Partida Rol por web

- Estoy seguro de ir hasta allí... - Dijo entonces Víctor. - Espero no tener que usar esta... - Le dio varios toquecitos a su escopeta. - Pero no sabemos que cojones pretende esa gente, ni que hacen allí.

Víctor no era un tipo agresivo. No en el noventa por ciento de las veces, con lo que eso dejaba un diez por ciento de veces en las que si era agresivo y aunque eso sonara a poco, en realidad era bastante más que la media. Lo cierto era que en los tiempos que corrían, valía la pena serlo, pues en muchas ocasiones, bastaba con una mala cara y una sensación de total determinación y manifiesto desprecio por la vida, para solucionar la mayor parte de los problemas de la vida.

No tardaron demasiado en llegar hasta el lugar donde se estaban desarrollando los acontecimientos. Una chica, un calvo con tatuajes, el "Filete", un cadáver y un tipo raro pálido como la puta nieve. No era habitual ver gente de piel tan clara desde el desastre. El sol pegaba con fuerza y quemaba la piel de todos los que moraban sobre la tierra. Los lechosos se habían extinguido, pero ese tío... ese tío era demasiado pálido. ¿Estaba enfermo o algo por el estilo? No le gustaba. A Vanesa y a Tony los conocía también, al igual que a Tomás... no eran muy peligrosos, pero el tipo blanquito... Le daba mal espina.

- ¿Qué pasa aquí? - Preguntó Víctor interrumpiendo la conversación que estaba teniendo lugar entre Vanesa y el blanquito. - ¿De qué va todo ésto? 

Los lagos azules que tenía Vanesa como ojos clavaron su mirada en el filete, fríos i duros pero aun así bonitos, mientras con voz dulce le sonreía “Filete ni a mi me apetece tocar los cojones a estas horas de la mañana, así que vete a tomar por culo por ahí que ya sabemos cómo funcionan aquí las cosas, ya iremos a ver al jodido viejo Gualterio, ya sabemos cómo funcionan las cosas en las palmeras”.

Las palmeras , el tal gualterio había sido de los primero en llegar aquí junto con varios de los suyos, una antigua residencia de lujo bien vallada y con mucho espacio en su interior, con el paso del tiempo el lugar se había ido transformando, siendo ahora casi irreconocible si no fuese por el viejo cartel que aun colgaba en la entrada que rezaba en verde sobre blanco con ese nombre, la palmeras.

Vayamos a comer algo estoy muerta de hambre…y tu mi pequeño amigo te vienes conmigo apostillo mientras le rodeaba por los hombros con su brazo y le tapaba nuevamente para evitar que la gente se fijara mucho en el.

Tony observó como Victor Aristizábal, un viejo con un par de pelotas, se acercaba en actitud amenazadora, con lo cual, anticipandose a saber que intenciones traía, cambio la posición de la piernas, relajándolas, pues no deseaba un enfrentamiento directo. No era un cobarde, ni mucho menos, tan solo que no confiaba demasiado en sus ... habilidades... cuando era un vulgar peatón.

Afortunadamente cuando llegó a nuestra altura comprobó que no venía con intenciones hostiles, con lo que pudo relajarse definitivamente y observar la reacción de sus compañeros...

¡¡Joder con Vanesa!! Si señora, debía de reconocer que tenía más huevos que él, plantándose ante el Filete. Ver como actuaba ante el Masca sería otro cantar, quien sabe si no se traía algo con Gualterio más allá de la simple y llana simbiosis en que nos encontrábamos todos. Le sonrió abiertamente y se dispuso a acompañar al Filete, quería volver cuanto antes a su coche...

- Tony... - Abrió de nuevo la boca dispuesto en ésta ocasión a encontrar las respuestas que le habían sido negadas. - Tú eres un tipo razonable... ¿No? - No le dejó tiempo a responder. - ¿Qué ha pasado aquí? ¿Qué hacéis tan cerca de mí estación de servicio y a las afueras del campamento? ¿Quién se ha cargado a ese? - Señaló el cadáver. - Y... - Miró con desprecio al tipo extraño. - ¿Quién cojones es el lechoso?

Caminaba junto a la jovencita, con su mochila a cuestas, casi a la altura del viejo. Sonreía divertido por la mala uva del paranóico Víctor. Sentía curiosidad por los acontecimientos de los próximos minutos.

-Te veo con posibilidades, muchacha. Enfermera Nixi. Enfermera Berenice. Como te guste más. Luego Ángel Nice. Suena bien. Te respetan, te tratan bien.

Estaba siendo un tanto irreflexivo. Como casi siempre. No conocía mucho a la chica, le parecía buena persona y bastante inteligente para mantenerse viva. Y esperaba que frenase su viaje a las alturas. No sabía si trapicheaba, robaba, hacía trabajillos o peor, vendía su cuerpo. O quizás un cuatro en uno. Ni idea.

-Te pongo a prueba. Háblame un poco de ti.

Llegaron de nuevo al grupito. Se fijó en el tipo pálido ceniza encapuchado. Lo tenía visto, no recordaba de dónde. Había conocido a mucha gente, singulares unos pocos, comunes la mayoría. Despojos una gran parte. Parecía amigo de Vanesa. Interesante mujer. Y peligrosa.

—Eh... Qué haces —dijo el albino rehuyendo el abrazo de aquella Zorra que se estaba antojando como alguien peligrosa.

—Creía que valorarías el aviso. Pero "El Trapis" estaba equivocado, va a ser mejor que me abra... —se despidió intentando zafarse del abrazo.

—Nixi está bien... Hablarte de mí. Ángel, no sé qué contarte la verdad... —contestó la joven arrastrando algunas de sus palabras mientras su mirada se perdía por los cielos como si buscase encontrar en éstos una respuesta—. No recuerdo nada de mis padres. He pasado toda mi vida de aquí y allá y tuve que huir en más de una ocasión... Hasta que conocí a Víctor.

—Con él me siento cómoda. Es como si lo supiera todo de mí y no tuviera que justificarme por nada.

La joven frotaba sus brazos como si buscase protegerse de algo invisible.

A una decena de metros el cuerpo había ardido del todo y apenas quedaba nada de él. Carbón y restos humeantes que habían sido cargados en un saco con cuatro paladas mal dadas. Esa sería su mortaja y el polvo y la suciedad del vertedero al que sería arrojado sería la tumba de "El trapis". Sin embargo... Aquello sería irrelevante en comparación con lo que estaba por suceder.

Aguardad, que ahora llego.

Doc era un tipo de culo inquieto que tomaba las cosas como venían. Un trotamundos que iba de aquí para allá, curando a la gente de los páramos, yermos, de las cuevas, o la de los escasos bosques, a cambio de comida, un techo donde dormir, una canción, una historia, un rato de compañía, o unos trastos para luego intercambiar por otros enseres más útiles a su oficio. Se quedaba una semana, un mes. A veces regresaba al cabo de meses; de un año. Encontraba caras desconocidas, echaba en falta a otras. En ocasiones del asentamiento solo quedaban ruinas calcinadas y cuerpos retorcidos y resecos por el sol, o simplemente no existía ya, destrozado y engullido por una tormenta de arena.

Había salvado de una muerte segura a bastantes personas. Visto morir a un buen pullado. Y había traído a este desolado mundo a más de una docena de nuevas bocas hambrientas. Era consciente de lo efímero y frágil de la vida humana y por eso no se preocupaba apenas del día de mañana.

Así que restó importancia al tic de Nixi, su arrastre de palabras o su mirada medio perdida. Quien más quien menos tenía sus putos problemas de olla. Y era lo suficiente despierta para buscarse la vida. Que ya era mucho.

-A ese viejo loco se le va la pinza un poco -se encogió de hombros- Como a la mayoría de este bonito mundo, ¿no? A veces nos movemos juntos. Es un puto coñazo pero con todo mejor compañía de lo habitual. En fin, pégate a mí, hoy empezamos las malditas clases.

Observó los restos del Trapis. La deshumanización de las almas. Se iba a poner en plan filosófico y lo dejó correr.

Al fin y al cabo solo eran huesos.

- ¿Qué aviso? - Intervino Víctor cruzándose en la conversación que estaba teniendo lugar entre Vanesa y el albino. - No te pongas nervioso blanquito. - Le dijo al albino con tono impositivo. - Tu tono más que a advertencia suena a amenaza y las amenazas no son bienvenidas en mi puto feudo.

- ¿Quién eres, que haces aquí y que buscas? - Le preguntó de forma telepática.

Tony, al que apodaban Chevrolet, se mantuvo al lado del Filete aguardando algo... no sabía muy que, pero al menos les debía a estos tipos de Las Palmeras un rato de su tiempo, si debían ir a ver al Masca o éste vendría a verlos a ellos era algo que aun estaba por dilucidar. Supongo que estarían interesados en averiguar el cómo y el porqué murió el pobre diablo llamado... resulta extraño una muerte "natural" en estas situaciones... 

¿Acaso era Tony el único que se dió cuenta de los restos de sangre en la boca del Trapis? ¿Y el mordisco en el cuello del hombre pálido? ¿Y que además habían pasado la noche hablando juntos? ¿Acaso una desaveniencia entre ambos provocó la muerte del ... menos adaptado de los dos? Si era así, sin duda que el lechoso era un tipo peligroso, muy peligroso, pese a su aspecto frágil. 

Tony se apartó un poco del resto del grupo, tratando de que no se notara y susurrándole al filete le comentó sus impresiones...

No tuvo mucho tiempo tras zafarse porque se adelantó Víctor¹ y le abordó de manera poco dulce. No conocía a aquel tipo extraño del que muchos buscaban mantenerse alejados. De él sólo se escuchaban habladurias y rumores que pertenecían más a la esfera de las leyendas que de los hechos. Pero sin embargo 'El albino' no había vivido ninguna de ellas por lo que a priori pareció más receptivo al mensaje hasta que de pronto acabó por sobrerreaccionar sacando de entre sus ropajes un revólver Colt Python² que apuntaba derecho a su cabeza.

—¡Hijo de puta! ¡Maldito freak sal de mi puta cabeza!

Ya no estaba oculto a plena vista. El filetes, y un par de personas que estaban por ahí lo advirtieron, sin embargo sólo el primero permaneció quieto mientras que el resto desaparecieron de la vista temiendo convertirse en daños colaterales. Porque los enfrentamientos eran cosa habitual, formas de dirimir cualquier desencuentro aunque luego la mano del gobierno terminase por depurar lo acaecido.

Junto al filetes se encontraba Chevrolet que tenía su propia opinión de aquel ser y estaba a punto de manifestar.³

- Baja ese arma, hombrecillo... - Le dijo Víctor sin inmutarse lo más mínimo. - Baja ese arma o alguien podría resultar herido... 

Víctor dijo aquello con la calma de alguien que simplemente le dice a otro que va a ir al servicio a echar una meada. No conocía a ese hombre, no sabía de lo que era capaz y aunque parecía todo un trastornado, no podía transmitirle debilidad. De lo contrario, muy posiblemente acabaría el día de la misma manera que lo había empezado el desdichado de "el Trapis". Por suerte ya había estado en muchas situaciones similares a aquella. Por suerte había salido ya de muchas. Aunque la suerte se acababa en algún momento y ese podía ser ese momento.

- Hazme caso... - Añadió. - Y cada cual por su lado... - Por supuesto no insistió en colarse en su mente. No podía negociar con el Albino.

"Bueno, bueno".

Doc Balas se apartó unos pasos de aquellos dos flipados. Y con ese movimiento cogió del brazo a Nixi y la condujo con delicadeza y determinación situándola detrás de él.

No era su asunto. Si acaso, cuando los sesos de uno, o de los dos, coloreasen el terroso suelo, él entraría en acción, sería su momento, pero no ahora. Ni siquiera dirigió una mano hacia su revólver, no fuera a ser él quien se llevase el punto de mira del lechoso entre los ojos.

Eso sí, sus cinco sentidos no dejaron de prestar suma atención a la escena, tanto a las palabras como a los movimientos de ambos hombres.

El movimiento del Ángel hizo que el albino moviese el arma hasta que comprobó que no era una amenaza, entonces devolvió su atención al puto Psíquico que había intentado meterse en su coco.

Lo que decía parecía tener fundamento, además no estaba solo. Él sí, además del maldito Freak, estaba esa Zorra Peligrosa que nadie sabía qué pollas pensaba, el hijoputa del filete y el conductor.

Entonces sin decir nada echó a correr perdiéndose entre un montón de escombros y basura que se encontraba en la calle siguiente, el filete tras mascullar una maldición echó a correr tras él.

Tony Chevrolet sintió un escalofrío al ver el cruce entre Victor y el lechoso... y ¡¡vaya!! al parecer el Balas había intentado manipularlo con la mente... uf... luego todo se desarrolló con demasiada rapidez. Un par de armas de mostraron y después nada, al parecer todo quedó en nada. Tony se "parapetó" detrás del filete cuando el pálido sacó un revolver que era casi más grande que él ya que no era buen en los enfrentamientos. Medir 1,55 y pesar 150 kilos no lo convertían a uno en un luchador... al volante era otro cantar... pero a pie... Tony prefería mantenerse lo más posible al margen.

Cuando éste echó a correr hacia los escombros y el Filete salió en su búsqueda... hizo lo único que podía hacer... se dirigió con la mayor presteza a su coche. Allí podría salir detrás de ellos, recoger al Filete y perseguir de manera óptima al lechoso... tan solo esperaba que el callejón no estuviese bloqueado...