Partida Rol por web

Prueba 3
¡Que no soy un bolo, que soy una persona!

*** En lo más profundo del Castillo de Takeshi... ***

¿Has visto, Takeshi?
¡Han caído cuatro en los Rollitos!

¡Pero han pasado muchos! ¡Y otro ha pasado la repesca!

Takeshi le da una buena colleja a Júnior.

¡Ay! ¡Pero Takeshi...!

¡Nada, a partir de ahora me ocupo yo!
¡Te voy a enseñar cómo se hace para eliminar concursantes!

¿Y cómo se hace?

¡Pues enviando a nuestros esbirros a por ellos!
Que hasta ahora han estado muy tranquilitos, trepando y dando saltos...

¡Ostras, claro!
¿Y qué van a hacer, dispararles pelotas de goma?
¿Echarles agua a presión con la manguera?

Jugar a los bolos.

¡Ah claro, jugar a los...!
¿Qué?

Tranquilo, que ahora lo verás.
Aquí van a caer un montón, y aunque no, nos vamos a echar unas risas.

Bueno, si tú lo dices...

Además, que he mandado a mis mejores esbirros disponibles para la prueba.

¡¿Pero esos no son...?!

Sí.
¿Dan miedo o no dan miedo?

Pues en cierta manera...

¡Pues hala, pásame un rollito y vamos a ver la prueba!

***

- Piltrafillas, tengo que felicitaros por superar los Rollitos de Primavera. - dice el General, apoyado en su vara. - ¡Pero también tengo que regañarte a ti por no haberme guardado la tumbona! ¡Muy! ¡Mal! - dice, zarandeando su vara en dirección a Huan Cho. Luego suspira. - ¡Pero bueno! El malvado Takeshi se ha dado cuenta de que somos demasiado buenos y acabaremos alcanzando su castillo si no hace nada. ¡Así que ha mandado a sus secuaces para acabar con vosotros! ¡Pero no os preocupéis, porque se me ha ocurrido un plan estupendástico para camuflarnos! ¡Os vais a disfrazar... de bolos!

- ¡Vais a disfrazaros de bolos y os vais a colocar al final de esta enorme pista de bolos, seguro que no pasa nada malo! Eso sí, los sitios son limitados... ¡así que os vais a tener que poner de acuerdo para ver quién va dónde!

Huan Cho mira al cielo, cierra los ojos en busca de inspiración, y tras parecer que se duerme dice finalmente:

-El seis pa mí

1

- La posición cuatlo es la más lógica pala evital ser delibado... - Le dijo Yotoko al general Tani. - Elijo esa posición.

Esperaba no tener que arrepentirse de ello. Había valorado elegir la posición cinco, pues la cuatro o la seis iban a ser las más reclamadas, pero... ¿Y si todos pensaban igual y elejían por ello el número cinco? Sin duda iba a pasar eso. Como buen teórico de la conspiración, estaba convencido de ello.

- Si, definitivamente, el cuatlo... - Concluyó.

Chun-Lo intentará entrar en el bolo N° 4.

- Elijo el seis, pelo me da que selá de los más solicitados. - Le digo el Konejito al General.

Elijo posición 2

- ¡Ya os vale, piltrafillas! - se queja el General Tani, agitando su vara en el aire. - ¿Es que no podéis ni poneros de acuerdo en los números? - pregunta con decepción cuando ve que varias personas están intentando escoger el mismo lugar. - ¡Pues hala, vais a tener que resolverlo de la forma que la humanidad ha resuelto sus conflictos desde siempre! ¡A hostias! - decide.

Mientras tanto, el buen doctor Otimato y el extraño Belnaldino reciben trajes de bolo tamaño humano para que se los coloquen...

Konehito Saltalín se prepara para el combate, estira un poco sus patas y se rasca las orejas. Mira a Huan Cho. - Este se me duelme en medio del combate. Selá mejol que no le de muy fuelte o me lo calgo. - Y tras pensar eso, utiliza la postura del conejo. Sin duda uno de los ataques más complicados de realizar del Kung-Fu y que, evidentemente, solo un conejo puede dominar... claro que quizás a Konehito se le ha olvidado lo que es realmente...

De hecho... hasta parece que ha subestimado demasiado a su contrincante...

Huan Cho suspira de nuevo al verse enfrascado en una pelea inesperada. ¡Sus negocios no se atienden solos! Dejar al lelo de su sobrino a cargo del bazar quizás no fue tan buena idea...

Se remanga la túnica aún embarrada, con lo bonita que la traía, y entrecierra sus ojos para atemorizar a su contrincante. Pero se da cuenta de que no ve, y vuelve a abrirlos.

Adopta la postura del "comerciante cobrando", un movimiento patentado por él en el registro ninja de kungfú y otras artes. Consiste en alzar su mano como si llevase un fajo de billetes de 1000 yenes, y con la otra defiende su botín como si una horda de clientes le acosase. Era mortal de necesidad.

O quizás no.

Por si acaso, intentó atemorizar al Konehito:

-Los ansestlos desil que pidieron un delivery de Konehito asado. Yo desil que se lo mando plonto. ¡Así que plepálate a molil!

No era cosa de matarlo, pero quedaba guay la frase. Siempre quiso imitar a Íñigo Montoya.

El viento movía sus falditas mientras ajustaba su puño sobre su mano abierta, mirando fijamente a su adversario, seguramente aquella armadura facial podría adivinar sus movimientos días antes de hacerlos, tendria que darlo todo ante aquel enemigo tan bien preparado - Se que eles extlatelestle y quieles nuestlas lecetas caselas- con estas palabras se coloca en la pose del loto marchito, una técnica mortal que pocos luchadores conocen (la puedes ver en wikipedia, pero Chun-Lo, no lo sabe), listo para el combate.

- ¿Peleal? - Preguntó el hombre de la máscara de botella. - ¡Yo no se peleal! - Añadió el conspiranoico amarillo. 

Para cuando se quiso dar cuenta de donde se encontraba y giró el rostro, vio a esa enorme masa de músculos, que lucía un ridículo vestido de algún tipo de atuendo inspirado en una heroína de videojuego, temática de la que aquel hombre no tenía ni la más remota idea.

- Peldone señolita, podlía simpleme... - Y sin poder acabar la frase, el hombre de la careta se vio aplastado por su rival, cuando éste cayó con todo su peso sobre él. - ¡Auch! ¡No puedo lespilal...!

Mientras se ajustaba el disfraz de bolo humano con cierta dificultad <_Cleo que me han dado la talla de niño.._>, el doctor asistía con asombro a las peleas de los demás concursantes: vio al conejo utilizar una maniobra de ataque muy depurada contra Huan Cho.

—¡WOW! ¡La maniobla del conejo!— exclamó —Cleo que esa maniobla esta plohibida en valios países pol su letalidad y deplavación hacia el contlincante—

Después miró hacia el otro lado prestando atención al otro combate que allí se ejecutaba, y contempló como la mole que se hacía llamar Chun-Lo aplastaba a Yotoko con un golpe brutal.

—¡Madle del amol helmoso! ¡La pose del loto malchito!— dijo con asombro.

Los ojos de Tekuro Otimato empezaron a humedecerse. —¡Snif! Cleo que se me ha metido algo en el ojo..—

Con suerte, tendría la oportunidad de obtener los heridos graves que tanto ansiaba y con los que poder practicar sus malsanas técnicas curativas.

¡Muy bien! Después de una épica pelea entre un conejo y un señor mayor, y después también de un ataque totalmente unilateral de Chun-lo contra el señor de la botella en la cara, el cual se cae al suelo antes siquiera de empezar la pelea... ¡Ya estáis listos todos, vestidos de bolos y colocados todos en vuestro respecto lugar! ¡Qué bonicos estáis, leches!

Pues nada, ahora ya sólo queda esperar a que lleguen los esbirros de Takeshi y...

"¡Pirataaaaaaaaaaaaaas~!"

Oh. No.

"¡Ya estamos aquí!"

"¡Somos nosotros, el DÚO PIRATA!"

"¡PIRATÓOON~!"

"Parece que hay aquí unos bolos muy bonitos, ¿sabes de qué tengo ganas?"

"¿De qué?"

"¡De lanzarles una bola enorme!"

"¡Venga, vale~ Yo te ayudo!"

Y así es como el dúo pirata agarra una bola de bolos igual de alta que ellos mismos, y los dos juntos la hacen rodar hasta el comienzo de la pista... mientras todos vosotros esperáis abajo, vestidos de bolos, contemplando vuestro destino. ¡Ay, ay, ay...!

"¡Venga! ¡Uno, dos...!"

¡Y la lanzan! La enorme bola empieza a rodar en línea recta hacia los bolos por pura conveniencia del guión, y también porque no me apetecía complicar demasiado más las tiradas. ¡Que viene, preparaos para aguantar!

Belnaldino se había puesto en primer lugar, como haría un gran líder como él. Esperó paciente a que se resolviera el sitio de cada uno de sus futuros siervos.

Por fin empezaba el juego. Belnaldino era consciente de que toda China le miraba y sus actos serían recordados. Si mostraba valentía y liderazgo aquí, ¿quién no seguiría a alguien tan genial?

Se reafirmó en su sitio y empezó a gritar cosas de jefes.

—¡Detlás de mí todos, os defendelé! ¡Nada podlá conmigo! ¡Soy indestluctible! ¡HAHAHAHA!

El bolo fue directo hacia él y, al tocarle, rebotó sin moverle ni un milímetro, o eso pensó Belnaldino. En ese traje era difícil notarlo.

En cualquier caso, había sobrevivido en el lugar más difícil.

—Yo soy el elegido.—dijo mirando al infinito con una pose épica. Bueno, épica si no hubiera estado disfrazado de bolo...

Al final le tocó perder su batalla contra el Konehito, y se fue al puesto de enmedio, atrás del todo. Quizás no fuese tan malo el sitio, bien centrado y protegido.

Tanto, que de hecho sólo veía a los demás bolos delante suya, y no sabía qué venía o dejaba de venir.

Oía voces, pero el traje de bolo era tan mullidito y acolchado que le daba hasta sueño.

De pronto vio que los otros bolos empezaban a ponerse nerviosos, algo venía hacia ellos... Huan Cho se preparó para el golpe adoptando la posición de "comerciante resistiendo embestida de buscadores de ofertas", cerró los ojos y comentó:

-¡Más vale sel hoja en álbol que fuente saltarina en aloz pasado!

¿Qué quería decir? Nadie lo sabe. Con los nervios, mezcló proverbios y le salieron megamixes.

Esperó el impacto.

El doctor se colocó en su posición un tanto nervioso, empezó a sudar debido al nerviosismo y a la estrechez del disfraz acolchado que se le ajustaba a su panza y a su trasero como si fuese un guante de látex, provocando una nula transpiración.

—¡Uff! Espero que sea lápido, si no me voy a deshidlatal— 

Comenzó la prueba. La bola echó a rodar hacia ellos ganando una velocidad preocupante.

—Vilgensita del locío ayúdame en esta situación..— dijo apretando la cara y los dientes. Entonces recordó las sabias palabras que le dedicó uno de sus maestros:

<¡Eles un mojón!, hasta una piedra dentlo de zapato es más inteligente que tú..>

—¡Eso es! Tengo que sel dulo como una piedla. Selé como la almohada de un cavelnícola, dulo como el tul-lón de ofelta—

Tekuro vio como la bola se dirigía hacia él. Apretó las rodillas y juntó los brazos a su cuerpo adoptando la apariencia de un sólido monolito, cerró lo ojos y... La bola chocó contra su cuerpo, sus carnes vibraron con el golpe, la inercia hizo que sus pies se arrastraran unos centímetros, pero el doctor se mantuvo erguido y resistente.

—¡Siiiii! ¡soy un monolito! ¡soy un monolito!— exclamó lleno de alegría —Pol favol que alguien me de un vasito de agua que el tlaje da mucha calol—

Aturdido todavía como estaba después de haber sido prácticamente aplastado por aquel hombre trasngénero de más de 150 kilos, Yotoko se vio atrapado en un asfixiante disfraz de bolo que le restaba gran parte de su movilidad. Le colocaron en una zona no demasiado ventajosa a la hora de salir de una pieza y aunque todavía no tenía muy clara la mecánica de aquella prueba, en cuanto vio a dos cejudos esbirros del tal Takeshi, lo entendió de inmediato.

- ¡Oh Dios! - Llegó a decir antes de que la enorme bola empezara a rodar. - ¡Me van a chafal otla vez! - Gritó aterrado.

En un abrir y cerrar de ojos la enorme bola estaba frente al hombrecillo que se creía un dictador comunista y sorprendentemente éste tras el impacto, logró mantenerse en pie. Eso frenó considerablemente la inercia de la bola y aunque tras la primera embestida fue a golpearle a él, pudo hacerse a un lado con una serie de pasitos cortos y ridículos y así evitar caer al suelo. 

- ¿He pasado? - Se dijo a si mismo incrédulo. - Tendlé que ponelo en el folo www.conspilanoicos.cn

Embutido en el traje de bolo que realzaba sus sensuales lineas, Chun-Lo observa como algo grande y redondo se aproxima hacia el y otros bolos más esmirriados  -Galbanzo gigante sabel dónde están chulos secuestlados!!!- Chun-Lo miro al bolo, el bolo miro a Chun-Lo y este decidió tomar otro camino, chocando contra otros concursantes, la fuerza de Chun-Lo era conocida allá donde comida hubiere.