Partida Rol por web

Rambo se marchó y según salió del apartamento se fue directo a una cabina de teléfonos. Marcó los números con ansiedad y esperó a que contestaran al otro lado del teléfono.

- Sabes lo que quiero - le dijo escupiendo con sus palabras al micrófono - Y lo quiero ya. No no no no, en unas semanas no. He dicho que YA. No me hagas ir a buscarlo porque entonces tu madre va a tener problemas. Sí, sí.

Rambo escuchó con atención y apuntó la dirección que le daban para la entrega.

- Eso me gusta joder, me gusta mucho. Allí estaré. - colgó el teléfono con fuerza, tanta que rompió el enganche. Lo miró con desprecio y dejó el teléfono colgando.

Salió de la cabina y se encendió un cigarro. Parecía que todo le iba bien. Se fue al bar a beber varios tragos y luego fue andando hasta el almacen para recoger las armas, municiones y demás juegos. Todo había salido redondo.

Volvió al apartamento de Frog y entró triunfante. No podía disimularlo. Miró a sus compañeros.

- Tengo los fuegos artificiales.

Se abrió una cerveza.

Speedy aparcó a Betsy en el descamapado delante de "McCarren repairs". 

- Qué pasa Juan Pedro!

Saludó efusivamente  a su viejo amigo y contacto. Juampe era quien había modificado a Betsy. Y sus otros coches previos, pero Betsy era claramente el que había salido mejor. Ese buick era una obra de arte. 

Tras irse a la oficina juampe fue al grano.

- Y bien, qué es lo que necesitas. no estarias aqui para hacerle retoques a Betsy, que la pusimos a punto hace 3 semanas. Asi que en qué marrón te has metido?

Le agradaba eso de su compadre: nada de rodeos. 

- Tengo un trabajo, uno importante y necesito un coche. Uno para una saluda rápida pero sin llamar la atención, que tenga los papeles en regla como-ya-tu-sabes y que que sea discreto. Puede que haya jaleo. 

- ¡No pides nada tu! Pideme tambien la virtud de mi hija si eso! 

- Oye, si tal...

- Mejor no entramos ahi. Pues mira, creo que puedes tener suerte. Jimmy el manco me habló el otor dia de un coche de segunda mano que igual te puede servir. dejame que haga una llamada. no será barato, peor te debo una de aquello asi que te lo haré para devolverte el favor. 

Unas llamadas telefónicas más tarde y una reunión con Jimmy después, Antonio salió de McCarren repairs con un nuevo coche. 

Frog se quedó solo y estuvo un rato sentado en el sillón mirando el techo. Aquel golpe era su oportunidad de ser algo. Pasados unos minutos, una vez que se consumió el puro fue hacia el teléfono.

—Jimmy, qué pasa contigo grandisimo hijo de puta —dijo con confianza—. Oye, cabronazo, tengo un negocio importante contigo, ¿te puedes pasar por mi casa en un rato? Sí, coño, la casa de siempre —sonrió—. Te veo en media hora, ok.

Jimmy era un jodido espalda mojada que operaba por Las Vegas. Tenía un terrible acento mexicano que siempre le producía alguna carcajada a Frog, pero el tipo se movía bien en sus negocios. Arnold no sabía muy bien cuales eran estos negocios pero generalmente tenía contactos con empresas de mantenimiento o seguridad.

Se había encendido un cigarro mientras llegaba Jimmy. Le supo a gloria. Paladeó cada calada del cigarro pensando en los que preferían un puñetero puro.

—Ey Jimmy —dijo desde la ventana cuando vio aparecer al mexicano—. ¿Cómo te va colega?

Abrió la puerta y dio un abrazo a Jimmy como de costumbre. Le ofreció un cigarro y le hizo pasar a la sala.

—Verás Jimmy. ¿Te has enterado de la movida de Bonano? El jueves. Hay mucha pasta ahí dentro y, sabes qué, va a ser mía. Y tuya si quieres algo de tajada. ¿Sigues teniendo tus contactos? Necesitaría que me colaras a mi y a otros tres como seguratas o como la empresa de mantenimiento del edificio. Seguro que los Bonano quieren contratar a alguien para esos servicios y me gustaría que ese alguien fuera yo, ¿entiendes? Hay mucha pasta y un diez por ciento de esa pasta puede ser tuya por hacer lo que mejor haces, ¿cómo lo ves?

Sneaky tenía el rol más discreto y pasivo, así era él y como tal debía comportarse... Un americano medio en las Vegas, salvo por el detalle de que tenía que estudiar las inmediaciones de un edificio en el que pronto protagonizarían el gran golpe.

Frente a aquella especie de gasolinera - salón de juegos había varios edificios de apartamentos en cuyos bajos se abrían locales comerciales. El mejor de todos era el que se abría frente a la entrada del objetivo, era una cafetería de las de polluelas en delantal rosado con una eterna fuente de café listo para rellenar la taza.

La conversación casi parecía prefabricada de alguna mala película de las que están al fondo del videoclub, junto a la sala prohibida de puertas negras en la que adolescentes granudos pugnaban por colarse:

—No te he visto nunca por aquí —le dijo una mujer ya entrada en años con rollizos mofletes y pelo cardado recogido en un moño alto.

—Llevo toda la tarde buscando trabajo, varias entrevistas por el distrito. ¿Qué me recomiendas? —la familiaridad hacía que nadie desconfiaba así que era esa su mejor baza.

—El café siempre, y nuestras tortitas son legendarias. Pero a esta hora casi mejor una hamburguesa, compramos la carne a...

Nunca le importó a Sneaky a quién coño le compraban la carne, mientras no fuera de gato o rata le valía. Tras una banal conversación pidió un café para hacer tiempo paladeándolo; después se trajo el periódico que utilizó para ocultar su insidiosa mirada. Para cuando parecía que su estancia se alargaba demasiado, acabó por ceder y pedir el especial de la casa, la dichosa hamburguesa que fiel a lo que se esperaba de aquel versátil plato, llegó humeante y grasienta. ¡Como debía ser!

Después de una larga hora y cuarto dio un paseo hacia el otro lado donde había una cabina telefónica:

—¿Randall? Sí tío soy yo... No... No... Esta vez no es para pedirte trabajo...

Le habían colgado, valiente hijo de puta... Al menos el paseo había servido para detectar un par de cosas en la zona que le habían aclarado las ideas. Tenían que rectificar desde luego en una cosa...

Miércoles 18:00, Apartamento de Frog.

Cuando por la tarde se reunieron todos parecían traer un chute de adrenalina puesto. Incluso Peter, que aunque no logrado nada de su contacto sí que había hecho averiguaciones de lo que se cocía en aquel sitio.

La principal era que el tipo al cargo de la movida se trataba de Paolo Ruffiano. Lo había visto llegar un ostentoso cadillac acompañado de uno de sus hombres de confianza para revisar el local. Ruffiano era un pez menor en el acuario de los Bonano pero había venido desde Nueva York para supervisar la movida. ¿Qué pintaba allí? ¿No estaba Jason Bonet al cargo del tinglado? Eso podía significar que o bien Bonet la había cagado en algo y los de arriba no se fiaban de él o que Ruffiano estuviera pensando en trasladarse a las Vegas y aquel fuera un trabajo de 'toma de contacto'. Cualquiera de las dos opciones significaba tensión entre los organizadores. ¿Cómo les afectaba eso a ellos? ¿Podrían aprovecharse o conllevaría complicaciones adicionales?

Aparte de eso comprobó que el plano de Arnold era fiable. Por delante tenía un amplio parking donde podían aparcar tres coches sin problemas y no había ninguna barrera. El espacio que había detrás, sin embargo, no daba para maniobrar un coche. Si querían salir de allí rápido debían hacerlo o bien por la puerta principal o dando un rodeo al edificio, ya que por detrás y los laterales había una valla de alambre de dos metros. Se podría trepar pero quedaban vendidos si alguien abría fuego.

Tenían una arsenal disponible, vehículos para la fuga y Arnold había logrado que Jimmy, a regañadientes, le hubiera conseguido dos puestos como camareros, un croupier y alguien para seguridad exterior. Dentro sólo habría gente de Bonet... o de Ruffiano. La cosa no estaba nada clara.

—Como os venía diciendo... Este asunto lo cambia todo, y es que, ahora mismo salvo el nombre del espaguetti este, no tenemos una mierda. Es posible que queramos joder a uno y acabemos jodiendo al equivocado para ponernos dos dianas en la chepa. De hecho es posible que hagamos un favor al hijo de puta de Bonet.

Se rascó el interior de la nariz, llevaba un rato con aquel gesto como si tuviera una costra en su interior que quisiera arrancarse.

—Snifff —aspiró fuertemente sintiéndose satisfecho de su trabajo—. Llevo un tiempo llamando para conseguir un curro. Creo que preguntar en las calles, ¿a quién hay que pedir el favor no haría mucho daño? Sin embargo nos puede... —movió la mano trazando un par de círculos sobre el plano—. Aclarar un poco todo este tema.

Antonio estaba sentado en el alfeizar de la ventana. Hacia calor y asi al menos su culo pétreo de gimnasio (con anabolizantes incluidos; eran la polla esas pastillas) estaba al aire. Por desgracia en ese lugar y hora no había latinas a las que tirarles los trastos y enseñarles sus bien torneados brazos. Una pena, pero estaba de buen humor igualmente ya que había conseguido un buen transporte, aunque se le torció un poco el humor al hablar de las complicaciones.

- Hablé con mis contactos y he conseguido un buen vehículo para salir de ahi. Lo he aparcado cerca del local para esperarnos. que esté ahí desde hace un dia o así acostumbra a ir bien para que no llame la atención. Creo que va a cumplir con lo que necesitamos. he estado mirando planos de la zona y el tráfico. No parece una zona complicada para marcharnos a la hora del golpe, peor siempre es mejor prevenir. he visto algunos callejones que son útiles si hay que dar el esquinazo y demás. Por supuesto todo esto es util sea como sea el golpe, peor las complicaciones no me gustan. esperemos que sea un tema menor. A ver si sneaky (o otro de vosotros) puede enterarse de por qué está ese pez más gordo aquí. que será pequeño, pero es mucho más grande que nosotros. Iré luego al bar de apuestas a ver si veo algo interesante. No me suena que le gusten los coches al tio este, ya que nunca he oido hablar de él, aunque es normal si es de nyueva york, así que para saber cosas de él conmigo poco podéis contar. 

Después de quedar como un señor con el trabajo bien hecho, pilló una birra del pack de 6 que había sobre la mesa. Autentica cerveza mejicana. Mucho mejor que esa mierda yanki que gastaba Frog. Dándole un trago siguió rumiando qué nombre ponerle a la nueva montura. que aunque la fueran a usar sólo un rato toda chica con un buen ronroneo de motor se merecía un nombre bonito. 

Joder, joder, joder...

- Todo lo que podíamos agarrar con nuestras manos ha salido jodidamente bien. El coche, los fuegos artificiales, los curros dentro del garito.. pero joder, ahora nos viene esto. Solo se me ocurre una forma de saber qué cojones está pasando y es acercarnos allí.

Miró a Frog

- ¿Empezaba el curro hoy por la noche? - preguntó con cierta ansiedad - Si es así, curramos hoy y uno que vaya apostar para jugar y conocer el local. Tal vez se pueda hacer el borracho para investigar un poco más. Luego lo saco yo a la calle y finjo que le doy una paliza.

Miró a sus compañeros.

- Igual los fuegos artificiales hay que usarlos fuera del local para llevar la atención a otro punto. ¿Sólo hay una vía de entrada y salida? - preguntó Rambo.- Si hay dos vías y son factibles la de explotar cosas al lado del local pero en otro sitio puede funcionar.

Speedy señala el mapa del local. 

- Parece que hay 2 puertas, y luego claro, estna las ventanas si se quiere acceder o salir como Bruce Lee

—El curro es mañana John. ¡No me jodas tú también con las prisas! Sneaky, ¿crees que puedes averiguar algo de ese Ruffiano sin que suene mucho? Me trae por culo que algo tan fácil se pueda torcer por el puñetero espaguetti.

Se acercó a John y le miró fijamente.

—Lo de volar cosas... último recurso, ¿entiendes? Quiero que, por una puta vez, esto sea limpio y no tengamos que gastar una parte de nuestra puta pasta en remendarnos el trasero. ¿Capisce? —dijo levantando la vista hacia los demás—. Yo me infiltraré como el croupier. El segurata... ¿Rambo o Speedy? Yo creo que Rambo... pero quizá Speedy tenga más cerca a sus niñas desde fuera. El resto van como camareros, ¿cómo lo veis?

–Preguntaré –dijo Sneaky–. En verdad... Sería como un día cualquiera... Aunque no sé si convendría preguntar y luego ir de camarero. Si alguien me reconociera... Casi mejor voy como cliente.

¿Sabemos que nuestro querido Bonet o uno de sus rufianes que nos conocen la jeta no van a estar? Porque mucha infiltración de camarero no va a ser si lo primero que hacemos es cruzarnos con un tio que nos reconozca. Y si el rufián italiano ese está por ahí sospecho que Bonnet puede andar por la zona lamiéndole el culo. Y eso es un problema. Así que además de saber cosas de ruffiano deberíamos saber dónde va a estar Bonnet mañana por la noche sinqieremos ir vestidos de carnaval en el trabajo. 

- Podemos ir a apostar hoy a la noche. No tiene por qué levantar sospechas, vamos, apostamos, bebemos y ponemos bien la oreja a ver si podemos captar qué cojones está pasando con el spaguetti y Bonano y toda su jauría - propuso.

- Me parece buena idea. Al menos los que no le debéis cosas directamente a Bonnet. Yo os miro desde fuera mejor, que a mi Bonnet no creo que me salude amablemente si me ve. 

Un par de horas más tarde Peter Lombard estaba recorriendo unas calles muy familiares y que los habituales turistas de la ciudad del pecado no acostumbraban a visitar. Allí había juego y prostitución, pero habían sustituido el lujo y el brillo para mostrar directamente la crudeza de los bajos fondos. Allí era Sneaky.

Varios meses atrás, tantos que ni lo recordaba, había recorrido esas mismas calles cuando le hicieron la oferta para aquel trabajo que se tornó en fallido. Recordaba su nerviosismo al ir por allí, pero una oferta que no podía rechazar le empujaba hacia adelante como si de un resorte se tratase.

De pronto vio a Timmy, era un camello que vendía lo suyo en la esquina. Había acudido a él dos meses atrás para que le dijese con quién contactar para buscar curro.

–Timmy, ¿qué hay? – saludó abrazándole. En circunstancias normales le habría matado por hacer aquello, pero en ese momento no había nadie buscando merca y no venía mal aparentar normalidad por si alguno de la secreta estaba echando el ojo. Una falsa alarma.

Hablaron brevemente, la típica charla introductoria en la que ambos competían por ver cuál vida de los dos era más perra, hasta que vio el momento de sacar lo suyo. Al fin y al cabo, hablaban de curro.

–Sigo buscando curro, las cosas no han cambiado una mierda. Bueno sí, el otro día me acerqué otra vez donde Bonet y vi que había un tipo nuevo al mando. ¿Es el nuevo jefe? ¿Crees que con él hay mas posibilidades?

Antonio se pasaba por las inmediaciones del local de juego. Parecia un espia cutre de pewlicula, con la gorra puesta a las 8de la noche. Sería para que no le diera en los ojos la luz de las farolas porque, vamos... sin embargo los transeuntes son asi, y las gorras son relativamente comunes, asi que nadie le prestó mucha atención. Se aseguró de que los coches estaban donde debían estar y se fue a la cafeteria cutre de apuestas donde Sneaky habia estado antes vigilando. se pidió un plato combinado de bacon con hyuevos y costillas (el verde para los conejos) y una buena cerveza y se dedicó a hqacer pequeñas apuestas en las carreras que echaban por la tele. Alguo bastante habitual entre los presentes.

Desde su asiento elegido podia controlar la parte delantera y uno de los laterales del local objetivo de su golpe. en las horas que estuvo ahi vio entrar y salir bastante gente. Y vio cosas interesantes...

—Iré contigo John. Te veo a dos manzanas esta noche, ¿de acuerdo?

No lo había podido evitar. Estaba metido en esa mierda por una mala apuesta pero en cuanto John hizo la propuesta algo tiró de él y no pudo evitar apuntarse.

—Seguro que esta es mi noche de suerte. Una puta señal de que mañana todo va a salir de puta madre —se dijo a si mismo durante toda la tarde, entre cigarros, cerveza y algo más fuerte.

- De acuerdo - dijo a Frog cuando se ofreció a ir con él. 

La idea de ir al local le agradaba, podría beber, fumar y jugar todo en el mismo sitio. Sabía que no era el mejor apostando y eso posiblemente se hiciera evidente a lo largo de la noche. Pero el objetivo era recabar información y eso sí estaba seguro de poder hacerlo bien.

Tendría la oreja atenta para ver qué se traían entre manos. Sólo esperaba que el muchachillo no se hubiera recuperado y todavía no hubiera largado su nombre... porque sino iba a tener problemas muy serios. 

Aquel local se abrió por primera vez esa noche pero cuando Arnold y John entraron es como si lo conocieran de toda la vida. Se habían estudiado hasta el último milímetro del plano que Frog había conseguido y ahora lo situaban todo en su sitio. La gente de los Bonano había hecho un buen trabajo: el sitio era una mezcla de peli cutre de los 70 y local que olía a nuevo. Daría el pego. Como no era la gran noche sólo había un barman y un matón en la puerta. Dos croupiers y unos cuantos jugadores despistados. Nadie les prestó atención. Probablemente mañana serían compañeros de trabajo pero hoy nadie los conocía. Desde fuera, apoyado en una farola, Speedy vigilaba la escena. Todos tenían en la cabeza lo que horas antes les había contado Peter.

La familia Gambino ha decidido ampliar sus negocios en Las Vegas y los Bonano se han puesto nerviosos. Adelantándose a un maniobra de invasión han decidido mandar a Ruffiano como refuerzo de Bonet. También se rumorea que Bonet está algo resentido con los Bonano porque no le han dado carta verde para montar él una defensa. Sea como sea la presencia del nuevo spaguetti no es porque Bonet la haya cagado sino más bien porque no se fían de que Bonet sepa contener a los Gambino si estos ponen en marcha una operación de expansión. Aguas revueltas beneficio para pescadores, que se dice.

Arnold y John habían ido a la sala del fondo donde uno de los hombres de confianza de Bonet les había cambiado la pasta por fichas. Tenía efectivo en la mesa pero los dos se habían fijado en la caja fuerte del fondo: una bien grande y aparatosa, de las que les gusta a los turistas. Sería pan comido para Sneaky. Luego jugaron en una de las mesas de Hold'em. La suerte parecía volcada hacia Frog, que quería ver eso como una señal del destino. Estaba encarrilado, estaba en la zona e iba a joder a la banca. John por su parte no lo llevaba tan bien. Quiso consolarse pensando en que mañana tendría toda la pasta de aquel local pero la verdad es que llevaba mal lo de perder. Enfurruñado se fue hacia la barra. Poco después Frog llegó con sus fichas para pagar la ronda.