Partida Rol por web

Entre todos no se podrán escapar, les daremos tal escarmiento que se les quitarán las ganas de volver a hacer nada parecido, jamás, estas trampas no discriminan, podrían haber caído en ellas niños, ancianos, águilas, caballos ... se gira para mirar a Laitale, su fiel corcel y se le nubla la mirada.

Thodak, parece que has oído a los posibles culpables, antes de desatar mi furia con ellos quisiera espiarlos para estar completamente segura, Tarandil también ha mostrado su acuerdo y no dudo de la lealtad de Aldtyr hacia la vida animal, asi que pongámonos en marcha y démosles un buen escarmiento...te sigo, indícanos el camino.

Saca su arco y prepara una flecha, se emboza en la capa y se hace prácticamente indistinguible, se agacha y comienza a moverse detrás del enano con la ligereza y cautela propia de los elfos.

Los compañeros que estaban con las trampas podían apreciar que algunas estaban oxidadas y otras eran más recientes, los que estaban más cerca del camino escuchaban unas voces despreocupadas de enanos que venían en dirección opuesta a la vuestra.

con voces roncas y canciones sonoras, parecían despreocupados viajando por  ese sendero, enanos de largas barbas, curtidos en años, cantando, bebiendo en un pellejo de piel hidromiel y fumando con sus largas pipas más viejas que ellos mismos. 

Parece que vienen hacia aquí, escondeos, rápido ! - susurra señalando unos altos arbustos de la zona, y desaparece.

Aldtyr no ve ningún motivo para esconderse, los enanos ambicionan piedras preciosos, metal y acero, nada de lo que él tiene. Rezongando todavía por la crueldad de los cepos y prometiéndose que si encuentra al dueño de tales instrumentos tendrá una palabras con él, deja su enorme mochila al pie de un viejo roble, libera el hacha y lo apoya en el tronco, cruza los brazos y deja reposar sus anchas espaldas en el árbol.

-¡Salud, maestros enanos! -exclamará cuando estén al alcance de su portentosa voz.

Aldtyr quiere preguntarles por el camino y lo que les aguarda más adelante.

- ¿Dónde vas, elfa? ¿Vas a meter los caballos también en un arbusto? - dijo Thodak al ver como Laurel se precipitaba a esconderse.

El enano no era amigo de subterfugios innecesarios. Además, para ocultar los caballos tendrían que adentrarlos mucho en la maleza y ello no era buena idea en aquel paraje repleto de cepos ocultos.

- Yo no pienso esconderme de una compañía de mis iguales - dijo orgulloso. - Les saludaré de enano a enano, les preguntaré a las claras y resolveremos esto con palabras o con mandobles, si hace falta - decidió manteniéndose firme en el camino sujetando las riendas de su yegua.

Thodak asintió con aprobación ante la actitud abierta de Aldtyr. El carácter élfico le era extraño, así que no insistió y la dejó hacer lo que fuera más de su antojo.

Cuando se acercó la compañía saludó respetablemente a los viajeros, dejando por el momento los prejuicios a un lado contagiado de la actitud del Beórnida.

Tarandil se adelante unos pasos a Aldtyr, quedando completamente a la vista y vulnerable. Saluda cortésmente a los enanos con los que se habían encontrado siguiendo la pista de los cazadores furtivos que abandonaban sus trampas en cualquier lugar, con el consiguiente riesgo para todo ser vivo. Su inclinación de cabeza es tan sincera como breve.

—Mis señores enanos... —comienza Tarandil con una amigable sonrisa—. Nos hemos topado con lo que consideramos un problema que puede resultar dañino para mucha gente. Un conjunto de trampas instaladas en medio de lugares de tránsito donde pocos animales parecen acudir y sí muchos viajeros —hace una pausa para seguir siendo educado y controlado—. ¿Podríais decirme si tales artefactos son vuestros?

Esperaba que, en caso de un estallido de violencia, sus compañeros fueran cobertura suficiente para su persona. No obstante, según las circunstancias en las que se encontraban, de casi celebración, no parecía en principio muy probable. Aunque nunca hay que fiarse del posible mal genio de un enano.

Los enanos dejaron de cantar a veros, más no redujeron su marcha hasta ponerse a una  distancia de conversación.

Buenas entradas tardes tengan, ustedes, hemos escuchado historias raras por estos caminos, pero hablando de cosas raras,  no pensábamos ver a un grupo tan dispar en raza por estos caminos; nosotros vamos de peregrinación por esta parte de tierra media.

 Otro el más joven del grupo pegando un trago largo y limpiándose con la manga dice: "De peregrinación sí, pero de posada en posada testando toda las cervezas de la zona, algo que pocos han podido hacer, hahah". 

 Flim le mira y sonrie. luego continua diciendo: No solemos estar mucho tiempo en un sitio y menos si ese sitio no tiene ninguna taberna o posada en la que beber, así que no os podemos ayudar, pero si que nos hemos cruzado con algunos campesinos, están asustados, dicen que una bestia de más de dos metros, enorme y con un ojo atemoriza a los transeúntes de estos lugares, nosotros no hemos visto nada de eso, pero hay muchos viajeros asustados, tener cuidado de continuar  por este camino. A un par de horas de aquí hay  un refugio al lado del camino,  para pasar la noche les aconsejo descansar allí.

- Quizá hayan sido los campesinos quienes han sembrado este bosque de trampas, intentando torpemente cazar a la bestia - dedujo en voz alta el enano, aunque echó un vistazo a la indumentaria de los enanos por si tuvieran algún símbolo similar al gravado en los cepos. - Esas gentes son demasiado temerosas y tienden a exagerar cualquier cosa que consideren una amenaza. Como mucho habrán visto un oso o un huargen tuerto. Andaos con cautela por aquí, no fuera a ser que cantando y cantando, vayáis a dar con un pie en algún cepo - reiteró a los despreocupados y borrachos enanos, que parecían no haber hecho caso de la advertencia.

- Nosotros nos encaminamos a las montañas azules, concretamente a la pequeña cordillera perpendicular a las mismas. ¿Conocéis vosotros, hermanos moradores de la montaña, dichos montes? - preguntó para saber qué podrían esperar de dicha zona. Nadie mejor que un enano para saber de estos menesteres, si es que acaso habían recorrido aquel paraje o habían oído hablar de él a otras gentes durante sus correrías tabernarias.

Laurel observaba escondida, escuchaba el diálogo entre sus compañeros y los enanos y le llamó la atención el monstruo de un ojo, por el tamaño que decían tener no pesaría menos de 200 kilos, un ser así debería dejar un rastro fácil de seguir por la profundidad de sus huellas y ramas rotas, tampoco parecían de la zona, con lo que descartó la posibilidad de que fueran ellos los tramperos, el símbolo de los cepos tampoco parecía ser suyo, miró a su alrededor con otra idea, ahora sabía de la bestia uniojo y ya sabía que pistas buscar.

Se relajó un poco y decidió seguir escondida, de todas formas nunca le habían gustado las multitudes y mucho menos ruidosas y alcoholizadas, iba a esperar hasta que se fueran para salir, se alejó un poco para no llamar la atención y se puso discretamente a buscar rastros del animal que estaba atemorizando a los paisanos.

Los zorros tampoco gustaban del ruido y el agradecido animal que aún cojeaba ligeramente la miraba con curiosidad desde una distancia segura del ruidoso grupo enanil, quizá esperaba más comida, o puede que fuera sólo agradecimiento. Un ruido casi imperceptible hizo que volviese la mirada hacia la zona más alejada del camino, la mestiza también miró pero nada vió, cuando volvió a mirar, el zorro ya no estaba.

A pesar de la tosquedad de los enanos, su amor por las frías piedras y su poca preocupación por la naturaleza, no puede evitar sentir simpatía por su alegría (quizás algo alcohólica).

-Tendremos en cuenta vuestra advertencia, maestros enanos. ¿Quién sabe lo que atemoriza a los lugareños? Quizás una persona grande como yo puede ser suficiente para despertar miedos atávicos, pero se les suele pasar cuando abro este pequeño vial -de su enorme morral, que parece no tener fondo, saca una garrafa de vino añejo de Dorwinion y convida a los enanos-. Imagino que podremos compartir alguno de los productos de vuestra peregrinación, ¡jajajajajaja!

-Como dice aquí, maese Thodak, nos dirigimos a las montañas azules, buscando a tres buenos y excelentes hobbits, que tememos se hayan metido en algún lío... ¡quizás confiados en el valor que ofrecen estas bebidas espirituosas! -niega con la cabeza y chasquea la lengua- Es esa pizca de sangre de los Fuertes que hay en su familia: les lleva a cometer locuras ¡con lo agradable que es permanecer en casa junto a un buen fuego y un reconstituyente como este!

Tras el saludo, Tarandil decide guardar silencio y dejar que sea el simpático y abierto Aldtyr quien lleve la conversación. Si se lo propusiera sería capaz de venderle una baratija a un dragón. Quizá haya contado un poco más de lo que hubiera sido de desear de la misión que les ha llevado hasta allí, pero no es menos cierto que tampoco supone un secreto tan grande y que los enanos acostumbran a ser dignos de confianza mientras no haya oro de por medio.

—Si sabéis disculparme, voy a examinar un poco el lugar —y con esas palabras se aleja del grupo de enanos lo suficiente como para estar fuera de la conversación.

Por las cercanías a la zona donde los enanos se encuentran acampados, Tarandil comienza a buscar rastros de la criatura por la que tanto revuelo de cazadores novatos se ha podido desatar.

Las montañas azules el gran reino de Gil Gala el ultimo de los grande Eldar, nosotros preferimos llamar a las montañas Lindon hogar de los Noldor pero también de muchos clanes enanos, incluso hace unos cincuenta años hogar de los enanos  de Erebor que salieron huyendo del dragón  smaul, hay mucha historia allí, muchos lugares vacios y peligrosos ahora. y otros acogedores por los enanos que desgarran las montañas. Sí han ido allí seguramente han pasado por el pequeño pueblo  "Factorhero", precisamente ese pueblo da una recompensa por la cabeza del monstruo de un ojo que atemoriza estos lugares.  No tiene perdida continuando por el sendero lo encontraréis sobre día y medio de camino.

El que había hablado era el enano  que más se centraba en fumar  su larga pipa y en respirar y expulsar un humo negro y de olor fuerte, nada que ver con el tabaco de la comarca.

(...)

El enano más joven toma de la bebida de Aldtyr y le pasan una rica hidromiel, la verdad es que esta buena, los enanos saben elegir buenas bebidas. 

Os vuelven a decir que no han visto a tres hobbit juntos de paso, pero que en el pueblo tal vez si que sepan de ellos. Os aconsejan también ir a la taberna local, son capaces de coger un rabano y hacer un plato exquisito.

Los Hobbit son poco aventureros, pero cuando les da por salir son como niños, no pararan hasta saciar ese deseo, deseo nuestro que los encontréis pronto, nosotros vamos hacía Bree, allí estaremos una temporada bebiendo y comiendo antes de ir hacía otra taberna. 

suerte os deseamos.

( Esta vez era el más mayor el que hablo al principio el que os desea suerte y se despiden)

Ve tier telpe ar taurë, l ruva ainan coan ortanyë Orodruin !! - ( al fin se fueron, se les podría oler desde el Orodruin !!) - Se oye farfullar a Laurel saliendo de entre unos alisos jóvenes.

Ahora ya podemos centrarnos en nuestro siguiente paso, por los alrededores no he visto señal alguna del ciclópeo monstruo, y es avanzada la hora, tenemos un refugio a dos horas, podríamos pasar allí la noche y seguir buscando por la mañana siguiente, aunque yo no lo necesito.

También habrá que hacer una visita a la posada de "Factorhero" ... "El jabalí y la abeja" creo que se llamaba, nunca he sabido porqué, y averiguar si pasaron los hobbits.

Hantale, Laitale ! - y su fiel montura acudió contenta de tener un propósito, se arrodilló de las patas delanteras y Laurel subió grácilmente como quien sube una escalera.

Aquí ya no queda nada interesante...ah, nuestro amigo - y sonríe en dirección a una adelfa de la que asoma tímidamente un hociquillo negro. El zorro ya no tiene miedo y viene a despedirse. Le tira un trozo de lemba - yéni ve lintë yuldar vánier -   ( suerte y que la luna te ampare ).

Sin más se pone a tararear delicadamente una de sus melodías mientras prende una varita de incienso de azahar.

Eruva ainan coan, ortanyë camnyar,
nai encenuvanyë ?
Namarië tenna enomentielma !
aina coa, namarië ! feanya, namarië !

El humo delicado del azahar y la suave canción apaciguan los corazones y hacen aflorar una sonrisa a todos menos a Thodak, que mira a la elfa con cara de - [ ... otra veeez ??? ]

—No hay canto más dulce que el Lamento de Galadriel —comenta Tarandil al tiempo que sube a su caballo para iniciar la marcha de nuevo—. Dicen que la dama es la más hermosa de cuantas habitan la Tierra Media, pero nunca he podido verla en persona, tan sólo hablar de su belleza una y otra vez.

Acaricia la proporcionada cabeza de su caballo para infundirle tranquilidad y avisarle de que van a ponerse en camino. El caballo reacciona positivamente a los gestos de Tarandil, con quien guarda gran complicidad.

—Temo que las tres cuartas partes de cuantos formamos parte de este grupo necesitamos dormir, amiga mía —dice dirigiéndose a la cantarina Laurel—. Y necesitamos ese descanso para poder llegar frescos a la posada de «El Jabalí y la Abeja». No sabemos qué nos vamos a encontrar allí. ¿Estamos de acuerdo, amigos?

Thodak suspira aliviado al ver que sus compañeros se deciden de nuevo a iniciar la marcha, aunque la tranquilidad le dura poco debido a la repetitiva tonadilla que la elfa se empeñaba en cantar y el zorro que les seguía rondando como un perrito faldero.

- ¿Qué quieres, rata pulgosa? ¡Fuss, fuss! - espetó al zorrito desde su montura, agitando la pierna en una suerte de movimiento de patada, pero que con sus cortas extremidades y desde la altura en que se encontraba no tenía un efecto demasiado amenazador sobre la bestia. - ¿Alguien sabe qué quiere este bicho? ¡Espantadlo ya, antes de que le pegue alguna enfermedad a los caballos! Si se pone en medio y lo chafo no me hago responsable...