Partida Rol por web

Durante unas horas mas estuvisteis de excursión hasta llegar a las Cuevas de Gargantatroll. Entre todos conseguisteis orientaros con el mapa y llegar al lugar indicado. Estabais en lo mas profundo del bosque, donde este topaba con una enorme montaña en la cual había una abetura natural de una cueva pero a su vez había sido trabajada desde el exterior.

La entrada de Gargantatroll era de tres metros de ancho y diez metros de altura. Parecía descender hasta las profundidades de la montaña y por ella se escuchaba un aullido que provocaba el viento tratando de escapar de ese lugar.

El lugar era espectacular y...

— Esto es mío cabeza mierda!! — la descripción del Máster se vio interrumpida por unas voces graves y profundas, que provenían de una cueva unos metros a la derecha de la entrada principal.

— ¿Cabeza mierda? Tu eres un cara otyhug! — siguió una segunda voz igual que de grave.

Tras unos instantes de insultos, la discusión continuaba.

— Mi idea! Mi co-ro-na! — volvió a hablar la primera voz.

— Tu Corona apestosa no va arreglar eso. Además es MIA la Corona! — rugió la segunda voz de nuevo.

Después de aquel camping improvisado, continuaron con su camino para llegar a la cueva. Gracias al poder divino de Bane pudieron llegar a la cueva - y bueno, también gracias a la coronita que hizo Mongui para que Bane pudiera mandarles una señal.

Mientras iba mirando aquella gigantesca cueva, escuchó una serie de voces que provenían de un lugar más a la derecha y miró hacia allí. Entrecerró más sus ojos e intentaba enfocar y buscar a quiénes pertenecían aquellas voces. Y de pronto, escuchó la palabra mágica - ¿Están discutiendo por la corona? ¿NUESTRA corona? Esos tipos, se nos van a adelantar y ¡no puede ser! Esta misión se nos ha encomendado a nosotros... que por cierto, está yendo muy bien... Eso es por vuestra gran fe en Bane y es por eso que también nos está recompensando con su ayuda... ¡Debemos ir allí y acabar con ellos! - exclamó.

Señaló hacia el sonido de aquellas voces y tomó una postura que indicaba que se iba a acercar sigilosamente, al menos hasta el primer arbusto, para poder ver así quiénes eran sus contrincantes.

Tras la inesperada buena cena, y su consiguiente buena cabezadita. Se levanto como nuevo, listo para otro día de marcha hacia aquella cueva donde tenían que buscar una corona.

No tardaron demasiado en llegar, y aquello ya comenzó a parecerle un poco raro. Mucha suerte estaban teniendo, hasta ahora las cosas les estaban saliendo redondas. Y eso cuando menos daba que pensar, en cualquier momento las cosas podían cambiar, pero de momento mejor aprovechar la racha. Y vaya, allí a la vista de la cueva, su destino, unas voces que hablan nada menos que de una corona. Aquello había que investigarlo. Pero antes, en voz baja se dirigió a sus compañeros:

-Que os parece si me adelanto un poco y trato de descubrir quienes son esos que hablan de una corona. Podría ser la que estamos buscando.-Y acto seguido, se encamino en silencio y tratando de pasar desapercibido hacia aquellos árboles y arbustos, tras los que escuchaban la extraña, pero muy conveniente conversación. Adelantándose a sus compañeros, que podrían resultar mucho más ruidosos.

Pero que ocurría, se sentía algo más torpe que de costumbre. Miro en sus bolsillos, encontrándose en uno de ellos a Mongui.-Vaya sorpresa, supongo que tendrías frío y ahí estabas tan a gustito. Pero ahora has de salir, tenemos que trabajar un rato Mongui.-

Qué extraño, como habría ido a parar allí, y sin más dilación, continuó con su función.

Mongui abrió los ojos. Lo primero que vio fue la cegadora luz del sol. Lo segundo, el suelo, y es que estaba siendo sujetado por la cola por alguien. Confusa se revolvió e intentó morder como loca la mano que lo sujetaba, contorsionándose como un ratón cogido del rabo y dando chillidos y gruñidos. Cuando la mano le dejó caer al suelo, se dio un fuerte culetazo y miró con curiosidad a su alrededor, reconociendo entonces a Baba y empezando a oír voces que hablaban de una corona. Voces que venían tanto de una cueva como del autoproclamado líder de la misión. El tema de la corona aún permanecía en la memoria de la kobold aunque se le había olvidado quien se lo había mandado. Solo sabía que iban juntos de excursión a buscar una corona. Bueno, otra, porque Drang llevaba la suya.

—¿Baba prrriu?— preguntó con la misma discreción que un gnomo bardo en un carnaval— Kryyy frrrr grrruuuu gruuu ¿frrrrrgrouur?

Fuese como fuese, estaba al lado de Baba y decidió que era mejor imitarlo. Imitar a la gente solía servir para que no te pegasen una patada en el culo, porque pensaban que estabas trabajando. Al menos si imitabas a la persona correcta, pero Mongui había olvidado lo que le pasó el día que como no sabía lo que tenía que hacer comenzó a imitar al  Gran Jefe Grog Tostadasangrienta.

Había más gente em la cueva, seguramente enemigos a los que matar. Pero Drang ordenó esperar, y Drang sabe de lo que habla. 

Así que, el obediente Lodo, quedó a la espera. 

Ya se estaba relamiendo con la próxima comida...Rica,rica y con fundamento. 

De aquella cueva secundaria salía un humo oscuro por la apertura. Al acercaros podíais escuchar el crepitar de una buena hoguera, que intuíais por la luz que proyectaba en la entrada, y por el olor suponíais que se estaba cocinando algo en la estaca.

Os acercasteis mas y visteis que sentado en una pila de pieles con la espalda apoyada en la pared, había un gigante enorme con dos cabezas, que parecían estar discutiendo entre ellas.

Al veros, se levantó violentamente y empezó a salir de la cueva lo mas rápido que pudo, con intenciones hostiles.

— Hermano han venido a robarnos mi corona!! — dijo una de las cabezas

— Es MIIIIII CORONAAA!!!! — le respondió la otra, enfadada.

A Babo no parecían haberlo visto, pero los ruidos de Mongui si que captaron su atención.

¿Prrrrr?

Si los ruidos del kobold habían llamado la atención del bicéfalo ser, las dos cabezas habían llamado la atención de Mongui que, sin ningún miedo, ladeó la cabeza y dio un paso, curioso, acercándose a aquel ser  ¡Que raro era! Tenía que verlo mejor.

Con guardian o sin él, que Mongui siguiese vivo, era milagroso. Aunque eso podría cambiar en cualquier momento.

Lodo vio al gigante de la cueva, pero no sabía de qué naturaleza era: había que matarlo, sí, pero de qué modo. Intentó recordar qué podía saber de ese ser.

Pero además, se puso detrás de Mongui, que de manera demasiado valiente había decidido acercarse, tal vez demasiado.

- Mongui, ten cuidado - le advirtió - No te separes del grupo. 

El grupo estaba por comenzar una nueva batalla y Panza esta vez no se la perdería. Tomó sus armas, las dos hachas de una mano y decidió correr a una velocidad que le era impropia para lo que aparentaba su físico. La escena era muy graciosa, pues parecía un torpe ewok más que un osgo guerrero.

Pero lo importante era que había logrado su primer objetivo, posicionarse lo más cerca posible del enemigo, por delante de sus compañeros. Esta vez si que asestaré unos cuantos hachazos pensó.

Babo no entendía que tipo de criatura era aquella. Era muy grande y tenía dos cabezas, qué además parecían discutir entre ellas. No se preguntó si estaría rico, no. Se preguntó si sería aquella corona de la discordia, la que ellos estaban buscando.

Así que se escondió entre los árboles y presto atención, tal vez descubriese algo importante.

Drang no era tan silencioso como sus compañeros. Así que cuando aquella cosa gigante de dos cabeza se dirigieron a ellos, el hobgoblin lo miró de abajo arriba despacio. Era muy grande en comparación con él. Cuando reparó en las palabras que había dicho, comenzó a notar como si se empezara a poner rojo del enfado - ¡¿VUESTRA CORONA?! ¡Esa corona no os pertenece! Es nuestra... ¡NUESTRA! No sois dignos de esa corona y pensamos llevárnosla cueste lo que cueste - se encaró.

Echó un vistazo a los miembros de su grupo: Mongui se acercó más a aquella bestia gigante, Panza estaba preparado para el ataque, Lodo fue detrás de Mongui y ¿Dónde de diantres está Babo? Tampoco le dio muchas vueltas, supuso que sabría arreglárselas él solo. 

Juntó sus dos manos mientras se iba acercando a Panza - Oh todopoderoso Bane, tú que nos proteges y nos has guiado hasta aquí. Sé cuán poderoso eres, como la fe que tiene tu siervo Panza en ti. Protégelo con tu poder - y de sus manos, salió una pequeña luz que, poco a poco, fue rodeando a Panza, creando alrededor de su cuerpo una especie de capa protectora.

El Ettin salió como loco de aquella cueva a enfrentarse a los intrusos.

— Vamos a matar primero a estos gusanos y luego nos vamos a por la corona! — espetó mientras zarandeaba una maza gigante hecha de una especie de tronco arrancado y medio podrido.

— Nadie me quitara mi corona! NADIE! — gritó la otra cabeza, y el otro brazo zarandeó una clava hecha de un trozo de estatua arrancado.

Panza recibió el primer golpe, que a pesar de su protección y la de Bane no fue capaz de esquivar el duro impacto. El siguiente golpe pilló desprevenida a Mongui que estaba admirando aquella bestia primitiva que no tuvo compasión.

-Woooooooo- Los ojillos de Mongui brillaban ensimismados al ver acercarse aquella maza...antes de ser golpeada contra el suelo como si fuese un bicho asqueroso. La kobold quedó en el suelo, inmóvil, salvo por algún movimiento espasmódico de su pata o su cola.

Cuando Panza vio caer al pequeño Kobold se enfureció a tal punto que casi perdió el control. Al frito de Mooooonguiiiiii! Se lanzó son todo ante el enemigo sin percatarse por el momento de que el también estaba bastante herido. Y comenzó a tratar de asestar de una vez por todas eso hachazos.

Lo primero fue una terrible decepción, aquella criatura aun no tenía la dichosa corona, había venido a por ella. Y por lo que decía, parecía que le perteneciera. Y a continuación, un gran susto. Casi aplastan al pobre Mongui. Sin pensarlo, le soltó un flechazo a aquella criatura maligna y asesina.

Y luego disparó de nuevo contra aquel gigante cabezudo a mas no poder, asesino y abusón.

Lodo se enfureció cuando vio caer a Mongui por lo que, al igual que Panza, se lanzó con todo contra aquel gigante.

Todo pasó demasiado deprisa. Mongui en el suelo, Panza herido... necesitaban de su ayuda. No le terminaba de quedar muy claro qué hacer primero... por lo que optó por avanzar hasta colocarse detrás de Lodo. Luego alzó sus vrazos hacia delante y de sus manos salió una serie de luces que comenzaron a danzar alrededor de la bestia para entretenerlo.

Aquel monstruo estaba recibiendo una buena paliza por vuestra parte y parecía bastante herido. Las cabezas que en un principio se coordinaron perfectamente para atacaros ahora se empezaron a pelear.

— Idiota!! Yo controlo el brazo izquierdo, le quería dar al osgo taponcito! — gritaba una cabeza encarándose a la otra.

— Gañán!! Yo quería pisar al kóbold de miniatura que está durmiendo la siesta con el pie derecho! Déjamelo mover tonto!  — respondía la segunda cabeza.

Empezó a moverse de manera descoordinada intentando pisar a Mongui con el pie equivocado, moviendo su mano con el mazo a destiempo y chocándose con su otra arma, y casi estar apunto de perder el equilibrio.

Mongui seguía inmovil en el suelo, pero cuando el pie se acercó para pisotearlo se oyó un tenue gemido, seguido de una pequeña patada, como si estuviese corriendo en sueños. 

Asustado por el estado de Mongui, Lodo vuelve a atacar al gigante con fuerza. 

- Morirás, y vengaremos lo que ha pasado con Mongui. Vas a ir al infierno, maldito.