.

El silencio tras el portazo los favorecía, y así se escuchaba hablar a los guardias e intuir que venían. Ya se ocuparían del tipo maniatado, ahora tocaba sobrevivir.

Se escuchaba los latidos de su propio corazón combinados con el eco de la máscara. Vladko y ella eran letales, de un modo u otro quien entrase iba a pasarlo mal.

Música

Los tivyanos aguantan el tipo como pueden desde la entrada al dormitorio. Vladko hinca la rodilla para dejar línea de tiro a su compañera. Ambos preparan las ballestas para lo que está por venir. Se oyen pasos a su derecha que se acercan y de lejos el repiqueteo de la lluvia sobre las ventanas, en este silencio artificial. La puerta del descansillo por fin se abre dejando entrar un rayo de luz...

Vladko rápidamente dispara, pero se precipita apenas un segundo antes, demasiado cerca, demasiado pronto. Matka, en cambio se toma ese segundo de más para apuntar y conseguir clavarle un virote en el hombro. El mercenario, que ya venía preparado

- ¡Ahhhggg! ¡Intrusos! - grita dando la alarma. 

A lo lejos pueden oírse más pasos, tanto desde el lado del mercenario, como desde las escaleras que conducen a las cocinas...

La situación ha cambiado de repente. Ya saben que estáis en la casa. Es momento de acabar con la amenaza lo antes posible. No sabéis cuanto tiempo tenéis para que vuestro objetivo sea consciente del asalto a su casa, pero el chiquillo es listo y parece muy preparado para cualquier eventualidad. No por nada se ha salvado varias veces de la muerte...

La cara de Vladko tras la máscara era un auténtico poema. Una fea y gruesa vena se había hinchado en su cuello y su rostro se había vuelto de un color rojo encendido por la rabia que se acumulaba en su interior, como si de una tetera hirviendo se tratara. Sólo faltaba un poco más para que estallara del todo.

Lo sabía. Por supuesto que lo sabía. No podía contar más que consigo mismo para que las cosas salieran a pedir de boca como auténticos profesionales. ¿Podría haber ido solo? Seguramente, aunque era arriesgado. Pero al menos habría sido más sigiloso. Y no estaría como ahora: acorralado en un puto pasillo con todos los mercenarios encima suya. ¿Y qué estarían haciendo Elian y Sara? Más le valía a la niña no haberse extralimitado o tendría una larga conversación con Daud al respecto.

Se abalanzó sobre el mercenario pero éste llegó a bloquearlo antes de que el acero encontrase carne.

El grito de "intrusos" procede de la puerta frente a si misma al parecer... Con solo un arma en mano se dispuso a abrir la puerta para ver el panorama, colándose detrás del hombre que amenazaba a su superior.

Un silbante ataque mal apuntado quizás alertaría a su rival de su presencia, pero lo importante era ayudar a Vladko en aquella situación. Tan rápido atacó que mantuvo el arma con su parte roma, esto le molestó un poco, pues era una buena oportunidad para cortar la cabeza a aquel tipo justificando que al atacar con prisas no se había fijado, pero fueron las prisas las que le hicieron atacar sin intención de matar...

El mercenario ve como os echáis encima de él. No puede daros la espalda para salir de ahí si no quiere recibir ataques que de seguro le matarían, así que desesperado, Dispara a Vladko con su pistola. El tyviano no tiene problemas en usar su brazo para apartar el de su adversario, haciendo que el disparo impacte contra el techo.

Finalmente suelta su arma, ya descargada y desenfunda la espada, dispuesto a aguantar en pie hasta el final...

Al otro lado de la puerta, Los pasos se detienen. Parece que los mercenarios están preparándose para rodearos. Entre susurros, sin hacer apenas ruido, se dan instrucciones unos a otros. son profesionales que no van a exponerse a un combate donde tienen las de perder.

Estaban ya demasiado cerca para que la ballesta de brazal resultase útil. Además de herir a sus compañeros, la ballenera temía fallar más de lo debido, y en la situación que tenían por delante no era lo adecuado. Iba en riesgo su vida y la de sus amigos.

En un segundo bajó la ballesta, tanteando en busca de su espada. La desenfundó con presteza, pues eran ya muchos años de práctica, y desentumeció un poco su muñeca dándole un par de vueltas, acuchillado al aire.

Su destreza estaba ya probada, pero los enemigos a batir eran muchos y muy buenos. Si la suerte no les daba la espalda, esperaba que no fuesen difíciles de vencer, de todos modos.

sara abrió la puerta y Matka se encaró con uno de los mercenarios

Le dio la sensación de que Vladko esperara que ella atacara primero, era uno de esos sentidos entre asesinos, que ridículamente se contradecía al pretender no matar a aquel hombre. Lamentablemente el lugar era estrecho y entorpecía el manejo de su filo, sin duda Saga era de combatir de manera mas libre y sin duda también con una intención impregnada de matar, aquel pasillo luchaba en contra de sus dos naturalezas, por lo que esperaba que Vladko entendiera que no era sencillo para ella luchar en esas circunstancias.

Aquel pasillo se estaba convirtiendo en una ratonera, y Vladko no estaba por la labor de dejarse encerrar así como así en una mansión palaciega. Demasiado estaban tardando en llegar hasta el muchacho, aunque la idea de deshacerse de los mercenarios antes tampoco le desagradaba, quería estar atento por si su presa intentaba escapar aprovechando la situación. 

Haciendo caso a un casi imperceptible gesto del asesino, la muchacha se había abalanzado sobre el serkonita, obligándole a apartar la mirada del verdadero peligro: él. Justo cuando esquivaba la acometida de la joven, él estaba introduciendo entre sus defensas, golpeándole el bajo vientre para dejarle sin aliento, y luego propinando un fuerte golpe en su sien que le dejara inconsciente.

No había sitio para mucho, eso seguro. Eran demasiados, que no era malo, pero cuando el espacio es reducido para todos pues es un problema. 

Matka dio pasos hacia atrás, dejando sitio de maniobra a quien lo necesitase, posiblemente Vladko. Su compañero no dudaba a la hora de actuar, y a ella esa distancia que en principio vio fácil saltarse, le venía bien para que su ballesta pudiese ser de nuevo una opción viable. 

Comenzó a cargarla tras sus compañeros, tratando de no estorbarles. 

Vladko, aprovechando la distracción que genera un ataque de Sara, le propina un tremendo golpe en la cabeza al mercenario contra el que lucháis. Este acaba rebotando contra el marco de la puerta que acaba por abrirse del todo. El cuerpo queda tendido en el suelo inconsciente, con una herida muy fea en el cráneo que con suerte no le supondrá más que un fuerte dolor de cabeza cuando despierte...

Ahora una gran sala se abre ante vosotros. Una lámpara de araña, finamente labrada, cuelga del alto techo abovedado iluminando toda la estancia. El corredor da a un hueco central desde el que se comunican las dos plantas de la mansión y alrededor de este varias puertas que dan a diversas habitaciones.

Sara se queda muy quieta sabiendo que gracias a su invisibilidad es casi imperceptible al ojo humano. Puede ver justo enfrente a dos mercenarios que están apostados* apuntando con sus armas hacia la puerta y sin saberlo a Sara también. Parecen estar muy concentrados, esperando a que salgáis para meteros una bala en el pecho.

Vladko desde su perspectiva puede ver que el corredor da a cuatro puertas en la zona sur y a la zona oeste. Sara por su parte a una que da al noroeste...

Los mercenarios apenas pestañean cuando de pronto se oyen pasos que parecen venir del piso inferior y una voz firme se pregunta. - ¿Que sucede? - La voz es de un hombre adulto, también con acento sureño. - Intrusos señor. Uno de los nuestros ha caído. - responde uno de los dos mercenarios sin quitar la vista de la puerta y con el arma lista para disparar.

Saga salió corriendo en la dirección opuesta en la que estaban los mercenarios con la intención de rodearlos, desenfundando su estoque para luchar mejor ahora que el espacio crecía. Si el que acababa de hablar era el que rondaba, tardaría en llegar (sonrisa) deveríatirar una puerta abajo y si lo hacía sería al ver que no la podía abrir como habitualmente haría. Además al tirarla abajo podría hacerse daño y transformarse en una presa más accesible.

Puede que sus compañeros no supieran donde estaban sus rivales, pero habían oído su voz, no se asomarían alocadamente, y si pensaban que los asesinos sombra preferían atacar de forma segura, podían deducir porque Saga rodeaba aquella sala en lugar de atacar directamente, por la espalda el mercenario cercano a la puerta tendría a su compañero en medio dificultando un posible disparo limpio.