Partida Rol por web

| JUGADA MASTER |

Amanecía ese día como lo hacía siempre, con un sol radiante filtrándose a través de las cortinas y de las persianas a medio bajar. Era verano y algunas de las ventanas estaban abiertas, de modo que podían escucharse los cánticos de los pájaros y el ligero frescor de las mañanas veraniegas introduciéndose por las habitaciones. Además podía notarse el olor a césped mojado, seguramente porque el riego ya llevaba un buen rato encendido y lo hidrataba.
Sólo habían pasado tres días desde la aparición de Charlaine desangrada en el baño. Al parecer se había cortado las venas de la muñeca con una cuchilla de afeitar que utilizaban sus hermanos. Ya le habían dado un digno funeral pero aún estaban pendientes de recibir los resultados del forense. En el caso de su hermano Robert, el médico había dictaminado que había gran variedad de sustancias en su estómago. El médico había asegurado que Robert había tomado drogas y que eso podía haber producido una pérdida de consciencia y su consecuente ahogo en la bañera.
Algunos de los hermanos no habían estado presentes los días en los que se había producido la desgracia, pero acudieron a la mansión de la familia en cuanto les fue posible.
Jennifer estaba estudiando pero había dejado de ir a las clases por lo mal que se sentía. Tenía una estrecha relación con Charlaine y Robert, pues al ser los mayores siempre procuraban cuidar de ella lo máximo posible. Helen también estaba muy afectada, y más aún después de enterarse que estaba embarazada. Saber que iba a tener un hijo de Robert y que él no iba a poder estar presente para verlo le amargaba la vida. No habían conseguido concebir ningún hijo y haberlo hecho justo antes de fallecer... Helen caminaba por la casa como alma en pena, como si fuera un espectro. Vestía siempre de negro, recordando así la memoria de su esposo Robert. Stephie Madison era muy apoyada por su esposo Martin, que intentaba llevársela siempre de paseo, de compras, de museos... Siempre para mantener su mente aislada de lo que sucedía en la mansión de su familia. Llevaban poco tiempo casados y por el momento no planeaban tener hijos, aunque tampoco lo descartaban.
Martin fue el que decidió bajar al comedor para preparar el desayuno, mientras su esposa Stephie se daba un baño.
 

Me desperté temprano. Se me hacía raro volver a estar en la casa familiar después de tantos años. Miré por la ventana para ver qué tal estaba el clima ese día. Un rayo de luz me hizo entrecerrar los ojos con dolor y llevarme las manos a la cara. 

-Buenos días... -dije al sol con desprecio. Odiaba los días soleados, prefería estar sentado ante una enorme chimenea viendo cómo las gotas de lluvia corrían por el cristal mientras yo disfrutaba de un libro, o dando un paseo por las calles de mi neblinosa Londres.

Me puse mis gafas y salí al baño, contiguo a mi habitación, para darme una ducha. Antes de ducharme me afeité, y me quedé mirando mi reflejo en el espejo como un idiota. Me acordé de cuando Charlaine se reía de mí en mi adolescencia cada vez que me cortaba afeitándome. Me volví a echar agua en la cara para apartar de mí ese recuerdo y me metí en la ducha. Reflexioné. ¿Cómo es posible que estuviese muerta? ¿Cómo es posible que hubiese pasado hace apenas unas horas, en esa misma casa? 

Dejé que el agua siguiese cayéndome en la cabeza mientras volvía a darle vueltas a algo me había trastornado desde que me enteré de la noticia. ¿Realmente se había suicidado Charlaine? No podía creerlo por parte de mi hermana. Esa no fue la Charlaine con la que crecí, la única hermana que alguna vez me hizo caso y que realmente me entendía y siempre me apoyó en todo, la única hermana de la familia que tenía buen corazón y se preocupaba por los demás. ¿Qué motivo tenía para suicidarse? 

Antes de tomar el avión para regresar a casa para el funeral, recopilé todas las cartas que habíamos intercambiado con los años. Fue la única de la familia con la que seguí teniendo contacto, y según me contaba, era feliz y no tenía motivos para hacer lo que hizo. Las releí una y otra vez en busca de algún detalle, alguna frase quebrada, algún tiemble de pulso al escribir, pero fue en vano. 

Y luego estaba lo de la herencia. A mí no me importaba en absoluto, pero de sobra sabía que al resto de mis hermanos (y sus respectivas sanguijuelas que tienen como pareja) se les hacía la boca agua pensando en la fortuna. Es por eso que me pareció demasiada casualidad el suicidio de Robert (que realmente me era bastante indiferente, aunque por supuesto no quise hacerlo público) junto con el de Charlaine y la muerte de mis padres, y decidí establecerme unos días en la casa de la familia en lugar de un hotel como hubiese hecho en otra circunstancia. Quería hablar con quien hubiese acompañando a mi hermana en sus últimos momentos... 

Chof, chof.

Mierda.

Llevaba tanto rato en la ducha que el agua se estaba saliendo de la ducha. Arreglé el estropicio maldiciéndome y bajé al comedor a desayunar. Ya era hora de empezar a investigar un poco.

Era el tercer café que me tomaba ya. Miré la cafetera vacía y se me pasó por la cabeza hacer más café... pero, ¿para qué? No iba a tomar más. Bostecé y volví al sillón. Había gran cantidad de papeles tirados por mi alrededor. No es que lo hubiera hecho queriendo, pero cuando uno se queda medio dormido lo suele tirar todo sin querer. Gruñí ante la expectativa de tenerme que agachar y recogerlos. Ya lo haría luego.

El sol ya había salido hace horas, y me había pillado ley... ¿para qué mentir? Durmiendo. Había vuelto a esta casa para la ceremonia fúnebre de "Charly", como yo la llamaba. No es que fuera la mejor hermana del mundo, pero me sorprendió mucho que se suicidara. Bueno, tampoco era tan vieja para estar desesperada porque nadie la quería, ¿no? En fin, que ya llevo días en esta casa y quisiera irme ya... Pero... luego estaba ese otro tema... la herencia.

¡Maldito viejo verde, mira que morirse también! ¡Y sin avisarme! La "señora" Madison (como me hacía llamarla) también había muerto, así que todo el dinero de los Madison... había que repartirlo. Luego llegó la muerte (estúpida) de "Bobby", pero vamos que se veía venir. Siempre fue un alma perdida, las drogas y eso, eran básicamente su vida. La verdad, es que lamento mucho que haya dejado a Helen y al bebé en camino "un poco desamparados", y es normal que esa (víbora) futura madre necesite un "colchón económico" para el futuro de su bebé... O eso, o necesita nuevas joyas, una de dos. ¡Ah! Qué pena de bebé, no tiene culpa de tener unos padres así. Si por mí fuera, la parte de Bobby se la dejaba completa al bebé y que no pudiera nadie tocarla hasta que fuera mayor de edad... Pero... no es decisión mía.

Suspirando me agaché y empecé a recoger el papeleo. No eran más que cosas de la librería, que como debía ausentarme un tiempo, no tuve más remedio que llevarme trabajo. Echo de menos a Oswy, le dije que no viniera, más que nada porque mi familia no aprueba mucho mi estilo de vida... Pero, a este paso no va a quedar nadie para desaprobar. ¡Ja! ¡Muy bonito Elliot, un chiste muy bonito y apropiado! Suspiré al recordar a Stephy y Jenny, mis dulces revoltosas. Hacía tiempo que no las veía. ¡Uff! Jenny había crecido mucho... en diferentes sentidos. Incluso me comentó que se había echado novio. Obviamente necesitará mi aprobación, como buen hermano que soy. Miré al suelo y esperé que no fuera como el novio (ahora marido) de Stephy. Ese chico no es trigo limpio, además de ser mucho mayor que ella... Pero no puedo hablarle de ese tema, ya que la última vez discutimos y estuvimos mucho tiempo sin hablarnos. Ahora mismo es con quién más contacto tengo de la familia, y fue ella quién me dio las malas noticias.

Luego están Goody y Henry... Henry siempre fue mi preferido, pero con los años se ha ido distanciando mucho. Apenas sé algo de él... Y Goody... La verdad siempre me consideré más maduro que él... Sólo espero que no se quede la herencia...

Me desperecé y apuré el café. Me había levantado temprano para que nadie me molestara con mis finanzas y todo esas cosas que a los "Madison" siempre le parecieron "niñerías". Deseé estar acostado en la cama con Oswy en vez de esperar a que todo esto terminara... Pero mi deber como hermano mayor que soy, es cuidar de mis hermanos pequeños.

Escuché los pasos de alguien que bajaba las escaleras. Alcé la cabeza y descubrí que Martin bajaba en bata. Me saludó con su típico "eh" y yo le respondí con un movimiento de cabeza. Psh, aun no entiendo que ha visto mi hermanita en él... bueno quitando el físico claro...

-No queda café, creo que tendrás que hacer otra cafetera- le dije señalando la máquina vacía y mi taza.

Largo fue el viaje, pero espero que corta sea la estancia, y dormido espero hacer la vuelta a casa. Porque realmente, esta ya no era ya mi casa. Fue la casa de mis padres, donde crecí, pero lejos de ser mi autentico hogar, se había convertido en una casa que no hacía mas que producir dolor.

Un suicidio en la familia... suena raro, muy raro. Espero que podamos deducir el porque de esa acción. En caso de que halla algun porqué, claro.

Escucho el ruido de la ducha. Será Goodwin lo mas seguro.

Me visto y me miro al espejo de mi habitación. La cama se me hace extraña despues de tanto tiempo, y la habitación en general me parece ajena y distante.

Salgo de la habitación, vestido con ropa comoda, pero no en pijama. No me siento tan en casa como para ir en pijama.

Bajo a desayunar con quien este en la cocina si hay alguien. 

Vi como Martin entraba en la cocina, y escuche a Elliot diciendo que no había cafe.

Entro después de Martin, 

-Prepara para los dos, Martin, ya que te pones...

-Buenos días Elliot, me sorprende tu capacidad para beber tal cantidad de cafe sin perder los nervios.- le digo con una sonrisa- ¿tenemos un periodico?

Bajé a desayunar ya vestido y con todas mis cosas recogidas en la habitación. Me encontré a Henry, Elliot y Martin. A este último no lo soportaba. Casi tenía mi edad y estaba tirándose a Steph, 7 años más joven y con más dinero. Sabía que sólo estaba con ella por su físico y su dinero, y eso que apenas le conocí hace tres días. Me parecía un tipo insoportable, y me parecía insultante que viviese en la casa familiar, mucho más en un momento como este. 

-Buenos días -saludé en voz baja y con desgana. Ni siquiera dirigí la mirada a Martin. Soy un tipo que tiene las cosas muy claras, si alguien no me caía bien no me importaba hacérselo saber. Me considero algo antisocial, como bien saben ya en mi familia, y no me importa lo que los demás piensen de mí. De hecho, esa fue la raíz de mis discusiones continuas con mis padres y mis hermanos excepto Charlaine. 

Hize caso omiso del café y pasé a mi habitual Red Bull. Tomo grandes dosis de cafeína al día, pues me ayuda a estar despierto y concentrado. Ahora que no tenía que trabajar (me había pedido unos días de asuntos personales), lo hacía por costumbre. Además, no me venía mal estar despierto para darle vueltas al tema de la muerte de mi querida hermana.

¿Qué sentía hacia Henry y Elliot? Indiferencia, como también sabían. Supongo que eso es lo que más teníamos de hermanos: al menos conocían mi carácter. 

Me levante y eché mano del periódico que estaba encima del sofá.

-Este es de... -busqué la fecha en el papel - Ayer... 

Lo tiré a un lado e hice una rápida búsqueda por la habitación.

-No parece que haya ninguno más, Henry -le expliqué a mi hermano menor.

En ese momento bajó Goody por las escaleras. ¡Ea! Parece que todo el mundo se ha despertado ya. Y yo que estaba disfrutando de mis momentos a solas. En fin... Y ahora llega esos momentos incómodos en los que personas que deberían ser algo parecido a uña y carne, no tienen nada que decirse... Tendré que romper el hielo...

-¿Qué es de tu vida Henry? ¿Ya te echaste novia? - Y le guiñé un ojo.

Por un segundo la imagen de nuestro padre me vino a la mente. Esa era una de sus clásicas frases. No puedo puedo negar algunas cosas, la sangre es la sangre. Esperé mientras Henry contestaba, ya que a Goody ni si quiera lo miro.

Sonreí ligeramente a los hermanos Madison, aunque sabía perfectamente que no era bien recibido en esa casa. Sin embargo estaba casado con Stephie y deberían aceptarlo. Hice caso omiso a las miradas reprochadoras, llenas de odio, y me dispuse a hacer más café sin decir ni una sola palabra. No quería dar más razones para que me odiaran y sabía perfectamente que estaban afectados por las muertes tan repentinas que había sufrido la familia.

Me había despertado con el dolor de la pérdida clavada aún en mi corazón. Me levanté tan rápido como pude, aunque no conseguí evitar arrastrar mis pies como si fuera un espectro. Me puse un vestido corto de lino rosa chicle y unas sandalias blancas. Era un verano caluroso y ese calzado era el más cómodo para mí.
Bajé las escaleras y llegué a la planta baja, donde estaban ya todos reunidos. De repente sentí una ligera alegría recorriendo todo mi cuerpo, mientras me acercaba corriendo a cada uno de mis hermanos y le daba un pequeño beso en la mejilla, además de un corto abrazo. Tampoco quería hacerles sentir incómodos.
Me acerqué después a la nevera y saqué el zumo de naranja, sirviéndome un vaso de los grandes. Di un sorbo mientras observaba con detenimiento a mis hermanos.
- ¿Habéis dormido bien?- pregunté.

-yo he dormido, dejemoslo ahí- dije sonriendo a Jennifer, a la vez que cojo un vaso para ponerme un zumo también.

Volviendo la mirada a Elliot - valla, me apetecia saber que pasa en el mundo, y tranquilo, aún no existe mujer capaz de retenerme mucho tiempo en el mismo lugar

Red bull por la mañana, como puede beber eso... pienso mirando a Goodwin. 

En parte me alegro de ver a mis hermanos, al menos a alguno de los que quedan, aunque parece que las cosas no han cambiado mucho desde la ultima vez. Solo algunos matices, pero la esencia seguia ahí.

¿Que tal tu trabajo, Elliot?- digo mirando a todo el papeleo que tiene.

Despues de esto, me quedo esperando a que Martin acabe de hacer cafe.

- No muy bien Jenny- dije mientras estiraba la espalda -El colchón de mi cama me está matando. No lo recordaba tan duro.

Y le guié un ojo buscando complicidad. Entonces Henry me preguntó a lo que contesté:

-¡Uff! Ya sabes Henry, la cosa últimamente va regular, culpa de la recesión económica. Y bueno, el ámbito de las librerías nunca ha sido de los más favorecido, y ahora menos. Pero me las arreglo, la verdad, y podemos aguantar más. Con el libro nuevo que se ha sacado, ya sabes, el que es erótico para las mujeres... Cien no sé qué. Ya sabes que a mí los títulos nunca se me dan bien, eso es cosa de Oswald. Pues se vende como churros. Fue un movimiento muy inteligente, el ámbito femenino está muy poco explotado en los libros... Quitando lo de los vampiros claro...

Miré hacia Goody y su redbull... ¿No sabes que eso es malo? Bueno tampoco le iba a decir yo nada ya que llevaba tres tazas de café ya. Viendo a toda la troupe reunida, opté por guardar todos los documentos en su carpeta azul y lo dejé a un lado. Estaba en calzoncillos y camiseta interior y llevaba una bata encima sin abrochar. Me rasqué la cabeza.

-¿Oye Jenny, y tu hermana pequeña? ¿Aún está dormida? - Le pregunté.

Mi interés principal era saber si aún dormía. Ya que tenía pensado subir a su cuarto y despertarla y molestarla cómo hacía cuando era pequeña.

Continué con mi hipercafeinada bebida escuchando la conversación. Trivialidades. Si realmente quería averiguar algo había que empezar a tirar del hilo.

-Siento interrumpir -mentí -, pero mi trabajo me reclama y me gustaría marcharme cuanto antes de aquí, así que, ¿cuándo se va a solucionar el tema de la maldita herencia? Habrá que repartir pronto la fortuna de papá y mamá... Cuanto antes se solucione esto, antes podremos largarnos todos.

Sabía que sería una frase demoledora tal como estaban los ánimos, pero me pareció la mecha perfecta para empezar a conocer a los habitantes de la casa, especialmente a quienes hubieran podido tener alguna relación con la muerte de mi hermana. Está demostrado que los seres humanos se dejan ver como son realmente en situaciones extremas, y romper el hielo de esa forma les haría saltar seguro. 

Empezaba el espectáculo...

Escuché las conversaciones mientras terminaba de hacerse el café y lo serví en varias razas para que cada uno cogiera la que quisiera. Sonreí de medio lado cuando Jennifer, la más pequeña de los Madison, apareció en la cocina, pero cualquier buen ambiente que hubiera surgido allí fue ensombrecido por las palabras de Goodwin.
- Es un tema delicado, Goodwin... Creo que tus hermanos estarán de acuerdo en que debemos ser pacientes. Hay cosas más importantes, como saber lo que dice el forense sobre la muerte de Charlaine- comenté, con el semblante serio.

Llegué a la cocina después de haberme puesto unos vaqueros ajustados grises largos y una camisa negra, con unos zapatos de tacón a juego. Me gustaba vestir elegante y en aquella época en que la familia Madison tenía muchos problemas no podía vestir de otro color que no fuera el negro.
Cuando aparecí en la cocina escuché que Goodwin hablaba sobre la herencia y la respuesta de Martin me pareció de lo más acertada, y así se lo hice saber a mi hermano:
- ¿La herencia de papá es lo único que te importa, Goodwin?- le pregunté, con el ceño fruncido.

Y ya se le vio el rabo al Diablo... Todos queríamos irnos de allí, porque seguramente queremos seguir con nuestras vidas... Pero... Que mal educó la señora Madison a Goody...

-No creo que sea el momento de hablar de herencias ni tonterías, Goody -Lo miré con severidad - Pero la puerta está ahí, nadie te obliga a quedarte y a guardar luto por tus familiares.

Miré a los demás suspirando y haciendo un gesto de resignación. Stephie miró mi aspecto y me echó la típica mirada suya de reproche al ver cómo iba. Ella siempre decía que debí ir acorde con mi apellido y las circunstancias. Y estar en ropa interior y bata, no era lo adecuado. Le sonreí.

- Creo que voy a ir a ducharme y a ponerme algo... ¿cómo decía la señora Madison?... Algo más decente ¿A que hora debemos ir al hospital por el informe del forense? ¿O nos llaman ellos?

-Desde que en esta familia la gente está muriendo como moscas, sospecho que hay alguien a quien le interesa más que a mí -lo dejé caer respondiéndole a mi hermana; que cada uno interpretase lo que quisiera-. Por cierto, ¿podríais hacer el favor de informarme cuanto antes de los resultados de la autopsia de Charlaine? Sabéis que estaba muy unido a ella y realmente me interesa conocer todos los detalles.

Tras la invervención de Elliot, no me callé:

-No estoy aquí precisamente para llorar a nadie, Elliot. Tengo mis propios motivos. 

Realmente era la reacción que esperaba, pero quizá me hubiese dado más por contento si alguien hubiese mostrado algo más de interés. Claro que si alguien realmente había tenido los escrúpulos de matar a Robert, a Charlaine, a papá y a mamá y hacerlo pasar por suicidios o muertes fortuitas, sería lo suficientemente inteligente como para ocultar sus intenciones con respecto al tema de la herencia. 

Apuré mi bebida y lancé la lata a la basura. Sabía que mis problemas para relacionarme con la gente serían un impedimento para mi investigación, no se me daba bien tratar con nadie: mis palabras nunca eran acertadas, y tampoco se me daba bien interpretar gestos o leer entre líneas, ni entrever las intenciones de la gente. Las personas eran, por suerte, unas grandes desconocidas para mí, por eso decidí vivir mi vida aislado del resto del mundo. El problema es que ahora echaba en falta algo de habilidad para sonsacar algo a mis hermanos o sus parejas. 

Fui a la nevera en busca de algo de comer mientras notaba miradas de odio clavadas en mí. Quizá necesitase confabular con alguien para investigar todo este asunto, alguien con mano para las personas, pues dudaba que pudiese hacer el trabajo de la policía científica intentando buscar alguna prueba física (ni era mi campo de especialidad, ni podía hacerlo a estas alturas). El problema es que necesitaba eliminar a uno de mis hermanos de la lista de sospechosos antes de poder confiar en él o ella, cosa que además me sería muy difícil debido a la... "complicada" situación que había entre nosotros tras los problemas que tuve con todos en la adolescencia. 

Goodwin, si solo te interesa la herencia, danos una dirección y cuando esten los papeles arreglados te mandaremos la resolución y lo que te corresponda. - digo, en el tono mas tranquilo que me permite la situación

Miro a Elliot y le niego con la mirada, ambos sabemos que es un caso perdido, y que aunque no halla mala intención en sus palabras, sus expresiones no son adecuadas.

Miro a Jennifer, y me acerco a ella, que supongo que se habrá sobresaltado. Le enredo el pelo como si fuera una niña pequeña, le sonrio y cojo la taza que Martin ha preparado.

Ahora mismo necesitamos estar unidos. Me parece raro pensar algo así, pero es la verdad.

Cambiando de tema...

- ¿Quienes estuvisteis cerca cuando todo esto paso?- pregunto - ¿que podría llegar a hacer que Charlaine quitarse la vida?

Tal vez no debiera hablar esto delante de la pequeña, pero estando todos a quienes puedo preguntar, me parece el momento adecuado.

No me gustaba en absoluto el ambiente que se había creado en la cocina repentinamente y para afrontar lo que se avecinaba me acerqué hasta donde estaba Martin para coger una de las tazas de café que había preparado. Dirigí una fugaz mirada cómplice a mi marido y me abracé a él, apoyando mi rostro en su pecho mientras él pasaba su brazo por encima de mis hombros.
- Es obvio que nadie estaba cerca cuando sucedió, sino no habría sucedido- respondí, con cierta amargura en mis palabras.

-Pero todos la conocíamos y sabíamos de sobra cómo era. Ella jamás se habría suicidado sin un motivo MUY grande. ¿No notasteis nada raro en su actitud en los últimos días? ¿Un cambio de carácter... o lo que sea?.

Había estado muy atareado este último tiempo y hacía al menos dos meses que me carteaba con mi hermana. 

Noté que el ambiente esta tenso. Perfecto. Era la situación ideal para que la gente perdiese los nervios y se dejase llevar. Quizá así pudiese descubrir algo, así que no cesé en mi empeño de seguir preguntando. 

Observé a Stephanie abrazar a su marido y se me revolvió el estómago. ¿Cómo podía estar tan ciega? Era por eso que la sociedad me parecía algo ridículo e hipócrita e intentaba no formar parte de ella como otra persona cualquiera.

Había estado durmiendo hasta tarde, más que el resto de los miembros de la familia Madison. Aunque yo seguía siendo uno de ellos y lo sería también mi futuro hijo. Estaba realmente afectada desde la muerte de Robert y más aún al saber que no conocería a su hijo. Me paseaba por la casa como un fantasma, como un alma en pena, sin abrir la boca para casi nada salvo para decir que me iba a dormir. Sin embargo esa mañana iba a ser diferente, iba a cambiar.
Aparecí en el comedor después de ponerme mi vestido negro, por las rodillas.
- Charlaine me comentó el día anterior que había estado investigando sobre la muerte de Robert pero me dijo que no tenía pruebas, que sólo eran sospechas, y que hasta no tenerlo confirmado no podría contarme nada- dije, con el semblante serio, mientras terminaba de bajar el último escalón. Me acerqué con lentitud hacia el banco donde había varias tazas de café y cogí una-. Puede que la verdad fuera tan dolorosa como para querer suicidarse-.

Y yo que pensaba que lo de Charly era mal de amores. ¿Que quería investigar de la muerte de Bobby? ¿No se pasó con las drogas? Miré a Helen intentando descifrar lo que quería decir o sí sabía algo más de lo que aparentaba.

-¿Sospechas sobre la muerte de Bobby? - chasqueé la lengua - ¿Qué le indujo a pensar que el había algo más? ¿No fue una sobredosis?

No es que la curiosidad le picara, pero si había sospechas de asesinato para la herencia, es obvio que él, siendo el hijo bastardo, sería objetivo de todas las miradas. Me humedecí los labios, era obvio que esa idea no me gustaba nada. ¡Y la mala relación que tenía con todos mis hermanos mayores! Sentía que si alguien comenzaba a usar la palabra "asesinato" en vez de "suicidio", una cuerda invisible empezaría a cernirse sobre mi cuello.