Partida Rol por web

Daseli es un pueblo a  40 minutos  del rio Drakon, o a 25 minutos a caballo,  Muchos viajeros que van hacia la capital Denerim o hacia "El Bannorn" (region destacada por ser el Granero de Ferelden ) se desvían unos kilometros para descansar y cobrar fuerzas en Daseli.

Daseli ha tenido unos meses de sucesos extraños en la que la gente nativa del lugar se encontraba un tanto preocupada.  Pero la tensión vivida meses atrás se había relajado gracias a la fiesta anual.

Durante tres días y una vez al año celebra el pueblo el milagro del guardia Gris Cecerón. Para unos un gran paladin, para otros un poderoso Clérigo  de la orden.

El caso era que En la anterior Ruina "La octava" Cecerón apareció con sus batallones y libero el lugar de las hordas de engendros tenebrosos. 

Pero los campos, tierras y aguas habían quedado infectados-

Fue cuando Cecerón realizó el Milagro se bajo del caballo y pidiendo al Hacedor su bendición señalo el punto exacto donde se encontró el que sería el  pozo del pueblo y la salvación de su gente.

Después de este milagro, todos los años el pueblo de Daseli hace un homenaje  al guardian Gris Ceceron y durante tres días de fiesta le recuerda.

En estos días se puede encontrar un gran mercado, obras de teatro representando exageradamente las hazañas de Cecerón.

y Una gran feria llena de concursos donde poder ganar una comida o unas pocas monedas.

Hay tiro con arco,  Lucha de barro, carreras de atletismo, concurso de Pulsos, pruebas de fuerza fisica ( levantar en lugar del caballo un carro cargado con barriles de agua. )  Trepar un muro antes que los demás.  pruebas de habilidad  (Abrir la cerradura de un cofre antes que los demás).  y muchos más desafiós.

Por otro lado esta el mercado, la zona de alimentos esta repleta de frutas exóticas traída de los puertos del Litoral; pescados salados del mar y también frescos del rio, carnes de ganado y caballo, etc

La zona de artesanía esta repleta de utensilios de cocina, ropas y telares de colores vivos, vestidos extraños que una mujer decente de Daseli no se atrevería a poner en publico.

También esta la zona de Herramientas y otros metales, la zona de charlatanes y lectoras de futuro, la zona de plantas, animales y curiosidades.

Hay bailarines,  escupidores de fuego, juglares, bufones y un río de gente caminando de un lugar a otro comprando como si no hubiese un mañana. ciudadanos de otros lugares de Ferelden y algunos  incluso de otras regiones de Thedas.

Entre este ajetreo se encuentra nuestros Heroes, llegados de distintos lugares, unos se conocen otros no, pero todos son atraidos por el ambiente de fiesta y  por la oportunidad de ganar algunas monedas.

¿ Que hacéis?, ¿Dónde os encontráis en estos momentos? ¿Que se espera de este lugar...?

Meda estaba pelada, puede que no de vello facial o cabellera, pero sí de oro. Tan desesperada estaba que había arrastrado consigo al tuerto para rascar unas monedas aprovechando el Annum del Guarda Gris Cecerón. A la guerrera no le importaba la historia, sólo poder pimplarse una buena jarra de cerveza de trigo y ganar algo de dinero para sus hijos.

—Juegos, cerveza y borrachos... me siento como en casa— dijo la enana con una sonrisa ladina a su compañero —. Y seguro que encontramos algo para que te puedas entretener tú también— bromeó la pelirroja orgullosa de su barba aunque las gentes la mirasen extraña. 

Observando las idas y venidas de las gentes que habían acudido al evento, Meda se inclinó hacia el elfo, aunque la diferencia de altura la obligó a tirarlo de la manga para se agachara y poderle susurrar al oído —Nada de robos, Garland— susurró —, aunque si tienes que estafar a algún idiota no seré yo la que te detenga— añadió, guiñándole un ojo antes de apartarse y señalar hacia la zona de los pulsos, sonriendo lobuna —. Me gusta...

Habiendo gastado sus últimos ahorros en un sanador de mala muerte, podría decirse que Garland también estaba pelado. Por si fuera poco, la barbuda se las arregló para convencerlo, bajo amenaza, claro, de acompañarla al tal pueblito de Daseli. En su vida había escuchado el elfo de aquel pueblo, pero claro, jamás había salido de Denerim.

Garland le dedicó una mirada suspicaz a Meda.

— En mi casa lo único que había era desesperación y hambre —respondió el elfo, encogiéndose de hombros—. Supongo que viviste en un mejor hogar que yo —concedió, moviendo los dedos con cierta anticipación ante una posible adquisición.

La mirada del pícaro se paseó por el lugar, buscando algún posible incauto al que despojar de sus pertenencias, o quizás una bolsa de monedas mal colocada en alguna mesa. Tal vez hasta simple fruta que llevarse a la boca. Sin embargo, el elfo frunció el ceño ante las siguientes palabras de su compañera, chasqueando los dientes con evidente fastidio, y no sólo por el hecho de tener que doblarse para poder escucharla regañarlo.

— Le quitas la diversión a todo, Meda —musitó en voz baja—. ¿Te crees que vamos a ganar suficientes monedas jugando limpio?

El elfo suspiró y negó, siguiendo a su compañera casi arrastrando los pies. Sin embargo, sus ojos permanecieron alerta, buscando alguno de los dos posibles objetivos que ya tenía en mente.

Sune estaba cansado de caminos y de interminables jornadas sin parar de caminar, había oído hablar de la oportunidad de conseguir alguna moneda en las fiestas de Daseli, y hacia allí se encamino con su compañero de viaje Caleb. Estaban sin blanca, hambrientos y llenos de polvo del camino. Al menos ya estaban cerca y en un rato avistaron el pueblo y pudieron oír el gran barullo que tanta gente hacia al hablar.-Amigo Caleb, parece que ya hemos llegado, a ver si tenemos suerte y podemos comer algo caliente y bebernos unas cervezas. Y que no sea por pedir, si se nos da bien la jornada, tal vez podamos descansar en una posada y darnos un buen baño, que ya nos hace falta.-Se metieron entre la gente y Sune buscó algún lugar en el que hubiese algún concurso de tiro con arco, el se defendía bien y con algo de fortuna podría conseguir algún premio.

Pero la real fuente de recursos, podría ser que alguien les contratará para realizar algún trabajo, eso les podría sacar de la miseria en la que se encontraban, aunque seguro que nadie les daría dinero fácil.

Hacía mucho tiempo que había salido del hogar familiar en mi particular cruzada, que nadie, salvo unos pocos, sabían cual era. El dinero con el que había empezado había ido menguando poco a poco hasta casi quedarme sin blanca. Ni siquiera había encontrado un par de pistas para seguir mi búsqueda, así que ahora mismo me encontraba en un punto muerto. Había escuchado de la existencia de la fiesta que hacían en Deseli en honor de un paladín llamado Cecerón, que obró un milagro en la urbe, así que mis pasos me llevaron hasta aquí. Por el camino conocí a Sune, un explorador bastante habilidoso y empático. Como no quería viajar solo y él venía también a la ciudad, opté por entablar amistad con él y compartir el camino.

Llegamos por la mañana y vi que la urbe estaba invadida por todo tipo de comerciantes. Estaba algo cansado, pero tenía ganas de dar una vuelta y ver todo lo que este sitio podía ofrecernos. Además, tenía que visitar los puestos del mercado, por si tuviera suerte y alguien supiera algo sobre mi búsqueda.

-"Sí, Sune, ya hemos llegado. Recuerda que no tenemos mucho dinero, así que me temo que lo de dormir en una habitación rodeado de mujeres y con buenas bandejas de comida y bebida van a tener que esperar." Le dije sonriendo.

No era tan optimista como él y no esperaba que la suerte nos sonriera. A mi alrededor, comerciantes, vendedores, agricultores, trileros, mujeres de fortuna, mercenarios, etc., se entremezclaban en las calles y en los puestos. Me eché la capucha por la cabeza y me apoyé en mi bastón para andar. Mi tono de piel azabache era algo extraño por estas tierras, pero más extraño aún, era el color violeta de mis iris. Nadie de por aquí sabía lo que era, ni a lo que me dedicaba; ni siquiera Sune. Le había dicho que era un vendedor ambulante, sin mercancía, porque la llevaba en mi cabeza. Era un buen cuentacuentos, excelente poeta y un prolijo escritor. Si la gente supiera de verdad qué era capaz de hacer, estaría en peligro; no podía fiarme de nadie.

Fuimos a que Sune probara fortuna en un concurso de tiro con arco, el cual ganó fácilmente, dada su destreza con su arma. Mientras este concursaba, yo miraba los alrededores. Hubo una pareja que me resultó muy curiosa, una enana pelirroja que acompañaba a un elfo herido. Ella parecía aguerrida y él un ladronzuelo. Era curioso como al final, dos especies tan distintas podían unirse en amistad... porque no creía que fueran pareja. Justo Sune me pilló mirándoles cuando se acercaba después de haber recibido un premio. Le indiqué con la mirada que mirara a la extraña pareja.

Un grupo de 4 aventureros había llegado a la hora de comer al pueblo en fiestas. Parecía que el grupo había compartido el camino hacía Daseli todos tenían algo en común y es que el grupo iba en busca de oportunidades, y de ganarse el sustento.

No tardaron en ir hacía la zona de competiciones Meda ya estaba pensando en el concurso de pulso. Y Sune en el del Arco.

Cuando estaban apunto de llegar vieron como la muchedumbre a unos 30 metros de ellos se apartaba atemorizada; En la calzada había un par de caballeros Templarios montados en negros caballos también junto a ellos había un mago del circulo, (un humano de media edad con la cabeza rapada). Tras ellos había un carro conducido por un abuelo, el carro era UNA JAULA una prisión.

En ella había una elfa, y Un humano adolescente.

Alguien grito, ¡son MAGOS APOSTATAS!, la muchedumbre (unos pocos) valiente ante la presencia de los templarios y del Mago del circulo les lanzaron algunos tomates y lechugas podridas

¡SON DEMONIOS! LOS APOSTATAS SON DEMONIOS TODOS TENIAN QUE ESTAR ENCERRADOS. Se escuchaba decir entre el gentío.

El mago hace parar la marcha y mira hacía Caleb, señala a los templarios hacía su dirección.

Y sucede algo que haría temer a cualquier Apostata por unos segundos los Templarios van hacía él cuando un adolescente parecido al que estaba encerrado hecha a correr.

EL HERMANO DEL CHICO ENJAULADO ES APOSTATA TAMBIEN CAPTURARLO.

El pobre no fue muy lejos ayudados por los curiosos enseguida fue capturado por los templarios, y le hicieron beber algo que parecía que le anulaba los poderes y lo atontaba y lo metieron en la jaula.

Tras este suceso se alejaron del pueblo y se dejaron de ver por el horizonte.

Todo volvió a la normalidad tras este lamentable suceso.

Por fin el grupo llego hasta la zona de juegos.

Sune compitió contra tres arqueros conocidos en la zona, y su puntería fue muy muy buena. Quizás tan buena que llamo demasiado la atención.

Todos querían tocar y saber quien era ese arquero tan fantástico, no conocido por el lugar hasta la fecha. ¿Cuál era su nombre? .

Se gano Unos 6 vales de comida y bebida en la Taberna “La Hidro Miel” .

Si volvía a competir con el Campeón del año pasado (NO13) el premio sería media moneda de platas (unos 50mc) y un barril de vino de la localidad para festejarlo.

La enana probo suerte con los pulsos (NO12, 9, 14) si ganaba dos de las tres se llevaría unos vales para pernoctar en la Taberna “La Hidro Miel” ella y sus familiares o amigos. Y una moneda de plata.

Garland mira y observa en busca de una posible presa, sabe conocer a los “pardillos” a distancia, pero lo que ve es más alarmante, y es que  a Caleb se le ha acercado un chico distraído y ha chocado con el entre la multitud, Esta apunto de robarle algo. ¿Que hacéis?

Ya estaban en el pueblo, cuando se encontraron con un mago del círculo y dos templarios. Llevaban en una jaula a una elfa y un joven humano, unos pobres desgraciados acusados de apóstatas. Esto hizo pensar a Sune, en las grandes injusticias que tenían que ver, y ante las cuales poco podían hacer. Pero lo más sorprendente fue cuando el mago señalo a Caleb, si a su compañero de viaje, y los dos templarios se acercaron a nuestra posición. Pude ver como tez de Caleb quedaba del color de la ceniza, se quedo totalmente helado. No se lo había querido decir, pero alguna sospecha ya albergaba de cuales podían ser sus habilidades. Pero en estos tiempos, ser mago y no estar en el círculo era duramente castigado, así que ni siquiera saque el tema. Una vez hubiera confianza ya diría lo que a el le pareciese oportuno, que algo así, cuantos menos lo sepan mejor. Me prepare para defender a mi amigo, al menos para tratar de escabullirnos entre la multitud. No tenía ninguna intención de dejarlo en las manos de los templarios. Pero no fue necesario, otra pobre víctima ocupo su lugar. El desgraciado hermano del chico apóstata, fue capturado por las gentes y entregado a los templarios, que como un perro encerraron en su jaula. Luego se fueron, y pudo ver como Caleb, recobraba el color y el movimiento. Sin hablar más del tema, nos internamos entre los puestos y llegamos hasta un concurso de tiro con arco, en el que pudo conseguir unos 6 vales de comida y bebida en una taberna local. 

Tras la primera parte del concurso, se habían reunido muchas personas, y entre ellas destacaban una enana y un elfo, sobre los que Caleb me llamo la atención, ambos me resultaban familiares de haberles visto en el camino. Tal vez luego podrían hablar con ellos. Había llamado mucho la atención con su anterior actuación, y cuando se enfrento al campeón del pasado año, tanta gente observándole no le ayudo a concentrarse, y perdió claramente. Una pena, unas monedas y un barril de vino que no serían para ellos. Pero al menos ya tenían algo que comer y beber. Se dirigió a su compañero y en voz baja le dijo:-Una pena no haber ganado algo más, pero al menos ya tenemos algo para comer y beber. Que te parece si nos acercamos hasta la taberna "La Hidro Miel". Pero antes tal vez podamos hablar con esos dos.-Dijo mientras inclinaba de forma casi imperceptible la cabeza en dirección al elfo y la enana.

La regia enana suavizó su expresión al oír a Garland hablar sobre su hogar. Torció el morro y le dio un codazo amistoso —Venga. No es momento para deprimirnos, "Latiguillo"— dijo ella, estirando sus brazos.

Meda no tuvo éxito en los pulsos. O la enana estaba desentrenada o puede que su rival fuera mucho más fuerte. Igualmente se divirtió y soltó una risotada con su pequeña victoria, aunque no pudiera ganar la mano —Luego quiero la revancha, ¿eh?— dijo la pelirroja señalando a su contrincante.

Regresando junto al elfo, Meda arrugó el ceño al ver el desfile de los templarios, casi como si exhibieran a sus "presas". La enana no ocultó su disgusto, ya que era de la opinión de que la orden se excedía en sus deberes e, incluso, disfrutaba maltratando magos.

Entonces enfocaron a un tipo de piel bronceada, como si señalaran un objetivo y, sin pensarlo, la enana se abrió paso entre la gente con ceño fruncido para intentar interponerse, ignorando a su camarada orejas de punta. Por desgracia, no pudo ayudar al otro chaval que sí se llevaron y la enana gruñó impotente.

Miró al apóstata que iba con el arquero —Como perros...— masculló, mirando con desprecio a los templarios —Meda Thoskarr y éste larguirucho de aquí es Garland el Gris— bromeó a costa del tuerto —. Gris porque le hace falta comer más para recuperar su color— soltó una carcajada sonara y miró al explorador amasando orgullosa su barba —. Buen tiro. 

La enana miró en todas direcciones, sonriendo ladina al ver la prueba de arrastre. Le dio un toquito a Garland en el hombro —Voy a probar suerte con eso. A ver si tu teoría es cierta.

Todo sucedió muy rápido y me quedé de piedra cuando el mago del círculo me señaló. ¿Cómo podía saber que era un mago apóstata si llevaba la capucha de la capa echada sobre la cabeza? Lo poco que se me veía del rostro evidenciaba que la sangre había abandonado esa zona de mi cuerpo, quedándose bastante pálida. En contraste con el tono azabache de mi piel, resaltaba mucho. Algo tembloroso, reculé unos pasos hacia atrás, sin saber muy bien qué hacer.

Pero todo se quedó en un susto, dado que los templarios fueron tras un pequeño, que resultó ser hermano del que estaba encerrado. La muchedumbre gritaba en su contra y le atraparon enseguida. Terminó junto a su hermano y una elfa, encerrados en la jaula y llevados hacia su funesto destino. Tanto la enana como el elfo que había estado observando se habían acercado hasta nosotros, no sé con qué intenciones, pero no parecían querer algún mal sobre Sune y yo. Mi amigo, después de ganarse unos vales para la taberna en el concurso de tiro con arco, estaba de muy buen humor.

-"Yo soy Caleb Medianoche y mi amigo arquero es Sune Raitlin. Es un placer conoceros. Creo que nos hemos visto por el camino, si no me equivoco. ¿Verdad?" Dije educadamente. "Sune y yo íbamos a ir ahora a refrescarnos un poco a la taberna de la Hidromiel, ¿os apetecería acompañarnos para charlar un rato?" Pregunté.

Aunque estaba bastante nervioso aún, mi voz parecía tranquila. Muchos años de práctica habían templado mis nervios y mi mente dominaba cada poro de mi cuerpo. Miré a Sune y le sonreí.

-"Buen Sune, ¿compartirás tus vales con estos sedientos compañeros?" Le pregunté.

Por fin se habían acercado la enana y el elfo, y Caleb nos presento ante ellos.-¡Un placer conocerles! Como bien ha dicho Caleb, mi nombre es Sune y a mi también me parece recordarles de alguna parte del camino. Y por supuesto que con estos 6 vales de comida y bebida, todos podremos comer y beber algo en la taberna. Que falta nos hace, y a ver si conseguimos algún trabajo, o tenemos más suerte en algún otro concurso.-

— Oh, no, para nada —respondió él, distraído—. Estoy bastante seguro de que les va mejor ahora que no estoy.

La verdad sea dicha, el destino de los magos, y en especial el de los apóstatas, le importaba poco al elfo. Suficiente tenía él con sus propios problemas como para encima venir a prestarle atención a los de los demás. Cuando mucho podría llegar a preocuparse por Meda, y eso porque ya tenía cierta historia con la enana.

Sin embargo, el alboroto presentaba una oportunidad para el pícaro, quien no tardó en mirar a la barbuda con una sonrisa ladina en los labios. El elfo acabó perdiéndose entre la multitud, tanteando suavemente los cinturones de algunos pueblerinos, y más importante aún, sus bolsas. Distraídos como estaban, además de apretujados, seguramente no le prestarían demasiada atención a una mano de más por aquí o por allá, y para cuando se dieran cuenta… Garland seguramente ya estaría gastándose aquellas monedas.

Se percató de aquel “inocente” choque entre el pobre diablo que el viejales de la jaula había señalado antes y un chico con pintas de manolarga, pero no hizo nada al respecto. No era quién, asumiendo que él mismo estaba intentando liberar a algún pobre diablo del peso de su bolsa de monedas. En cualquier caso, el moreno debió haber estado más atento, pues aquellos eventos eran un nido de ladronzuelos.

Garland se quedó quieto al ver que Meda intentaba interponerse entre los templarios y el apóstata. Una cosa era que te disgustara, otra cosa enfrentarte activamente… no tenía sentido echar un pulso contra la Capilla, porque ellos siempre saldrían ganando. El elfo se acercó a la barbuda al ver que los templarios se retiraban.

— No deberías jugarte el pellejo así, todavía tienes asuntos en Denerim —le echó una reprimenda, con la mirada puesta todavía en los cazadores de magos.

Cuando Meda los presentó, Garland alzó una mano, con evidente poco interés, a modo de saludo. No quería tener demasiado que ver con un apóstata, más uno que ya habían señalado, pero no quedaba de otra. Frunció un poco el ceño ante el chiste de la enana, mirándola de soslayo, aunque para eso tenía que girar todo el rostro, por el ojo que le faltaba. Abrió la boca como para responderle algo, pero tras un par de segundos la cerró. No tenía la lengua demasiado afilada ese día.

— Ya verás que es así —le respondió, guiñándole un ojo, encarando ahora al tal Caleb—. Teniendo en cuenta que el Camino del Rey es lo único que pasa por aquí, es… bastante posible, sí. Has tenido mucha suerte —claramente se refería al incidente con los templarios.

robas una bolsita, parece que esta medio llena. veremos que hay*

Garland sonrió al percatarse de un pobre tonto al que dejar en la calle, no tardando demasiado en arrancarle la bolsa fingiendo un tropezón. Minutos después, al abrigo de varias de los pabellones, registraría su contenido.

El elfo dejó salir un bufido al ver que tanta bolsa albergaba únicamente una mísera moneda de cobre, aunque sus ojos brillaron al ver el anillo, que no tardó en vender a algún mercader ambulante.

Puede que la enana no fuera la mejor en los pulsos, pero en la prueba del arrastra demostró que el elfo "tenía razón": Meda era bruta como un arado cuando se lo proponía.

Con una sonrisa de oreja a oreja regresó junto a aquella extraña pareja formada por el apóstata y el explorador, buscando con la mirada a Garland de paso. Es más, al visualizar al tuerto, guardó su premio en su escote con desconfianza.

—Ahora sí aceptaré esa pinta— soltó la pelirroja antes de ofrecerle a Garland un vale de comida —[B]. Toma. Debí hacerte caso desde el principio. [B]

Garland no tardó en salir de entre un tumulto de gente, con una complacida sonrisa en el rostro. Llegó justo a tiempo para percatarse del gesto de Meda, lo cual hizo que el elfo soltara una sonora carcajada.

— No te preocupes, tus monedas están a salvo. Hay lugares que ni mis ágiles dedos se atreven a recorrer —bromeó, deslenguado.

El pícaro abrió los ojos ante el ofrecimiento de la enana, y terminó tomando el vale con algo de incredulidad.

— ¿Te estoy tocando la patatilla, Meda? —hizo una pausa y suspiró—. Quiero decir... gracias. Ah, y yo también me apunto a esa pinta.

Dos parejas se presentaron por una parte Meda y Garland, por otra Sune y Caleb.

No era la primera vez que se encontraban Pero Meda y Garland deseaban continuar probando suerte y así ganarse algunas monedas extras.

Un inocente estaba mirando como una enana pelirroja tenía la fuerza de dos hombretones mozos del pueblo estaba dejándolos en ridículo de ahí iría al mercado de las flores con su moneda de cobre iría a comprar una Rosa para esta noche declararse a su amada con un magnífico anillo. Pero el iluso no sabía que por esos lugares había muchos " Carteristas" que le aligeraron el peso.

Ya era tarde y el hambre les vencía. 

En camino a la Taberna un humano ciego gritaba a los caminantes curiosos.

Se vendía como un adivino conocedor del futuro. 

Bajo sus pies había una manta con 8 MC que la gente iba dándole de lismona 

" LLEGA EL FIN DE LO CONOCIDO PUES EN UN AÑO VENDRAN DE TIERRAS LEJANAS Y NOS INVADIRAN, LOS HOMBRES TORO ARRASARAN CIUDADES Y ESCLAVIZARAN CON SUS POCIMAS DE CAME A LOS MAGOS Y TEMPLARIOS TODO ESTA PERDIDO" - no paraba de vociferar y gritar el ciego. 

Al llegar a la  taberna las mesas están llenas pero hay una de las mesas ocupadas ya por Sune y  y Caleb.

El ambiente en la taberna está demasiado festero y  lleno de borrachuzos.

Hay un posadero gordo con mustacho de escocés y dos elfos sirviendo.

Meda y Garland decidieron seguir probando suerte en los juegos, pero el susto y el hambre del camino hicieron que Sune y Caleb se dirigieran a la taberna, donde esperarían a los recién conocidos, mientras comían y bebían algo. Las palabras del adivino ciego, hicieron pensar a Sune, siempre había quien presagiaba desgracias y cambios, eso nunca cambiaría, pero estas eran unas extrañas palabras que hablaban de hombres toro con raras pociones. En fin, no había que preocuparse ahora por esas cosas, menos aun cuando ya estaban frente a la taberna  “La Hidro Miel”. Como era de esperar, estando el pueblo de fiesta, estaba llena a rebosar, y les costo un buen rato hacerse con una mesa libre. Cuando lo consiguieron, pidieron comida y bebida para los dos, al gordo posadero. Irían calmando el apetito y la sed del largo camino con la comida y bebida que les traía uno de los criados elfos, mientras esperaban a la enana y el elfo.

La taberna era un estruendo de gritos, risas, canciones y hasta la música de una bardo, cuyo laúd y suave voz, costaba horrores distinguir entre la algarabía. Comieron estofado de carne, parecía buen cerdo, con sus verduras y patatas, y bebieron fresca y sabrosa cerveza.-Amigo Caleb, estos son los buenos momentos, por los que merecen la pena, pasar las penalidades de los caminos y de una vida de aventuras.-Le dijo a Caleb, mientras brindaban con una jarra de cerveza en la mano. Luego se acerco y en un tono más bajo, asegurándose primero de que nadie estaba pendiente de su conversación, añadió:-¿Conocías a ese mago del Círculo? Menudo susto nos ha dado. Caleb, tal vez sea mejor que no lleves el bastón a la vista, hay muchos caminantes que se ayudan de palos para el camino, pero ese tuyo, no se, no tiene el aspecto de usarse solo para ayudarte a caminar. Y eso, junto con tu usual aspecto, de querer estar totalmente cubierto con tu capa, puede levantar recelos.-Vio el cambio en la cara de su amigo, y rápido añadió.-No te lo tomes a mal, tan solo es un consejo, dado con buenas intenciones.-Y volvió a brindar y a comer, hasta saciarse. También se dedico a estudiar a la gente que había en el atestado lugar, una taberna podía ser un buen sitio para conseguir algún trabajo, y el consiguiente dinero que tanta falta les hacía.

Después de la presentación, nos dirigimos a la taberna. Por el camino, un charlatán estaba vociferando a la gente que un ejército invasor de hombres toro iba a destruir y saquear todo el reino. ¡Pobre loco! Pasamos de largo y entramos en la taberna. Tuvimos suerte de encontrar una mesa, a la cual nos sentamos. La muchedumbre estaba agitada, bebiendo, comiendo y riendo. El aroma a alcohol y humo de tabaco impregnaba todo el salón. Me quedé observando a los parroquianos mientras venía el tabernero a tomarnos nota.

-"Sí, estos momentos hacen olvidar las penalidades del camino." Dije alegre, antes de ponerme serio. "No, no le conocía. Pero supongo que él a mi tampoco. Al que buscaban era al chico que estaba pegado a mi, el que decían era el hermano del apresado." Dije apesadumbrado.

Al parecer Sune era perspicaz, dado que había adivinado que era mago y se lo había cayado. Podía haberme entregado a los templarios, pero en vez de eso trató de interponerse. En verdad había encontrado un buen amigo, leal. El tabernero trajo comida y bebida.

-"No te preocupes, aprecio tu consejo, amigo. Por cierto, ¿qué opinas de ellos, Sune, de la enana y el elfo? ¿Te parecen legales?" Le susurré al oído a mi compañero.

A mi me habían dado buena impresión y puede que formáramos un buen grupo los cuatro. Al rato, vi que también entraban en la taberna y les hice un gesto con la mano para que se sentaran con nosotros.

La enana sonrió ladina.

—Sí, si quieres conservar tus ágiles dedos, es lo más sabio— replicó al elfo antes de echar a andar hacia la taberna del Hidro Miel. Como tuvieran cerveza aguada posiblemente la enana entrara en cólera, pero estaba de buen humor y no quería perderlo fácilmente.

La frase del pícaro la pilló desprevenida, haciendo que Meda gruñera y cambiara el gesto.

—No te acostumbres— masculló, sin querer reconocer que en el fondo sentía aprecio por el tuerto. De hecho, intentaba protegerlo más de lo que él se cuidaba a sí mismo, aunque eso la pelirroja jamás lo afirmaría.

Meda pasó de largo del mendigo. Bastante tenía ella como para estar dando dinero a otros. Todos los años y en todos los lugares siempre hay algún lunático que habla del fin de los tiempos —Aún no comprenden que el verdadero mal duerme bajo sus pies, se agrupa y corrompe todo a su paso— masculló la enana en voz baja antes de entrar en la taberna.

Sí, eso era otra cosa. La pelirroja se amasó su bien cuidada barba y sonrió ante el ambiente que se respiraba en el interior del establecimiento. Música, olor corporal, alcohol y risas. Le dio una palmada en mitad de la espalda al tuerto, quizá con demasiada fuerza, antes de señalar hacia la mesa del mago y el arquero.

—Bienhallados de nuevo— dijo la enana, arrastrando un taburete para sentarse —. ¿Qué tal la comida?— preguntó, arrugando el ceño al ver a los sirvientes elfos y gruñendo molesta —Algún día los orejas de punta dirán "hasta aquí" y los humanos no sabrán ni limpiarse el trasero solos— dijo, antes de mirar a Sune y a Caleb, alzando una mano —. No os ofendáis— añadió, aceptando una jarra de aguamiel y dando un largo trago sin miramientos.

Antes de que lleguen el pícaro y la guerrera, Sune responde a Caleb:-Pues si, parecen buena gente, supongo que podríamos formar un buen equipo. Eso si encontramos un trabajo, a ver si con un poco de suerte....-En ese momento entraron la enana y el elfo. 

-Hemos conseguido esta mesa, así que podéis sentaros a comer y beber con nosotros. Aun tengo algunos vales que gané en el concurso de tiro, así que vamos a gastarlos.- Y luego continuó observando con disimulo a los numerosos parroquianos del lugar, de la misma había allí alguien que podía contratarles por unas monedas. De mientras llegaron los elfos con más comida y bebida, estaba claro que de allí no se iban a mover hasta terminar los seis vales.