Partida Rol por web

Bien, no era un tio especialmente duro. Al menos, no tanto como unos nudillos de titanio reforzado.

-¿Quieres los calzoncillos de este pringao, Gobston? Tienes pinta de que necesitas un cambio de ropa interior.

-¿¿Estas chalao o que?? iEl plan era no cargarnos a nadie!

-Tranquilo, hombre, vivira. Quizas tenga algun problema con los scaners de reconocimiento facial durante una temporada pero eso ha sido practicamente una caricia. Y este derrape rojo por toda la plancha se va con un trapo mojado, no te preocupes. Voy a esconder al pavo este, no te marches, vuelvo en un momento.

Cuando en la Periferia las cosas se aceleran lo hacen a gran velocidad. Y así está la misión: lanzándose cuesta abajo sin frenos a toda velocidad. Si había que preparar algo ya se puede dar por preparado porque mientras Roy y Drexler conducen su flamante furgón de reparto en dirección a la Casa de la Carne —después de haber ocultado al repartidor en una caja conveniente cerrada pero con aire suficiente como para que nadie lo encuentre en unas horas— resulta que Katerina y Alden ya están negociando con Cesar.

—Eres una diosa de cromo y plástico queridaaaaaa... ¡taaaan badass como sieeeempreeeee!

Tal como Kat presagiaba Cesar llega en todo su esplendor: con su traje de cuero que deja al descubierto más de oculta y con una correa con la que casi arrastra a un pobre desgraciado lleno de moratones que se arrastra como un perro. Algún desgraciado que, seguramente, ha contraído más deudas de las que podrá pagar nunca. Flanqueándolo van dos enormes matones aumentados, armados hasta los dientes con cosas que cortan y desgarran, aparte de pistolas de gran calibre, que no quitan ojo de los dos invitados.

—Supongo que venís a por vueeeeestro encarguito ¿verdad? Qué prisaaaaa. Lo tengo en el almacén. Supoooongo que le querréis echar un vistazo.

Alden sigue pensando en las rutas que los han traído hasta aquí. No ha visto ninguna patrulla a nivel de suelo pero sí que hay un enorme patrullero orbital que peinan los cielos de la Periferia. No son naves preparadas para descenso en zona urbana pero sí que pueden rastrear desde el cielo cualquier objetivo que fijen en sus escáneres. Está claro cual es el motivo de su presencia: probablemente los estén buscando. En caso de que se monte mucha algarabía y ésta sea detectada desde los cielos podrían desplegar rápidamente una escuadra de drones de intercepción que complicarían mucho esta misión¹.

Pero ahora estáis aquí, en el Circo de la Carne, y Cesar os invita a seguirlo. ¿Lo haréis? ¿Tomaréis alguna precaución antes? ¿O quizás esperaréis por vuestros compañeros tomando una copa y charlando? ¿Cómo de apurados creéis que estáis?

Mientras la charla con Cesar tiene lugar los otros dos miembros del equipo detienen el vehículo en un callejón lateral del edificio que hace las veces de Circo de la Carne. Hay una puerta de servicio y pueden ver a dos aumentados allí descansando, apoyados en uno de los muros. Roy detiene el vehículo a una distancia prudencial para no atraer su atención. Saben que sus compañeros están dentro. ¿Esperarán en la puerta o intentarán entrar en el local?

Todo el viaje desde las zonas de carga hasta el punto de recogida me lo paso refunfuñando ¿Cómo se me pudo pasar lo de aquel tipo? ¿Pero es que nada iba a salir bien en esta misión? Y encima aguantar el recochineo del soldadito. Lo que me faltaba.

Finalmente llegamos por lo que me detengo a una distancia prudencial.

- No creo que debamos abandonar el vehículo. Después de nuestro encontronazo, no tengo todas conmigo que no estén ya buscando el vehículo. ¿Por qué no vas y les avisas que aquí fuera estamos listos? –

Mientras hablo me recuesto sobre el volante y oteo la calle en busca de problemas. Con nuestra suerte, seguro que ya están llamando a nuestra puerta en forma de IA salvajes o de los cuerpos de seguridad.

Creo que me he pasado con las efedrinas. Lo sé porque noto una calidez en la boca del estómago y el interior de mi cabeza burbujea como gaseosa. Normalmente, me quito el cuelgue con una neumocatecolamina (las píldoras azules que guardo en el paquete de tabaco) pero me las he dejado en alguna parte. Lo malo es que si no tomo estas mierdas cada seis horas lo paso fatal. 

Lo peor del viaje de efedrinas es que me dan una actitud positiva del cagarse e incluso los planes más ridículos me parecen geniales. Es un efecto deseable cuando tienes que asaltar trincheras a lo macho pero una gaita cuando tus compañeros te echan muertos encima. 

-Claro, Roy-asiento saliendo del vehículo. Incluso aunque estamos en un área de aire viciado y paredes mugrientas, para mí brilla un sol que te cagas. 

Ando hasta la puerta de servicio con las manos a la vista. Me he dejado el rifle de asalto con Roy. No quiero alarmar a nadie. Todavía.

- Hola, amigos-saludo alegremente-Nuestros socios están dentro cerrando un trato con vuestro capitoste. ¿Seríais tan amables de avisar ahí dentro de que les estamos esperando? Yo no tengo prisa pero aquí ,mi amigo-abro el chubasquero para mostrar mi machete-se pone muy nervioso cuando se impacienta. 

El contacto de Kat hace una aparición estelar digno de la reina o el rey que es en el lugar, un par de matones a sueldo bien pertrechados a ambos lados aseguran su trasero mientras se mueve de un lado a otro perdonando la vida con la mirada a unos y agradeciendo la agradable visita a otros. Incluso en este lugar hay clases de todo tipo. Pero yo no soy nadie para juzgar a los amigos de Kat por lo que aparentan sino por lo que son.

Echo las manos a mi espalda como si fuera un señor mayor observando una obra y sonrío a nuestro anfitrión del que me fío más bien poco pero, como se suele decir se saca más con miel que con hiel, y va a ser necesario untar demasiado a este tipo para que acceda a lo que le pedimos sin que se le vaya la lengua.

Este se deshace en halagos con Kat e ignora mi presencia y nos ofrece acompañarle ahí donde tiene los cuerpos.

- Quizá será mejor esperar a saber que nuestros compañeros se encuentran aquí, como comprenderá en asociación con otras personas su criterio también cuenta, confiamos en que no tarden demasiado - digo sonriendo.

Miro a Katerina buscando su aprobación.

.- Cuanto me alegro de verte, encanto-. dijo mientras le abraza y le daba dos sonoros besos. De repente parecía que de verdad fueran viejos amigos que se volvían a ver después de largo tiempo.

Alden sugirió que esperásemos, pero a katerina le parecía mucho peor opción, más tiempo dentro era mas tiempo en manos de Cesar y su “creativa” mente.

.- No, mejor vamos a ver los accesorios para la fiesta, estoy segura que mi transporte estará listo para ya mismo-.

Lo dijo, y no estaba del todo convencida.

Caminaron y esquivaron a putas de lujo, mafiosos gordos y podridos en dinero. Algún que otro político y famoso de turno, y sobre todo esquivaron con agilidad, a un sin fin de grupos de matones a sueldo, dotados para la seguridad de todos los anteriores.

El nuevo “local” de Cesar, tenia el encanto ecléctico de un tugurio de la periferia y de una de las mansiones de Nueva Bombay. Y ambas le daban mucho asco a la mujer.

Finalmente, en un túnel de servicio. O lo que parecía un túnel de servicio, el plato fuerte de la noche.

Cuatro cadaveres, tres hombres, y un transexual con tetas de pega. No era precisamente lo que había pedido, pero no iba mostrar su descontento, el destino de aquellos cuerpos era el de desaparecer en una gran explosión de fuego.

Cesar, soltó un rollo de siete minutos sobre cómo habían vivido y sobre todo, cómo habían muerto sus estrellas del circo de la carne. Parecía como si de verdad los conociera.

Era mentira, eran exactamente lo que decía el nombre, carne. Y nadie se preocupaba de dónde habían salido los luchadores, ni de si vivían o morían, solo del dinero que dejaban los clientes al verlos destrozarse.

A uno de ellos le faltaba media cara. Nuevamente, para ser algo que iba a convertirse en cenizas, poco importaba. Pero tenia su gracia.

.- Este se te parece cariño-. dijo con tono meloso a Alden, y la reacción de su compañero produjo sorna durante unos instantes.

Luego el comunicador sonó, y Cesar informo que el transporte estaba listo, al final de un pasillo lateral. Todo muy oportuno.

.- Es justo el material del que están forjados tus sueños, Cesar. Y son lo que necesito. Dime el precio y los cargare en mi taxi-.

El jaleo viene de fuera. Al principio tanto Kate como Alden piensan  que se trataba de la algarabía normal de un combate del Circo de la Carne pero un repentino silencio en el local da a entender que pasa algo. Cesar hace un gesto con la cabeza a uno de sus matones aumentados, el cual se dirige a la entrada del túnel de servicio. Per antes de que llegue a ella la puerta se abre de un golpe al ser atravesada por otro matón que se estampa ruidosamente contra la pared.

—Vaya mierda de porteros tenéis aquí chicos, ni siquiera he necesitado el machete.

Pese a la bravata que Drexler suelta al aparecer por el umbral de la puerta se le ve una fea herida en un costado. En medio de la trifulca alguien le ha hecho un tajo. Aún así el marine ha llegado hasta aquí sin matar a nadie: un punto a su favor teniendo en cuenta que todos los hombres de Cesar lo rodeaban en el exterior.

A veces no basta con pedirlo amablemente. Hay que dar a entender que tienes prisa. Y esto ha sido hacer una entrada y lo demás coñas.

En la calle Roy, que ha visto como Drexler ha entrado como una furia en el local, asoma su cabeza por la ventanilla para seguir con la vista el enorme rastreador del cielo. Es poco probable que nadie en ese tugurio vaya a llamar a la policía para denunciar una agresión, así que por ahí espera que no vengan problemas...

El hormigueo de la nuca cesa un poco sustituido por pinchazos detrás de los ojos.

Han empezado ellos, joder, han empezado ellos. Creo .No estoy seguro. 

Aflojo mis dedos y suelto mi impermeable. No he llegado a sacar el machete, toda la jarana la he montado con el brazo biónico. Maldito hipno-acondicionamiento de los marines y malditas subrutinas subliminales de combate. 

Miro a mi alrededor evaluando la situación. Aparte del cañón apuntándome a los sesos cuento a otros siete mamones en estado más o menos operativo (a algunos les faltan orejas, dientes, algún dedo roto... todo daño colateral sin importancia). Distingo también un par de caras conocidas aunque no exactamente amistosas. 

-¿Y bien?-reparo en un charco de sangre a mis pies. Esa es mía-¿Tenemos lo que hemos venido a buscar o podemos escoger nosotros mismos?

Es increíble que en un sitio como el Circo de la Carne se haga un silencio tan absoluto. Se escucha incluso el goteo de la sangre de la nariz partida de uno de los matones. Las armas están levantadas. Las miradas fijas en Drexler. Y en Cesar. Cesar observa todo con los ojos muy abiertos.

—Pero... ¿de dónde habéis sacado a esta animaaaaaaaal?— pregunta lanzando un silbido —¿Es amigo tuyo?

Se gira hacia Kat y luego lanza una risotada.

—¡Un verdadeeeeero mariiiineee de las coloooonias! ¡Que ejemplaaar! ¡Me chiflaaaa!

Se acerca a su hombre, que mantiene el arma apuntando a Drexle, y con su mano baja el brazo del sicario. Los demás, al verlo, bajan también sus armas.

—Debería dejar que os mataseee a todos con sus manos desnuuuuudaaas. ¡Estoy seguuuuro de que sería capaaaaz! Vamos marine... ¡Deber estar sedieeeento. Luego recogeréis vuestra mercancíaaa.

Dicho lo cual sale del túnel agarrando por el brazo cibernético a Drexler mientras lo lleva de vuelta al local.

—Arreglemos este negocio queridos. Brindemos por lo nueeestro.

Los perfumes y aceites que bañan al tipo que me aferra el brazo asaltan mi nariz. Huele como la nave-lupanar de esparcimiento Osiris Divina donde mi regimiento solía pasar los permisos. No se me escapa que es el que está al mando  (pude ver su foto de perfil en el comunicador de Kat) ni el hecho de que seguramente sigo vivo gracias a él. Me dejo llevar y hago el papel de perrito arrepentido que ha sido descubierto comiéndose el cadáver de la abuela. 

Personalmente, soy más de ducharme. Cuando te pasas una semana reptando por el barro comiendo dieta astringente  (diseñada para periodos donde se espera una actividad tan intensa que no se contempla ir al baño) echarte colonia sólo añade agravante al asunto.

El Hombre Perfumado parlotea mientras me arrastra por un pasillo lleno de holo-cuadros que muestran indistintamente gente desnuda, gente  sangrando y engendros cibernéticos luchando y haciendo cochinadas. A veces, todo a la vez. Juraría que he visto un campo de girasoles.

El pasillo termina en un salón de paredes de terciopelo a cuadros que resulta insultante para la vista, el gusto y el olfato. Hay varios sillones de tapicería horrorosa en torno a una mesa con refrigerios. Lo más llamativo (!?) del lugar es una enorme jaula cúbica de cuatro metros de lado que cuelga del techo por gruesas cadenas. 

-... ¿verdad, machote?-termina diciendo nuestro anfitrión. 

Mierda. No le estaba escuchando. 

Bueno, acepto sin objeciones seguir a César, al fin y al cabo Katerina es la que manda en este local, entre nosotros dos, y yo no voy a ponerle pegas a la relación que tienen ella y su contacto.

He visto demasiados antros del estilo en mi vida como para sorprenderme por la fauna que llega a acumularse en ellos, pero confieso que le tengo algo de miedo a lo que pueda pasar una vez dejemos atrás el salón principal del local y que César nos tenga preparada una fiesta que quizá a nosotros no nos parezca tan fiesta, pero habrá que aguantar el tipo.

Llegamos donde se encuentran los cadáveres, mercancía que, a priori, parece suficiente para hacerlos pasar por nosotros.

- No creo que yo esté tan dotado de arriba - le comento a Kat al señalarme al travesti levantando los hombros con cara de fingida circunstancia.

No tardamos mucho en percibir jaleo llegando del lugar que habíamos dejado atrás seguido del estruendo producido al abrirse la puerta que se había cerrado tras nosotros. El culpable, un matón que la ha empujado lo suficientemente fuerte como para que se abra de par en par, el verdadero culpable, Drexler, que aparece tras el matón, con una herida abierta y cara de desorientación. Abro bien los ojos de la sorpresa, cierro bien el culo del miedo, todos los temores de lo que nos va a pasar en esta especie de trastienda.

Por suerte César queda encantado tras la aparición estelar de nuestro marine favorito, el único que tenemos de nuestra parte. El jefe del lugar agarra del brazo a nuestro Drexler y a este no le cuesta mucho seguirle el rollo. En silencio y con tranquilidad les seguimos, escoltados de los matones, que si ya de por si tienen cara de malas pulgas, el comentario de su jefe sobre la poderosa fuerza de nuestro compañero, ha tornado sus rostros en cara de menos amigos todavía.

Nuestro paseito desemboca en una sala con una jaula en el centro, hasta llegar ahí, un pasillo largo lleno de cuadros que el mismo César ha ido enumerando uno por uno, luchadores en su local con renombre suficiente en el mundillo, como para poder amedrentar a quien se les ponga delante, muchos de ellos ya muertos, la mayoría por el compañero que ocupa el cuadro siguiente o el anterior, muchos de esos hologramas hechos cuando ya se sabía que el sujeto de la obra no estaría ya nunca más dispuesto a posar. Para mí, toda una pena, para cualquier persona habituada a este mundo, toda una epicidad.

- Estoy la mar de seguuuuuroooo que vuestro amiiiguííísimo mariiiine estará encantado de formar parte de mi espectáculo personal dedicado al entretenimiento a través del noble aaarte de la luuucha libreee... ¿verdad, machote? - es con lo que concluye César su alargado discurso.

Hasta ahora Drexler parecía seguir a nuestro anfitrión como dejándose llevar como obnubilado por todo lo que veía, pero ese final de frase tan diferente de las palabras alargadas innecesariamente de César y su tono para nada masculino, han devuelto a nuestro marine a la realidad, ya me lo decía mi madre que los golpes no eran buenos para el funcionamiento de la cabeza.

- Ehmm, si se me permite hablar, estoy seguro que nuestro compañero daría un gran espectáculo en la jaula, no me cabe duda, es un tipo echado para adelante, como hemos podido comprobar, además, estoy seguro que tendrás muchos hombres como nuestro amigo - digo poniendo una mano en el brazo de uno de ellos.

Miro hacia arriba para ver la cara de mala hostia del matón que he utilizado de ejemplo, que parece, todavía, molesto por las palabras de su jefe. Sonrío y me separo de nuevo con precaución, quizá no debía hacer eso, al parecer solo se sienten halagados por su jefe.

- Estoy seguro que sí, nuestro Drexler se convertiría en una gran estrella de la jaula, pero estoy seguro que, el estropicio que ha provocado y el malestar entre la gente del local podrá ser reparada con, quizá, algún encargo de lo que mejor se nos da hacer, relaciones diplomáticas y envío de mercancías, rápido y seguro, con un cuantioso descuento de amigo, sumado al descuento extra para los grandes amigos - añado con una sonrisa -. Así Drexler podría seguir trabajando con nosotros y, quizá más adelante, seguiría estando dispuesto a participar de este noble arte de la lucha.

Las caras no cambian demasiado, Drexler continúa confuso, digiriendo poco a poco lo que estoy intentando explicar a su recién vuelta consciencia, César no ha cambiado su rostro entre serio y divertido, emocionado por el descubrimiento de un nuevo luchador, sinceramente, no me atrevo a mirar a Kat.

Tamborileo con los dedos sobre el volante ¿Por qué coño tardan tanto? ¿Tan difícil es cargar 4 putos cuerpos y echarlos al maletero? Con cada segundo que pasa me empiezo a poner más nervioso. La cagada consiguiendo el vehículo, la cagada en la entrega. Claramente esta misión estaba gafada.

“Un trabajo rutinario me dijo el puto Alden. Rutinario mis pelotas”

De pronto el sonido de una sirena que se enciende y se apaga resuena en la calle. Giro rápidamente la cabeza hacia el origen de ese ruido y entonces lo veo. Un patrullero. ¡UN JODIDO PATRULLERO!

“Relájate joder, puede que esté pasando por ahí por simple rutina, puede que ni haya reparado en ti”

Les sigo con la mirada con todo el cuerpo en tensión. El vehículo se mueve lentamente, MUY lentamente…

“Pero tampoco se para”

Casi me han sobrepasado y respiro tranquilo, de golpe suelto todo el aire contenido y hasta me permito soltar una risa. Debo aprender a relajarme joder que al final un día me va a dar un…

La sirena suena nuevamente. La patrullera se ha detenido y de su interior descienden 2 hombres. El más alejado habla por el comunicador, el otro observa mi vehículo.

“Haz algo coño, lo que sea”

Con una sonrisa estúpida en la cara les saludo con un movimiento de cabeza. El más cercano se aproxima a mí, me pide que baje el visor.

“No me voy a dejar atrapar, no así”

Mientras hago un gesto afirmativo, preparo a “Stacy” en mi regazo con su cañón apuntando hacia la puerta. Le presento mi mejor sonrisa.

- Que tal agente ¿En que puedo ayudarle? -

El agente, un esmirriado que no tiene ni media hostia intenta poner su cara de tio duro.

- ¿El vehículo es suyo? Permítame su ficha para el escaner de datos –

Asiento encantado.

- Claro, aquí está –

Y levanto el cañón y lo apunto entre sus ojos. Solo le veo cambiar su expresión por auténtico terror antes de que apriete el gatillo, escuchando la explosión del arma y el consecuente estallido de sesos al impactar de lleno contra el blanco a una distancia tan corta. La pared de en frente se tiñe de rojo y trozos de carne mientras veo al compañero que sigue junto a su vehículo, como vuelve a hablar por el intercomunicador.

- A la mierda –

Pongo el vehículo en marcha, conecto mi sinapsis y hago que acelere de golpe el máximo posible. El vehículo suelta un chasquido por el sobre esfuerzo exigido tan repentinamente, pero responde lanzándose de golpe hacia adelante. El hombre que queda en pie saca rápidamente su arma y abre fuego contra el vehículo, veo las ráfagas de plasma pasar a mi alrededor, pero no suelto el volante. La distancia que me separa de la patrulla no es mucha, pero la suficiente para que el impacto sea fuerte y golpee al guardia lanzándolo de espaldas.

Mi cabeza golpea contra el salpicadero y puedo sentir como toda mi dentadura tiembla con riesgo de salir volando. Pero ahora es la adrenalina la que habla, abro la puerta y salgo del camión, casi arrastrando la escopeta. Me cuesta andar erguido ¿Me he jodido la pierna? Me la suda, me aproximo al cabrón del policía y le veo diciendo algo por el comunicador.

- Chivato –

Apunto el arma y disparo, desparramando sus tripas por la carretera. La gente a mi alrededor grita y corre despavorida. Que más da, seguro que este cabrón ya ha dado el aviso antes de que le diera matarile. Tengo el brazo ensangrentado y al mirarlo, veo un impacto del que emana sangre ¿Cuándo coño me ha dado? Saco de nuevo el arma y vuelvo a abrir fuego contra aquel cuerpo inerte.

- Por cabrón –

Entonces activo el comunicador para establecer contacto con mis compañeros

- ¿Se puede saber donde coño estáis? Coged los cuerpos y salid cagando leches ¡Vamos a tener compañía! –

Y vuelvo al vehículo para revisar que todavía pueda ser usado para nuestro propósito.

-No tenemos tiempo para recados ,Madigan, te recuerdo que vamos escasos de tiempo.

Instintivamente, me llevo la mano al bolsillo de la camisa para coger el paquete de tabaco (coño, mira dónde estaba). Al agitarlo, oigo las neurocatecolaminas moverse dentro. Con un silencioso suspiro ,decido no tomármelas todavía.

-Mira, tío-me vuelvo al individuo que me sujeta el brazo-Veo que te va el rollito duro y nosotros necesitamos cuatro fiambres. ¿Qué te parece esto? Yo en esa jaula y cuatro de tus chicos. Veamos...

Miro a mi alrededor. Por las expresiones de los matones, hay una mezcla de excitación y aprensión al respecto.

-Bizco... -señalo al grandullón que ha tocado Madigan. 

Miro a uno más pequeño pero con un cuchillo ensangrentado en mano. El mamón que me ha cogido por sorpresa. 

-... Escoria... -le bautizo con un chasquido de dedos. 

A su lado hay un tipo de brazos truculentos y tatuados pero sin dientes. No se apartó a tiempo. 

-... Ponte Bragas... -si sale vivo de esta, el mote le perseguirá siempre. No tengo intención de que ocurra.

Por último, me fijo en un tipo estilizado y silencioso. Este no ha estado en la bronca pero tiene un aire peligroso. Bien, hemos venido a jugar. 

-... y El Mierdas.

El Hombre Perfumado suelta una carcajada estridente. A continuación, saca un ciber-abanico de su muñeca y lo emplea para tapar su expresión divertida. 

-¡Me encanta este tíoooOoO!-suelta. 

Así soy: encantador y con don de gentes.

Katerina había dejado la cosa fluir, porque total, con Cesar, ese tipo de cosas solían pasar. Sabia que el cobro implicaría dolor para alguien. Y aunque estaba preparada para pagarlo ella la entrada de Drexler hacia que todo fuera más fácil.

Alden intentaba que la cosa terminara allí, pero Drexler no era de los que dejaba una pelea, fuera como fuera.

Sin embargo, el comunicador vuelve a sonar, y la voz de Roy la pone en tensión. Su mente trabaja a marchas forzadas para terminar lo antes posible.

.-Bien, tengo ganas de subir la apuesta. Que te parece Cesar, si mi marine amigo, acaba con tus cuatro lacayos sudorosos y lo hace en tan solo dos minutos. Si no, su culo te pertenecerá.

Y la cuenta empieza en tres… ya.-.

Fue el punto de entrada a la acción, lo matones, aun estaban dudando si el pajarraco alfa daría su consentimiento, y mucho menos si aceptaba la extraña propuesta de Kat.

Al demonio con ellos, ni jaula, ni holocamaras para grabarlo, esta era una fiesta privada, y su descomunal amigo tenia que terminar rápido.

Cesar, que era un sadico no podía estar más contento, y aunque no aceptara el trato, deba lo mismo, ahora solo pensaba en ver sangre.

Kat se movie ágil por la sala hasta ponerse a su lado, viendo cómo la sangre saltaba aquí y allí, como las tripas de unos y otros iban al suelo. Ella sonriendo, como solo podia hacerlo una mantisa religiosa se pegaba a Cesar.

Si la cosa se ponía fea, uno de sus pechos pondría fin a todo allí mismo.

Cesar parece encantado con la propuesta. Como un niño al que le hayan traído la navidad por adelantado. Da palmaditas y sonríe con una intensidad que parece que le saldrá la dentadura de la boca.

—¡Meeeeencaaaaaantaaaaa!— dice olvidándose incluso de separar las palabras como si acabara de estampar su cabeza en una montaña de farlacrack —¡Sois estupend....

Su frase se interrumpe cuando el comunicador de sus invitados chasquea y la voz imperiosa de Roy suena por él. Casi a la vez un individuo que viene de fuera, apresurado, se une a la conversación interrumpiendo a su jefe.

—Joder Cesar... un tío fuera acaba de cargarse a dos Unidades de Control.

El rostro de Cesar pierde esa alegría infantil para ensombrecerse.

—¿Quién coño quiere chafarnos la fiesta? Muchachos: vamos afuera. Este es un establecimiento que cumple rigurosamente con la ley. No queremos problemas con los uniformados si no los provocamos nosotros.

Los demás se miran entre ellos. No es que la cosa estuviera controlada antes pero ahora ya va desbocada.

Miro a Alden y a Kat. Parecen sólo ligeramente menos confusos que yo:

-¿Sabéis dónde tiene ese esperpento lo que hemos venido a buscar?

Hago un gesto señalando hacia el lugar por donde se han ido Blanco y sus secuaces:

-Yo sé dónde está nuestro billete para salir de aquí. 

Con gesto casual, saco una neurocatecolamina del paquete de tabaco y me la meto en la boca.

Al fin habrá palos. Drexler se ha tirado el moco, no voy a decir que no pueda con todos ellos, al fin y al cabo, y como se hablaba en una película de vete tu a saber que año, "¿ya que ha llegado hasta aquí, porque no continuar más adelante?" y Katerina ha animado al desenlace violento, quizá dejándose llevar por el entusiasmo de Drexler y de su contacto. Pero no tengo nada que hacer al respecto más que resignarme, apartarme unos pasos para no recibir una hostia perdida y destrozar mi preciosa cara y disfrutar, o no, del espectáculo que nuestro marine está a punto de ofrecernos.

Pero el ambiente de tensión se rompe al recibir la comunicación de Roy que, desde la calle, nos apremia a que salgamos con los cuerpos, y un subordinado de Cesar avisando a su jefe de que alguien la ha liado parda, pero no parece que haya mezclado ningún químico.

"¿Qué habrá hecho ahora?" me pregunto intentando no cambiar el rostro mientras veo a contacto de Kat pasar delante de mí seguido de cerca de los matones que, por ahora, parecen haberse salvado de una buena paliza de mano de nuestro querido Drexler.

- ¿Si nos acompañas? - le digo amablemente a Drexler recordando que el camino hasta aquí ha sido para el como pasear por el reino de la fantasía.

Volvemos sobre nuestros pasos siguiendo el grupo de Cesar, a menor velocidad, evitando acercarnos demasiado. De nuevo el pasillo de paredes de terciopelo y hologramas ahora sangrientos, ahora amenazantes, ahora triunfantes.

Llegamos de nuevo donde Cesar nos ha presentado a nuestros sustitutos, tres cuerpos de hombres y uno de un travestido.

- Aquí los tenemos - digo señalándolos y sopesando uno de ellos para ponérmelo sobre un hombro -. Si salimos ahora con la confusión, puede que no se entere nadie. Tendremos que ser rápidos, pero precavidos si Roy ha puesto en alerta a la policía vamos a tener que tener más cuidado del habitual con el patrullero orbital que he visto antes mientras veníamos.

Espero a que mis compañeros carguen con los cuerpos y nos ponemos en marcha.

Al salir de vuelta al salón principal del local de Cesar la gente parece algo desconcertada, sobretodo al ver a Drexler cargar con hasta dos cuerpos, la música sigue sonando, como si no pasase nada, pero la gente nos mira con asombro y miedo. Saludo con la cabeza y la mano, como si llevase un sombrero, a un par de mujeres y hombres junto a los que pasamos y tomamos la salida a la calle y, antes de salir asomo ligeramente la cabeza.

Los hombres de Cesar y el mismo están observando la dantesca escena de un policía con varias partes del cuerpo separadas y esparcidas por el suelo junto a su vehículo patrulla.

- ¿Cual es el vehículo que...? - pregunto antes de que Drexler señale un vehículo, el que ha usado para llegar hasta aquí - Vale... vamos - añado haciendo una seña para que salgamos en dirección al vehículo.

Obviando los gritos y lamentos que aun se oyen a mi alrededor... que ya hay que ser bobo para seguir aquí gritando cuando me has visto matando peña, me aproximo al vehículo que echa humo  por varios filtros delanteros así como desde un lateral. El cristal está reventado y casi podría jurar que la yanta está doblada. 

"Que más da, mientras se mueva"

Me meto dentro del vehículo, vuelvo a conectarme a él y le doy la orden de ponerse en marcha. Silencio. 

"No me jodas, no me jodas"

Realizo varios análisis y redistribuyo los sistemas para dar la suficiente potencia al arranque. Vuelvo a lanzar la orden y esta vez si que el motor ruge como una carraca de feria, un constante golpeteo como el entre chocar de metal contra metal inunda el vehículo, fruto de alguna pieza suelta que habrá en la zona del motor. Pero coño, el vehículo arranca y total, vamos a volarlo por los aires, no debemos ponernos nerviosos por un poquito de problema de chapa y pintura.

Bajo del vehículo, esta vez sin desconectarlo (No sea que no arranque una segunda vez) y me aproximo a la entrada del local para buscar a esos desgraciados que siguen en el interior ¿Pero que coño hacen? Voy a entrar en el local cuando un hombretón se planta en medio.

- No de un paso más loco, vuelva por donde ha venido. Aquí no queremos gente como tu. -

Es tan dulce y tierno, pero no tengo tiempo de gilipolleces.

- Escúchame capullo, no estoy teniendo mi mejor día y que tu me toques los cojones ahora no está ayudando a mejorarlo. No te lo voy a pedir dos veces, quita del puto medio y tal vez conserves la puta cabeza. -

El hombretón saca un arma que me apunta a la cabeza, pero yo aun tengo a "Stacy" en la mano por lo que la alzo y encañono al mamo.

- ¡Vamos hijo puta! ¡VAMOS! ¿No hay huevos? Pues empiezo yo, quita de en medio, 3... 2... 1... -

Y veo como su dedo se desliza en el gatillo al tiempo que yo abro fuego. Por un pelo consigo evitar el disparo, pero él también ha evitado el mio. Intento apuntarle nuevamente pero soy más lento y su puño me impacta en la cara nublandome la visión. Entonces entre en cólera, me lanzo contra él y caemos al suelo donde nos enzarzamos en una pelea sucia. El tiene más habilidad, pero yo estoy loco y ya me da igual todo. Me golpea las costillas varias veces, pero no se como consigo ponerme encima de él y descargo una lluvia de golpes contra su cara. Me dispongo a abrirle la cabeza contra el asfalto cuando veo aparecer a esos desgraciados cargando con 4 cuerpos. Me giro hacia el subnormal que me atacó, ahora con la cara ensangrentada.

- Has tenido suerte mamonazo - Me pongo en pie, me duele todo - ¿Donde cojones estabais? Una puta patrullera, no se si ha reconocido el vehículo robado o a mi, no me he parado a preguntarle, pero pronto esto será un hervidero de miembros de seguridad. Meted los paquetes al camión y vámonos cagando leches. -

Les veo señalar al tipo del suelo.

- No me vengáis ahora con polladas, tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos -

Y como buenamente puedo avanzo a su lado hasta el camión donde les veo cargar los 4 cuerpos.