Partida Rol por web

A pesar de haberse tropezado con su propio ímpetu, Ping Gao se gira para lanzarse hacia el rico barro, pero se detiene al ver que Huan Cho sigue abajo, durmiendo y recogiendo DVDs. Normalmente en este programa se ayuda a las chicas guapas, pero viendo que no hay ninguna, el chico decide hacer caso a su educación y le tiende una mano amiga a Huan Cho. 

- ¡Hay que ayudar a los mayores a cruzar! ¡Venga, señor, que yo le ayudo! - le grita, tumbado y sujetándose a la parte de arriba de la muralla.

Huan Cho mira hacia la voz que le habla. El sol le ciega y las cataratas no ayudan ¿Es un espíritu? ¿Es Jorge Javier? ¡Ah, no! Es uno de los que ya subió, que le quiere ayudar. Aunque iba a intentar usar la cuerda de nuevo, acepta que le aúpen. ¡Comodidad ante todo!

-¡Glasias, amigo desconosido! La bondad escasea aquí, ¡te pagalé con lo que saque de vendel dvd's de la loca lubia que dise que actúa!

Intenta agarrarse, pero los hados no están con el. Otra vez baja más que los sueldos.

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Tras encomendarse a san Subidín de las Cuestas, coge impulso para aprovechar que el concursante aún no ha retirado su mano. Vuelve a resbalar.

Su destino está por los suelos, como su moral.

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La estrategia falló. La ayuda ajena falló. Pero él no se había convertido en un comerciante exitoso por rendirse, sino por ser pesado.

De nada le valió. 

-Ellos subil como plesio del aseite. Yo bajal más que DiCaplio en el final de Titanic... No ela mi destino subil al castillo. 

PD: Mientras los demás seguían concursando, el bueno de Huan Cho fue a revender los deuvedés, que ya le estaban pesando. Si sacaba algo decente por ellos, vería el resto de la competición cómodamente en una terracita con tumbona y camarero propio.

-¡Nadie dijo que hubiela que espelal sufliendo!

Un silbato suena por todo el lugar, mientras Huan Cho resbala una última vez hacia el suelo después de varios intentos. Ping Gao se lanza al otro lado de la muralla desde la cima mientras el viejo recolector de DVDs es el único perdedor de la prueba...

- ¡Déjalo, déjalo ya, no vaya a ser que te hagas daño y haya que indemnizarte! - dice el General Tani avanzando hacia Huan Cho. - Venga, vete pa'llá a la tumbona que ahora voy yo. De soldado no has servido pero al menos me puedes guardar el sitio. ¡Al tumbón!

Y así termina la primera prueba...