Partida Rol por web

Bien, había llegado la hora. La hora decisiva. Miró a sus compañeros, vio como Amber se acercaba lo más posible al hueco abierto por Gruuk, y casi deseó estar a los mandos de los cañones. Hacía tiempo que ya no hacía esas cosas y que su edad no le permitía hacerlo como antes, pero... allá iba. 

Preparó su arma, miró y valoró la distancia, esperó a un momento en que el Gorrión no vibrase demasiado, y pegó un salto. La verdad, uno normal, sus instructores lo hubieran suspendido, pero salto al fin y a la postre. Llegó bien, ni cómodo, ni apurado. Sencillamente, llegó. 

Arma en mano, se preparó a ver como llegaban sus compañeros... y ver dónde estaban los enemigos. Había llegado la hora. Era la hora. 

Con los mandos en la mano, Amber tenía una seguridad renovada. Sin dudar fue acercando la nave para que sus compañeros pudiesen saltar lo más cerca posible del suelo - Hasta aquí es lo máximo que puedo llegar sin que la nave corra peligro y no podré aguantar mucho tiempo- Hablándoles ya por el comunicador, trató de enderezar a Gorrión rojo cuando el viento intentaba desplazar la nave. La suerte ya estaba echada y todo se encontraba en las manos de sus compañeros

parecía que el plan estaba funcionando y ahora tocaba saltar, por lo que pronto esto pasaría a ser una gran cantidad de disparo, por lo que me lanzo junto al humano para así poder estar listo, "ha sido un buen salto" le digo a Pittien.

El Bith salto en segundo lugar, con un salto largo y se coloco al lado del humano, pero como si hubiera estado andando en vez de saltando siguió caminando, esquivando los cascotes del suelo.

En unas micras de segundo aparecerían los guardias, y él los estaba esperando. Su mano se deslizo en el zurrón hasta tocar el tamaño y forma adecuado. Una granada aturdida de poco radio de potencia.

Imprescindible para sitios de entorno cerrado como al que iban a llegar, y que les daría la oportunidad de disparar primero, y seguramente dos veces antes de recibir respuesta de sus contrincantes.

Su mano salió del zurrón y apunto al lugar por el que llegarían los enemigos. Ahora el mercenario sacaría lo peor de si mismo. Era un tipo calmado y silencioso, pero cuando entraba en conflicto, era mejor mantenerse alejado de lo que salía de su zurrón.

Mantened los ojos entrecerrados.

Dijo a sus compañeros, al tiempo que calculaba dónde debía detonar para causar mayor molestia a sus contrincantes y menor a sus compañeros. Localizo el sitio y aquel pequeño hexágono salió disparado sin miramientos. 

Pittien vio a su lado, a los pocos instantes, a Kemlo y Petch. Ambos le hablaron, y Pittien escuchó, pero sin perder de vista el interior. Buscaba rivales, buscaba lugares para posicionarse, para defenderse, para bloquear las entradas... 

Kemlo estaba preparado para lanzar una granada hacia los vigilantes que hubiese, de modo que él solo tenía que disparar a los guardas, así que le dijo a Petch:

-Ahora, hagamos saltar a los guardias. Nosotros hemos dado buenos saltos, enseñemosles

Siguiendo las indicaciones del Bith cerráis los ojos. Un pequeño estallido. Aún con los ojos cerrados podéis ver un fogonazo a través de vuestros párpados. Petch se dio la vuelta (los rodianos no tienen párpados) con su bláster de caza listo y comenzaron los tiros.

Todavía había polvo rojizo que se había mezclado con el humo de la granada, pero no impedía ver el interior del almacén, gracias a la luz filtrada desde el extrerior. La luz filtrada por el boquete iluminó una estancia llena de aparatos, cables y tubos de refrigeración llenos de escarcha. De unos quince metros de largo por diez de ancho, el almacén contenía cinco cofres de coaxium en su centro, dispuestos como el dibujo de la carta de sabacc del mismo valor. 

Tres droides permanecían alerta dentro del almacén, dos cercanos cuyos sensores habían quedado aturdidos por la granada y uno en la puerta, que debido a su lejanía, se había salvado.
A pesar de estar aturdidos, los droides activaron la alerta de prímetro, algo que ya sabíais, pidiendo refuerzos. Tan solo esperábais que os diera tiempo a eliminar a los droides y cargar el coaxium antes de que toda la maldita mina se concentrara allí.  

La Twilek esperaba en la rampa, con los contenedores listos para pasároslos y comenzar a cargar la preciada carga.

Tus compañeros comenzaron a saltar y hasta tus oídos llegó el jaleo de disparos blaster. Había comenzado.
Una ráfaga de viento azotó al Gorrión. Compensaste los gravitadores inerciales de estribor para mantenerlo cuando una señal comenzó a pitar. El radar indicaba múltiples puntos despegando de la base.

Cuatro cazas, de uno en uno, despegaron para hacer frente al Gorrión. Y seguro que no tenían buenas intenciones.

Pittien comenzó a analizar mentalmente la situación. Ese habia sido en parte su antiguo trabajo, así que se sentía comodo analizando, aunque agradecía tener un bláster. El mejor bláster. El suyo. Localizó las 5 posiciones clave: los tres rivales, la puerta y el cofre de coaxium más cercano. Eran 3. 3. 

-¡Bien! Estamos empatados y con ventaja. Hay que eliminarlos rápidamente. Petch, tu a por el que no está aturdido. Kemlo y yo a los otros. Si los eliminamos, podremos sacar rápido el coaxium. 

Dice, mientras apunta al droide de su derecha, dejando a Kemlo el de su izquierda. Se sentía cómodo, pero no sabía cuanto le duraría aquella adrenalina. Por ahora, había dado al droide de su lado, y le había dado bien... 

-¡Vamos! -exclamó

Vamos chicos que ya viene una comitiva de bienvenida y no tardarán en llegar. Cuando cargueis todo, la vuelta parece que va a ser movidita- La piloto esperaba poder aguantar en la posición un poco más pero si esos cazas se aproximaban, ella debería partir. Allí esperando sin moverse, era un blanco fácil y por mucho que Gruuk pudiese eliminar a uno o incluso dos, el resto acabaría con el carguero fácilmente. No sería la primera vez que debería huir envuelta en un espectáculo de luces, las producidas por los cañones de los cazas mientras realizaba un baile con Gorrión rojo para evitar que la alcanzasen. Era divertido siempre que se superase porque en cada movimiento, cada esquiva, se jugaba la vida de ella y su tripulación

Pittien oyó lo que le decía Amber desde el comunicador, así que se puso alerta y se lo dijo a los compañeros:

-Chicos, ¡viene compañía! Acabemos con esto y vámonos cuanto antes...

Dijo, mientras a la par se giraba a ver los resultados de los disparos de sus compañeros, evaluando igualmente el suyo. 

Subía la adrenalina

Kemlo visualizaba perfectamente lo que tenia qué hacer, pero Pittien dio orden de atacar a los drodides de detrás.

Se dio cuenta que el que estaba más cerca de al puerta no estaba aturdido.

Maldición.

Apunto con su arma al droide más cercano por su derecha y disparo. Y fallo el tiro. Era asombroso cómo la mala suerte hacia de las suyas otra vez. 

habiamos conseguido entrar ya ahora tocaba enfrentarnos a unos malditos cacharros, en vez de guardias de carne y hueso, por lo que no dudo en disparar contra ese trozo de metal.

Y comenzaron los disparos. 

El ex oficial imperial acerto a su objetivo provocándole un quemazón en la chapa. Sus sensores estaban todavia dañados por la explosión de la granada de Kemlo, por lo que se limito a intentar adquirir objetivos moviendo el arma de un lado a otro.

Por su parte el disparo del Bith falló, chocando contra la pared del fondo mientras el rifle de petch acertaba en el droide sacándole chispas de su sistema interno. El droide devolvio el disparo iluminando brevemente el rostro del rodiano de lo cerca que le paso. 

Ik paso el primer contenedor al almacen de manera magistral. 

El droide había resultado dañado, pero superficialmente. Por el rabillo del ojo vio el acierto bueno de Petch, el fallo de Kemlo, y como Ik estaba metiendo el contenedor. Se fijó de nuevo en su disparo acertado flojo...

Joder...

-Maldición, son duros los jodidos, vamos a por ellos.- dice, mientras realiza el segundo disparo, concentrado en acertar y eliminar a uno de ellos... 

-¡Vamos! - grita con el disparo

Los sonidos de disparos eran más que reconocibles por el comunicador. La piloto estaba preocupada pero se mordió el labio para no decir nada cualquier cosa que pudiese despistar a sus compañeros podía ser fatal y, mientras se escuchasen esas descargas de blaster estaban con vida o eso creia Amber.
Volvió a observar cómo se acercaban esas naves hacia su posición mientras daba unos golpecitos a una pequeña pantalla debería poder ver cómo subían el Coaxium q la bodega -Como no, ahora tenía que fallar- Ver ese pequeño cuadrado negro y en ocasiones gris la desesperaba. Nuca funcionaba esa pantalla cuando era necesario. Otro disparo hizo que su atención se volviese a centrar en el combate -Estan vivos, bien. Rapido que tenemos que salir de aquí ya...

había conseguido esquivar por poco el disparo de uno de los droides, por lo que sigo disparando sobre el droide que me estaba disparando, no iba a dejar que un trozo de chatarra me venciera.

Kemlo se asombro de su mala suerte, y cogió el blaster con ambas manos, apunto a la cabeza metálica de aquella cosa, y volvió a abrir fuego.

Con tan buena fortuna que impacto sobre su objetivo. Con tan mala fortuna, que no hizo absolutamente nada de daño.

Maldición.

Se le estaba atragantando aquel asalto, y tener aquel droide ahí iba a ser un verdadero problema para volver a saltar a la nave.