Partida Rol por web

Eldillor se lanzo al ataque, pero la criatura comenzó a contraatacar y no pudo sino ponerse a cubierto.

el rítmo frenético del tambor junto a los berridos, pisotones y gritos de las mujeres aceleró el combate. Tan solo quedaba una de esas criaturas pero se habían creeado 5 más. Si había un momento oportuno para liberar a las muejres era ese, y lo estaban malgastando luchando contra el demonio de plaga. Aunque su ataque era demasiado abierto y fue fácil para Hans esquivarlo.

Echando espumarajos sanguinolentos por la boca Vasile no tenía la capacidad mental en aquel momento para establecer un plan pero giró su cintura y se preparó para avanzar contra aquel ritual y salvar a cuanta gente pudiese.

Aquel engendro del caos no moría. Debía de ser mucho más resistente que los otros dos. Pero eso no iba a hacer desfallecer a Marius. De nuevo agarrando con firmeza el mango de su mangual lanzó un nuevo ataque contra aquel ser y el golpe hizo impacto en el objeto.

La bola de pinchos se incrustó en su cuello causando unas destructivas heridas incompatibles con la vida. Aunque aquella bestia mutante podía no morir, pues llevaba la marca del caos en su cuerpo.

- ¡Muere de una vez maldito! - Le ordenó el gladiador.

Acababa de recuperar el aliento, se sentía fatal pero no podía permitir el que el destino de esas mujeres fuera un ritual que a saber qué generaría. Concentraría los vientos, para luego lanzar un proyectil casi etéreo, que no haría especial daño a nadie.

Se maldijo a sí mismo por lo ocurrido, y arengó a sus compañeros:

- ¡Hay que matar al chamán! Es el que conduce el ritual, ¡sin él probablemente todo se desmorone!

Aquella bestia se empeñaba en seguir viva. En seguir luchando. Hans se revolvió otra vez y se lanzó sobre su enemigo descargando el mangual. No habria piedad para ella. 

no sabía cuanto tiempo había estado paralizado, pero al salir veo como mis compañeros estan peleando contra las abominaciones y yo estoy parado, por lo que no tardo en ir a apoyar a mis compañero contra las bestias.

Habiendo esperado todo lo que podía hasta la muerte de aquel monstruo, Vasile levantó la pistola para hacerla estallar con un fuerte disparo y humareda que, sin embargo, no pareció acertó a ninguna de aquellas bestias sumidas en pleno aquelarre.

Eldillor dejó a sus compañeros lidiando con aquél ser repugnante al oír las palabras del hechicero. Si acabar con el chamán era la única posibilidad de salir con vida, el elfo la debía de ver cumplida. A grandes zancadas se dirigió hacia el campamento.

El demonio de plaga estaba rodeado. Hans por la izquierda y Marius por la derecha. Ambos manguales, como si de un solo hombre se tratara, golpearon a la criatura a la vez. El mangual de Marius describió una maniobra ascendente golpeando la axila del brazo derecho del demonio y arrancándoselo de cuajo. El mangual de Hans trazó una maniobra descendente golpeando y quebrando la pierna izquierda de la criatura que cayó de espaldas levantando agua infecta de pantano en su caída. El ser no desapareció como hicieron los demas, sino que su cuerpo, desprovisto de vida, se hundió lentamente en el fango.

Mientras tanto, Eldillor corría todo lo que le daban las piernas para matar al chamán enemigo. Vasile se había acercado los suficiente como para que estuviera a tiro y el hechicero había conjurado un proyectil mágico que impactó en la espalda del chamán causándole daño e interrumpiéndole el ritual... durante un breve tiempo.

Había llegado la hora de la verdad, de manera que Vasile echó la cabeza hacia delante, detrás de su escudo y cargó hacia delante.

- ¡A la cargaaa! -vociferó tratando de motivarse de cara al resultado de aquella acción prácticamente suicida- ¡Por Karl Franz! ¡Por Sigmar!

-AAAArrrgghhh...- El Chamán Gor se volvió hacia vosotros con expresión de rabia en la cara. Dijo algo no muy agradable en la oscura lengua del caos y se volvió para continuar el ritual.

El hechicero se apoyaría en su vara, viendo como sus compañeros cargaban contra el chamán del ritual. No podía permitir que éste siguiera adelante, así que en contra de lo que sus maestros le habían enseñado y recomendado puso su cuerpo al límite para lanzar dos potentes dardos hacia el chamán, con la intención de asesinarlo o por lo menos, detener el ritual. 

Sintió como grandes cantidades de magia emanaban a través de su cuerpo, solo que ésta vez conseguiría controlarlo y proyectarlo en condiciones, en forma de dos dardos que hacia el chamán volarían.

El ultimo de aquellos seres yacía en el suelo de aquel pantano. Solo quedaba el brujo. ¡Por Sigmar! se unió a Vasile en el grito y salió corriendo junto a su compañero. 

- ¡Vamos, por Sigmar y por el Imperio! - Alzó la voz con un típico grito de guerra.

Marius comenzó a correr. Hasta ahora la providencia había estado de su parte y le había salvado de ser herido en cualquiera de los combates anteriores. Esperaba que así siguiera siendo, pues estaban encarando la recta final y deseaba salvar a aquellas gentes y aniquilar a los agentes del caos que tenía delante. Sin duda alguna su causa era justa y los dioses del bien estarían de su lado.

El elfo, corria a todo lo que podía contra el shaman, viendo que atacaba y recibía ataques de sus compañeros a distancia. Sin dejarse amedrentar por la carrera, este se lanza en un ataque total contra el enemigo, lanzando una fuerte estocada con su lanza mientras estaba en el aire y descargando todo su peso en la misma.

De acertar seria un golpe mortífero contra aquella criatura, esto el lo sabia y por ello realizaba esta maniobra. Quedaría expuesto a las demás criaturas.

no sabía que me había perdido, pero ahora mis compañeros estaban corriendo, no me quedaba otra que seguirles, no iba a quedarme atras con los hombres bestias.

El elfo avanzaba a través del pantano a grandes zancadas. Alcanzó la zona de tierra, pasó a través de los Gors que danzaban poseídos con la lanza presta y apuntando al corazón de su objetivo.

El chamán estaba de espaldas, de cara a esa horrible calavera todo parecía que aquí acabaría todo cuando antes de que el elfo llegara se giró pronunciando palabras en la oscura lengua. Su bastón apuntaba directamente hacia el elfo y su mano aplastó algo. En ese momento eldillor se detuvo en seco. En su mente vagas formas comenzaban a arremolinarse y cobrar forma. Figuras demoníacas, miedos y angustias poblaban la mente del elfo. Una sombra de podredumbre y corrupción se alza. Un demonio mayor de plaga te miraba desde los vacíos ojos de la calavera gigante con una sonrisa que parecía una herida abierta que supuraba pus. La calavera se superponía a la imagen a la perfección. ¿Alucinación o visión de futuro?.
El elfo sintió pánico al imaginar que era la criatura que estaban intentando invocar. No podían permitirlo.

Mientras el elfo se debatía por la locura o la razó..., Albert lanzó un hechizo tratando de acortar distancias y Vasile cargaba escudo por delante. Marius, Hans y Luis le seguían de cerca cuando, antes de llegar al campamento, cinco figuras corrompidas se alzaron delante interponiéndose en el camino. Aquellos cinco portadores separaban a los valientes rescatadores y suponían una dificultad más que superar.

Marius corría con la clara intención de llegar cuanto antes antes aquel chamán y arrebatarle la vida. Sólo así lograrían acabar con aquel ritual antes de que fuera demasiado tarde. Sin embargo, cinco figuras purulentas se interpusieron en su camino. Un nuevo escollo antes de llegar a su destino y lo peor de todo era que, el antipático elfo había quedado entre ellos y los portadores de la plaga y a merced del chamán, al menos aparentemente.

- ¡Deshaceos de ellos rápido! - Alzó la voz y se preparó para defenderse de un posible impacto.