Partida Rol por web

Tyra blandió su enorme espada mientras avanzaba hacia el amo de los perros, la piedra de la empuñadura brillando rojiza. Con un rugido, la sacerdotisa lanzó un tajo directo a la cabeza de la criatura, pero los  ladridos del perro ya lo habían alertado y esquivó por mucho un golpe que sin duda lo habría matado. Con un gruñido, Tyra recuperó la posición defensiva.

Timmy azuzó a su perro para que atacase al que acababa de cargar contra su compañero, aunque su fallo le hizo girar su arco y disparar al mismo can para quitarle un estorbo a sus compañeros.

La primera flecha impactó contra su lomo, la segunda se perdió en el fondo del bosque, haciendo que el explorador pusiera cara de empreño,... mal empezaba.

Estos Hideputas ahora son mas grandes!!! Dijo fascinado al observar como el elfo y el enano ahora doblaban el tamaño normal.

El perro murió antes de que Timmy lanzara sus flechas. El virote que lanzara Eldon contra éste había afectado a una arteria. No la había seccionado totalmente, pero la herida provocó una masiva hemorragia que definitivamente acabó con su vida.

Mientras tanto, el humano que se encontraba en el interior del campamento realizó algunos movimientos con sus manos mientras parecia realizar una plegaria. En ese momento señaló al enano oscuro y el cuerpo de éste se iluminó unos instantes.

Timmy azuzó a su can para que atacase al perro que aún acompañaba al gnoll, aunque este falló en su carga. Entonces el propio Timmy giró su arco y disparó sobre el mismo objetivo para quitarle un estorbo a sus compañeros.

La primera flecha impactó contra su lomo, la segunda se perdió en el fondo del bosque, haciendo que el explorador pusiera cara de empreño,... mal empezaba.

- Estos Hideputas ahora son mas grandes!!! - Dijo fascinado al observar como el elfo y el enano ahora doblaban el tamaño normal.

El impacto por sorpresa del pícaro había sido mortífero, aún así Eldon no era ningún maestro arquero así que prefirió ahora que se entablaba el cuerpo a cuerpo combatir con su espada larga. Tiró al suelo para no perder tiempo su ballesta, - ya tendría tiempo de recogerla, y se movió más cerca del grupo de enemigos que tenía más cerca. Lo malo de ser un mediano, una persona pequeña era que no le daba tiempo a avanzar todo lo que quería para llegar a sus enemigos. Era el contratiempo de ser pequeño, por otro lado seguiría avanzando hasta dar con el enemigo. Eldon aunque era pequeño suplía su estatura con un corazón grande, capaz de enfrentarse a enemigos más poderosos, incluso si eran gigantes pues su gallardía superaba con creces su pequeñez.

—Esos mequetrefes se han protegido contra el bien —informó Váldenar, reconociendo sin esfuerzo los conjuros que había lanzado el lanzador de conjuros rival.

El elfo extrajo un sedal de uno de los bolsillos de su tahalí y desgranó la fórmula mágica de un conjuro de batalla con una pronunciación en dracónico que dejaría pasmado a una gran sierpe antigua:

—Ast menciptakan benang laksana labana, suh mayat adanya membungkus.

Media docena de etéreas y relucientes arañas gigantes aparecieron a la llamada del elfo, tejiendo pegajosas hebras de tela en torno al humano, al drow y al duergar, tan gruesas como los brazos de un hombre.

El clérigo humano quedó totalmente pegado a las hebras de la telaraña e indefenso. Mientras que el elfo oscuro y su homologo enano evitaron que las pegajosas hebras de la telaraña se adherieran a sus cuerpos, pero aún así, lo iban a tener difícil para salir de la telaraña. 

No obstante, aquel enano de tamaño gigantesco, hizo acopio de todas sus fuerzas para poder moldear a su gusto aquellas hebras, haciéndose paso hasta el exterior de la zona afectada por el conjuro. Por desgracia había perdido un tiempo precioso en aquella labor y ahora estaba a merced de sus enemigos.

El impacto por sorpresa del pícaro había sido mortífero, aún así Eldon no era ningún maestro arquero así que prefirió ahora que se entablaba el cuerpo a cuerpo combatir con su espada larga. Tiró al suelo para no perder tiempo su ballesta, - ya tendría tiempo de recogerla, y se movió más cerca del grupo de enemigos que tenía más cerca. Lo malo de ser un mediano, una persona pequeña era que no le daba tiempo a avanzar todo lo que quería para llegar a sus enemigos. Era el contratiempo de ser pequeño, por otro lado seguiría avanzando hasta dar con el enemigo. Eldon aunque era pequeño suplía su estatura con un corazón grande, capaz de enfrentarse a enemigos más poderosos, incluso si eran gigantes pues su gallardía superaba con creces su pequeñe

El gnoll se dio media vuelta al ser consciente de que aquella mujer había arremetido contra él sin demasiado éxito. Lanzó un breve vistazo a su alrededor y cuando vio como el enano lograba salir de la teleraña, decidió atacar a Tyra. Era evidente que estaba valorando salir huyendo de allí.

El golpe del gran hacha sobre la sacerdotisa fue devastador. Un enorme tajo se dibujó en su hombro derecho. La mujer sorprendida por la violencia de la que había sido objeto, esbozó un gesto de gesto de dolor, pero aquello no la detendría. Había mucha mujer para una bestia híbrida como aquella.

Jack, tras esquivar el ataque del can observó que ninguno de aquellos individuos parecía ser Naz, quizá fueran algunos asaltadores de caminos corrientes, o algún pequeño grupo de avanzada a las ordenes de Naz, podía ser cualquier cosa; lo unico que tenia claro es que por las pintas que tenían no parecían ser muy amigos.

Rápidamente, el mediano se dirigió hacia donde Tyra estaba luchando contra el gnoll y lanzó un espadazo contra el mismo. Encontró un hueco entre su armadura y llegó a perforar su piel, aunque la herida causada fue muy leve. Tendría que encontrar una buena posición para estudiar sus puntos débiles y poder hacerle realmente daño.

El elfo oscuro, que también había quedado atrapado en el interior de la telaraña, intentó por todos los medios se abrirse camino hacia el exterior de la zona del conjuro. No obstante, por mucha fuerza que hizo para tratar de avanzar, le fue del todo imposible.

- ¡Por Glubar! - Imploró. - ¿Qué diantre es ésto? - Se quejó amargamente.

El segundo perro se desplazó hasta donde se encontraba el perro de Timmy y le lanzó una dentellada. Pero no logró clavarle sus colmillos al animal. No obstante, se le veía excitado, babeante, gruñía y mostraba los dientes intercalando algún que otro ladrido.

El golpe fue brutal, demasiado para Tyra, más de lo que había esperado, el hachazo hizo que aflojara el agarre del mandoble y casi se le escapó de entre los dedos. Dio un paso hacia atrás y volvió a atacar a la bestia maldita. Por alguna razón, Onone no estaba de su parte, porque no logró impactar. Tyra retrocedió, la sangre ya tenía el costado de la armadura, estaba teniendo más problemas de los esperados.

El clérigo trataba por todos los medios de liberarse de aquellas pegajosas hebras de telaraña. No obstante, era un hombre escuálido al que los trabajos físicos le costaban una barbaridad. Difícilmente saldría de aquella trampa mágica por sus propios medios. No obstante, seguía intentándolo a todas luces.

- ¡Ayúdame Mug'hitall! - Mug'hitall! - Le imploró al elfo oscuro. 

- ¿A caso ves que pueda ayudarte, Bradock? - Le recriminó el elfo oscuro.

Ciertamente Mug'hitall, lo tenía difícil para ayudar a nadie en aquellas circunstancias. Sin estar pegado a aquellas molestas hebras, se encontraba atrapado entre ellas y salir de aquella zona no le iba a resultar nada fácil. Suficiente tenía con pensar en si mismo, como para preocuparse por otros. 

El perro de Timmy volvió a atacar al otro perro, mordiendolo violentamente en el cuello y partiéndoselo en el acto.

Bien hecho Zumball!!!! gritó Timmy al ver al otro perro caer muerto.

Timmy se colocó detrás del Gnoll tras un movimiento sigiloso por detrás de sus compañeros, pero estiró su arco mágico con tanta fuerza que su flecha se partió en mil pedazos.

Diantres! No volveré a reciclar flechas! dijo mientras pensaba en las veces que había sacado una flecha de una presa y la había vuelto a meter en el carcaj.

El elfo esbozó una sonrisilla de arrogante superioridad cuando vio cómo el humano y el drow se quedaban atrapados sin remedio en su tela de araña encantada. Cuando el duergar se hizo paso a base de fuerza bruta decidió darle una lección. Movió los dedos y pronunció las palabras mágicas de un nuevo encantamiento:

—Ast menciptakan halilintar, angkatan berangkat mayat.

Un rayo brotó de sus dedos e impactó, por supuesto, en el enorme cuerpo del duergar. Dando por obvio el hecho de que un elfo jamás fallaba su blanco y, por si no había quedado claro, Váldenar era muy élfico, tampoco era difícil golpear a tan enorme y grotesca criatura. 

El duergar sintió como sus fuerzas, eso de lo que tanto se enorgullecía, le abandonaban rápidamente.

El enano oscuro se vio seriamente debilitado tras el conjuro lanzado por aquel irascible elfo. Sin embargo, eso no le amilanó a la hora de decidir cual iba a ser su siguiente acción. Agarrando su enorme mangual pesado, inició una carga contra Eldon, el cual fue testigo de como aquel enorme enano oscuro arremetía con toda su rabia contra él. En breves instantes lo tuvo encima y nada pudo hacer por evitar que aquella enorme bola de pinchos impactara contra su pecho.

El dolor fue intenso. Eldon estaba convencido de que algo se había roto en su interior. Posiblemente varias costillas se habían clavado en sus pulmones, pues el dolor era casi insoportable y además sangraba de forma abundante. Aquel golpe había sido brutal y demoledor y prácticamente le había dejado para el arrastre.

- ¡Muere! - Gritó el enano al ver como había dejado al pobre mediano.

El impacto recibido había sido brutal. Sentía como aquella bola de hierro le había roto por dentro. Notó cierto sabor a hierro en la boca y las fuerzas le fallaban. Aún así, sabía que la única posibilidad de supervivencia era la lucha. Matar o morir. 

En un principio buscó hacerse con una posición favorable para el combate, pero estaba prácticamente solo contra aquel gigantesco enano. Solo Timmy estaba cerca, pero aún se encontraba lejos como para ocasionar una amenaza para el enano oscuro. Por ello Eldon decidió finalmente lanzar un simple ataque contra su enemigo y logró asestarle un corte en el brazo.

- ¡Timmy, hay que rodearle! - Le dijo a su compañero.

El gnoll lanzó un nuevo ataque contra Tyra. No tenía compasión por aquella mujer y empleó todas sus fuerzas para destruirla. Sin embargo, aquel ataque pasó rozando a la sacerdotisa muy cerca de la cabeza. Unos pocos centímetros habían evitado el impacto. Ahora Tyra tenía una ocasión para contraatacar y puede que en esta ocasión Onone le fuera favorable.