Partida Rol por web

Kal sigue arrastrando al malherido cazador hasta lo que parece ser el tímido inicio de un bosquecillo, con una docena de árboles distanciados entre ellos. Al alcanzar el primero de estos, el joven apoya al cazador contra el tronco y le echa un último vistazo. Seguramente moriría.

- Quédate aquí - musitó el joven secamente, mientras se ponía en pie -. Intenta no desangrarte.

Sin perder ni un instante más, Kal cogió una gruesa piedra que había cerca, del tamaño de su puño, y preparó su honda.

El joven se acercaba lentamente a la bestia, manteniendo aún así la distancia, mientras observaba la fiera batalla de sus "compañeros". La chica-bestia había vuelto a transformarse, y parecía que se abalanzaba contra su presa. ¿Y si le daba ella? Tal vez lo destripase vivo... Quién sabe si mantenía la cordura cuando se convertía en animal...

Con el miedo en el cuerpo, Kal paró antes de tiempo y, con un par de vueltas sobre si mismo para coger impulso, lanzó la piedra. Por desgracia, y como tantas veces le había dicho el viejo cuando era niño, el miedo era algo que debía mantenerse a raya. Porque si dejabas que te controlase, cometías errores. Errores como, por ejemplo, calcular mal la fuerza de uno mismo y que la piedra cayese a 5 metros antes de llegar siquiera a su objetivo.

La chica se convierte en un nuevo animal: un gran rinoceronte lanudo detrás del ávido guerrero Zalakk, a quien se le puede ver la cara desencajada de emoción tras la negra maraña que forman su melena y su espesa barba.

Los disparos de Talik y Kal desde los flancos no surten efecto, por lo que el mamut sigue ignorándolos. Milo, por su parte, consigue arrastrarse por el suelo a duras penas murmurando palabras de agradecimiento hacia el pequeño niño salvaje

Gracias, gracias —murmura Milo—. Por favor... por favor, sacadme de aquí —Su arco de cedro está partido en dos, irreparable. Lo lanza hacia un lado y trata de llegar hasta una de las rocas más alejadas del combate, cerca del camino de subida. Sus piernas permanecen inmóviles durante todo el agónico recorrido.

El mamut, por su parte, ya herido de gravedad, trata de huir. Sin embargo, se ve atrapado entre el rinoceronte y el acantilado. Voltea sobre sí mismo, dando pasos cortos de un lado a otro. Sabe que no hay escapatoria.

Poseída del instinto animal del rinoceronte lanudo, e ignorando cualquier otra circunstancia que no sea lanzar al mamut por el precipicio, Gwra agachó la cabeza y se lanzó a la carrera para cubrir la distancia que le separaba del mamut, levantando una densa humareda detrás de ella. -BRWAAAAAAAAAAAAA- Impactó frontalmente contra el paquidermo, y haciendo palanca con su cuerno enganchado bajo una de sus extremidades fue arrastrándolo, palmo a palmo, hacia el desfiladero. No obstante en estas circunstancias se volvió un objetivo fácil para el el mamut, que, si no se despeñaba antes, la tenía alcance de sus pies.

Talik volvió a sacar otra flecla, la colocó en el arco y solo cuando tenía bien tensa la cuerda, la soltó. Aviso a Lomo nevado con unos silbidos que cambiase de flanco, para no ser un blanco fácil. esta vez no hubo sorpresas y la flecha impacto en el ya herido mamut. Aunque no parece que le hiciese mucho daño, el animal ya estaba malherido y no tardaría en caer, o ser empujado por el acantilado.-Gwra, ten cuidado no vayas a caer también tu por el precipicio.-Grito a la joven chaman que había vuelto a transformarse.

El Mamuth no retrocedía hacia el precipicio, al contrario, estaba encabritado y si continuaba de esa manera lograría escapar. Con lanza en ristre se mantenía ferozmente intentando evitar que el animal encontrase una vía de escape y justo en ese momento Gwra, en una nueva forma salvaje, arremete contra la bestia. La adrenalina de el enfrentamiento provocaba que Zalakk vea todo como en cámara lenta así que cuando vio las intenciones del Mamuth de atacar al rinoceronte lanudo nuevamente con todo su peso apoyándose en sus cuartos traseros, el guerrero vio su oportunidad muy clara.

-AAAAHHHHRRRRRGGGGGGG- Ruge ferozmente mientras con una velocidad pasmosa aprovecho para meterse bajo el Mamuth cuando esté se paro en dos patas, Diente de Takkar apuntaba al pecho de la gran bestia y se clavó profundamente aprovechando la fuerza imprimida por el Guerrero y la fuerza del Mamuth bajando para pisotear. Zalakk cayó al suelo con el gran impacto sin soltar la lanza clavada en su presa. Había sido una estocada mortal.

Kal maldijo para sus adentros tras su último fallido lanzamiento. Si no conseguía siquiera golpear a su presa, ¿cómo esperaba sobrevivir por su cuenta?

Agarrando la honda con fuerza, el joven salió a la carrera hacia el mamut, cogiendo una piedra por el camino y empezando a girar su honda, preparando el golpe. Cuando se encontraba lo suficientemente cerca de la bestia (tal vez demasiado), Kal dio dos vueltas sobre si mismo y lanzó con fuerza su proyectil. Con fuerza, pero sin demasiada puntería, puesto que la piedra fue a golpear los cuartos traseros del animal, llevándose por delante, tal vez, a alguna pulga, pero sin que éste se inmutara siquiera.

Aunque a duras penas, el rinoceronte lanudo se engancha con el mamut. Ambos se mantienen en su posición, haciendo fuerza hacia adelante el uno contra el otro. Gwra consigue hacerle avanzar hasta el borde del precipicio.

La flecha de Talik hace flaquear al animal. El mordisco de Lomo nevado le desestabiliza del todo y le hace apoyarse en sus cuartos traseros. El maldito rinoceronte aprovecha para seguir avanzando, imparable.

La presa del Clan de las Tres Garras está en las últimas. Es entonces cuando el mayor guerrero de la tribu, aquél destinado a convertirse en el próximo Jefe de Guerra, emite su característico grito de victoria y se posiciona bajo el paquidermo para hundir su Diente de Takkar en el pecho del animal. La sangre brota de la punta de la lanza. La piedra de Kal rebota en el sangriento pelaje.

Cuando la vida se escapa y la fuerza que opone a su embestida cesa, Gwra no consigue parar a tiempo debido al poco rozamiento que presenta el suelo rocoso en el que os encontráis. Su energía potencial es tal que mamut y rinoceronte se precipitan risco abajo.

Se hace el silencio.

El espíritu del joven mamut era mucho más fuerte de lo que habían pensado. La cacería le había ya salido muy cara, al joven Milo, pero ahora cuando estaba llegando a su final, vio con horror como el rinoceronte lanudo en el que se había transformado Gwra caía al abismo junto al mamut. Era una buena caída y Gwra y estaba herida, podría ser fatal, un grito escapo de lo más hondo del cazador.-¡Gwra!-. Se acerco tan rápido como pudo al borde del precipicio, pero tan solo pudo ver como caía hasta el suelo. Bajo hasta el suelo, por un lugar adecuado y fue a ver si podía hacer algo por la joven chaman.

Esta cacería le esta saliendo muy cara al clan.-Dijo mientras buscaba donde podía encontrase el cuerpo de Gwra, que no veía por ningún sitio. Lomo nevado reconocía la zona, a la búsqueda de posibles peligros, que el ruido del combate pudieran haber atraído hasta el lugar.

¿Qué es eso, es un pájaro, un pteradonon? ¡No! Una pequeña ardilla voladora desciende planeando desde las alturas yendo a caer justo encima del cadáver del mamut. -Chip, chip, chip.- Moviendo su pequeño hocico, el cazador Talik reconoce algo familiar en sus extraños ojos azulados.

¿ Gwra? El pequeño mamífero, respira agitado encima del cuerpo del exmamut -ahora un amasijo de carne y huesos, mordidos, flecheados, lanceados y estrellados contra el suelo.- y recupera la forma original de la cambiaformas, exhausta y herida, pero viva, a pesar de todo.

Kal vio con sorpresa como las dos bestias se despeñaban en un mortal amasijo peludo. El joven, tras ver a Talik bajar, corrió y se asomó por el precipicio, donde vio con asombro a la niña-bestia de pie sobre el cadáver del mamut. Parecía que la joven no iba a morir tan fácilmente. Sin emoción en el rostro, aunque con una punzada de envidia por la habilidad natural de esa muchacha, Kal dio la vuelta para ir a comprobar el estado del joven y herido cazador.

Cuando Talik y Kal pasan junto a Milo para bajar hacia donde ha caído Gwra, Milo se reincorpora con mirada vacía.

—Compa... —murmura Milo—. Compañeros, no puedo mover las piernas —una gota de miedo tiñe su voz. Mira a Zalakk, el único que todavía no se ha alejado lo suficiente—. Siento haberos puesto en peligro, yo solo quería cazar al mamut, sabía la falta que nos hacía —confiesa mientras unas grandes lágrimas recorren sus mejillas dejando un brillante rastro que se lleva la suciedad de su cara a su paso—. Soy una deshonra, dejadme aquí. No podéis cargar conmigo y con la presa. Marchad, marchad ya. Con un poco de suerte llegaréis al campamento en un par de lunas. Decidle... —hace una pausa cuando empieza a quebrársele la voz—, decidle a Kara que la amo.

Abajo, el cuerpo del lanudo paquidermo yace sin vida. Uno de sus colmillos se ha astillado y partido del impacto, pero el otro parece intacto. No son muy grandes, pues todavía no es —o era— un ejemplar adulto, pero podría utilizarse para algún ornamento o incluso para pulirlo y utilizarlo como arma. En cuanto a la carne, hay que apresurarse para llevarla de vuelta antes de que se ponga mala o todo esto no habrá servido de nada.

Después de aquella mortal estocada, Diente de Takkar se desprendió de su presa cuando el Mamuth parecía desfallecer y el Rinocronte Lanudo en el que se había convertido Gwra aprovechó para empujarlo hasta el precipicio. Ambos cayeron.

-¡¿Que Haces niñaaaaa?! ¡NOOOOOOOOO!- Gritaba a la vez que corría hasta el borde para ver en el suelo al Mamuth, Gwra no se veía por ningún lado. Zalakk se levantó y se agarró la cabeza desesperado sin percatarse que Kal también se acercaba a toda prisa para ver lo que había pasado.

-¡¿Ves lo que pasa si no tienes cuidado?! ¡Debes ser fuerte enano!-  Le recriminaba a Kal con furia por lo que acababa de presenciar. Se agachó para ponerse a su altura y justo en ese momento vió la figura de Gwra sobre el Mamuth. Estaba viva. Entonces recordó sus místicas habilidades, quizás eso la haya salvado. Si, tenía que ser eso, sin duda.

-Si no tienes la fuerza... Debes ser listo. No dejes que te maten muchacho- A pesar de la rudeza de sus palabras, eran sinceras, aquel chico le recordaba enormemente a uno de sus cachorros que murió por no tener la fuerza necesaria. Haría todo lo posible por enseñarle al chico como sobrevivir. 

Se incorporó de nuevo haciendole un gesto a Kal para que bajara junto a Talik y se apresuró a ver a Milo. Sus piernas estaban destrozadas, ya no podía moverse. -Cállate muchacho- Le recriminó -No dejaré a nadie atrás- Con cuidado lo levantó y lo colocó sobre su hombro. -Ya encontraremos la forma de regresar, juntos y con la presa- Y mientras caminaba hasta donde estaba el Mamuth le dijo. -Obedece a Talik, quizás la vieja Cuervonegro encuentre la forma de ayudarte y puedas volver a cazar- Una vez abajo colocó al muchacho junto a una roca y miró a los demás, negando con la cabeza.

-Ayuden al muchacho, Talik y yo buscaremos la forma de regresar con la presa- Se acercó a Talik mientras veía el Mamuth, era bastante pesado. ¿Cómo iban a moverlo? Se agachó para tomar el cuerno partido que estaba cerca a sus pies. -Que opinas Talik... ¿Cómo vamos a llevarnos esto?-

Poco a poco la respiración de la hembra salvaje fue recobrando la normalidad, aunque su cuerpo había quedado maltrecho durante la contienda no dedicó demasiado tiempo a lamerse las heridas. Parecía inquieta, husmeaba a su alrededor atenta a las señales de la naturaleza, observando particularmente el cielo en busca de buitres. - La sangre llama sangre… Los carroñeros no tardan. Tenemos que ir.- Se limitó a decir una vez que se hubiera cerciorado de que al menos por el momento no había ninguna amenaza cercana. – Y si viene manada tener problemas. Mammuth joven, seguro que están buscando. – Parece ser que la accidentada caza al menos había servido para que Gwra se abriera un poco más hacia el resto de sus compañeros. Con estas dos frases había hablado mucho más de lo que le habías podido oírle en toda su vida en la aldea. Su voz, gutural y cavernosa, no era particularmente agradable de oír, pero al menos era algo. Antes de reunirse con el resto de sus compañeros en torno a Milo, Gwra aprovechó para cobrarse su pieza del mamut. Enrolló su mano alrededor del rabo, y apoyándose con los pies en sus cuartos traseros lo arrancó con fuerza colgándoselo junto al resto de piezas animales que adornaban sus toscos ropajes. -Mammuth ser mí ahora. -

En torno a Milo, el grupo discutía sobre cómo llevarse a la presa y al muchacho.- Necesitar fuerza de Zalakk, tú no poder cargar muchacho.-  La salvaje observaba el cuerpo del muchacho destrozado con sus ojos fríos. - Si no caminar él tener que dejarle aquí. -Sentenció.- Necesitar todas fuerzas para llevar mammuth.-  La hembra salvaje se quedó en silencio evaluando. Conocía lo suficiente de la naturaleza de Zalakk para saber que su orgullo le impediría dejar al muchacho atrás… Pero necesitaban al guerrero para transportar al mamut. Ella podía transformarse en una bestia para ayudar tirar, pero sus formas animales no eran del todo físicas. La cambiaformas podía transformar su carne  y tomar la forma de los espíritus animales, adquiriendo sus habilidades, sí, pero el cuerpo físico seguía siendo el suyo. Y no es que fuera tampoco un individuo particularmente robusto. - Trocear mammuth para llevar mejores partes, partes blandas no aguantar viaje. Vaciar tripas y coger carne y pieles. ¿Talak saber, sí? – Interrogó al humano con la mirada que al menos había demostrado ser un cazador competente. – Y si espíritus escuchar… quizás yo poder ayudar Milo a caminar. Pero exigir sacrificio. – Gwra empezaba ya a cojear un poco, con las heridas frías del trompazo que le propinó el paquidermo, ayudándose con su lanza toscamente tallada se colocó en medio del grupo. – Milo pedir que dejemos atrás. Ser cachorro idiota de humano, pero respetar equilibrio de la naturaleza… -Se llevó la mano al mentón, pensativa.- Sí. Quizás espíritus escuchar… Pero sangre necesita sangre. – En un giro de los acontecimientos apuntó con la punta de su lanza hacia Kal. – Decir Kal, cachorro humano ¿aceptar tú sacrificio de sangre por cachorro idiota?

Talik pudo ver que Gwra se había transformado en ave, en fin, un susto para nada.-Chica trata de ser menos imprevisible, eso no es bueno para el grupo, pensé que habías muerto y por bajar en tu auxilio, no he podido ver en que estado se encuentra Milo.-A continuación con su gran cuchillo hizo unos cortes limpios al mamut, y alcanzó el caliente corazón, le dio un buen mordisco y lo paso a Zalakk.-Toma Zalakk que la fuerza del espíritu del mamut se una a tu fuerza, luego se lo pasas al resto.-Hizo los cortes principales, y dejo que el resto siguieran despiezando. Tenia que ver cual era el estado de Milo.-Que piensas Gwra, es posible que con tus conocimientos Milo pueda caminar hasta la aldea, con la ayuda que podamos darle el resto. Pensar que hemos de volver muy cargados, esta carne es vital para nuestro clan.

Y llama a Zalakk para hablar con el alejado de Milo.-La herida tiene muy mala pinta, si se ha partido el espinazo, no volverá a caminar. Si puede valerse por si mismo o con pequeñas ayudas, vale. Pero el resto tenemos que volver con tanto peso como podamos en carne, pieles y el colmillo, eso es lo principal para el clan.

Cuando escucha lo que Gwra le dice a Kal, comenta.-Kal es mi responsabilidad, se lo debo al anciano cazador, le prometí que cuidaría de el. Así que deja tranquilo al chico, no quiero que le pase nada, ya tenemos bastante con un herido. Mucho trabajo con el mamut, y poco tiempo para hacerlo. Si es necesario yo puedo ayudarte con el rito de sangre, Kal ira a aprender como despiezar, despellejar y aprovechar al máximo el joven mamut que hará más fuerte a nuestro clan.

Y como no había tiempo que perder esperó impaciente a ver que pensaba Gwra de Milo, mientras indicaba a Kal como ir trabajando en el mamut.

Kal miró con sorpresa a Zalakk, quién parecía hablarle a él pero no dirigirse exactamente al joven. Sus palabras parecían mucho más profundas y personales. ¿A qué se debía la preocupación del guerrero?

Por suerte, el alivio se dibujó en el rostro de Zalakk cuando vieron a la joven ilesa. Milo, en cambio, parecía en las últimas. Y parecía resignado a su destino.

Kal aprovechó que Zalakk centraba su atención en el joven cazador para salir detrás de Talikk para bajar a dónde se encuentran Gwra y el mamut. Allí, por primera vez, oye a la chica bestia hablar. Se notaba que no estaba muy acostumbrada a ello, y el joven empezó a recordar como rara vez la había visto en otra compañía que no fuese la chamán. Aunque, para ser justos, siempre evitaba a la muchacha cada ve que se cruzaban.

La punta de la lanza en sus morros sacó al joven de su ensimismamiento. ¿Qué estaba diciendo la cambiaformas? ¿Algo de un sacrificio de sangre? ¡¿Se refería a él?!

¡Atrás! - Kal retrocedió de un salto, echando mano a uno de sus cuchillos y poniéndose en guardia - ¡No vas a utilizarme para ninguno de tus hechizos, demonio!

El joven estaba visiblemente alterado, y miraba alternativamente a la muchacha y a Talik, con desesperación en el gesto.

Un atisbo de alivio se reflejó en su rostro ante la intervención del cazador, pero Kal no bajó su arma, mirando ahora fijamente a la cambiaformas, esperando que le transformase en bestia y le arrancase las tripas. ¡Que horror!

Si Gwra supiera sonreír una sonrisa asomaría por la comisura de sus labios al observar la reacción de Kal. El muchacho le había sorprendido positivamente con su decisión, actuaba con cautela y no era completamente estúpido, eso había que concedérselo. Quizás sobrevivir. Pero como Gwra fuese criada entre lobos nunca aprendió a sonreír, y se limitó a devolver con un lento movimiento la lanza a su posición original, apuntando con ella hacia el cielo y observando a los presentes con sus fríos ojos celestes. Los insultos del muchacho no parecieron provocarle mayor impresión que una ligera brisa matutina acariciándole los cabellos cobrizos. Tampoco el cuchillo alzado de Kal pareció preocuparla en exceso. Con su habitual inexpresividad se giro hacia Talik. -Destino de Milo atado. El lobezno no tiene piedad. La loba alimenta al cachorro fuerte. Gwra no poder hacer nada por cachorro Milo. Espíritus en paz. Naturaleza en equilibrio. - Sin decir nada más, se dio la vuelta abandonando el lugar donde Milo agotaría sus últimos latidos de corazón -por sus heridas probablemente no aguantaría mucho más- y buscó una piedra que partió por la mitad contra una roca para sacarla el filo, con la que seccionar las arterias del mamut para desangrarlo.