Partida Rol por web

La cama tiene un colchón de lana que, aunque no es un lecho de plumas es infinitamente mejor que uno de paja. Con la puerta cerrada con pestillo, os acostáis tranquilos y seguros. En el silencio de la oscuridad, una melodiosa voz canta una balada acunando vuestro sueño. La hija de aquél viejo y cascarrabias soldado debe ser un ángel para cantar así. Sin daros cuenta el sueño os vence sin saber que la mano de Morr, os acecha en sueños....

-¡HAAAAAAA......!- Un grito os despierta con un sobresalto, un grito agudo, de mujer. Pero no es lo peor, ya que podéis diferenciar, entre las tinieblas de la oscuridad, otras sombras mas negras y oscuras con brillantes y malvados ojos empuñando dagas de frío acero. Una pequeña vela ilumina sus afilados rostros cubierto de pelo gris y marrón. Sus malvados ojos destellan ante la perspectiva de una sangrienta noche y, como un rayo, una de esas criaturas se avalanza sobre su presa, tendida en la cama.

Los hocicudos se adelantan con sus dagas hacia ti. Esquivas una sin problema pero la del otro skaven va directa a tu vientre.

Los malditos skaven te enseñan sus dientes en una mueca burlona y anticipada de tu muerte antes de lanzarse hacia ti. Uno de ellos parece pensárselo mejor cuando te ve despierto, pero el otro acerca su acero contra tu pecho.

Las impías criaturas paganas han entrado en tu morada dispuestas a degollarte en la oscuridad del sueño. Pero el grito de la joven te despierta haciendo que retrocedan y duden antes de atacarte, algo que sin duda te ha salvado la vida.

Skaven. ¿Acaso el cerrojo ha sido forzado o se han materializado con ayuda de un brujo?. No importa, ahora lo que importa es combatirlos y después ya investigarás porqué unos skavens se han colado en tu seguro cuarto por la noche.

Al ver tus facciones élficas uno parece dudar fallando su ataque, pero el otro ataca con la rabia de ratas y apunta atu corazón.

Las dagas que buscan mi cuerpo se clavan en la cama al levantarme de un salto ..Por los cojones de Sigmar .Es lo único que acierto a decir mientras  me encaro con mis enemigos .Cuando me fijo veo que no son simples ladrones en busca de un botín sino criaturas salidas de las pesadillas .

No sé si es  una pesadilla pero por si acaso   voy a decorar la habitación con vuestros restos  .Digo haciendo girar el mangual sobre mi cabeza antes de dejarlo caer sobre  el enemigo mas cercano .Os mandare con vuestro dioses de mierda 

El elfo tarareaba en sueños la melodiosa canción cuando de repente esta se traduce en un grito de vanshi, destruyendo su sueño y despertando ante un escenario algo abrupto, mas sus años de vida al hilo de la muerte le permitieron tener ventaja.

Sus pupilas, gracias a la gracia de su raza, se pudieron ajustar rápidamente a la realidad del cuarto, pudiendo ver con facilidad las dos alimañas que allí se encontraban y es por ello que logra ver el primer ataque, algo torpe, que fallo sin contratiempos, pero esto permitió a la segunda alimaña tener un mejor ángulo.

Trato de esquivarlo, mientras lanzaba su mano tras su arma… cada momento, cada segundo era de vida o muerte, debía actuar rápido e inteligentemente.

rápidamente me levanto al oír el grito de la mujer, y con ver que los abominables seres rata que había en mi habitación me atacaban, aunque no me costo esquivarlos, por lo que cojo mi estoque que estaba al lado de mi cama y les intento dar, pero todavía me encontraba demasiado dormida para atacar con exito.

- ¿Skavens de nuevo? ¡Al Abismo con vosotros! -vociferó Vasile al levantarse, procurando contribuír a que Hans despertase en su habitación- ¡Por Sigmar! ¡Nos atacan, Hans!

Su mente de soldado llegó a una conclusión terrible, si se defendía aquel skaven el otro se envalentonaría para flanquearle. Tenía que acabar con el que le atacaba fuera como fuese.

Gracias a tus reflejos la daga solamente penetra cerca de medio dedo en tu abdomen antes de que te levantes. Ahora las dos ratas intentan flanquearte. 

Haces silvar tu mangual golpeando contra el costado de una de esas odiosas ratas. El aviso ha sido recibido y mirando con recelo a tu arma, las dos se mantienen prudentemente a distancia haciendo amagos de ataque.

Tratando de evadir el ataque letal, procede a dar varios pasos en retirada, permitiendo que la daga no se incrustara en su pecho de manera letal, más el dolor fue importante, por lo que su rostro revelo la agonía infligida por el acero.

Reaccionando rápido, pudo tomar su lanza que estaba más próxima a él y con la que era más ducho, por lo que en un mismo movimiento procedió a atacar al que le había herido con un ataque letal y despiadado en dirección a la cabeza, cortando el aire a su paso, acompañados de una mirada mortal proveniente del elfo contra la alimaña.

Al mimo tiempo, realizaba una maniobra imperceptible para desproveerlo de su arma.

Te levantas con una agilidad inusitada para alguien de tu tamaño, levantando también las sábanas y manta. ante el remolino de sábanoas el skaven no acierta a herirte y contraatacas intentando clavarle la punta pero el ataque se quedó en un amago al ver al otro skaven que te venía por la izquierda saltando encima de la cama.

El skaven queda estupefacto por tu floritura con la lanza descuidando la guardia de su arma.

Los skaven vuelven a la carga pero esta vez por lados opuestos, dificultando el combate contra ellos. Uno de ellos se acerca llamando tu atención pero el otro es quien realiza el ataque mortal.

Había que llamar la atención de quien estuviera cerca mientras luchaba por su vida, de manera que Vasile rugió al lanzar sus golpes con su firme alabarda. El primer golpe erró pero el segundo parecía ir bien encaminado pues llevaba toda la fuerza de sus brazos detrás.

- ¡Maldita plaga!

Viendo que primer ataque ha conseguido impactar insisto en golpear al mismo para intentar reducir el número de enemigos lo antes posible. VETE AL INFIERNO MALDITO ENGENDRO

todavía seguia enfrascado contra esos seres, eran mas rapidos de los que yo podía darles, por lo que tenia que esperar mi oportunidad para matar uno de ellos

El elfo sonríe a gusto, al ver que la alimaña pierde el arma que poseía en su propiedad, por lo que decide mantener una postura defensiva y esperar el proximo ataque.

El skaven no es capaz de desviar tu alabarda que atraviesa su pecho. Sin embargo a su compañero le da igual y aprovecha para atacarte, pero utilizas el asta de tu arma para mantenerl alejada a la rata.