Partida Rol por web

Estás sentada como cada sábado por la mañana en la terraza del Larry's. Has pedido un tardío desayuno o brunch, en términos modernos. Para ti es el desayuno, pues apenas hace un par de horas que te has despertado y no has comido aún nada de nada. Unos gofres con fruta y un zumo de naranja. Comes con tranquilidad y parsimonia, no tienes que trabajar, por lo que puedes tomarte todo el tiempo que quieras. En tu ipod suena algo de música que te ayuda a despejarte. Sacas de tu abrigo un libro que ha pasado por épocas mejores, la Iliada de Homero. Era raro que alguien como tú leyera algo así, pero qué podías decir, adorabas todas las mitologías y la griega era tu favorita. Dejas de nuevo el abrigo en la silla contigua a la tuya. Era principios de primavera, pero aún soplaba una brisa que te hacía pensarte mejor eso de ir de manga corta por ahí.

Te dispones a abrir el libro, quitando el marcapáginas que dejaste. Más que un marcapáginas es una flor seca que cogiste el otro día en el parque cuando fuiste allí a leer, te maravilló que ya empezaran a salir de nuevo las rosas. Dejas la rosa sobre la mesa y al levantar la mirada, allí está él. Debe de ser ÉL. Sí, él en mayúsculas. Es guapo, gracioso, sus movimientos son tan naturales... Te quitas los cascos del ipod y escuchas su risa. Es música, pero música de verdad, de la más pura. Sin duda aquello era un flechazo a primera vista.

Nada, ni la deliciosa fruta sobre los gofres podía ser mas dulce que el chico al que vio. Se derritió, por completo. Bajó la vista a su plato, sintiendo un agradable rubor en las mejillas, casi como un calor que afloró en su cuerpo, ademas de ese cosquilleo en el estomago. Sabía que algun dia pasaria.

Casi podia oir su corazón latiendo con fuerza en los oidos, asi como le temblaban ligeramente las manos. Intentó comer un poco mas, con el libro a un lado para poder contemplar más de el. Sus rasgos casi hechos con cincel, su bella sonrisa y sus ojos parecian obra del mas habilidoso escultor. Hecho solo para ella.
Observó previamente su mano en busca de algun anillo de compromiso. No le gustaba entrometerse en otras familias, pero por Dios. Era su hombre, aquel que podria salvarla y hacerla feliz, aquel que estaba destinado a caminar con ella de la mano por la playa en el atardecer. Llamó timidamente a la camarera, y sacando del bolso un boligrafo, apuntó en una servilleta.

Cita:

Cuando la camarera llegó, le entregó la servilleta, con aquella rosa que usaba de marcapaginas entre los pliegues de la servilleta y le pidió timidamente que se la entregara al hombre de sus sueños. Se aseguró de estar perfecta, alisandose el cabello sobre los hombros, asi como pasando las manos por su ropa.

El hombre no tiene ningún tipo de anillo. Abre un libro de lo que parece mitología clásica griega y se pone a leer. Cuando la camarera va a tomarle la comanda, le deja tu nota. El esboza media sonrisa y parece preguntar por la autora a la camarera, que te señala. Él se guarda la nota junto con la rosa en el bolsillo del pecho de la camisa. Toma su libro, se levanta y se sienta sin tapujos frente a ti.

-Creo que es la petición más extraña y encantadora que me han hecho nunca...- sonríe de medio lado,mostrando parte de una dentadura perfecta, blanca y adorable.- Encantado Alice... Soy Robert- toma tu mano y la besa con suavidad, mirándote a los ojos.

Todo era simplemente perfecto. El destino nunca se equivocaba, y su instinto tampoco. Su corazón dio un vuelco cuando observó la sonrisa del hombre a la camarera y como esta señalaba a Alice. Sonrio con timidez, agachando un poco la cabeza mientras se ruborizaba.
Su corazón fue aun mas cruel latiendo a toda prisa en su pecho al verle acercarse. Era sin duda, magnifico. Le encantaba esa forma de andar, de mirarla. Era sin duda algo hecho a la semejanza de un dios. O al menos, asi era ante sus ojos.

No pudo evitar sonreirle con las mejillas ruborizadas cuando el besó su mano, inclinando la cabeza a un lado sin dejar de mirarle a los ojos.
- Lamento si ha sido un poco inapropiado, pero no he podido evitarlo. El placer es mio, Robert.- su voz era suave, y tierna. Aunque intentaba esconder lo mucho que aquel hombre le habia tocado la fibra, le fue imposible. Su mirada vagó de nuevo a su mano, donde sostenia el libro y suspiró, enternecida. Sin duda era su mitad perdida. Su alma destinada. Y le observó con un brillo de ilusión en los ojos.
- ¿La bella cultura te llama tambien a ti?- le preguntó, deslizando su libro tambien para que pudiera leer el titulo, observandole fijamente a los ojos, sintiendo esa conexion.

Se ríe con una sonrisa de medio lado cuando dices que no pudiste evitarlo.

-Me alegra que no pudieras evitarlo, ni mucho menos lo he considerado inapropiado... sino más bien entrañable- su mirada sigue tus gestos, cómo ávido de saber más de ti de cualquier forma. Tras unos segundos parado mirándote, reacciona.- Perdón... ¿puedo sentarme?- te indica la silla frente a ti, pero no espera contestación cuando lo tienes sentado frente a ti.

Mira su libro cuando se lo señalas.- Vaya, me pillaste... Sí, me gusta la cultura clásica... Pero me temo que soy un simple aficionado. Leo sobre todo para estar informado de lo que colecciono, ya sabes- se ríe un poco y vuelve a mirarte con ojos penetrantes, que te dejan sin aliento.- ¿Y tu afición de donde viene, Kelly?

Se le escaparon suspiros mientras se embelesaba con sus gestos. Podía sentir la quimica entre ambos, esa increible sensación de una conexion inmediata, ya no solo por los gustos, sino por las miradas.
Iba vestida de forma ligera, con un cardigan negro sobre un vestido ligero color salmon pálido. Su chaqueta estaba reposando en el respaldo de la silla, esperando a que refrescara. El silencio mientras el esperaba una respuesta, la trajo de vuelta a la tierra.
- No pensaba que dudaras de lo que me gustaria compartir este rato contigo.- esa fue su contestación ante la peticion de sentarse, sonriendole de forma timida pero tambien dulce. El estomago lo sentía como si fuera a volar de un momento a otro.

- Oh... ¿coleccionas? Es increible. ¿Puedo preguntar el qué?- su mirada se iluminó. Amaba la mitologia, pero dentro de ese contexto cultural, tanto el arte como la arquitectura eran pilares basicos, asi que habia aprendido a amarlos tambien.
- Mi aficion viene a que siempre me han intrigado las historias del pasado. Las mitologias. La griega, la nórdica, la egipcia... Estan llenas de simbolismo, de sabiduria y de belleza. Es mas que algo para evadirse.- no sabía explicar con palabras lo que le apasionaba, igual que tampoco podria haber explicado lo que empezaba a sentir hacia ese hombre, que algun dia seria el padre de sus hijos.

Toma asiento frente a ti y sonríe, no para de hacerlo. También parece algo sorprendido, pero para bien, al ver cómo reaccionas a todo.

-Colecciono arte, sobre todo esculturas de la época... Tengo incluso uno de los frentes del partenón. Original creo... O espero por lo que me costó- se ríe. El camarero se acerca a vuestra mesa y deja un café solo delante de él. Robert vierte el sobre de café dentro y lo remueve con parsimonia.

Te escucha mientras atento cuando dices que amas todas las mitologías.- Pienso igual, además que nos legaron cosas tan bellas como las pirámides. He hecho algún que otro viaje a ver algunos de estos sitios, bueno... Aprovechando los viajes de trabajo, no suelo tener mucho tiempo libre tampoco. Creo que podría considerar hoy una excepción- da un sorbo a su café, sin despegar la vista de ti.

Se inquietó un poco al imaginarse que debia de ser un hombre de mucho dinero. Ese tipo de colecciones no eran de las que podria poseer cualquiera. Los bienes historicos podian ser a fin de cuentas, casi incalculables. Pero no podia quitarse la sensación del pecho de que estaban destinados. Continuando la charla, ella sonrió, bebiendo un poco de su zumo.

- Es increible... ¿Hace en ellas algun tipo de trabajo de restauración como suelen hacerse en los museos? Veo un poco dificil su mantenimiento, aunque no me cabe duda de que no es ningun aficionado.- Le observó hasta en los mas minimos gestos de remover el café. Todo en el era calma, educación y cordialidad. Empezaba a dolerle el corazón de no estar ya casados. Se le escapó un leve suspiro, embelesada y bajó la vista a su libro.
- A mi me atraen mas aun que los legados arquitectonicos... Los morales y sociales. Es increible cuanto han aportado a la politica y a la propia estructura de los paises. Que pena que todo esté degenerandose. Si se dejaran llevar un poco mas por los principios que nos enseñaron a todos... quizas todo fuese mejor.- su mente soñadora se dispersó un poco. Su romanticismo no venia solo de naturaleza, sino que se habia cultivado a base de bellas historias de amor que leia desde pequeña.

- Pues estoy enormemente agradecida de haber podido conocerle. No todos los dias se puede charlar asi con alguien tan especial. Aunque lamento robarle ese tiempo libre. ¿Que lugares ha visitado?- se ruborizó un poco al admitirlo, bajando la vista de nuevo a la mesa, con una leve timidez. Respiró hondo para poder seguir perdiendose en sus ojos al depositar la mirada en ellos y apoyando suavemente el codo en la mesa, se inclinó para poder escucharle mejor.

-No, ya están restaurados, son piezas exquisitas y que apenas han sufrido daños...- sonríe y con ambos brazos trata de abarcar algo muy grande.- Tengo una representación de Helios en su carro con ambos caballos, preciosa, casi parece que fueran a ponerse en movimiento en cualquier momento. La expresión de sus gestos, la tensión de los músculos...- habla apasionado, por lo que sí que debe gustarle lo que colecciona.- Perdona, me emociono demasiado hablando de ello... Y no debería teniendo una mujer que supera cualquier obra de arte en belleza.

-La filosofía y la política asientan sus bases en la cultura clásica... La ciencia... Toda razón y conocimiento empezó ahí- asiente, complacido por el tema que has sacado. Te mira, analizando tus gestos y movimientos.- Eres increíble...- musita, volviendo a mirarte a los ojos.

-He visitado todos los países del mediterráneo y parte del norte de Europa... Aunque todo muy breve y ninguno de esos viajes por placer, quizás algún día me tome el tiempo para repetir...

OH-DIOS. Realmente debía tener mucho dinero para tener esas preciadas piezas del pasado en buen estado, y más teniendo en cuenta todos sus viajes, probablemente por trabajo. Casi tenia miedo a preguntarle a que se dedicaba. Se colocó de forma inquieta el flequillo sobre la sien un par de veces hasta rendirse, puesto que estaba tan rebelde como las mariposas de su estómago. Pero esa inseguridad de sentirse por debajo de el era un tanto molesta. Y realmente sonreia al verle hablando tan apasionado, haciendose una imagen mental de como debía ser esa escultura para que se le iluminara tanto la mirada.
- No, por favor. Para mi es un placer ver a alguien que logra apreciar tanto... - se interrumpe al el decir tal elogio sobre ella, ocupando su rostro con un rubor que subió hasta las orejas. Bajó timidamente la cabeza y la mirada hasta el regazo, colocandose la falda sobre los muslos antes de ganar fuerzas. - No deberia elogiarme asi, exageras.- su mirada se volvió jovial, observandole fijamente a los ojos con una sonrisa tierna. El si que era un autentico Adonis.

Su aliento se quedó atrapado en la garganta cuando no sabe si se ha imaginado o no ese murmullo. Sintió como su estomago intentaba hacer un nudo marinero como si fuera una GirlScout. Gracias, mariposas.
Decidió pasarlo por alto al no estar segura y cruzó una pierna sobre la otra, observandole todavia, continuando la conversación.
- Vaya... Con mas tiempo. Supongo que habrá viajado por temas de trabajo. Menuda molestia tener que ir y no poder disfrutarlo. ¿A que lugar le encantaria viajar si pudiera disponer de mucho tiempo libre que nunca haya visto? No cuentan los que ya ha visitado.- sonrió divertida, dispuesta a conocerle un poco mas.

Mira cómo te ruborizas y sonríe. No una sonrisa socarrona, sino como si fuera la cosa más bonita que ha visto nunca.- No exagero, me pareces una mujer interesante, dulce y preciosa- repite, sonriendo.- Y eso que aún no te conozco mucho, pero estoy deseando hacerlo... Es mi día libre... Si quieres podríamos pasar el día juntos. Quizás sea muy precipitado, pero es lo que pienso ahora mismo.

-Sí, es un poco molesto viajar a tantos lugares y no poder disfrutar del lugar... De sus vistas y costumbres- da un trago a su café y apoya ambos brazos sobre la mesa, mientras te escucha.- Creo... Que me gustaría visitar Nueva Zelanda, el paisaje me parece precioso, y algunas de las islas griegas que aún no vi.

Y cuanto mas la elogiaba mas contribuia a su sonrojo, respirando hondo para poder mantener la calma y seguir pareciendo una señorita. Negó varias veces mientras se reia, observandole a los ojos despues.
- Oh, por favor, no digas esas cosas. ¿Tu no te miras mucho al espejo? Porque esos adjetivos te pegan mas a ti, por si no lo sabias.- le guiñó un poco el ojo antes de bajar la vista de uevo a la mesa.
¿Precipitado? Era la mejor proposición de toda su vida, aunque debia dejar pasar un par de segundos antes de responder o pareceria una acosadora desesperada.
- Si... la verdad es que me encantaria. Muero por conocer mas cosas de ti.- sus ojos se cerraron en una sorisa sincera, sonriendose a si por haberse mantenido firme en sus creencias de que el amor verdadero esperaba en algun lugar de su destino y solo debia esperar a encontrarse con e en cualquier momento.
- Es increible... a mi me gustaria visitar Finlandia, aparte de grecia. Tiene que ser asombroso ver la nieve y los fiordos.- suspiró imaginandose el paisaje, sin poderlo evitar.

Sus ojos brillan cuando te sonrojas y se aventura a acariciar tu mejilla con el dorso de su mano. Un gesto suave que te arranca un escalofrío, su tacto pone tu piel de gallina.- No, en ningún momento podría compararme a ti. 

Sonríe al ver que su proposición llega a buen puerto.- Entonces dime qué te gustaría hacer y soy tuyo, al menos por hoy. Haremos lo que más quieras, no importa el qué, solo dilo y lo haré realidad.

-Finlandia... Nunca estuve, aunque debe ser parecido a Rusia en cuestiones de frío y nieve, ¿no?- ríe.- Coincidimos en Grecia... Conozco un restaurante con unas vistas preciosas, y ya ni que decir de la comida... Seguro que tu compañía haría un sitio así perfecto.

No pudo contener el suspiro que abandonó sus labios al sentir la mano contra la mejilla, que por cierto, estaba ardiendo, y mas aun despues de ese roce. Bajó la vista a la mesa con falta de aliento. Habia podido oler el perfume masculino de su piel, comprobado su suavidad y eso hizo que temblara.

No sabia por que, pero queria sostener esa mano entre las suyas para siempre, asi como que acariciase cada rincon de su piel. Sacudió la cabeza para intentar deshacerse del rubor, pero cuando el anunció que la propiedad de su persona habia cambiado a las manos de ella, volvió, traicionero.

- Realmente aquello que quiero, ya lo tengo. Supongo que lo que mas me gustaria, es conocerte. Saber que cosas te gustan y cuales te disgustan. El como o donde, me da igual, asi que preferiria que escogieras tu, dudo ser muy original.- sus mejillas permanecian algo rojizas mientras intentaba parecer tranquila. Su sonrisa dulce se curvó un poco mas, asintiendo.
- Y si, no se por qué pero la nieve... me parece preciosa. Aunque creo que Rusia es algo mas fria al estar en el interior.- se rió, intentando hacer memoria.

-Conocerme...- sonríe, con un gesto entre satisfecho y halagado.- Podemos hablar todo lo que quieras y hacer todo lo que quieras como he dicho... ¿Qué sueles hacer para divertirte? Si lo sé quizás pueda improvisar algo que te guste.

Queda embelesado tanto por tu sonrisa como por tu rubor de las mejillas.- En Rusia sí he estado... Y puedo decirte que hace frío, del de verdad... Los rusos no se pasan el día calentándose a base de vodka por nada.

- Oh venga. Era una forma de que tu eligieras que hacer, y asi saber yo que cosas te gustaban a ti. Esto no es justo.- se rió sin poder evitarlo, pasandose los mechones de pelo detrás de las orejas y pensó que cosas podria decirle que le gustaban, que dieran buena impresion de ella y que no fueran mentira.

- Siento decirlo, soy un poco aburrida. Me gustan las cosas como pasear, leer, quizas conocer gente. No vivo muchas aventuras. Asi que como un buen caballero, tendrás que elegir.- le sonrió de forma pilla, dandole a el el privilegio o el tormento de tener que elegir. Y luego, pensó en el Vodka. Era la unica bebida que era capaz de tolerar, el resto le sentaban mal y no le gustaban.
- Sin duda ir a Rusia algun dia estará bien. El vodka no está mal, aunque soy mas partidaria de otros metodos para conseguir calor. - Lo dijo sin rastro alguno de malas intenciones, o buenas segun se mire. Lo dijo desde la total inocencia, pensando en chocolates calientes y chimeneas junto a libros para leer. Pero luego se ruborizó al repetir mentalmente las palabras y bajo la vista a la mesa.

-Pero pregunté yo antes qué te apetecía... Ya hago casi a diario lo que me gusta, busco algo distinto y que te apetezca- se ríe de buen humor.-Y no me pareces aburrida... A mí también me gustan esas cosas. Y conocer... ahora te estoy conociendo y me pareces más que interesante.

Te mira sorprendido y acaba riendo de nuevo.- Sí que hay métodos mejores para darse calor...

- Venga va... - Se rió por lo bajo mientras se colocaba la chaqueta en el brazo, dejando el dinero del café de el y su desayuno en la mesa, llamando de forma discreta a la camarera. Se colgó el bolso del hombro y también recogio el gastado libro, guardandolo.
- Conozco un lugar bastante bonito por aqui, podremos sentarnos al fresco, y se ve el mar. Es un pequeño mirador.- le guiñó un ojo mientras esperaba a que estuviera preparado, manteniendose de pie a un lado de la mesa.

Él sonríe con una amplia sonrisa luminosa cuando accedes.

-No, por favor, déjame invitarte... ¿Qué tipo de caballero sería?- con un gesto te indica que te guardes el dinero y paga él los dos desayunos. Seguidamente se levanta y cogiendo su libro con la otra mano, te ofrece su brazo libre para que te agarres de él.- Será un placer ver ese lugar con una compañía tan envidiable.