Partida Rol por web

Elodie valoraba positivamente la amistad contraída con MJ. Uno de los motivos, no el más importante pero si apreciable, era que era tan abusona como los hermanos que aguardaban fuera. Abusona en todos los sentidos, contra la gente, contra los campo electromagnéticos, contras las puertas... en definitiva, la protegía. 

El estruendo de la puerta cediendo ante la fuerza de MJ la sacó del intento de concentrarse en los textos enmohecidos. Siguió al grupo al interior de de la estancia desbloqueada y miró con curiosidad el pintoresco escenario. Estuvo tentada a desprender la sábana de unos de los muebles, pero la música siniestra le hizo dar un pequeño brinco en el sitio.

- O una psicofonía... - contestó a MJ, a dos aguas entre el miedo y la intriga, con gran chasco cuando se percatan del origen de la música - ¡Hannah! Casi nos morimos del susto. - comentó molesta de nuevo, uniéndose a la reprimenda de MJ.

Pensó que las horas pasarían lentas en el interior de aquella casa. Recordó con añoranza que ella en realidad debería estar en su casa documentándose, pero con suerte, con mucha suerte, la Kirby de verdad la dejaba en paz. Además, gracias a estar allí se había enterado de lo del laboratorio. 

El inesperado sonido de piano la pillaron en ese hilo mental. Podría ser otra consecuencia fastidiosa de los actos de Hannah, pero también podía ser lo que todos pensaban: una broma de los Kirby. O podía ser... de haber planificado esto con más tiempo habría traído una grabado para tratar de captar cacofonías.

Observo a MJ encararse a la escalera y finalmente siguió a todos en busca de los hermanos matones... pero a la retaguardia. Si bien lo que hallaron también fue bastante sorpresivo. Sopesó estar enfrente de un espectro, pero lo cierto es que la chica parecía bastante vivita.

- ¿Quién eres?  - la miraba con sospecha, a ella y sus pies delcalzos... a su apariencia en general - ¿Que te ha pasado? ¿Te persiguen? ¿Quien? Te protegeremos - en su mente tomaban forma muchas ideas rocambolescas. 

Al final los chicos me siguieron el rollo y terminamos bajando las escaleras. Intenté mantenerme delante, por si al final resultaba que lo que había producido el ruido no eran los Kirby y estaba metiendo a mis amigos en problemas. Avanzaba despacio, en posición de defensa, preparada para que la tonta lava de Martha apareciese en cualquier momento, pero no sucedió. Terminamos asomándonos a la sala del piano, encontrando una niña con un aspecto muy peculiar. Reafirmé mi postura defensiva tensando los puños.

Los chicos, manteniendo las distancias, empezaron a hacerle preguntas a la niña, sobre todo Elodie. Ella se asustó ante nuestra presencia y se escondió debajo de un escritorio. La miré con algo de pena desde el quicio de la puerta, sin saber muy bien cómo actuar.

― Chicos, no la agobiéis, que le estáis haciendo muchas preguntas de golpe…

Me mantuve cerca de la puerta para vigilar que no se marchase corriendo y para no perder de vista a Hannah, que había vuelto a las escaleras a por sus perdidas gominolas.

—Claro, Hannah. A esos ni agua —terminó de explicar Alex. No les iban a dar la caja de música. Ni los buenos días si dependía de él. 

Los niños de Romeo no se asustaban por una tecla de un piano. Los fantasmas podían existir pero sólo afectarían a los que tuvieran miedo. Bajaron rápidamente a investigar y allí encontraron a otra niña más. Mal vestida y pequeña, se escondía de ellos. 

Como su corpulencia y voz podrían asustarla, dejó que las otras niñas se encargaran de ella. Si fuera alguien del equipo se encargaría él. Miró por la ventana a ver si veía a los Kirby o a la poli o a lo que pudiera venir. 

A Sabine la idea de que aquel sonido fuese cosas de los mellizos malvados queriendo meterles miedo le convenció bastante. Así que bajó con los demás preparada para enfrentarse a ellos de nuevo, con una arruguita frunciendo las cejas. 

Sin embargo, al ver que allí había otra niña desconocida, pestañeó sorprendida y se relajó. 

—Quizá nos ha visto entrar y se ha colado detrás —opinó por lo bajo—. O vive aquí. 

No quiso hacerle más preguntas, porque ya le habían hecho muchas, pero se empezó a fijar a ver si tenía algún golpe en la cabeza. Si lo tenía podría explicar sus conocimientos de primeros auxilios, se había ganado un parche por ellos hacía poco y estaba deseando tener la oportunidad.

La chica no parecía querer salir de su escondite, por la razón que fuera. Estaba asustada o erais muchos en ese momento y le abrumaban tantas preguntas. También había oído como MJ gritaba mientras bajaba, seguramente hasta el último ratón escondido entre las paredes de la casa Jenkins temblaba ante tales amenazas. 

Pero las última frase que salió de la boca de Elodie hizo que la pequeña asomara de detrás del escritorio. Solo un poco, dejando ver sus dos ojos y su coronilla plagada de pelo revuelto. No parecía confiar aún en el grupo, pero ellos habían captado el interés de ella cuando hablaron de protección.

Alex esperaba ver a los hermanos Kirby fuera, o a la policía, o a sus padres, que era mucho peor que la policía de lejos. Su madre era más temible que la CIA o el mismísimo presidente cuando se enfadaba, esa zapatilla voladora era bastante traicionera. 

Vio sus bicis, escondidas entre unos arbustos como las habían dejado. Vio que efectivamente los mellizos se habían marchado en algún momento, no estaban ellos, ni sus bicis. Por suerte no vio a la policía, pero un par de coches negros enormes acababan de aparcar enfrente de la reja principal. 

Alex dejó que las chicas cuidaran y ayudaran a la niña, con suerte la sacarían de allí, Pero él se agachó haciendo señales al resto para que hicieran lo mismo.

—Pst, Mike, MJ... —volvió a hacer señales de que se agacaharan —abajo— susurró— Fuera acaban de aparcar unos coches negros. Que no nos vean. 

Hannah recuperó sus chicles perdidos, lo mismo alguno se quedó debajo de algún mueble -Bueno, tanto da, me he cansado de buscar. Que lo disfruten los ratones.

Bajó las escaleras, la mayoría de sus amigos centrados en la chica desconocida. Ella también miró, curiosa, mientras se metía varios ositos de distintos colores y sabores en la boca, uno tras otro.

-¿Será una fantasma? -preguntó, así, en general. -Yo nunca he visto uno en vivo, solo en las pelis. En vivo, jaja.

No parecía una fantasma. La chica asomó la nariz. Hannah le pasó unos ositos y chicles a Elodie -Toma, dáselos tú. Te mira a ti. Si come chuches no es un espíritu.

Alex se puso en cuclillas y cuchicheó con los mayores, la ninja se acercó - ¿Qué hacéis, es un juego? Podríamos jugar al escondite, ¡aquí no me encontráis en la vida!

Al ver los gestos de Alex, a Sabine se le fueron los ojos hacia fuera durante un instante, pero enseguida le hizo caso y se agachó. 

—¿Quiénes son esos? ¿Se habrán chivado los mellizos malvados?

Miércoles, habían hecho fatal confiando en que ellos vigilarían y les cuidarían las bicis. En lugar de eso debían haberse largado a merendar. O peor. Debían haberse chivado a los adultos. 

—¿Te están buscando esos? —le preguntó a la chiquilla, mirándola con curiosidad. 

Mike se había callado haciendo caso del consejo de MJ. La niña parecía asustada, y si la agobiaban seguramente sería peor, así que dejó hacer a sus amigas. Seguro que el truco de Hannah funcionaba. Pero en ese momento, Alex les llamó la atención sobre lo que pasaba fuera, y Mike se agachó al instante.

—Esos dos hijos de... —pensaba en los Kirby, pero no terminó la frase. Había algo raro en todo aquello—. No parecen coches de la poli... Como mínimo deben ser agentes federales. Y no harían falta tantos para coger a unos cuantos chavales. No creo que estén aquí por nosotros.

Se dio la vuelta, agachado aún, y miró una vez más a la niña con curiosidad. Quizá Sabine tuviera razón y estuvieran buscándola. Volvió a dirigirse a Alex y a Sabine, que eran los que estaban más cerca.

—¿Qué hacemos? Nos podríamos esconder, pero nuestras bicis están junto a la entrada, en cuanto las vean sabrán que estamos aquí. Podríamos buscar una salida trasera, o algo...

Trataba de pensar con rapidez, pues si no querían meterse en un buen lío tendrían que moverse deprisa. Pero sus ojos iban constantemente hacia la niña descalza que acababan de encontrar.

—No sé si deberíamos dejarla aquí sola. Quizá se haya perdido y estén buscándola para llevarla a casa. Pero si fuera así... ¿no debería hacerlo la policía de Romeo? La verdad es que esto me da muy mala espina...

Tal como pensaba, habíamos asustado a la pobre chiquilla. Suspiré, pero me mantuve en mi posición, lejos de ella. Una tiene que conocer sus capacidades, y tenía claro que la de calmar a niñas desconocidas y asustadas no era una de ellas. Alex nos llamó la atención acerca de unos coches que acababan de aparcar fuera. No necesité confirmar sus palabras, ya que Sabine lo hizo por mí. Inmediatamente me tiré al suelo como los demás.

— Mierda. 

Mike empezó a dar ideas en voz alta sobre qué deberíamos hacer. Negué con la cabeza.

— Dudo mucho que la estén buscando por buenas intenciones. Sino, vendría la poli, como tú dices. Creo que deberíamos escondernos. Quizás podemos volver a la sala de arriba, escondernos debajo de las sábanas para que no nos vean… No conocemos la casa como para saber por dónde tirar. Con un poco de suerte se piensan que nos hemos ido corriendo o algo. 

Mi cabeza empezó a trabajar con velocidad hasta dolerme un poco. Empecé a tirar de un hilo, pero me costó un poco verbalizarlo. Aquellas cosas se le daban mejor a Elodie.

— Chicos… Los coches que hay fuera… ¿Son como los coches que empezaron a circular por Romeo desde que llegaron los Kirby? Ya sabéis, esos coches negros tintados que dan tan mal rollo y que siempre se dirigen hacia el norte… 

Miré a Elodie, buscando algo de apoyo con la teoría.

Las elucubraciones de Elodie ya se encontraban a otro nivel, alimentadas por la reacción de la chica a la protección y la aparición de los coche negros que MJ asociaba a los del ¡Laboratorio!

Fue incapaz de verbalizar nada para que la chica saliera bajo el escritorio y miró los chicles que le tendía Hannah sin verlos realmente. Absorta. 

- Os dije que los adultos están planeando algo feo con los niños. Os lo dije... - les recordó, alzando un dedo con evidente nerviosismo - Tenemos que salir de aquí y llevárnosla.... buscar otra salida... o escondernos muy bien. Sino, la atraparán a ella y a nosotros... y nunca más volveremos a casa - miedo.

El grupo se agachó ante las indicaciones de Alex, por algo que había parecido ver fuera. Por lo que describía un par de coches negros en el exterior, pero no dio mucho más detalle como para que el resto se hiciera una idea. Ante la pregunta de MJ, Alex le dio varias vueltas y pensó que aquellos coches sí que se parecían a algunos de los coches negros que se perdían por la carretera que se dirigía al norte, a las montañas.

La chica estiró la mano a coger tímidamente una de las chucherías que le tendían, sus ojos miraban fijamente el color alegre del chicle y lo olió extrañada. Todos pensaron que era algo inaudito que no supiera qué era un chicle, debía tener unos padres demasiado estrictos. Como Tommy, el hijo del dentista, que tenía prohibidas las chucherías y la primera vez que las probó fue el halloween pasado, a escondidas en la casa del árbol de su amiga Cindy.

Aún con el chicle en la mano, la misteriosa joven asintió ante las palabras de Sabine y miro con cierto temor hasta la ventana más cercana, sin asomarse. Quien viniera en esos coches la buscaban.

—Tú agáchate, Hannah, hay gente en coches fuera —dijo Alex a la chica, que ya lo hacía— No creo que vengan a por nosotros, Sabine, no jugamos en una división tan alta. Sólo pueden estar buscando... —a la chica que estaba debajo de la mesa.. 

Mike estaba de acuerdo con él —Dejamos las bicis escondidas... igual no las encuentran. Y para escapar no podemos usarlas, no si queremos que ella escape. 

Estaba de acuerdo con Elodie, ella sabía cosas, como siempre —Sí, debemos escapar por detrás... ¿Hay otra salida? 

Indicó a los demás que marcharan. Las casas tan grandes tenían varias entradas, sin duda tendría que haber otra en la parte posterior. 

—Vámonos. ¿Cómo te llamas? Yo soy Alex —dijo a la niña nueva. 

Sabine asentía con la cabeza a todo. Al plan de esconderse. Al plan de salir de allí con la chica. Bueno, a lo de la policía no asintió y eso que lo había dicho Mike. Pero es que había cosas que había que arreglar uno mismo, sin meter a la poli. Las aventuras de las tardes eran de esas cosas, el tipo de aventuras donde una scout sabe sobrevivir sin ayuda. 

—Vale, vale. Entonces, vamos a buscar una salida. Seguro que intentan entrar por la puerta normal, a lo mejor no ven el hueco que encontramos nosotros, ¿no? Quizás podemos salir por ahí… o nos escondemos. Si nos metemos en un cuarto y atrancamos la puerta, no sabrán que estamos ahí, ¿no? 

Miró a Elodie, que era la que más sabía de peligros y cosas de escapar y todo eso. 

—Pero vamos ya, antes de que entren y nos vean. 

Luego miró a la chica que perseguían y le dedicó una sonrisa algo nerviosa. 

—Yo soy Sabine. Te vamos a ayudar para que esa gente no te pille, así que no te preocupes. ¿Tienes hambre? Tengo barritas energéticas. Con una de esas los astronautas aguantan en el espacio todo un día entero.

-No se come, eh. Se masca, un chicle, así -Hannah se puso a simular masticando chicle. -Te aclaran las ideas, por el movimiento de mandíbulas, activa tu cerebro. Prueba. -luego le pasó un puñado de gominolas de colores 

-Estos sí se comen. Ah, hola, me llamo Hannah. Los ositos son mis preferidos. -pilló tres rojos y para adentro-. 

Hannah pensó que a sus amigos se les iba un poco la olla. E.T., los Goonies, Indiana Jones, y otro montón de pelis molonas tenían mucho que ver. Y luego soy yo la flipada.

De todas formas se quedó un momento agachada, como le dijo Alex. Unos segundos, que eso de obedecer le daba picores. Oprimía tu libertad de decisión. Ya tenía bastante con sus padres y hermana mayor.

Elodie les metía miedo exagerando las cosas. Y los demás especulaban mucho. Se acercó a Sabine y a la chica. Lo mejor sería preguntarle a ella.

-Sabine tiene razón. Dan mucha energía. MJ y Alex solo. comen de esto. ¿Quién eres? ¿Te persiguen? ¿Qué has hecho? Yo un día fabriqué una muñeca vudú con la profe de mates. De broma. Me llevaron a la loquera del pueblo. Está muy loca la señorita Tranton. Pero hace unas tartas de chocolate de muerte. ¿Te gusta el chocolate? 

Mike tenía ya muy claro que aquellos coches no eran de la policía, y empezaba a dudar seriamente de que fueran federales. Sabía que los Kirby tenían maneras de cumplir la amenaza que les habían hecho sobre su padre, pero allí pasaba algo raro. Era hora de salir pitando.

—Vale, pues vamos hacia la parte trasera —dijo, vigilando aún por la ventana—. En estas casas grandes solía haber servidumbre, en la cocina o por ahí tiene que haber una puerta de servicio. Alex, MJ y tú deberíais ir delante por si está cerrada. Ya sabéis...

Se golpeó la palma de la mano con el puño, para indicarles que no se andaran con sutilezas y arrasaran con todo lo que se interpusiera en su camino. Después tendrían que correr.

—Espero que haya un sitio por el que sea fácil cruzar la tapia en ese lado... o al menos árboles o arbustos en los que escondernos.

Comprobó que Elodie, Hannah y Sabine habían conseguido acercarse amistosamente a la niña misteriosa. ¿Quién podría ser, y por qué la buscaría gente tan extraña? Pero todas esas preguntas tendrían que esperar, lo primero era salir de allí.

—Chicas, vámonos —susurró—. Yo iré detrás y vigilaré que no nos sigan...