Partida Rol por web

[DM05/21] Qui exaudis orationem nostram (Aquelarre & SWAE)

Escena principal

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30/04/2021, 16:55
Director

El final es el principio

Tras los últimos compases del combate, los moros pusieron pies en polvorosa y sus pasos se oían alejarse a la carrera mientras otros pasos, los de los hombres de Orduño guiados por Hugo y seguido por un nutrido grupo de defensores, se aproximaba a la carrera. Tal vez los lorquinos los vitorearan como héroes pero ¿qué haría el abad? Violentar los muros de un monasterio tenía una pena dura, tanto que se podía pagar con la vida ante un tribunal.

Estaban atrapados por su propia valentía y su tiempo se acababa. Mas en esto apareció un carro cargado de heno y tirado por una vieja mula. Desde el pescante, una figura de pelo largo y oscuro, les dirigió un silvido. - Mi señor, Lope, apuraos, escondeos en el heno.

Era, cómo no, la habilidosa Ñeves, al rescate una vez más. Ñeves guardó el carro ,con ellos ocultos, en un cobertizo abandonado, justo cuando llegaban los defensores a la carrera.

Orduño- ¿Qué ha pasado aquí? Los sarracenos han huido. Quienes han sido los gallardos onmes de Dios que hicieron frente a esta turba.

Nadie contestaba, nadie daba un paso al frente, nadie reclamaba para sí la gloria de la defensa y en el desconcierto un lorquino habló.

Lorquino - Fue el apostol matamoros, fue santiago con su espada refulgente que dio muerte a los invasores al grito de No pasaréis y de Lorca está protegida por Dios, no volváis a amenazarla en toda la eternidad. Fue el apostol con su aura santificada brillante y su ira purificadora. Alabado sea el altísimo que hoy nos ha protegido.

Orduño que era un hombre práctico dejó que las cosas siguieran su curso. Tan solo en privado dijo a Hugo que su maestro Santiago contaba con su gratitud. No obstante, Hugo sintió la llamada del deber en la lucha contra el moro y se quedó a terminar su formación junto a Orduño.

Al día siguiente el ejército sarraceno se había retirado y llegaron los primeros refuerzos desde Murcia. Las puertas de Lorca se abrieron y por ella salieron Santiago y Lope ocultos por el heno, Ñeves, y Clara en el pescante, ambas con los cabellos teñidos y ropas que las hacían irreconocibles. Manuela y Braulio salieron algo más tarde y se reunieron con el grupo en el camino.

Santiago y Ñeves debían volver a Calatrava la Nueva para ponerse bajo las órdenes del comendador, pero ¿qué harían con Clara?

Podían llevarlos con ellos y que retomase su vida en el pueblo de Lope (Aldea del Rey) o podían buscar otra solución, en cualquier caso Santiago había jurado cuidar de ella hasta buscarle un marido, protegerla de por vida o ingresarla en el monasterio murciano de Santa Clara la Real.

 

 

Notas de juego

Gloria. Honor y poder. Y ventilarme al Abad ya de paso. XDDD

Yo esperaré a Hugo, del resto si sé que Ñeves ha podido sacar a Clara me iré con ella.

Vale, entonces Ñeves aparece con el carro de heno, pero Santiago rehúsa escabullirse y se queda esperando a los calatravos. ¿Correcto? Deathstalker confirmamelo para narrar a partir de ese punto.

Seibei: Santiago se queda esperando, ¿qué hace Lope?

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01/05/2021, 22:10
Ñeves

Si, Ñeves buscaría ropas que pasen muy desapercibidas, ocultando a Clara y a sus señores, utilizando sus conocimientos de servidumbre y bajos fondos para moverse entre esas calles. 

Me parece muy buena narrativa, es una forma típica de las películas y libros para sacar a alguien de una ciudad a escondidas, y más tras un ataque que revisan poco o nada xD

En cuanto a los dos meses... Imagino que seguiría al servicio de la Orden de Calatrava. Y en cuanto a lo de conocer a alguien... Pues la verdad, no sé cómo veo yo a Ñeves así... Quizás sea más bien de las de vivir la vida que de comprometerse. 

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03/05/2021, 12:47
Lope Martínez de Alpuente

Notas de juego

Pues mi personaje tiene lealtad, así que debe quedarse junto a sus compañeros. El problema es que Santiago decide quedarse y Ñeves quiere escapar con Clara, que se supone que era nuestra auténtica misión, así que imagino que me voy con Ñeves y con la chica huérfana.

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03/05/2021, 20:02
RIP - Santiago Ramirez

Santiago veía a los moros correr como si les persiguiera el mismo diablo. Y tras el recibimiento que tuvieron no podía culparles del todo. Pero bien está lo que bien acaba. Con los enemigos huyendo sólo quedaba esperar a los refuerzos y luego marcharse con Clara de Lorca.

Cuando vio llegar a Ñeves con el carro el calatravo no pudo si no sonreir mientras sacudía la cabeza. Esa mujer era una caja de sorpresas sin duda alguna. Más no podía irse sin saber qué había pasado con Hugo, era su responsabilidad también.

Don Lope, no os preocupéis por mí. Hacedme esta merced y marchad con Ñeves y la joven. En cuanto nos sea posible Hugo y yo os seguiremos. Aguardad en la primera posaba que encontréis que esté fuera de peligro moro, seguro que hay algún pueblecito que cumpla esas condiciones en dirección oeste. Vayamos a la zona de Jaen por si acaso.

Si Dios quiere nos vermos pronto.

El caballero enfundó a Noite, aunque se pilló de recuerdo una de esas extrañas dagas moras.

Notas de juego

El caso es que Santiago no puede abandonar a Hugo, pues es su pupilo. Sabiendo que Clara está a salvo tiene que quedarse a averguar cómo está. Otra cosa es que luego se lo encolome al Maestre Orduño Íñiguez, ya que no continua la partida.

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03/05/2021, 20:20
Ñeves

Ñeves se encontraba en el carro junto a Clara, ambas habían buscado ropas humildes y sencillas, habían teñido sus cabellos y ensuciado ligeramente su pálida tez. 

- Mi Señor Ramirez... Le esperaremos en el pueblo cercano, por favor, no tarde... 

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04/05/2021, 02:24
Lope Martínez de Alpuente

Sea como decís, don Santiago —aceptó Lope entre los últimos jadeos provocados por el combate—. Ñeves y yo cuidaremos de la doncella como si sangre de nuestra sangre fuera; pero por Dios, mirad bien y no tentéis la suerte. Salid de Lorca a la primera oportunidad y no os crucéis con el abad ni con su gente, que el diablo se los lleve a todos.

El caballero le dio una palmada en el hombro al calatravo y sin más conversación se subió al carro con Ñeves y Clara.

Os he de reconocer muchacha que habéis más recursos que muchos hombres de letras, armas e ingenio. Y puesto que confío en vos como en mi mano diestra, me vais a permitir que me eche en el carro para aliviarme de esta mala puñalada que me ha dado ese moro felón.

Lope se desembarazó de la lóriga y buscó la estocada a la media luz de las antorchas. No llevaba herramientas de cirujano como las que tenía su padre en casa, pero como tenía algo de maña restañando heridas, comenzó a limpiarla y a vendarla como pudo. Pero al cabo de un tiempo comenzó a notar mayor dolor y algo de calentura en la frente... Válgame Dios, a ver si la hoja del moro bellaco no iba emponzoñada...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Se me había olvidado que Lope tiene Nervios de acero y que podría haber ignorado el penalizador por herida, pero ahora, con la pifia no hay ventaja que valga XD

Quién me mandaría tirar XDDD

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04/05/2021, 15:05
Director

Llegó Orduño con Hugo y un nutrido número de soldados. Los lorquinos aclamaron a Santiago como un héroe... pero con ellos apareció el Abad y exigió que llevaran a Santiago a los calabozos por allanar el monasterio y secuestrar a Clara.

Difícil posición la de Santiago. Tan evidente como su heroísmo era su ausencia en las murallas. Si estaba en el lugar adecuado es porque venía de algún parte y no era difícil demostrar que ese lugar era el monasterio, sobre todo cuando con la presión, los albañiles testificaron.

Clara no aparecía. ¿La había asesinado?¿La había forzado?¿Qué había hecho con la apreciada joven y sus tutores? Si Santiago entregaba a Clara ¿Qué le pasaría? No podían hacerla ingresar en un monasterio en contra de su voluntad pero ¿qué nuevo ardid tendía preparado el abad?

Orduño usa su influencia para que Santiago sea declarado inocente por falta de pruebas. No puede permitir que un frater calatravo sea azotado ni ejecutado, mucho menos después de haberse comportado heroicamente. Por otro lado desaprueba totalmente su actuación y decide tomar como pupilo a Hugo. Escribe una misiva al propio comendador de Calatrava la Nueva diciendo que a partir de ese momento Hugo queda a su cargo. Hugo no decide ir con Orduño sino que Orduño lo reclama como pupilo como castigo a Santiago.

 

Notas de juego

Específicos de la aventura:

  • El acusador es hermano del adelantado: +5. --> sí que lo es, el abad es el hermano del adelantado.
  • Los acusados se han comportando de manera heroica durante la defensa de Lorca: -1 por cada uno de los personajes que se comporte de manera valiente. --> tenemos un -2 pero ¿dónde está Lope?, lamentablemente se queda en un -1
  • Los acusados mataron al mismísimo Rasiq: -3. --> nope. Rasiq escapó.
  • Los acusados maltrataron de manera violenta a un clérigo, hirieron o mataron a alguno de los soldados del adelantado +5. -->  Nope

Generales que son aplicables:

  • El acusado pertenece a la nobleza --> -5
  • Alguien poderoso desea que sea declarado inocente --> -2    Orduño usa su influencia para ayudar a Santiago.
  • El acusado REALMENTE ha cometido el delito -->+2

En total es un +5-1-5-2+2=-1

Total,  Deathstalker, tira 1d10 con un -1 e intenta sacar 5 o menos (Suerte que te queda un bennie para repetir la tirada). Con 5 o menos eres declarado inocente. Con 6 o más eres culpable.



Santiago Ramírez, se le acusa de forzar la inviolabilidad del convento de las Mercedarias de Madre de Dios de la Consolación y del rapto de una doncella.

Si es declarado culpable, la pena será de  (tirar de nuevo un 1D10) de 1-5 recibe 1D100 azotes y de 6-10 la aventura dicta pena de muerte, pero eso es porque Ricard Ibañez es un bruto, yo lo voy a dejar en que te condenan a muerte pero te consigues escapar o alguien te ayuda a escapar. Te pones la desventaja de prófugo, te pones una ventaja para compensarlo. Solo en Lorca saben que fuiste condenado a muerte... la información no viaja tan rápido.

 

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04/05/2021, 18:35
RIP - Santiago Ramirez
- Tiradas (3)

Notas de juego

Tiro por no retrasar más la escena. Pero vamos, que no me convence nada la situación.

Pues nada. Me matan y listo. He acabado rápido este desafio mensual. XDD

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04/05/2021, 19:44
Orduño

Hugo y el propio Orduño se quedaron de piedra al escuchar la sentencia. Condenado a muerte. Inconcebible. Al abad Antón Núñez de la Barbuda se le veía satisfecho entre los asistentes al juicio. Se le veía muy satisfecho.

Esa misma noche Hugo y Orduño se presentaron en los calabozos. Habían puesto somníferos a los guardias y estaban profundamente dormidos.

Orduño - La justicia está podrida en Lorca. No puedo creer lo que he visto y no podía dejar que ejecutaran a un frater valeroso. Hugo me ha contado vuestro juramento al obispo de Cartagena. Será mejor que os vayáis y no os dejéis ver por aquí. Lamento todo esto. Vivid hoy para poder limpiar vuestro honor mañana.

 

Notas de juego

Bueno, es hora de interludios.

Recordad: primero vais al Castillo de Calatrava la Nueva, luego estáis allí dos meses y luego os envían a la Atalaya del Infante Don Enrique que está en la sierra de Cazorla.

 

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05/05/2021, 18:51
Hugo

Ni Santiago ni Hugo llegaron esa noche, ni al día siguiente, ni al otro. Al tercer día, cuando Lope y Ñeves iban a volver a Lorca en busca de noticias, Hugo apareció por la puerta agotado y con los ojos rojos de haber llorado.

- Lo han matado. Lo han ejecutado como a un criminal cualquiera. Como a un perro. El abad con su influencia y su mal hacer ha amañado el juicio y lo han ejecutado sin dar tiempo ni oportunidad a interceder al comendador de Calatrava. Santiago no quiso escapar por no deshonrarse y ahora está muerto.

Destrozado, Hugo jura cumplir el juramento que Santiago hizo al abad para honrar su memoria. Jura velar por Clara y desposarla si es menester. (Aunque no por el momento)

Notas de juego

Santiago es ejecutado.

Hugo se incorpora como pnj.

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07/05/2021, 01:10
Ñeves

Parecía que Dios se ponía en su contra, había ejecutado a un gran hombre y Ñeves juró que se cobraría venganza de aquel Abad y su hermano, aunque eso significara ser condenada al mismísimo infierno... 

Golpeó con fuerza el suelo, llorando desesperada por aquella pérdida y siendo abrazada por su buena amiga Clara. Mirando a Hugo, con sus ojos aún llorosos le hizo subir para así poder marchar de aquella condenada ciudad. 

- Vengaremos su muerte... Ese demonio pagará por sus pecados... Lo juro por mi propia vida que su sangre cubrirá la tierra y mi espada... 

El viaje estaba resultando de lo más desastroso y triste, la rueda del carro no había podido aguantar todo el camino y habían tenido que hacer el resto a pie, buscando seguir ocultándose aún más de las miradas y habladurías de las gentes. 

Ñeves iba preocupada por sus propias vidas, pues conociendo la maldad del Abad bien podía pensar que buscaría lo peor para quienes ya consideraba cercanos y para ellas mismas. Su voluntad de mantener la promesa de que Clara estuviera a salvo hacía que no se desprendiera de su lado, tratándola como la hermana que nunca había tenido e iniciando con ella una relación de profunda amistad y confidencia. Después de todo habían compartido el duro y accidentado viaje, Ñeves la había ayudado a ocultarse y ambas mujeres se habían convertido en amigas inseparables y si algo quedaba aún más claro ahora era que la sirvienta de blancos cabellos no permitiría que nada malo le ocurriera a quien se había convertido en alguien tan cercana a ella.

Sabía que la gente hablaría sobre ella, pues eran dos mujeres jóvenes y solteras que pasaban tiempo juntas pero hasta ahora ninguna había encontrado con quien compartir sus vidas y hasta entonces, seguirían apoyándose la una a la otra.

Notas de juego

(perdón, creía que había copiado el mensaje)

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07/05/2021, 02:24
Lope Martínez de Alpuente

Llegó Lope en bastante mal estado a Calatrava la Nueva. Su padre, un viudo ya anciano y venerable, cuidó de sus heridas con mano experta; pero resultaba evidente que el viejo médico, que en sus tiempos mozos había estudiado incluso el arte de andalusíes y judíos, estaba demasiado mayor para ocuparse del oficio.

Su padre había elegido ya a un par de aprendices que pudieran continuar su labor con mayor o menor fortuna; pero el mayor temor de Lope era perder la vida en la frontera y que alguno de aquellos dos decidieran quedarse con la magra hacienda paterna. Aquel miedo se incrementaba con el transcurrir de los años y con la soltería del caballero, que no encontraba mujer digna por su desmedida codicia y deseo de mejorar su propia posición social.

La noticia de la ejecución de Santiago traspasó el alma de Lope con más violencia que la espada del caudillo moro. Le había aconsejado evitar al abad y a los suyos, mas cómo había de hacerlo si quedaba allá expuesto a la vista de todo. Se maldijo por no haberle insistido y obligado a huir con ellos y su corazón se inflamó de ira contra los asesinos.

Habíanse cerrado las heridas del cuerpo, empero padeciendo aún del daño en el espíritu, Lope siguió en la casa paterna, prestando servicios al comendador en el castillo como forma de alejar los funestos pensamientos. En los momentos de ocio se permitió acercarse donde Juan Olivares, aquel villano terrateniente que tan afanosamente trataba de casar a su hija menor Eulalia con el caballero para arañar la hidalguía. La muchacha florecía más bonita y despierta que nunca, pero su padre no había prosperado todo lo que el ambicioso Lope deseaba.

Fue tantas veces como recomendaba la decencia a visitar a las dos mujeres, Ñeves y la doncella Clara. Lope se aseguraba de que no les faltara de nada, ni en la mesa ni en la bolsa, aunque la suya era bien magra. Había de resolverse aun el asunto de la herencia de la huérfana, pero para ello iban a necesitar de algún letrado ducho en materia de bienes e iglesia. El caballero no dudaba de que, cuando aquella muchacha tomara posesión de lo suyo, su apostura y su candor se verían incrementados de igual modo que su hacienda y, en sus ensoñaciones más pecaminosas, se veía el maduro infanzón como dueño de su inocencia y de su bolsa.

Notas de juego

En resumen, que Lope se preocupa de cuidar a las mujeres por si necesitan la voz de un hombre en un mundo machista como el medieval. De camino le gustaría predisponer el tema de la herencia de la muchacha, antes de que se la levante algún listo. ¿Podríamos contar para ello con la mente ilustrada de fray Antón?

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07/05/2021, 17:57
Antón de Calatayud

Antón de Calatayud había salido del monasterio de Santa María de Ripoll hacía ya un par de meses. Aprovechando un momento en el cual debió salir con su ballesta ligera para cazar conejos, había seguido rumbo al sur sin mirar atrás. Encima tan sólo llevaba esa ballesta y el pequeño libro de gramática y etimologías latinas que, en realidad, en sus últimas páginas contenía unos versos que el propio Antón había escrito en latín y en otros idiomas de los que tan orgulloso se sentía. Versos que podrían llamarse «prohibidos», pues algunos de ellos tenían un cariz romántico, si bien algunos también eran himnos religiosos o simples poemitas costumbristas. El cariz romántico de algunos de los versos, en realidad, era conocido por Antón sólo por los libros de sus queridos autores leídos, pero nunca lo había experimentado por sí mismo. Siendo todavía joven, se había sentido atraído por la biblioteca de aquel monasterio y había entrado al monacato con afán de conocimiento y erudición. Y vaya que la había adquirido. Tras esos años entre volúmenes y libros, manejaba cinco idiomas distintos, conocía las obras de poetas como Homero, Virgilio, Horacio, Marcial, Lucano, pero también los versos más modernos del Arcipreste de Hita (uno de sus favoritos, un poeta todavía vivo al que deseaba conocer algún día), el libro de Alexandre, las Cantigas del rey Alfonso de Castilla, filósofos como Aristóteles, Plotino, Tomás de Aquino, Averroes, Pedro Abelardo, historiadores y legisladores. En fin, un cúmulo de saberes que le habían llenado los días en el monasterio de satisfacción.

Sin embargo, llevaba un tiempo sintiendo que le faltaba algo, que aquellas hermosas letras y palabras no lo eran todo. Y así, un día, a la buena de Dios, se arrancó hacia el sur, en busca de una compañía de poetas goliardos que, según había escuchado, itineraban en la frontera entre Castilla y el reino nazarí de Granada. Y, en saliendo del monasterio, mientras caminaba por los caminos, pronunció en voz alta aquellos afamados versos de Virgilio, aunque adaptándolos a su situación particular:

Arma Antonumque cano, Rivipulli qui primus ab monasterio
Granatam, abate profugus, Arabicosque venit fines.

Y no pudo dejar de sonreír con sorna al pronunciar este remedo, que a continuación tradujo malamente al castellano:

¡Canto a las armas y a Antón, el primero que del monasterio de Ripoll a Granada, prófugo de su abad, a los límites moriscos llegó! —Dejó escapar una risotada—. Mal Eneas es Antón, válame Dios, pues de los dioses renegando más que a los dioses obedeciendo, escapa de su tierra. Pero bien tenga el buen Dios piedad de esta mi alma, que tan sólo quiere disfrutar de las creaciones que él a bien ha tenido de otorgarnos. Que ya dijo el santo filósofo de Hipona: finis curae et cogitationis est delectatio ad quam quis nititur pervenire, «el fin de nuestros afanes y pensamientos es el placer obtenido en nuestras acciones». Y no siempre este placer sería la contemplación de Dios o de las letras, que todo omne bien puede buscar la dicha donde no haya pecado. Y así quede dicho, amén.

Y con este y otros parlamentos singulares, Antón hizo camino hacia el sur, parando ora en un monasterio, ora en las casas de las gentes de buena voluntad, pues nadie preguntaba demasiado cuando el viajante vestía con hábito, palabras sensatas y bendiciones divinas.

Fueron sus huesos y pellejos finalmente a parar al castillo de Calatrava la Nueva, cercano a la frontera, y decidió parar allí durante un tiempo, pues bien sabía que los territorios fronterizos no eran lugar seguro para un monje solitario. Con la excusa de revisar documentos de la biblioteca y tras pronunciar tres o cuatro frases en latín, griego y árabe para abrumar y así convencer al Maestre de la Orden, Antón obtuvo permiso para quedarse en el castillo cuanto tiempo necesitara. Pero Antón no dejó de prestar atención a cuantos caballeros y personajes pasaban por el castillo, con la esperanza de que alguien de valor pudiera acompañarlo en su viaje a la frontera, y trataba de establecer conversaciones con los que encontraba. Recientemente, uno había llamado su atención, un joven caballero villano que había aparecido por allí, al que había escuchado llamar Lope Martínez de Alpuente, y tenía ganas de intercambiar con él también algunas palabras, por ver si le sería de ayuda en su propósito.

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10/05/2021, 20:35
Diego García de Padilla

Octubre de 1361 - Castillo de Calatrava la Nueva

El tránsito del Sol por el cielo se acortaba. Los días eran son templados pero las frescas noches del otoño manchego auguraban el frío que pronto habría de llegar.

El propio Diego García de Padilla hizo llamar a Ñeves para encomendarle una nueva tarea. Era de atardecida y el la luz anaranjada que se filtraba por el ventanuco del sur requería la ayuda de las velas para iluminar el mapa que el maestre tenía desplegado sobre la mesa de haya.

- Nuestra orden ha recibido el encargo de vigilar el puerto de Tiscar y el movimiento de los sarracenos en su entorno. Es un paso por el que adentrarse en tierras de Castilla para hacer una algarada o quien sabe si algo más serio. No será la primera vez que a los de Granada se les une un ejercito venido del norte de África. Para cumplir la misión, nuestra orden ha recibido en propiedad la Atalaya del Infante don Enrique. Cerca de ella hay una aldea de colonos donde os trasladaréis. Algunos de esos colonos ya se encargan de que siempre haya alguien en la Atalaya, pero vosotros los reforzaréis y seréis la cabeza visible de la institución.

Nominalmente será Hugo el encargado y quien dará las órdenes. Será su primera misión como Caballero de Calatrava. Pero vos iréis con él.  Bien sé de vuestras virtudes y vuestro pasado, mi estimada Ñeves. Sé de vuestra aguda vista de halcón y de vuestra niñez pasada entre bandidos y asaltantes que de seguro no faltarán al abrigo de la sierra. Confío en vos para que ayudéis a Hugo para que esta misión sea un éxito. Es posible que su juventud le empuje a enfrentarse a bandidos o a soldados de Granada, pero esa no es vuestra misión. En la atalaya sois vigías, no guerreros. Si veis movimiento enemigo, haced la señal convenida y guareceros.

Quiero que os llevéis también a don Lope y a esa mujer que habéis traído de Lorca. Lope es un guerrero de probada valía que os será de gran ayuda en caso de necesidad, pero además quiero alejar de Aldea del Rey a la joven Clara pues su belleza ya está trayendo problemas y dando lugar a porfías. He pensado también que os acompañen también sus padres, Manuela y Braulio; en Aldea del Rey no tienen bienes y en la aldea a la que vais todo colono es bienvenido. Les daremos dos docenas de merinas que ayudarán también a la subsistencia del asentamiento.

Ah, una cosa más. Recientemente reside con nosotros en el castillo un monje. Su nombre es Antón de Calatayud y bueno, si pudieras convencerle de que os acompañe, dotaríamos a la aldea de un Pater que diese cohesión a la comunidad.

Notas de juego

https://es.wikipedia.org/wiki/Diego_Garc%C3%ADa_de...

En la realidad, cerca de la Atalaya del Infante Don Enrique está el castillo de Tíscar... pero en esta aventura dicho castillo no existe. La aldea a la que vais y la atalaya están en solas en la sierra.

 

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10/05/2021, 22:00
Ñeves

Octubre de 1361 - Castillo de Calatrava la Nueva

La sirvienta escuchaba con atención las palabras de su Señor Diego, atenta a cuanto explicaba y grabando en su mente el mapa que el maestre había desplegado frente a ellos.

Asentía a cada frase que indicaba una orden o instrucción para ella y el resto, tomando buena nota de cuáles debían ser sus funciones y tareas.

- Entiendo Mi Señor. Será la misión clave para Hugo y estaré a su lado aconsejándole y guiándole pues no debemos olvidar que todos hemos sido jóvenes e intrépidos y debemos evitar que ello le lleve a hacer alguna estupidez causa de su juventud e impulsividad.

Era curioso como hablaba de la juventud como si fuera algo lejano cuando ella apenas contaba con 19 años, aunque si era cierto que se había criado entre bandidos y asaltantes, haciendo que su infancia fuera muy diferente a la del resto y además, había pasado su juventud sirviendo a la Orden de Calatrava y aún así, seguía siendo una mujer soltera, algo que le ocasionaba más problemas de los que a ella le gustaban. 

- Vigilar, supervisar y avisar en caso de avistar fuerzas enemigas, estando ojo avizor de posibles espías o exploradores, entendido. - Parecía repetir para sí misma para grabar las órdenes en su mente.

Sonrió cuando mencionó a Don Lope y a Clara, pues había visto el interés del Señor en su amiga y como ésta parecía corresponderle y veía en aquel viaje la oportunidad de que sus amigos pudieran encontrar un lugar donde establecerse y contraer nupcias, especialmente si quienes habían sido el matrimonio encargado de criar a Clara iba con ellos y tenían la aldea cerca.

- Me parece una gran idea, Mi Señor. Don Lope es un gran y hábil guerrero, podrá instruir a Hugo y éste podrá aprender de el grandes lecciones. Clara, además de hermosa, es una muchacha lista y culta, sus conocimientos serán más que beneficiosos. Prepararé el carro para viajar los seis...

Entonces mencionó a otro hombre, un monje y Ñeves lo miró curioso.

- Prepare entonces el carro para siete... Bien sabéis que puedo llegar a ser también muy persuasiva... 

Le guiñó un ojo con confianza a Diego, uno de esos gestos de alguien que confía en la palabra y la voluntad de su señor, habiéndose criado bajo sus enseñanzas y supervisión. 

- ¿Dónde puedo encontrar a ese Antón? 

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11/05/2021, 09:10
Diego García de Padilla

Octubre de 1361 - Castillo de Calatrava la Nueva

 

-Bien. Sabía que podía contar contigo. Temo que Hugo aún esté verde y que estés a su lado me tranquiliza, además confío en tus ojos y experiencia más que en los suyos para vigilar la frontera. En cuanto a Antón, si fuera tú, buscaría primero en la biblioteca y de no hallarlo allí, iría a la capilla o al refrectorio. Mmmmm aunque si lo buscas a esta hora de la tarde, empezaría por el refrectorio. 

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11/05/2021, 19:45
Ñeves

- Gracias Don Diego.

Tras agradecer a Su Señor por la confianza y las indicaciones se marchó a buscar al monje que éste le había indicado. Por ello, primero se dirigió hacia el refrectorio, después de todo Diego le había dicho que lo más probable era que se encontrara allí.

Nadie decía nada a Ñeves, nadie la detenía y los sirvientes la saludaban con afecto y confianza, después de todo prácticamente se había criado en aquel lugar, entre aquellos sirvientes, caballeros y señores. Y en todos estos años siempre había demostrado ser fiel y leal a quienes le habían dado un hogar, una educación y un entrenamiento, olvidándose de que era mujer y centrándose en sus virtudes y capacidades.

Y así, llegó hasta el refrectorio, primero buscando con la mirada y después preguntando muy bajito.

- ¿padre Antón? ¿Antón de Calatayud?

Notas de juego

Perdón, no se me quedó marcado el mensaje y no pude contestar antes. 

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11/05/2021, 21:30
Antón de Calatayud

¡Y yo digo que el rey Alexandre, al que llamaban el Grande, fue la más valerosa alma pagana! —le respondía en ese momento Antón a un monje que se sentaba junto a él en el refectorio, en voz baja para no interrumpir la lectura del frater lector, pero con una vehemencia que llamaba la atención de los hermanos que lo rodeaban— Ya lo dijo el poeta: «que fue franco et fardido et de gran sabiencia». No digo la más sabia, que el Estagirita, su maestro, bien le aventajó y fue la más grande mente hasta que nuestro Doctor Angélico la superó… ¡pero por la Virgen Santísima que sí fue la más valerosa «et fardida»! Y sólo le faltó al grande Alexandre la fe, que nunca pudo conocer, para que su reino el más santo fuera. Pero, de haberla tenido, habría cumplido el ideal del monarca que propugnó el Aquinate: «in toto universo unus Deus omnium factor et rector», ¡un solo Dios facedor y rector de cuanto hay en todo el universo, así en los cielos como en la tierra!

En esas andaba Antón, cuya voz murmurante era la única que podía escucharse en el refectorio, cuando una vocecilla le llegó a los oídos preguntando su nombre. Se giró hacia la voz y vio a una joven, lo cual le llenó de sorpresa. Sin reponerse del todo de la sorpresa, dejó su elaborado discurso y su comida a medias, se levantó y acudió al llamado con curiosidad.

Ese Antón al que llamáis soy yo, hija. ¿Qué cuita os inquieta que necesitáis buscar a este pobre omne? ¿Algún alma requiere de mis servicios? —dijo algo extrañado, pues no entendía bien quién podría requerirlo en aquel castillo en que apenas los hermanos y el Maestre mismo lo conocían.

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11/05/2021, 22:06
Ñeves

La mujer que ante Antón se presentó tenía unos cabellos tan rubios que casi parecían blancos, una piel de un blanco pálido que apenas daba un ligero rubor a sus mejillas y unos profundos ojos claros. Si era de aquellas tierras, era sin duda alguna una extraña criatura.

- Saludos padre, soy Ñeves, Ñeves la aguda.

Sonrío servicialmente con amabilidad y ahora, al decir su nombre bien podía saberse por su aspecto el motivo por el que se lo habían puesto.

- Me envía a buscarle el buen Maestre Diego García de Padilla. 

Le hizo un gesto para que la acompañara fuera de aquella sala para no molestar con su conversación, pues tampoco era necesario que el resto se enterasen. Y así, cuando estuvieron fuera, pudiendo hablar más tranquilamente y con algo más de intimidad volvió a dirigirse a él.

- Mi buen Señor me ha enviado para comentarle una posibilidad para usted, una posibilidad para crecer en conocimientos y llevar la palabra de Nuestro Señor a quienes más lo necesitan... Mi Señor Lope Martínez y yo misma acompañaremos al joven Hugo hasta su nuevo destino con una Santa misión que la Orden le ha encomendado al muchacho. También nos acompañará una buena familia que ha de trasladarse hasta el lugar al que nos dirigimos, lugar que en la actualidad carece de un hombre de Dios que vele por las almas de sus fieles y fomente la cohesión y educación de esas pobres almas... 

Lo miró buscando ver si la idea le agradaba, si estaba convenciéndole o si por el contrario estaba asustándole.

- Nuestro camino nos llevará hasta una pequeña aldea junto a la Atalaya del Infante Don Enrique, un lugar en donde deberemos guardar a sus gestes de las invasiones de infieles... Dígame, mi buen padre Antón... - Se acercó con cierta dulzura y aquella sincera sonrisa hasta él, posando dulcemente su mano sobre el hombro de él - ¿Nos acompañaría en este viaje para así velar también por nuestras almas? 

Volvió a sonreírle y se separó ligeramente.

- He estado escuchándole ahí adentro... Y, la verdad, si os soy sincera, me ha llamado mucho la atención aquello que contabais... Yo no sé leer, por lo que también agradecería la compañía de alguien que me contara historias mientras conduzco el carro... 

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11/05/2021, 22:47
Antón de Calatayud

Ñeves. «Por todos los santos y ángeles del cielo que acertaron al ponerle su nombre a esta muchacha sus santos padres», pensó Antón al ver la blancura que cubría a esa chica. Antón siguió a la joven fuera del refectorio, quien venía de parte del Maestre don Diego, el cual había pensado en él para fomentar la espiritualidad, educación y cohesión de una colonia cristiana amenazada por los mahometanos. «¡La frontera!», se iluminó el rostro de Antón. Aquella era la oportunidad que estaba esperando, quizás en su camino o en su estancia en aquella aldea que le comentaba la joven Ñeves encontraría mayores noticias de los goliardos. No le desagradaba, por lo demás, la idea de ayudar a los buenos cristianos de ese lugar con lo que bien pudiera. Nunca había tenido la oportunidad de predicar, pues había estado encerrado entre una maraña de libros y trabajos monacales, pero la idea le parecía de lo más apropiada para poner en buen uso sus vastos conocimientos.

Mientras pensaba todo esto, la joven le puso una mano sobre el hombro. ¡Por el arcángel san Gabriel que se tomaba libertades aquella muchacha! No se lo tomó a mal el fraile, pues había en el gesto de Ñeves, en su cara y en sus palabras una dulzura que hizo sonrojar ligeramente a Antón. Sin embargo, le sorprendió que fuera una mujer (y una tan joven) quien cargara con las nuevas y las órdenes del Maestre. Claro que, si bien pensaba Antón en cuantas historias había leído, la historia había dado numerosos ejemplos de mujeres poderosas, valientes y talentosas: la poetisa Safo, la reina Cleopatra, la asiria Semíramis. ¡Y qué decir de la benedictina Hildegarda de Bingen, auténtica mujer filósofa que él había leído con fruición tantas veces! ¿Y acaso no se había servido Nuestro Señor Jesucristo de la confianza de las santas mujeres como la Magdalena para arreciar el espíritu de sus apóstoles dubitativos? Si, como decía el prudente Cicerón, historia magistra vitae, «la historia es maestra de vida», no tenía entonces por qué sorprender a Antón que una mujer contara con la máxima confianza del Maestre.

Hija mía, nada me sería más grato que sumarme a ese viaje. Mi alma se llenará de felicidad por saber que hago un triple servicio: a Nuestro Señor, a don Diego y a las buenas almas que me necesitan, incluidas la vuestra y la de esos caballeros y familia que habéis mencionado. —Tras escuchar el requerimiento de Ñeves de contarle historias en el camino, Antón se sintió halagado y sonrió satisfecho e ilusionado por la posibilidad de dar rienda suelta a sus conocimientos— ¡Ah, hija! Historias tengo yo unas cuantas en mi sesera, que si en algo he empleado esta cabeza que Dios me ha dado ha sido en leellas y descifrallas, y nada me dará más placer que esparcillas para vos o para quien buenamente quisiere escuchallas. Bien me sé historias de reyes como el griego Alexandre, del que hablaba hace un momento, pero también conozco historias de villanos, pescadores o esclavos, pues no por su rango terrenal conoce Dios a las almas, sino por sus buenas acciones, hija mía.

Antón estaba satisfecho por aquel golpe de suerte, que interpretó como la anuencia de Dios con su plan al salir de Ripoll. El buen Dios bendecía sus acciones, no cabía duda, y él podría buscar a esos goliardos al mismo tiempo que ayudaba a los cristianos que lo necesitaban.