Partida Rol por web

Ah! Ok, que no ha habilitado las tiradas de RyF. Ya lo he pillado.

Los dos Rusos golpeaban la puerta y decían cosas en su idioma. 

La avioneta temperatura bajaba bastante y Max lo noto más. (-2pv).

La avioneta parecía estar en buenas condiciones ( pero no vieron por su difícil accesibilidad un manguito con la tuerca demasiado floja).

Los explosivos estaban colocados, pero no sabían lo controlado de la explosión , (alguien del oficio que tire especialista oficio DIF 11). 

Menos ese detalle todo estaba listo para ver lo que había debajo...

¿ Que será?

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Tirar por oficio los que estén con los explosivos 3d6 desglosado + su habilidad y atributo. Usando Token se puede tirar de nuevo o coger la tirada más alta.

Como nadie parecía quererle ayudar con los explosivos, Peter trató de hacer los cálculos de la cantidad necesaria de estos y su colocación para no dañar a lo que allí estaba enterrado. Los hizo, lo mejor que pudo, pero no estaba seguro de que no hubiese algún error. Así que, de nuevo, solicitó la ayuda de sus compañeros, en tan delicada tarea.-Señor Watanabe, necesitaría su ayuda, para tratar de evitar cometer un error con los explosivos.-

Max notaba que el cuerpo comenzaba a entumecérsele por el frío y, para colmo, no había podido ayudar en gran medida a Lucero con la avioneta. Sin embargo, al oír a Martínez, supo que sus habilidades serían mucho más prácticas examinando los explosivos.

-Martínez, me ocupo de esos explosivos. Voy a acercarme a echarle un vistazo para comprobar que están bien colocados -indicó el médico.

Mientras que los demás estaban liados con otras cosas, yo me concentraba en estudiar las muestras. Cuando me tocó esperar el resultado de unos experimentos, me fui a ver a los rusos para pasar el tiempo. Una vez con ellos, les pregunté:

-"¿Entendéis mi idioma? Decirme la verdad, ¿de acuerdo? Contarme por qué estáis aquí y qué sabéis de esta base. Si me decís la verdad, pensaremos si os soltamos o no."

—Mis disculpas Martínez —le contesto a Peter que me pide ayuda con lo de los explosivos controlados— me distraje observando todo cuanto nos rodea. No sabemos cuando puede aparecer la tormenta u otra visita indeseada. Pero coméntame ¿en qué te ayudo? —le pregunto mientras me concentro mejor en la labor de abrir el boquete para la extracción.

Max consigue ajustar al máximo el explosivo.

Mientras Mac intenta hablar con los Rusos.

"- explotaR todo, iRse." - le dicen en su pobre conocimiento del idioma. ",- OH! THE END del Mundo". - se hace una herida en la mano y una gota de sangre rusa cae al suelo, con gestos te indica que hagas eso en esa extraña sustancia.

....................

Los demás están atareados y se escucha una cadena de explosiones muy controladas.

Trozos de hielo, tierra y roca son exparcidos. 

Destapando un par de cápsulas con forma de " capullo de mariposa" .

Una está en perfecto estado, la otra rota y atravesada por culpa de la perforadora.

Hay dos cuerpos el intacto mide 1,60 y tiene forma de hombre mono.

Sin embargo el otro, con la cápsula rota tiene forma de Reptil humanoide de 2m de altura, muy diferentes.

Además mientras el hombre mono la cápsula está activada y lo mantiene en invernación.

El segundo al tener la cápsula rota, su cuerpo de Reptil parece muerto y descompuesto,

Pero gracias al frío conservado.

...................

Los perros comienzan a aullar alterados y a moverse en la jaula de un lado a otro. Haciendo un gran escándalo.

Gracias a la ayuda de Max, que hizo algunos ajustes en la cantidad de explosivos y punto exacto donde debían de estar ubicados, la extracción fue un éxito. Había dos especies de vainas, la que contenía una especie de insectoide de tamaño humano, había sido destruida por la perforación, pero había otra con una especie de humanoide que estaba intacta. -Habrá que trasladar esto al interior de la base, al hangar. Y aislarlo, por lo que pueda pasar.-

Pero poco tiempo de tranquilidad, tuvo, ya que los perros parecían estar muy alterados. Se acerco, rifle en mano, para tratar de descubrir la causa de tanto alboroto. Tal vez fuese por lo que habían desenterrado del hielo, o tal vez, alguien se estaba acercando a la base. Así que vigiló el perímetro, en busca de posibles amenazas.

—¿¡Pero qué esto!? —digo sorprendido cuando sacamos aquellas cápsulas del fondo del hielo— Esto no parece nada de este mundo, nada que yo haya visto. Yo no lo tocaría, mejor asegurarlo y esperar a que llegue más personal y equipo.

Max se aproximó en dirección a las explosiones portando uno de los dos rifles que les habían quitado a los rusos. El médico estaba cubriendo las espaldas de Martínez mientras se acercaba hacia la procedencia de las explosiones, y mo pudo evitar dejar escapar una sonora maldición al ver las cápsulas de hielo que habían extraído sus compañeros.

-¿Qué diablos...?

La tormenta había llegado. Y con esta otro problema distinto.

Una especie de tren agusanado con ruedas de tanque , parecía de lejos un gusano de seda metálico.

Se aproximaba hacia vosotros, con las banderas Coreanas.

Peter no sabía si los perros estaban alterados por las cápsulas que habían desenterrado, o por algo más. Y pronto descubrió que una especie de vehículo articulado, con forma de oruga, se acercaba a la base. Los coreanos estaban llegando. No perdió el tiempo en alertar a sus compañeros.

-Rápido tenemos que meter esas cápsulas en el hangar, y entrar dentro de la base. La tormenta ha llegado, y con ella los coreanos. Esperemos que quieran hablar, y podamos hacerlo para evitar que se desaten las hostilidades. Pero hemos de estar preparados para todo.-

Había que guardar lo encontrado bajo el hielo, fuera de la vista de los coreanos, y no tenían demasiado tiempo. Así que con la ayuda de alguno de sus compañeros, llevó las cápsulas hasta el hangar, y allí las aislaron lo mejor que pudieron. Ya no podían, ni pensar en volar, el tiempo no lo permitiría, y los coreanos posiblemente tampoco.

Había que prepararse, para tratar de hacerse fuertes en la base, y poder defenderla. Armas tenían, pero seguro que los coreanos no venían tan solo a tomar un café. 

-Joder... -masculló Max, al ver que los coreanos estaban llegando.

El médico se aproximó hasta Martínez para ayudarle con las cápsulas. Aquellos locos de los coreanos habían aprovechado la tormenta para asaltar la base. No les quedaba otra que llevarse las cápsulas hasta el interior de la base y resistir dentro todo lo posible, al menos hasta que pudieran librarse de los coreanos o solicitar refuerzos. Ya habían obtenido las cápsulas y ahora tan solo les quedaba defenderlas para que aquellos coreanos no se las arrebatasen.

Me quedé bastante extrañado por lo que me decía el ruso, pero le hice caso... a lo poco que le entendí. Cuando extrajeron los dos capullos con las extrañas formas de vida en su interior, solté unas lagrimillas de emoción. Ayudé a meterlas en la base y la que había sido perforada la dejé en la sala de operaciones, mientras que la otra se quedó en un pequeño congelador que había en un lateral del laboratorio. Al parecer, la tormenta estaba justo encima de nosotros... y los malditos coreanos. Me puse el traje adecuado y le pedía los doctores que me acompañaran para hacerle la autopsia al insectoide.

-"Yushima, Max. Os espero en el laboratorio para empezar con la autopsia." Les dije.

Me fui para allí y me hice un pequeño corte en la mano. Dejé que el votal líquido rojizo resbalara por mis dedos hasta caer en la boca del organismo. Quería ver qué pasaba y si los rusos tenían razón. ¿Cómo sabían ellos que la sangre hacía algo en esas criaturas? ¿Habrían encontrado algunas parecidas en su base?

Ya con el personal dentro me apresto a ser la primera línea de defensa contra los coreanos. Indico que tapiemos cualquier acceso desde afuera y me ubico en algún punto estratégico que me permita vigilar y hacer tiros de advertencia o directos si es necesario tirar a matar. Pido apoyo a Martinez y a Lucero, ya que los científicos no quieren esperar a estar más seguros para iniciar sus estudios.

—¿No se pueden esperar? —pregunto en tono de reproche a Martínez— lo mejor es deshacernos de las visitas indeseables y luego si darle a sus investigaciones. Pero bueno con suerte seguro logramos que se larguen los visitantes indeseados.

-Ocupémonos primero de los coreanos -coincidió con Watanabe, mientras ayudaba a Martínez a terminar de trasladar las cápsulas y ponerlas a buen recaudo-. Ya habrá tiempo de examinar el descubrimiento cuando no tengamos que preocuparnos de esos malditos comunistas.

A unos 200 metros el vehículo se detuvo, un grupo de coreanos y algún que otro Ruso, bajaron con equipo de camuflaje perfectamente blanco para la nieve.