Partida Rol por web

A Zak ya le venía bien que el aqualish no le creyese, al menos si le conseguía una nave para salir de allí. Así no tendría que descubrir su tapadera, que era la última baza que tenía para jugar.
Miró su reloj.

-Dos horas. Me parece bien. Dame la dirección y el importe que te tengo que traer. Tenemos trato.-

1000 créditos cada uno de los locales. Esa era la cantidad que debían a Cargo y que Zak tenía que conseguir de la forma que hiciera falta. Por suerte las dos ubicaciones estaban relativamente cerca y en ese mismo círculo. Cargo lo despidió de la zona interior y cuando Zak salió de nuevo al bar principal pudo ver que todos seguían allí esperándole.

— ¿Qué tienes? — le preguntó a Zak cuando salió de la zona donde se había reunido con Cargo.

Zak no tenía buena cara, pero tampoco es que le conociesen de hace mucho y a lo mejor era la normal.

-Podemos tener una nave en un par de horas. Pero necesito hacerle un trabajo antes. He hecho alguna cosa parecida antes para él, así que no es demasiado problema. Le deben dinero y hay que cobrarlo aparte de dar un aviso.-

Se encogió de hombros.

-No es la mejor opción, e implica violencia, pero es de fiar. Hasta cierto punto, claro. Además, en caso de que no cumpliese puedo hacer algo para que cumpla su acuerdo.-

No parecía preocuparle el hecho de que tuviese que ir a cobrar dinero a alguien empleando la violencia.

Miró a Zak con cierto escepticismo.

— ¿Cobrar solo de un sitio? — preguntó la mecánica — ¿A que esperamos?

Lyra se levantó y se dispuso a salir. Levantó su datapad y escribió en el:

— Comienza tu, yo me apunto más tarde 

-En realidad son de dos sitios. Por lo que necesitamos el deslizador.-

Le gustó que Lyra viniese, pues aunque era bueno siempre venía bien tener algún refuerzo. Lo que esperaba que Jade también lo hiciera. No quisiera perderla de vista. Después de todo ella era la misión.

Jade tuvo dudas sobre cómo proceder. Por un lado quería ir a buscar a su hijo para que se lo llevaran y por otro lado quería ir con ellos para asegurarse de que conseguían la nave. Porque como no la consiguieran ya podían hacer todos los planes del mundo... que no iban a salir vivos de aquel planeta. 

—  No perdamos el tiempo. Cada segundo cuenta. —  dijo a sus compañeros y se giró para mirar a Andur. 

—  Vamos. — le animó. —  Cuanto antes tengamos la nave antes podremos pensar en otras cosas. 

A Andur aquella opción le pareció un poco surrealista: trabajar de matones para conseguir una nave... ¿Qué diría el alto mando al respecto?

Él había servido en la Armada y, por lo general, le gustaba estar en el lado correcto de la Ley; pero, ¿qué otra alternativa tenían? 

—No me convence el plan en absoluto, pero no se me ocurre otro —se encogió de hombros y agarró de nuevo su mochila. 

Quedaban cuatro horas y media para la hora límite cuando llegaron al primero de los locales. Si la dirección estaba bien solo lo sabrían al llamar; pues ni había cartel, ni portero en el exterior ni gente que entrara o saliera. Solo una puerta de metal negra y sucia con una portezuela a la altura de la cara.

Cuando Zak llamó pasaron un par de segundos antes de que abriera. Una voz grave sonó al otro lado.

— ¿Contraseña? — Lo poco que se dejaba entrever mostraban dos ojos humanos de color azul claro que repasaron a los cuatro integrantes del grupo velozmente...

Zak se quedó mirando a los ojos que se entreveían con cara de pocos amigos.

-La contraseña es "Cargo quiere su pasta, y no me voy a ir sin ella". Tú mismo.-

El tiempo apremiaba, por lo que no pensaba estarse con tonterías. Si tenía que partir algunas cabezas lo haría. Además, partir caras le gustaba.

—Oh joder —musitó Andur al ver la "sutileza" de Zak en su misión—. No vamos a salir de este planeta en la vida...

Preparó su arma y colocó de nuevo el selector en "Letal". En previsión de lo que pudiera aparecer por ella, se apartó del frente de la puerta e invitó con señas a que los demás hicieran lo mismo. Había que prepararse para lo peor y se fue fijando en el edificio del garito y en los alrededores, calculando la posibilidad de que alguien les disparara desde ventanas o azoteas.

Estaba claro que tenían que buscarse la vida para salir de aquel planeta, se movían tras las líneas enemigas y el Imperio poco podía hacer estando infiltrados. Lyra llevaba ya un rato pensando en ello, por pensar en algo.

Cuando llegaron al local número 1, ya que no lucía ningún nombre en su entrada, alguien tras la puerta inquirió una contraseña. Lyra torció la sonrisa cuando Zak le espetó aquella inventada, se llevó la mano a su bláster, como hizo Andur, esperando que hubiera algún tipo de represalias. También pensaba que no sería tan fácil.

Al ver la situación Jade se puso nerviosa. Aquello no podía estar yendo peor. Bueno, podrían haber sido detenidos o apresados... sí, está bien, podría ser peor pero la situación no era buena.

Las palabras de Zak la alertaron y las reacciones de Lyra y de Andur la asustaron. Instintivamente dio un paso atrás. Queria irse de ahí, quería ir a por su hijo y salir del planeta. Pero necesitaban la nave. Hizo acopio de valor y se llevó la mano a la pistola blaster, preparada para lo que fuera.

Los cerrojos metálicos de la puerta sonaron casi al momento que Zak dijo aquello, la puerta se abrió y el hombre que os había preguntado os dejó pasar.

— Disculpe señor, no sabíamos que hoy vendrían de parte de Cargo. — Parecía realmente asustado. Indicó que lo siguierais por una serie de pasillos cortos y estrechos hasta unas escaleras que subían hacia arriba. Allí llamó a la puerta y se escuchó la voz de un hombre al otro lado. 

— Adelante... pasen. —

Sentado detrás de una mesa metálica, con papeles y un par de monitores había un hombre alto y delgado. De pelo corto y ropas poco habituales para la ciudad. Se quedó mirando extrañado a su compañero y luego a vosotros.

— ¿Quiénes son? ¿Porqué no me has avisado que teníamos visita? —

El hombre que os había acompañado contestó.

— Lo... lo siento Rashid. Vienen de parte de... del Señor Cargo. —

El rostro del tal Rashid mostró la sorpresa, y enseguida dio un suspiro mirando hacia sus papeles.

— Esta bien, esta bien. Déjanos solos — Hizo un ademán con la mano y al irse cerró la puerta, quedando los cuatro con aquel tipo...

— Ya se que debo un pago pero... solo necesito algo más de tiempo vale. Decirle a Cargo que lo tendrá la semana que viene sin falta. —

Zak escuchó al tipo decir que no tenía el dinero, lo cuál estaba cantado que diría porque si no él no estaría allí, y se apoyó en la mesa para poder mirarlo a la cara.

-Mira. Te voy a explicar cómo va esto.-
-El señor Cargo me ha dicho que venga aquí a cobrar su dinero y romper algunas piernas, observa la "Y" en lugar de una "O". Pero pareces un buen tipo, así que si me das la pasta yo le diré al jefe que te he asustado mucho, que no volverá a pasar, y que te dé un poco de tiempo extra para el siguiente pago. ¿De acuerdo? Así yo podré irme de aquí rápido ya que tengo prisa y tú no me verás soliviantado.-

Sonrió.

-¿Qué me dices?-

Los demás podían notar como el soldado estaba disfrutando con aquello, y que desde luego no parecía la primera vez que hacia algo así.

Jade dio un pequeño paso al frente para apoyar a Zak en su acción contra aquellos hombres. Necesitaban el dinero cuanto antes así que los escrúpulos era mejor dejarlos apartados. 

— Mira, hagamos esto rápido. No queremos problemas, vosotros tampoco. Dadnos lo que os pedimos y nos iremos por donde hemos venido. —  insistió. 

Zak escuchó a Jade detrás suyo, pero mantuvo su mirada fija en el tipo que tenía delante.

-Ya la has oido. Se un tipo listo. Venga, no me hagas machacarte delante de una dama.-

Sonrío, aunque no era una sonrisa cálida. Más bien al contrario, fría. Como queriendo en realidad hacer daño a alguien.

Lyra se mantenía en silencio esperando a que pasase algo, los que le debían dinero a Cargo parecían asustados... pero podría ser que se acabasen asustando lo suficiente como para ser peligrosos.

Rashid parecía dispuesto a negociar, a tratar de retrasar lo inevitable... pero finalmente dio un suspiro.

— Esta bien esta bien — Contrariado, cabizbajo y claramente derrotado abrió el cajón de su mesa y sacó una pequeña llave. Pulsó un botón de la mesa y una de las placas de la pared emitió un sonido hidráulico a la par que se abría. En su interior una carpeta con varios documentos y una tarjeta de créditos. 

Se acercó y la cogió, y la pasó por su datapad suspirando. Cerró de nuevo y la dejó encima de la mesa. Tardó unos segundos en levantar su mano.

— Me habéis dejado sin un crédito... esto será mi ruina de aquí a un par de meses. —

Se dejó caer en la silla, haciendo un gesto con la mano para que os marcharais. No os miraba, tan solo tenía la vista fija en algún punto de la mesa indeterminado.