Partida Rol por web

Viendo que pagaba el bribón del gordo, me puse ciego de bebida y estofado hasta igualar su barriga. No había que dejar pasar la oportunidad de yantar y beber gratis. Tal vez transcurriera mucho tiempo, antes de estar en otra posada igual.

-"¡Sí, brindemos! Mataremos a esas arañas que han invadido tu taller. Mi señor Godofredo desfacerá este entuerto, como buen cristiano que es."

Parece que ya teníamos una misión en ciernes, solo esperaba que pudiéramos descansar esta noche y partir por la mañana. Con la tripa tan llena, no creía poder moverme y menos luchar. Seguí bebiendo y comiendo hasta explotar.

Al ver cómo Delcojón engullía y sorbía casi más que ella, la enana se guardó de permanecer cerca del maloliente sirviente a sabiendas de que por algún lado tenía que sacar todo ese ansia por la comida. Temía uno de sus horrendos cuescos por si está vez venía acompañado de sólidos desechos, pues la panza del bribón tenía un límite y sin duda estaba a punto de sobrepasarlo

-Este hombre explotará de un momento a otro. Avisados quedáis- advirtió Dwama alejándose del ingrato personaje

Salieron de la cervecería aquellos cinco aguerridos aventureros seguidos por el orondo juguetero barbudo. Todos ellos pesaban en esos momentos bastante más que a su entrada al local y desde luego, sus capacidades psicomotrices estaban bastante más mermadas, pues el alcohol que habían ingerido no había tardado en hacer mella en ellos. Fuera como fuera, ya tenían una misión por delante que no podía esperar a mañana o lo que era lo mismo, a que bajara la cogorza.

Nada más pisar el exterior se percataron de que algo no iba del todo bien, o más bien se hubieran percatado de no haberse pasado con el bebercio, pues enterarse se enteraron de poco. Pues bien, las gentes del lugar correteaban angustiadas hacia sus casas, las que ya estaban en ellas, cerraban puertas y ventanas y algunos guardias avanzaban hacia las murallas, acompañados de lugareños armados de forma improvisada con los excedentes del cuartel. Pero claro estaba que de todo aquello, en el estado el que se encontraban, no eran muy conscientes. 

Su destino no obstante, era el cuartel. Cuando el bueno de Brend Benfor comentó que la jefa de la guardia era una mujer y de alguna mágica forma tanto Godofredo como Grendalf entendieron que era una elfa, quizás por el nombre aunque tampoco era demasiado élfico, todos quisieron ir a admirar su belleza. Porque si era una elfa, tenía que ser bella, eso era algo inamovible también, aunque mucho estaban suponiendo. Así que cogieron dicho camino, al fin y al cabo el propio Benfor quería pedirle ayuda.

Pues bien, una vez en el cuartel se dieron cuenta de que sus sospechas eran fundadas. Cavatina era una mujer muy atractiva y si, era una elfa, aunque una elfa oscura. Eso les desconcertó, pues lo cierto era que se trataba de la primera elfa oscura que veían y desde luego, no esperaban que estuviera a cargo de la seguridad de una aldea de predominancia humana.

- Buenas noties... ¡Hip! - Dijo Brend lo suficientemente borracho como para avivar una hoguera con un bostezo. -  Nefesito tu aiuda Ca...Ca... ¡Cafatina! - Alcaznó a decir. Y es qye Benfor no había empezado a beber junto al resto, ya llevaba varias rondas antes de encontrarse con los aventureros y esa ronda final acababa de dejarle como una cuba. - Mi taller... - Dijo entonces y realizó una pausa larga, se le cerraban los ojos. - Mi taller ha fido infadido... ¡Hip!...por drañas y buemo, mefefitamos aaaaiuuda...

- Ahora no Brend... - Le dijo Cavatina mientras miraba un mapa junto a uno de sus hombres. - Estoy planeando la defensa del Nav. - Le comentó. - Una horda de trasgos se acerca. No tengo tiempo para tus tonterías. ¿Lo entiendes?

- ¡Ese Benfor...! - Negó con la cabeza el veterano guardia. - ¡Ese maldito borracho no tiene mejor idea que venir a molestar cuando estamos siendo atacados! - Aunque hablaba en susurros, se le veía realmente enfadado. Parecía evidente que no era el primer encontronazo entre ambos. - Sal de mi vista, Benfor. - Le dijo el guardia. - ¡Y déjanos trabajar! ¿O quieres que te meta en el calabozo? 

- ¡Os digo que mi taller ha sido invadido por drañas y arañas monstruosas y que mis ayudantes kobold han sido hechos prisioneros! - Dijo mucho más sereno. Era como si de golpe se le hubiera quitado la borrachera. - Necesito vuestra ayuda para recuperar el taller y tratar de salvar a mis ayudantes...

- ¿Estás seguro? - Le preguntó Cavatina. - ¿O será como aquella vez que dijiste que había una vaca en lo alto del campanario o cuando dijiste que un objeto volador te hizo levitar hasta su interior y que dentro te metieron cosas por atrás? - Cavatina seguía mirando el mapa y concretando las defensas junto con el veterano. - Mira Benfor, apáñate como puedas y sino... ¿Por qué no te llevas a tus nuevos amigotes?

El mediano estaba en lo cierto, aquella mujer era preciosa, quizás un poco oscura, pero... A quien le importaban aquellas minucias?.

Necesitan ayuda mágica para proteger el pueblo? dijo casi del todo sereno, como si la presencia de una fémina tan atractiva hubiera evaporado el alcohol de sus venas.Tiempo habrá para salvar a los kovolds, ... Bueno, a la mayoría que no hayan devorado hasta ahora, es probable que los supervivientes estén relativamente seguros en la despensa de esas criaturas y puedan aguantar hasta mañana, pero el pueblo es más urgente verdad? lanzó la pregunta a sus compañeros,... que preferían?, ir a salvar a unos kovolds?, o defender un pueblo de un ataque de sucios trasgos? Sin duda la enana tendría algo que añadir visto el odio que su pueblo tiene a esa especie.

Godofredo, algo achispado por el licor, si bien era buen bebedor y con la cantidad bebida a penas le afectaba en el humor, volviéndolo lago más hablador ( más aún) y algo más alegre, casi se dejó caer de rodillas ante la elfa oscura, si bien logró contenerse y únicamente agachó la cabeza en solemne reverencia

-Hermosa Cavatina, vuestra tez de obsidiana, os confiere una exótica belleza que mis ojos jamás habían contemplado hasta aqueste fortuito día, ¡loado sea Dios nuestro señor por facerlo posible!- parecía no osar levantar la cabeza, puesto que extendía su reverencia en el tiempo.

-Yo, vuestro fiel y más humilde servidor soy Godofredo Amaury de Malfête, Conde de Miramonte, de Apremont y de Papincourt. ¡Y si he acudido hoy aquí es por la providencia divina más parece que la desdicha os acecha y aquí estoy yo mesmo para desfacerla con premura!

Finalmente osó levantar la mirada en dirección a la muchacha

-Que vuestros labios pronuncien una necesidad y aqueste fiel servidor la verá convertida en su deber.

- Si, un placer... - Miró de arriba abajo a aquel baboso hombretón. - ...señor conde. - Resopló. - Las fuerzas de la villa son suficientes para contrarrestar el ataque. O eso creo. No es el primero en las últimas fechas. Son simples trasgos al fin y al cabo. Sin embargo... - Miró a su segundo. - Phill, ¿tú crees que?

- Si, podría ser... - Asintió esperanzado. - Tendría bastante sentido, si... - Miró entonces a los aventureros recién llegados y también la beodo de Brend. - Si lo que decís es cierto, que tú taller ha sido invadido por seres arácnidos, puede que allí esté la clave de todo. 

- Llegó un correo hace una semanas. Del Nav de Fraranjar, informando de que una guarnición de trasgos capitaneados por una terrible draña habían atacado su aldea y la habían saqueado hasta los cimientos. - Asintió convencida. - Y no son las únicas noticias de saqueos en la región. Es posible que si acabamos con la draña, se resuelva el problema. ¡Es una oportunidad inmejorable para hacerlo! Pero... - Se llevó la mano al mentón. - No podemos descuidar las defensas de Hidad. - Alzó la mirada encontrando al grupo de aventureros. Eran la clave. - ¿Y si vosotros...? Brend, tú podrías guiarles hasta tu taller. Parecen unos tipos competentes. Podríais acabar con la draña. Nav Hidad os estaría eternamente agradecida y toda la región también. ¿Qué me decís?

Ningún problema, a cambio sólo pediré comida, bebida y cobijo digno cuando mi camino me acerque a estas tierras. dijo dejando caer su precio como aventurero, nada desorbitado para una aldeucha cómo está, cuyo estofado y cerveza bien valía arriesgar el pellejo.

yo destruiré a esa draña y clavaré su cabeza en una pica en lo alto de la muralla como advertencia!!! sin duda el mediano, aún parcialmente ebrio, se había venido arriba en su discurso.

El Paladín estuvo en todo momento con el grupo, en silencio, como ausente, pero no perdió detalle de todo lo que estuvieron hablando, hasta que, viendo que Cavatina y Phill no podían ayudar al pobre Brend, rápidamente pronunció:

-Allá donde se requiera ayudar a un inocente, allí estaré, pues a mi justa causa me debo para a mis demonios internos mantener a raya, guiadnos buen Brend a vuestro taller para allí acabar con el mal que lo invade-

Su devoción a la causa era de admirar.

Como era de esperar la belleza de la elfa embelesó a los varones del grupo, sobretodo a Sir Godofredo, que pareció olvidar su compromiso matrimonial babeando cual caracol sobre lechuga fresca.

Aunque tampoco había bebido más que otras veces, LLevada por elevada ingesta de alcohol y una pizca de envidia ( solo una pizca de nada) la enana repitió con sorna  - Que vuedtoz dabios ponuncien una nececidad y apezte fiel zervidol la vedá convedtida en zu debed... 

-Sir, Godofredo!! ¿ Acaso ha olvidado sus próximos desponsales??!! aainnss...  

El mediano tenía razón, enfrentarse a unos goblins era mucho más grato para Dwama que salvar a unos kobolds, pero al parecer había algo más que una simple plaga de insectos detrás de aquella invasión arácnida  y el hacha de la enana estaría cerca del cuello de la Daña que parecía ser la causante de todo aquello. Ya tendría tiempo de enfrentarse a los goblins de nuevo, por suerte o por desgracia esa odiosa raza parece no extinguirse nunca y tiene cuellos que cortar para todos los que gusten ver sus cabezas rodando por el suelo, por eso no hay problema. El odio puede esperar...

- Contad conmigo también. Necesitaréis los recios brazos de una mujer hecha y derecha...

- Me parece un trato adecuado. - Comentó Cavatina. -  Comida, bebida y cobijo para  vosotros cuando paséis por estas tierras a cambio de vuestra inestimable ayuda. - Asintió.  - Tiempo atrás obtuve un trato similar.

Cavatina estaba satisfecha con la reacción de aquellos aventureros. No tenían suficientes efectivos como para defender la aldea y además acudir al taller de Brend a solventar aquel problema que a todas luces, estaba relacionado con la invasión que tenían en ciernes.

- Si me disculpan, ahora tengo que ponerme al frente de la defensa de la aldea. -  Dijo antes de abandonar el cuartel.

-  Caballeros, confiamos en ustedes. -  Dijo el guardia Dughi. - Mucha suerte. 

El veterano se despidió de aquellos aventureros. Habían tenido mucha suerte de su llegada, había sido realmente providencial.  Dicho aquello, Phill se marchó tras los pasos de su jefa, la elfa oscura Cavatina.

- La puerta de la aldea debe estar cerrada. - Informó Benfor. - El ataque seguro que llegará desde allí. Conozco una salida secreta de la aldea. Para momentos de asedio como este. Os puedo llevar allí. Una vez estemos fuera, tenemos media hora a pie hasta mis talleres. Sólo espero que no sea demasiado tarde para mis pobres ayudantes... - Resopló. - ¿Partimos ya?

-Las arañas suelen ser venenosas, sii vamos a enfrentarnos a una plaga deberíamos conseguir algunos antídotos o pócimas para mitigar sus efectos. Y algo para protegernos de sus ataques