Partida Rol por web

Algunos datos iniciales.

		Henry Josua es vuestro jefe, un viejo ranchero entrado en años, noble y buen pagador. Aún sabe disparar el Winchester con precisión, pero ya no es como antaño: sus años de soldado unionista pasaron, y el tiempo le transformó en un apacible ganadero y agricultor. Carece de esposa e hijos (Ezequiel, su único vástago, murió unos años atrás), pero os tiene a vosotros, con quien, aparte de daros trabajo ha trabado cierta amistad y guarda confianza.
		Betty Whalmer es una joven muchacha de veinticuatro años que trabaja en el rancho "Tommy Ville" de Henry Josua, como vosotros. Jamás la habéis visto vestida de largo, pues su pasión es el campo, los animales y la vida natural. El rancho de Henry es un buen lugar para crecer, y lleva allí desde hace años. Su hermano Adam, un par de años menor que ella, es el ayudante del Sheriff de Rose Spring).
		Rose Spring es una ciudad en auge, en la ruta de gando de Dodge City, en pleno estado de Kansas. El rancho Tommy Ville de Henry está a las afueras de esta ciudad. Numerosos viajeros toman la ruta de esta ciudad, dado su carácter de paso. Rose Spring cuenta con una barbería, una zapatería, una carnicería y un garito de baile y un ambulatorio, contando también la oficina del sheriff Conniwell (ampliaremos info en la partida).

Ruta Fletcher: cerca de Dodge City (ruta en rojo) se encuentra Rose Spring y el rancho Tommy Ville.

Rancho Tommy ville:

Tommy Ville (Kansas). 1866. Otoño.

¿Aún no ha llegado Betty? -preguntó Henry, recostado junto al fuego, mirando la entrada, allá a lo lejos, del rancho.

Habíais hecho una hoguera en aquella tarde-noche de verano. El día había sido duro: había parido unas reses y habíais estado cazando alimañas que mordían, sin saber porqué, las alambradas de la zona norte del rancho. Ahora descansábais asando unas piezas de carne en las llamas de una hoguera, en la explanada delante de la vivienda principal.

No creo que que haya que ir a buscarla. Cualquier desventurado incauto que trate de hacerle algo acabará lleno de agujeros de bala. Pobre de él -masculló el viejo Henry, con una pajita de espiga en la boca mientras sujetaba su pedazo de carne con un palo, sobre las llamas-.

Betty Whalmer, había sido contratada un tiempo antes que vosotros por Henry. Después contrató a Jeremiah y su padre, y un bastantes años después Manuel, Thomas y Trinidad acudieron al rancho, casi a la par, buscando un trabajo donde ganarse honradamente el jornal. Desde entonces Tommy Ville se ha ido manteniendo, y manteniendo a raya a cualquier indeseable que se quisiera aprovechar de él.

De Henry sabéis que Ezequiel era el único hijo del ranchero, quien murió por un trágico accidente de caballo. Jeremiah contó hace tiempo al resto que él llegó a conocerlo, y de hecho él estaba cuando Ezequiel cayó desgraciadamente del caballo. Por lo visto, tras la muerte del hijo, Henry tomó a Jeremiah como su hijo adoptivo (no en papel ni oficialmente, sino por pura caridad).

En cuanto a Betty, ésta lleva también un tiempo, como decimos, y el viejo Henry sabe que esa mujer es también una gran pieza para que su rancho tome forma. La joven suele ir cada cinco o seis días a Rose Spring para traer provisiones y visitar a su hermano Adam, un poco más joven que ella. Adam es ayudante del sheriff Conniwell

— ¡E-eso es, Sr. Jo-Jo-Josua! ¡Pobre de qu-quien se meta con Bett-ty! — terminó finalmente de exclamar el joven Jeremiah ante las palabras del dueño del rancho.

El muchacho sonrió, orgulloso. Había sido un día duro y el rancho estaba en gran estado. Los animales vivían bien y tenían agua y hierba sucifiente. Solo las malditas alimañas hacían que Jeremiah tuviera que arreglar la alambrada, llenándose muchas mañanas las manos de cortes.

Pero esa la vida del ranchero. Ahora descansaban junto al fuego, en familia, como a él gustaba. Aquel momento de comunidad con el atardecer de fondo era de los preferidos del día de Jeremiah. La fresca brisa cuando el sol se ocultaba, aquel olor a carne a la brasa... le recordaba a Ezequiel, cuando el muchacho seguía en este mundo. Cuanto lo echaban de menos. El Sr. Josua también lo hacía con frecuencia, Jeremiah lo sabía, pero solo hablaba de él en fechas importantes, como en su cumpleaños.

— Estas sal-salchichas essss-están ri-riquísimas — dijo dando un bocado y mirando a los demás.

No estaba nada mal aquella vida, de hecho estaba bastante mejor de lo que había pensado. No sabía mucho del trabajo en un rancho, cuando se presento ante Henry que necesitaba personal. Pero no se le hizo difícil, y fue un respiro de su complicada vida de cazarrecompensas, mucho más tranquila, y con buenos momentos de descanso junto a buenas gentes. No, no estaba nada mal aquella vida.

Cómodamente sentado junto al fuego, con un trozo de carne, y una jugosa salchicha, se acercaba la puesta de sol. Habían matado varios coyotes que merodeaban por las cercanías, y el resto seguro que habrían huido bien lejos, al menos por unos días. Hasta que de nuevo el hambre les trajera de vuelta.

-Si, seguro que Betty sabe cuidarse. Lo único que me preocupa es que le haya ocurrido algún percance.- Era una joven enérgica y valiente, pero esa costumbre suya de ir sola a todas partes, podría terminar mal.

-Cuando termine esta carne, que esta deliciosa, si aun no hubiese regresado, iré a dar una vuelta. No es conveniente que le caiga la noche lejos de aquí.- Aunque últimamente las cosas estaban bastantes tranquilas, si llegaba tan tarde podría ser debido a algún accidente, y tal vez necesitase ayuda.

Mientras tanto seguiría disfrutando de aquella carne tan sabrosa, y recuperaría un poco las fuerzas, por lo que podría pasar.

Llevaba un tiempo trabajando en el rancho. No era para nada el tipo de curro que desempeñaría, pero así estaba cerca del ganado y podría echar un vistazo. Perooooo... ¡Ah! Allí encontré algo, o mejor dicho, a alguien que me hizo perder de vista mi verdadero cometido, y es que Betty me había disparado una bala en medio del corazón. Los días pasaron a ser semanas y las semanas en meses. Los días en el rancho eran agotadores, pero estar al lado de esa ninfa del bosque me quitaba todos los males. Ahora, con la mirada en el fuego y masticando sin muchas ganas, mis pensamientos se centraban en ella. Escuché a los demás hablar, distraído, pero entendiendo lo que decían.

-"Yo te acompañaré, Thomas. A estas horas hay lobos hambrientos merodeando por las praderas y entre los dos barreremos más terreno." Le dije seriamente.

Me llevaba bien con todos los allí presentes y sabía, por propia experiencia, que mi compañero era un tipo rudo. Si hubiera algún problema sería bueno tenerle al lado. Jeremiah también era bueno rastrando, así que no estaría de más que nos acompañara.

-"Jeremiah, nos vendría bien tus dotes como explorador. ¿Te apuntas?" Le pregunté.

Mientras mencionábais a Betty y antes de que Jeremiah pudiera responder, y mientras la carne se tostaba en la improvisada hoguera el cielo oscurecía casi casi casi por completo. La puerta del rancho se abrió (Josua solía cerrarla al caer la tarde). Todos la habiais oído. Bueno, todos no. Trinidad estaba mirando el fuego, pensando en no se qué.

Unas pisadas llegaron entonces rápidas desde la entrada, justo detrás de Trinidad.

¡CLAP! ¡CLAP! ¡CLAP! ¡CLAP! ¡CLAP!....

Pisaba la arena del terreno, la gravilla del rancho, y todos girásteis la cabeza, menos Trinidad, que seguía mirando la salchicha. Era Betty.

¡Dame eso! -Betty apareció entonces, ante la sonrisa de sus compañeros-. En el instante en que apareció le quitó el palo por el que la pieza de carne de Trinidad-. Ja ja -y sujetando el mismo palo le dio un mordisco a la salchicha- ¡Mmmm! ¡Deliciosa! -y tras hacer la gracia, se lo entregó de nuevo a Trinidad-. A éste no le importaban todas aquellas bromas, y más viniendo de Betty...

Bueno, veo que ni siquiera me habéis esperado para cenar, ¿no? -dijo la joven, la cual aparecía con un fardo entre sus manos-.

¿Has traído eso, Betty? -le preguntó Henry-.

Sí, un gran puñado de balas, y su Winchester está como nuevo -respondió ella-. Se lo han desmontado, limpiado y engrasado, como pidió, señor Josua.

Bien, bien... ¡Ughhh! -al oir esto, Henry se levantó, no sin un gran esfuerzo, y se puso de pie-. Pues entonces, he aquí el primero que se va al jergón. Mañana tenemos mucho trabajo que hacer... Con Dios, señores.

El viejo Henry se fue hacia la vivienda, y su lugar junto al fuego lo ocupó Betty. Ésta se recostó, con los pies hacia la hoguera, los cruzó y se quitó el sombrero, dejando ver su pelo lacio.

Amigos... he de contaros algo -os comentó-. Y entonces miró para atrás, esperando a que Henry se metiera en la vivienda. Cuando lo hizo, Betty volvió a girarse hacia vosotros.

Como sabéis, el otoño está a punto de terminar, y como también sabéis, Josua prescindirá de sus servicios durante el invierno -esto era así, en invierno Henry Josua solía vender gran cantidad de sus reses, hasta tres cuartas partes. Ante la pequeña cantidad de ganado que le quedaba, se manejaba él solo la temporada invernal. Por ello, prescindía de vuestros servicios en esa época hasta que os volvía a contratar en la primavera; y esque Henry Josua era un buen hombre, pero no era rico (y así él también se evitaba pagar jornales durante esos meses). Bien, entenderéis que debemos conseguir un nuevo medio de subsistencia como sea, o al menos ganar unos dólares con los que poder mantenernos un tiempo...

Me he enterado de un negocio que bien podría venirnos muy bien. Mi hermano Adam -el ayudante del Sheriff de Rose Spring, se refería-, me ha dicho que en la posta Graham de ganado, correo y viajeros -sabíais que estaba situada a siete millas al norte de Rose Spring-, ha llegado un hombre de negocios procedente del Este de país para hacer dinero en Texas. Por lo visto es un tratante de ganado de una importante empresa cárnica de Ohio. Según ha averiguado mi hermano, el sujeto busca muestras de ganado de toda la zona oeste de Texas para llevarlas hasta la ciudad de Ellis, en Kansas, y montarlas en el Kansas Pacific dirección Ohio. Y por lo visto se paga muy bien.

La muchacha cruzó sus pies junto a la hoguera en la otra dirección.

Así, si la mercancía es buena, tal vez la empresa para la que trabaja se instale en Texas para hacer reflotar el negocio ganadero en los ranchos. Henry, pese a ser un buen tipo, no nos venderá reses para revenderlas al tratante -y tampoco ninguno de vosotros tenía dinero suficiente como para comprárselas)-; pero sé dónde hay muy buenas vacas: en el rancho Corony.

No fue necesario salir en busca de la joven, esta se presento un rato más tarde, cuando aun no habían terminado de cenar.

-Si que te esperamos Betty, pero cuando se hizo tarde nos pusimos a cenar. Qué sepas que ya estábamos pensando en salir a buscarte.- Le dijo a la joven, mientras terminaba con su último trozo de carne. Se limpió bien las manos, antes de liarse un cigarrillo. Luego se puso cómodo, se tumbo, tras despedirse de Henrry que se iba a dormir, y allí escuchando a la bella e inteligente Betty, bajo un cielo estrellado, con la tripa llena y un cigarro en la boca, tan solo le faltaba un poquito de whisky para estar en la gloria.

-Me gusta eso que dices Betty, podríamos ganarnos unos dólares que nos permitan pasar el invierno.- Aunque el tampoco le haría ascos a intentar cobrar alguna recompensa. Esa era la forma en la que conseguía muchas veces el dinero que necesitaba para ir tirando.-Reses no le podremos vender, pues no tenemos dinero para comprarlas. Pero podemos ayudarle a buscar y trasladar ganado.- 

Aquel sería un trabajo duro, pero seguro que más satisfactorio que ir en busca de alguien para matarlo. Con la duda de si se trataría de un cabrón que merecía morir, o de un pobre desgraciado obligado a robar para no morir de hambre.

Iba a contesta a Trinidad cuando el ranchero se alegro de ver a Betty a lo lejos, pero la vaquera le hizo un gesto de silencio. Jeremiah sabía que era algún tipo de broma o susto, así que guardó silencio mientras ponía cara de pillín. Parecía que dentro de lo que cabía, la mujer traía buenas noticias.

— Descanss-se se-señor Josua — dijo el muchacho cuando el jefe se retiró. Lo siguió con la mirada hasta que se perdió dentro de la casa.

Jeremiah no había caído en el invierno. Siempre vivía al día, y más, desde que Ezequiel se fue. Sabía que en cualquier momento la vida podría cambiar. También se lo decía su madre. Recordó una mañana donde era pequeño y la acompaño a una plantación de tabaco donde trabajaba. Unos forajidos asaltaron el lugar, de la nada, sin avisar. Muchos murieron, pero el destino de su familia parecía que todavía no estaba escrito. Jeremiah había renacido dos veces: aquel día y en el día de la muerte del hijo del señor Josua.

— Si tú-tú crees que es-es un buen negocio. Bett-tty; yo tam-tam-bien — intentó decir lo más limpio posible con una sonrisa, aunque por dentro le apenaba dejar Tommy Ville.

-Reses no le podremos vender, pues no tenemos dinero para comprarlas. Pero podemos ayudarle a buscar y trasladar ganado.- 

No Thomas, ¿ayudar a los Corony a buscar ganado, te refieres? -la chica dudaba un poco-. Los hermanos Corony... esos malnacidos no tienen escrúpulos: son tres ex-combatientes sudistas que han logrado reconducir su vida en el rancho de su difunto padre. Desde hace tiempo son los competidores directos de Henry. ¿Os acordáis cuando nuestro patrón contó que le desaparecieron siete vacas? Tiempo después me contó que fueron cuatreros a su cargo, pero por evitar más disputas Henry lo dejó estar... -le sorprendió que Jeremiah no lo supiera, tal vez no se acordara de ello-. El caso es que sé que ahora los tres se encuentran de regreso a su rancho, procedentes Kansas tras conducir su ganado allí, lo cual hará sencilla nuestra tarea... Y nuestra tarea será... -la muchacha sonreía mientras hablaba-: arrebatarles una decena de reses, por lo menos, para revenderlas al tipo de la posta Graham.

Betty esperó unos segundos para observar vuestras reacciones.

El mejor momento para adentrarse en ese rancho es por la noche. El rancho Corony está a media milla de Tommy Ville y, si nos damos prisa, podremos dar este golpe de inmediato, ¡esta misma noche! -propuso, muy entusiasmada-. Cuando terminemos el negocio, sé donde podemos ocultar el ganado, y dónde remarcarlo para que nadie lo reconozca... Después podremos llevarlo tranquilamente a posta y obtener esas ganancias ¿Te sigue pareciendo una buena idea, Jeremiah? -y la muchacha le guiñó un ojo-.

Escucho con creciente interés y algo de preocupación las palabras de la joven. No estaba mal, pero aquello podría ponerles en aprietos no solo a ellos, también a Henry.

-Desde luego que es un plan osado Betty, ya lo creo que lo es. Y no será porque esos malditos Corony no se lo tengan bien merecido. Pero, me preocupa que puedan descubrirnos, o intuir que hemos sido nosotros y la tomen contra Henry.- Y era verdad, le tenía mucho aprecio al viejo, no se perdonaría nunca que por su culpa este saliese perjudicado.

-A mi no se me ocurre mejor manera de hacer dinero, a no ser que vayamos a buscar alguna recompensa. Pero tendremos que ir con mucho cuidado, y planificarlo todo muy bien. Para que los Corony no puedan vincularnos con el robo. Es mucho lo que nos jugamos, pero también es cierto que con ello tendríamos solucionado el invierno.- Era un buen plan, y la verdad es que no tenía ganas de meterse en una cacería humana en la que era muy probable que tuviese que ir a por algún pobre desgraciado que robo porque se moría de hambre. 

-¿Qué opináis vosotros?- Pregunto a sus amigos. 

La emoción de Jeremiah se fue apagando cuando Betty comentó que esa misma noche podría llevarse a cabo el plan. No era porque no le pareciera bien, sino porque, como decía Thomas, quizás podrían tomarla con el Sr. Josua si algo salía bien. Al fin y al cabo, todos sabían quien eran los chicos de Henry.

— ¿Es-esta misma no-no-no-che? — tartamudeó el chico, trabado por los nervios.

Jeremiah miró al suelo unos segundos, pensativo. Podrían ganar dinero, pero también podrían poner en peligro a Henry. El muchacho se acordó de Ezequiel, pero la pregunta de Thomas le sacó de su ensimismamiento.

— Los Co-coro-ny son gente peligro-gro-sa, Betty. No dudarán en-en disparar-rar-nos si ven que les estamo-mos quitando sus re-re-re-ssssses.

Jeremiah era bueno con el rifle. Había tenido muchas horas muertas en el rancho junto a Ezequiel. Pero nunca había disparado a nadie y eso le preocupaba.

— Pe-eeee-pro se lo tienen bi-bien mereci-ci-do por robar al se-se-sssseñor Josua — concluyó, mientras se levantaba, desempolvándose el pantalón — Yo vo-vo-voy, Beeetty.

Los Corony no están, como os digo, sólo tienen unos guardeses en su rancho. Unos pañuelos nos cubrirán el rostro, y si lo hacemos de noche, ésta nos protegerá. Después iremos al cercado de Billy Ford, el herrador, para que nos remarque el ganado capturado. Y sin más.

Viendo que la mayoría* estaban de acuerdo, y dado que la preparación no era muy exigente (tan sólo cubrirse un poco y tomar los caballos y las armas), decidísteis salir esa noche. La joven se metió en el hogar de Henry, para comprobar si el anciano se había dormido. Y así era. En caso de encontrar vacío su rancho de trabajadores, habría que darle alguna excusa, pero poco más.

En menos de quince minutos, estábais preparados para salir.

Media milla os separaba del rancho Corony.

Vuestros caballos galoparon veloces, la luna llena asomaba en lo alto (tal vez Betty lo tuviera ya pensado) y cruzábais la polvorienta senda que os conducía hasta allí.

* * *

Pronto llegásteis hasta el rancho de los tres hermanos Corony. No había límites, ni cercados ni vallados, por lo que os pudísteis acercar lo suficientemente, aunque de manera prudencial, hasta advertir su estructura y emplazamiento a la luz de la luna. Vísteis que éste se componía de dos viviendas (una de mayor tamaño y dos plantas, y otra de una sola). También tenía un barracón para los trabajadores, dos cercados (uno con las deseadas reses longhorn y otro para doma de caballos), y también dos establos para guarecer sus propias monturas (aparte de un pequeño almacén de herramientas y otros enseres).

Todo parecía cuidado y bien administrado. El dinero estaba ahí, delante de vosotros.

Ya estamos aquí. ¿Componemos algún plan o vamos directamente a abrir el cercado? Mirad lo que he traído: -la mujer levantó el brazo, y traía un par de grandes sogas de cuerda-.

Antes de poder arrepentirse ya estaban en camino, y pronto en el rancho de los Corony. A pesar de encontrarse bien adentrada la noche, la luna llena les permitía ver por donde iban.

-Creo que lo mejor será mirar primero por si alguien esta aun despierto, y de no haber nadie, ir directos a por el ganado. Tratando de hacer poco ruido, y de que los animales no se alteren demasiado. Tal vez uno de nosotros debería vigilar, mientras que el resto roban las reses.- No era un gran plan, pero tampoco tenían tiempo para mucho mas.

-Mantenernos siempre lo más alejados del rancho, y una vez tengamos los animales, irnos hacia el monte, antes de ir a que los remarquen. Mejor tratar de no dejar huellas.- Añadió mientras se acercaba al rancho, tratando de hacer el menor ruido posible.

Una vez cerca se fijo bien en todos los edificios y también en los cercados, no podían acercarse si había algún trabajador en las inmediaciones. Por las horas, todos deberían estar durmiendo hacia ya rato, pero mejor asegurarse.