Partida Rol por web

Arggghh gimió al sentir el impacto. La sangre brotaba y manchaba la ropa. Estaba herido. Estaba jodido. ¡Mierda!  Era un tipo duro pero aquello dolía. Dolía de cojones. Pensó que hincaría la rodilla allí mismo pero entonces vio por el rabillo del ojo como abatían a Kelly. Fue como una imagen a cámara lenta. Algo despertó en él: rabia y furia. No, no caería tan facilmente. Ted apretó los dientes, venció al dolor y se rehizo milagrosamente lo suficiente como para poder apuntar al soldado que tenía delante y abatirlo

A pesar del dolor que sufría por la herida, Ted fue capaz de rematar al soldado que le había disparado. Una victoria pírrica pues Jane seguía muerta, y todos los aliens que matase no la devolverían. Aún así, uno menos ayudaría.

Si no fuese por el Sin cara, la cosa podría salir bien todavía. Pero aquella cosa daba repelus.

Muninn empezó a volar hacia Jane justo cuando sus sensores detectaron cómo las constantes vitales de su compañera se esfumaban de golpe.

— ¡NO! — gritó, reprimiendo su instinto de salir corriendo hacia ella.

Pero antes de que pudiera decidir qué hacer, los gritos de Ted y Wa llamaron su atención de nuevo.

— ¡Dónde coño nos habéis mandado, Central! — Protestó al ver cómo herían al tirador y cómo el civil al que había rescatado Zadkiel se convertía en un monstruo informe. Un miembro del equipo ya había caído y las cosas no pintaban muy bien para el resto.

Por un momento dudó si echar una mano a Ted con su herida o si atacar al bicho informe que se había infiltrado como un civil. Pero, si no hacía nada contra esa cosa, el trabajo de curación se le iba a multiplicar en cuanto atacase a Wa. Aún consumida por la rabia, se acercó a la puerta del edificio y abrió fuego con una nueva ráfaga contra el Sin Cara.

Después de gastar plomo (su cargador empezaba a vaciarse rápidamente después de esta segunda ráfaga) siguió corriendo hacia la parte trasera del edificio para tener una vía de avance despejada.

Hanne pasó como una centella disparando al enorme alien. Ya que no podía hacer nada para salvar a Jane al menos que no hirieran a nadie más.

La ráfaga logró atravesar la dura piel del sin cara y herirle además de dejarle aturdido. Eso seguramente ayudó a que no acertara al soldado grandote de XCom.

En esta ocasión no se escucharon disparos por parte de los aliens de la zona oeste. Lo que daba un respiro a los civiles que tenían que rescatar.

No había tiempo para lamentarse. Los aliens seguían presionando a los soldados de Xcom.

El oficial de Advent se acercó para tener línea de tiro y disparó a Ted nuevamente. Se le notaba la sed de sangre que tenía, no habría piedad para XCom. El rayo impactó en el pecho del francotirador, y podría ser letal si no tenía algo de fortuna a su lado.

-Estan cayendo como moscas. Hay que replegarse y devolver el fuego. O acaban pronto con esas tropas de Advent o les llegarán refuerzos, y entonces sí que no habrá nada que hacer.

Tras pasarle por la cabeza la estúpida idea de felicitar a su proveedor, Zadkiel decidió que aquello empezaba a tornarse en un mal viaje y que quizá debería retorcerle los testículos en sentido antihorario. El civil se había transformado en un bicho descomunal y, sobre todo, desagradable. Zadkiel era de la opinión de que en estas situaciones había que dejarse llevar y, solo en casos excepcionales, si las cosas se ponían chungas de verdad, disparar a los problemas.

Las cosas se estaban poniendo chungas de verdad.

Zadkiel se colocó las gafas oscuras sobre los ojos, se bajó el visor y agarró la MG42 con las dos manos. Confiaba en que, con su pulso, el porro aguantaría en su sitio lo que estaba por venir: tenía a la bestia a bocajarro, una distancia a la que era casi imposible fallar para una persona en plena posesión de sus facultades mentales, virtud que Zadkiel había perdido años atrás. Pero Jehová le guiaría, si no estaba desalojando jardines.

La MG42 repicó repetidamente mientras Zadkiel cerraba los ojos, convencido como estaba. Cuando acabó de acribillar a aquella cosa, bajó el visor de nuevo para comprobar que, en efecto, el porro seguía en su lugar.

— ¡Chúpate esa, Leviatán de los cojones! —añadió, con cierta calma.

Zadkiel no se lo pensó mucho. Aquel parecía un mal viaje, y el bicho que tenía encima era muy grande para ser amable. Además, había tratado de matarle.
Su arma empezó a disparar hasta que la criatura no fue más que un amasijo de carne medio disuelta en el suelo.

El oficial disparó contra Ted que esta vez ni lo vio venir. Fue un disparo certero, mortal. Ted solo sintió el dolor abriéndose paso en su carne, más sangre brotando y luego cayó al suelo. Todo se volvió negro, oscuro. El de Tenesse notaba como la vida se escapaba. Casi sin tiempo para el ultimo aliento explamó

—Hijosdeputa...—

Ted había recibido un disparo del Oficial de Advent que casi le arranca el brazo izquierdo de cuajo. La perdida de sangre y el dolor le habían dejado inconsciente de inmediato, y a punto de morir.
Pero al contrario que Jane, todavía había una posibilidad de que sobreviviera. Dependia de su compañera Hanne.

¿Sería capaz de llegar a tiempo?

— ¡Mierda, otro no!

Hanne no tardó en enviar a su drone para socorrer a Ted. La misión se estaba yendo al garete y, si moría otro de sus compañeros no iban a conseguir salir de aquí ninguno. Se dió la vuelta y corrió hacia Ted, con Muninn volando a su lado. Rápidamente se agachó para empezar a aplicar un torniquete de emergencia. Seguramente sería más fácil usar el protocolo de curación del drone, pero los usos eran bastante limitados y ella podía encargarse de esto.

Por un momento sintió cómo la vida de Ted se esfumaba entre sus manos, pero canalizó la rabia que aún sentía por la muerte de Jane para concentrarse en salvar a su otro compañero. Una vez consiguió que dejase de desangrarse, empezó a teclear en la terminal para que el drone le curase sus heridas.

— ¡Como nuevo! — Le dijo a su compañero dándole una palmada en el hombro. — Acabad con ese hijoputa, yo voy por detrás.

Volvió corriendo a su posición anterior, a ver si conseguía llegar a rescatar a ese civil antes de que los malditos sectoides o los bastardos traidores de Advent acabasen con él.

Ted ya estaba viendo una luz al final del tunel cuando alguien le gritaba a su lado diciendo que se levantara. Hanne lo había coseguido traer de las fauces de la muerte. El brazo le dolía horrores, y seguramente le quedaría alguna secuela, pero con todo los chutes que le había metido la especialista en aquel momento no le dolía demasiado.

Claro que aquello no evitó tampoco que nuevosdisparos se escuchasen por la zona oeste. Dos disparos, y un grito. Un civil más había caido ante el enemigo.

-Atención menas-uno-cinco. Los civiles siguen cayendo. Si no logramos liberar a los suficientes perderemos la ayuda de esta región. No podemos permitirlo.

El haber podido salvar a uno de sus compañeros de una muerte casi segura subió los ánimos de Hanne, que una vez pasado todo ese nerviosismo se sentía mucho mejor, Más calmada, sabía que podrían conseguirlo todavía.

No podían quedar ya muchos enemigos. ¿Verdad?

Hanne había salido hacia el norte dispuesta a rescatar al civil que sabía que se encontraba allí, pero no tardó en cambiar de opinión y volver junto a Ted. Después de todo, sus dos compañeros estaban heridos mientras que el único disparo que había recibido ella a penas le había causado unos moratones bajo su armadura.

— Cubríos en el edificio, yo me encargo de él...

Después de todo, ese era el cabrón que había matado a Jane. Apuntó con su rifle con cuidado, nada de ráfagas desesperadas y apretó el gatillo dispuesta a vengarse por su compañera y por las heridas que ese maldito traidor había causado a Ted. Vió cómo la bala impactaba en el oficial de Advent, pero aún así no caía, así que disparó una vez más, esperando que su rifle consiguiera superar la armadura de su oponente.

Aprovechando el estado en el que se encontraba acutalmente, Hanne se volvió contra el oficial de Advent. El alien parecía duro de pelar. Había aguantado bastante, pero en esta ocasión se le acabó la suerte. Los dos disparos de la especialista le abrieron unos agujeros en el pecho de los que era imposible levantarse.

Parecía que había un momento de calma. Aunque todos imaginaban que no iba a durar mucho.

Cuando pensó que todo estaba acabado vio una luz.  Literalmente fue como eso que dicen. Te ves caminando en un túnel cuando algo te hace detenerte y retroceder. "Aún no es el momento" Ted se incorporó y vio a su lado a Hanne. Ella le había salvado.

Gracias le dijo. No hacía falta decir que le había salvado la vida. Ambos lo sabían. 

Reagrupemonos señaló a donde esta Zad y fue hacia alli. El nivel de presencia alien era mas alto de lo que habían pensado al principio. les habían pillado desprevenidos y eso había supuesto la baja de Jane. No podían permitirse más errores. 

Zadkiel observó como la mole se desmoronaba ante sus ojos pero, centrado como estaba en aquel asunto, no se esteró especialente bien de lo que había ocurrido con Ted, más allá de que le habían dado, o algo así. Aquellas situaciones siempre iban muy rápido para su gusto, que era más de disfrutar el momento hasta que se desbocaba como un caballo salvaje.

Zad miró a la masa que había sido el Sin Cara, luego a Ted y luego a su porro. Se encogió de hombros. A veces, las cosas eran así:

—Toma colega —dijo, tendiéndoselo a su compañero—. Tienes pinta de necesitarlo más que yo. Además —señaló con la punta del rifle hacia el Sin Cara—, a mí no me está sentando nada bien. En fin. Voy a ver si encuentro otra de estas moles, necesito un rival a mí altura.

Y, riéndose como solo alguien colocado se ríe de su propio chiste, avanzó hacia el rehén en su línea de visión. O lo que fuera.

—¡Eh, tú, colega! —dijo, mientras se acercaba— ¡Déjate de transformaciones y tira para allá! Yavhé te lo encomienda, creeme, así que no le hagas esperar.

Zadkiel se acercó a liberar a otro civil. Por lo que sabían habían palmado más que los que habían rescatado, así que tenían que ampliar cuanto antes su marcador.

Claro que en cuanto se acercó al tipo este empezó a descomponerse de nuevo y deshacerse para tranformarse en un mostruo como el anterior. Parecía que los atraía.

—¡Ajajajá! ¡Te pillé, ricura!

Zadkiel tenía una manera peculiar de ver las cosas, hasta cuando no se encontraba bajo la influencia de las drogas. Al parecer, también tenía una manera particular de apuntar, porque, visto desde fuera, cualquier diría que no lo estaba ni intentando, agarrando el arma apenas con una mano de la culata mientras reía como un maniaco.

—¡Ajajajá! ¡Eres tan grande que no hace falta ni apuntar, grandullón! —añadió, despreocupado, mientras rociaba de balas todo a su alrededor.

El granadero de Xcom lanzó otra salva de su arma en cuanto vio como el civil se trasformaba en otra de aquellas criaturas que se infiltraban entre los humanos. Pero tan solo logró aturdirla.

Aun así el sin cara se sacudió la condición adversa y se ensañó con el soldado. Las garras como cuchillas atravesaronla armadura y el cuerpo de Zadkiel como si no existieran.

Aquello iba a doler desde luego.

Por su parte, el resto de civiles que quedaban por el asentamiento habían aprovechado para esconderse mejor. Por lo que los aliens no pudieron encontrarlos.