Partida Rol por web

La niña desconocida pareció acercarse un poco a Hannah, pero siguió sin decir ni mu. El resto, tirados por los suelos para evitar que nos vieran desde fuera, comentaban que sería mejor escapar de la casa. Yo seguía pensando que nos resultaría más fácil ocultarnos aquí y escapar cuando las cosas se hubieran calmado, pero si es lo que la mayoría quería, no iba a negarme.

― Podemos llevarla alguno en nuestra bici ―contesté a Alex―, creo que tendríamos más posibilidades si vamos en bici que si salimos corriendo… Llamaríamos mucho la atención. ¿No?

De todos modos, ahora mismo recuperar o no las bicicletas no era lo importante, había que encontrar una salida. Asentí con la cabeza a las indicaciones de Mike y, en cuclillas, salí de la habitación teniendo mucho cuidado en no quedar nunca expuesta a las ventanas. Sin alejarme demasiado, empecé a observar la casa intentando encontrar si habría alguna salida por la que escaparnos.

Elodie se agachó con el resto, aunque tardara algo más en reaccionar. Sentía el corazón a mil por hora y la adrenalina le procuró alguna clase de subidón emocional difícil de describir con palabras. El momento álgido fue cuando la propia chica confirmó que los tipos de los coches la estaban buscando.

- Si revuelven la casa buscándola, nos van a encontrar. No tenemos tiempo de encontrar habitaciones secretas... - podría verificar si habia alguna pared hueca, pero no se iba a poner a dar golpes que atrayeran la atención de los adultos de fuera - Por donde hemos entrado es una posibilidad, sino alguna puerta de servicio... - y comenzó a caminar con todo el sigilo que le fue posible, descendiendo y dirigiéndose hasta la parte de atrás de la casa. Sujetándose bien el aluminio de la cabeza, por que los adultos tenían algún tipo de detector. Una puerta trasera podía existir, pero también podía estar cerrada. Asi que si, seguramente tendrían que salir por donde mismo entraron.

No sabían si los ocupantes de esos coches se estaban dirigiendo hacia la casa, o si se habían quedado en sus coches, o si se habían marchado. Estar agachados les permitía no ser vistos y a la vez les privaba de la visión del exterior. Pero siempre era mejor tener el cuerpo pegado a tierra que ser descubiertos por unos adultos en un lugar al que tenían prohibido entrar. El verano estaba comenzando y lo peor que podía pasar es que les castigaran sin salir el resto de las vacaciones.

Por suerte Elodie recordó, mientras recorrían los pasillos, que había una puerta que parecía dar al exterior y no era la principal. Parecía una puerta acristalada que daba al jardín. Los cristales estaban enteros y estaba cerrada, no tardaron en comprobarlo moviendo el tirador arriba y abajo.

¿Romperla causaría mucho ruido? ¿Deberían buscar otro lado para salir? El exterior estaba tan cerca...

La chica no se llevó a la boca las gominolas que le ofreció Hannah, como no lo hizo con el chicle. Los olfateó extrañada, vio cómo Hannah se los metía en la boca y decidió guardárselos en el bolsillo de aquella chaqueta que obviamente no era de su talla. Sería de alguno de sus hermanos. 

Se dejó guiar, hacia el exterior y por los pasillos. Se movió agachándose como el resto, ya fuera por imitación o por instinto si de verdad la buscaban. 

-No sé...- musitó a Alex cuando se vio preguntada por su nombre y esas parecían ser sus primeras palabras, que hasta ella misma se sorprendió de escucharse. -¿Nombre? ¿Qué es?- añadió con curiosidad.

Así, a escondidas, terminaron llegando a una puerta que parecía dar al jardín. Sabine había asentido a lo de las bicis. A la chica nueva podían llevarla cualquiera de ellos y en bici irían más rápido que corriendo. Pero, claro, todo dependería de si los tipos de los coches las descubrían antes de que pudieran recuperarlas o no. Habría que ver. 

Por el momento, su atención estaba a medias en el avance agazapado ya medias en la chica. 

—Un nombre es como te llama la gente —respondió, viéndola tan perdida—. A mí me llaman Sabine, así que ese es mi nombre. ¿Cómo te llaman a ti?

Miró con algo de preocupación a los otros, intentando transmitirles con la mirada algún tipo de mensaje silencioso que solo entendía ella. ¿Estaba haciendo Morse con las cejas o solo intentaba enfatizar ese mensaje mudo? Debía ser lo segundo, pero a saber qué quería decir. 

Quizá es extranjera, pensó Hannah, con eso del nombre, al lado de Sabine. A saber de donde, si no sabe lo que son las gominolas.

-¿Comprendes bien nuestro idioma?

La pequeña ninja no veía claro la actitud del grupo, su pandilla daba por supuesto cosas que tal vez no eran lo que parecían. Pero no quería quedarse atrás, sola, claro. A fin de cuentas habían venido buscando aventuras y fantasmas y, como poco, encontraron lo primero. Y su bonita cajita de música. A lo segundo…hum.

-Puede que sea un fantasma, un espíritu perdido que no sabe lo que es, y por algún motivo se ha quedado aquí. -afirmó sin ninguna clase de preocupación en la voz, en un murmullo para todos.

- ¿Qué es lo último que recuerdas?-preguntó a la vagabunda- A lo mejor te has muerto y no te acuerdas. Por eso te parece raro un chicle o los ositos.

Después se paró y decidió echar un vistazo rápido por una de las ventanas.

Aunque seguía dejando un poco la tarea de sacarle información a la niña al resto de mis compañeros, me alegré cuando por fin soltó algunas palabras. Al menos parecía que cuando estuviera más tranquila podríamos charlar con ella… Aunque no supiera ni su nombre. Igual sus padres nunca habían llegado a darle uno.

― No creo que sea un espíritu… No va en camisón ni desprende frío. Yo soy MJ, por cierto ―le dije a la desconocida, antes de que alguna de mis amigas le diera el nombre completo.

Seguí con mi exploración terriblemente lenta cuando Elodie nos llamó la atención acerca de una puerta que parecía dar a la calle. Me acerqué al pomo, pero estaba claramente cerrada. Intenté empujarla un poco, pero que fuera de cristal no me molaba nada, seguro que acababa haciéndome daño.

― Alex, creo que esta mejor la abres tú ―le dije al grandullón, apartándome un poco e intentando cubrir a los despistados por si les caían cristales.

La curiosidad de Elodie se acrecentó cuando la chica sin nombre resultó no saber qué era un nombre. Miles de ideas agolpadas en su cabeza. 

- ¿Por qué te buscan? ¿te has escapado? - Le preguntó en voz queda. '¿Te tenían en ese laboratorio?' Una pregunta que pugnaba por salir se quedó en el tintero, pero no quería asustar a la muchacha.

Aunque es lo único que habían encontrado como vía de escape, hacer añicos una puerta de cristal no le parecía la opción mas discreta. Algunos de sus amigos parecían despreocupados, pero ella sabía la verdad.

- Claro que no es un fantasma, los espectros no se manifiestan así, es físicamente imposible. Has visto demasiadas películas - contestó tras MJ a Hannah,- Y tú también... - finalmente a MJ.

Acabó siguiendo a Hannah con cuidado a la ventana para echar un vistazo discreto tratando de discernir donde habían ido a parar los supuestos hombres de negro que aun no había llegado a ver.

La nueva parecía no tener ni nombre. Pero la cuestión era que tenían que escapar. 

—Chicos, tenemos que largarnos —MJ se fue a cubrir a los demás... ¿Por qué? Ahhhhh. Sería por los cristales. Entonces se podrían romper...

Alex agarró una silla y la lanzó contra el cristal con fuerza, reventándolo hacia fuera. Luego con otra quitó los restos de cristales del marco. 

—¡Nos vamos! Tened cuidado con los cristales si no lleváis buenos zapatos. 

Se fijó en la niña nueva, para llevarla en brazos si podía. 

Mike iba agachado mientras caminaba hacia atrás, el último del grupo, para vigilar que nadie se les acercara por la retaguardia y les cogiera desprevenidos. Sólo escuchó las conversaciones de las chicas con aquella misteriosa niña sin intervenir, aunque le llamó mucho la atención que preguntara lo que era un nombre. ¿Se habría dado un golpe en la cabeza y estaría confundida o algo así...?

Cuando llegaron frente a la puerta acristalada y vio que MJ no lograba abrirla, miró alrededor para comprobar si había algún objeto contundente que pudieran utilizar para abrirse paso a través de ella.

—Alex, ¿quieres intentar forzarla tú? —dijo, mientras seguía buscando—. Pero ten cuidado... Si no hay más remedio que romperla, es mejor tirarle algo que hacerle un placaje. No queremos llevarnos un corte feo...

Aunque lo mejor sería no tener que hacer añicos el cristal. Si lo rompían, aparte de provocar un estruendo de mil demonios, iba a quedar demasiado claro que habían escapado por ahí. Sería mucho mejor que pudieran salir y cerrar la puerta a sus espaldas para encubrir su huida. Pero si no quedaba otra alternativa, Mike no dudaría en abrir paso al grupo a cualquier precio...

Negó ante la pregunta de Hannah, claro que entendían lo que decía. Era extraño que le preguntara eso, porque sino no hubiera podido contestar a Alex. Luego inclinó levemente la cabeza a la pregunta de Elodie, sobre escaparse, aunque parecía tener un brillo de duda sobre cómo explicar la situación.

La nueva niña miró a Sabine, escuchando lo que decía y con un gesto perdido sobre lo que preguntaba. No parecía tener mucha idea de muchas cosas, ya no sobre las chucherías, sino que estaba como perdida en todos los sentidos. Era como aquella vez que Frank se dio un golpe contra una farola tras dar muchas vueltas en los columpios, estuvo como un rato con los ojos igual de perdidos y sin saber bien qué había pasado.

-No sé...-  contestó de nuevo y entrecerró ligeramente los ojos, como tratando de buscar una explicación que dar a Sabine. -E... E... ¿Em?- preguntó sin estar muy segura.

La silla voló contra la puerta y todos, menos Alex que la lanzaba, la vieron volar a cámara lenta. Cuando golpeó el cristal de la puerta, este se hizo añicos y dejó de formar ese entramado de colores tan bonito, y seguramente caro. Ninguno de los niños había visto una puerta como esa en ninguna casa de la ciudad.

El ruido que provocó resonó en toda la casa, así como por fuera ya que daba al exterior. Desde fuera pudieron oír las voces de unos adultos, que se habían percatado de la puerta al romperse. 

-He oído algo por ahí-

Oyeron con claridad las palabras y comprendieron que quedaba correr. El resto tenían buenos zapatos, pero la chica nueva iba descalza aún. Alex la pudo coger con facilidad, pese a la cara de sorpresa que puso ella por la cercanía y el contacto físico repentino. El futbolista pudo notar mientras la movía hacia el exterior que se mantenía tiesa en tensión hasta que la dejó del otro lado de la puerta.

Tirada de evasión, sin dificultad. Pero yo tiraré por los malos mañana a ver cuánto sacan, podréis ayudar a vuestras tiradas con fichas de adversidad a posteriori de mi tirada.