Partida Rol por web

Te das cuenta:

- Los interruptores de los dormitorios se encuentran junto a las puertas. (Fuera del dormitorio)

- No hay teléfono.

- Supones que la llave de los dormitorios cerrados se debe de encontrar en el escritorio del estudio. Dado que las puertas presentan la misma similitud arguyes que una única llave abriría los dos dormitorios.

Marcus espera por la cena sentado en el porche exterior.

Descendió a la planta baja observando los detalles que presentaba una casa tan bien diseñada como esta. Cuando alguien se toma la molestia de cuidar que hasta los olores estén controlados, sabes que es una persona detallista rozando lo compulsivo. Le gustaba eso, a fin de cuentas su vida giraba en torno a detalles que la mayoría pasaba por alto. Al ver que sus compañeros han ido saliendo de la casa, Caid decide salir a fumar, y comentar algunas impresiones con Marcus, el único que anda más a mano. Una vez en el exterior, saludó a su viejo amigo con un ligero gesto de cabeza, antes de abrir su petillera plateada, regalo de su padre cuando cumplió la edad permitida para fumar, y extrajo un cigarro blanco alargado, que encendió con un mechero de gasolina rectangular. Estos cigarros tenían un olor característico mezcla entre vainilla, regaliz y tonos de madera, ya que McNamara detestaba el olor del tabaco habitual, amargo al sabor y rancio al olor.

- Es un bonito lugar sin duda, y peculiar Marcus, ya que no tenemos teléfono alguno. Además hay otros detalles que me gustaría mostrarle luego.

Al ver como sus compañeros salían a tomar el aire, Lamar se distrajo cotilleando el comedor, los objetos y adornos que allí habían. Lo que realmente buscaba, era un mueble bar. Uno que contuviera licor del bueno. Una copa le abriría más el apetito si cabe. O eso se decía a si mismo. 

No encuentras nada que te llame la atención, la casa está protegida por una valla baja y los alrededores de la casa dan a un bosque caducifolio. Es normal que en el bosque se puedan encontrar diversos tipos de árboles, también otras formas de vegetación, te das cuenta que a la larga la valla será incapaz de aguantar el embate de la naturaleza. Es cuestión de tiempo o de una construcción de una valla más fuerte y alta por supuesto, o una desforestación de los alrededores de la casa. 

Mientras estáis en el porche de la entrada principal de la casa cuyos olores del bosque os agradan, veis que el Dr. Ronald Green más que fumar inspecciona los alrededores de la casa. El vehículo está aparcado justo enfrente vuestra y sigue en el mismo estado en que lo dejasteis. La tarde se va oscureciendo perdiendo parte de su tonalidad, se escucha diferentes sonidos de pájaros, el sitio parece un lugar tranquilo y no se ve movimiento en la carretera, ni ningún viandante por los alrededores.

Vas a la sala de estar pero el mueble bar se encuentra vacío... - Es el único sitio donde podrían guardar una botella de alcohol, dado el caso, a no ser que estuviera escondido...

Fastidiado por su no hallazgo, Lamar siguió con sus pesquisas un poco más.

- Donde esconderá el licor el bueno del señor Whitelock? Se preguntaba contrariado. - Brandy, jerez... Lo que sea. No fastidies que es abstemio? No podía concebir una cena sin, aunque fuera, un buen vino. Un escalofrío de desazón recorrió el cuerpo del diletante.

- Mmm... Que buena pinta tiene. Ese paseo me ha abierto el apetito - Ronald entró al comedor. - Tiene una buena finca ahí fuera Mr. Whitelock, aunque creo que necesita un poco más de atención si quiere que sea productiva.

Lamar se sentó a la mesa ante la amable invitación del señor Whitelock. Al ver el vino se sintió complacido. Tal vez después de comer, su anfitrión sacaría el licor y podrían charlar con un buen puro. 

- Como dice el doctor Green, todo tiene muy buena pinta. Dijo cortes. - Y tiene usted una casa muy bonita. Muy arreglada. Añadió halagador.

- Yo le añadiría algún trofeo de caza. ¿Es usted aficionado a la caza? Preguntó Lamar con cierta curiosidad.

- Mmm... Un bosque salvaje tan cerca de la casa. Me pregunto si tendrá algo que ver con la situación que nos ocupa.

—Estaré encantado de que me muestres tus apreciaciones sobre el lugar amigo, siempre has tenido un don privilegiado para averiguar cosas al primer vistazo. Por cierto: sí, sí que conozco a Jon de la juventud. Hemos trabajado en más de una ocasión juntos en la universidad y cuando vivía en Miskatonic puede decirse que éramos buenos amigos. Por eso me preocupa su actual situación. Pobre hombre.

Ante la llamada de la comida entró con los demás. Dejó que sus compañeros llevasen la conversación inicial mientras degustaba los primeros platos.

Caid permaneció pensativo ante las palabras de Marcus, antes de contestar en voz baja:

- Las dos puertas cerradas comparten una misma llave... No lo sé a ciencia cierta Marcus, pero creo que estamos adentrándonos en algo de una magnitud mayor a la que hayamos enfrentado jamás. Sé que son buenos amigos, pero tenga siempre un ojo abierto. Tengo un mal presentimiento en este lugar. ¿Cuál era la especialidad de Mr Whitelock en Miskatonic?

No creía que John Whitelock fuese el autor de las desapariciones de manera activa, pero quizás algo que él había traído sobre sí mismo y los suyos había resultado en esta situación. El hecho de que las dos habitaciones clave permaneciesen siempre cerradas y con la misma llave, solo podía representar que él mismo las había hecho cambiar por una sola cerradura idéntica a posteriori. De no ser así, significaría algo más siniestro.

McNamara tomó asiento junto al resto de comensales, haciendo un gesto de agradecimiento con la cabeza a su anfitrión. Luego, alzó una copa para proponer un breve brindis:

- Quiero proponer un brindis por Mr Whitelock, por su hospitalidad y porque la empresa que nos ha traido aquí de buenos frutos. - No era el mejor de los brindis, ni quizás era el más apropiado, pero rozaba la corrección y lo que era más, la reacción facial de Whitelock a sus palabras le dejaría entrever a él y al resto si verdaderamente había una fachada tras el padre afligido.- Ciertamente es un menú exquisito, la felicito Mrs Anna, me recuerda a las cenas de festejos que solía preparar mi abuela Rebecca en mi juventud.

Jon sonríe a las palabras de apertura de Cain, lo mismo se puede decir de la sirvienta que corresponde con una leve inclinación de cabeza. Anna se adelanta y os va preguntando el tipo de bebida que queréis tomar para a continuación serviros, también está pendiente y os pregunta si os acerca algún tipo de fruta a vuestro sitio, y aunque las frutas están estratégicamente puestas para su comida puede que algún tipo de alimento quede un poco más alejado para su consumo, y para eso está ella.

Todos os dais cuenta de que el señor Jon era un hombre con una muy buena economía, debido a su residencia, a su traje caro, y al lujo de sus cubiertos. No obstante, el hecho de perder a dos seres queridos tuvo que afectar de manera drástica a su negocio, para estar ahora en aquella situación.

Jon entonces hace un brindis en honor del señor Cain: - Por la pronta venida de mi hijo James ... dice levantando la copa y dando un sorbo. Después se sienta: - Empecemos señores... dice para después saborear aquella sabrosa carne que con destreza y estilo va cortando y comiendo. La carne está jugosa y blanda y se deshace en la boca. - No sé si la carne es de vuestro estilo, sino es así hagánmelo saber por favor. 

La sirvienta se mantiene en un segundo plano, solo esperando a cualquier reacción vuestra para acercarse a la mesa y haceros llegar aquello que necesitéis. El aparador del comedor tiene todos los utensilios para proporcionaros un buen uso de la comida, con platos de más, cubiertos extras, vasos y una segunda botella de vino dado el caso.

Al cabo de unos minutos Jon empieza a conversar: - Como todos sabéis el año pasado murió mi esposa, su muerte fue un gran golpe para toda la familia. Os mira a todos con aire apesadumbrado. - Se considera un accidente al encontrar su coche en el río, claro que la única forma de que hubiera llegado allí había sido al caerse por el maldito barranco que conecta el puente. Da un suspiro recordando aquellos sucesos: - Ahora mi hijo James con nueve años, ha desaparecido, debía de llegar de la escuela y no llegó... La policía hizo un gran trabajo con veinte locales barriendo el perímetro. El señor Ruddy Matt Seyward cuya granja está siguiendo el camino colaboró no solo con su familia sino también con sus perros, y le estoy muy agradecido. Como verá nos encontramos aquí aislados con unas pocas granjas diseminadas en este lugar. También está el viejo Ed Norris, como lo denominamos por su túpida barba, es un trampero sexagenario que conoce el área mejor que nadie. Os recomiendo que empecéis por él vuestra visita... La casa de Ed está poco antes de llegar a esta mansión por la carretera norte a unos dos kilómetros y medio. 

Con respecto a mi hijo, solo encontraron los libros de James tirados en el camino tras pasar el puente, como bien sabéis donde el camino se bifurca, hacia el norte que llega a mi residencia, y hacia el sur que lleva a una vieja mansión de un tal Samuel Bensten, es una finca deshabitada pues su dueño falleció, es mantenida por un cuidador local.

Y hasta aquí todo lo que engloba este territorio señores, no hay más residentes en esta zona... Sería bueno que hablaran con todos y que tuvieran en cuenta sus puntos de vistas, quizás solo así conociendo bien esta zona se pueda encontrar a mi hijo, James.

Por cierto, dice refiriéndose ahora al Dr. Ronald Green: - Carezco de cultivos mi buen señor, y todo lo que veis aquí expuesto, es por obra de la beneficencia del reverendo y sus parroquianos, mi prioridad ahora es estar aquí para cuando vuelva mi hijo.

Según tus conocimientos de la naturaleza:

• El bosque podía estar habitado por alguna de estas especies o si no por todas: Como el lobo gris, el alce, el glotón y el puma.

El señor Jon sigue comiendo y mirándoos para ver que todo sea de vuestro agrado, cuando mira al señor Lamar y se da cuenta de que había obviado su pregunta. - Perdone, pero no soy aficionado a la caza, ni a tener ningún arma de fuego en mi residencia. Anna me ha guiado bien cuando concertó una cita en la casa con el reverendo local, él me hizo saber que la providencia es la única arma eficaz que podemos tener ante el peligro, mi buen señor, y doy gracias a no tener un arma en mi casa, para mí son armas fabricadas por el diablo... Aunque hay hombres que dedican su uso al orden y bien de la comunidad, pero ese no es mi trabajo, yo soy un vendedor aunque he estudiado y he colaborado con el señor Marcus en algún asunto contable, del que tengo gran conocimiento. De repente cambia de conversación: - Tenía vehículo propio pero lo vendí, después de todo no me siento con fuerzas ni ganas para conducir. Creo que lo mejor es esperar a que mi hijo aparezca, y sería una negligencia que encontrara la puerta cerrada sin nadie que se la abriera ¿No le parece? Comenta, mientras va por la mitad de la carne comiendo con buen apetito, como si aquella conversación le estuviera sirviendo también como terapia.