Partida Rol por web

Laura estaba cansada de aquello y dice:

- Y yo que se... por eso te pregunto a ti apareció justo cuando me metiste en esa cosa, en esa sombra

Realmente estaba molesta y dice:

- Si no sabes nada no me des mas la brasa...maldita sea, quien me mandaría entrar aquí... tendré que ir a un médico o algo a ver qué me dicen

Tras esto se gira y comienza a caminar para marcharse de alli

No se cual de las dos me posibilitará llegar al desconocido y hace mucho que no deambulo por el mundo, la guerrera fue capaz quizás de rastrearle, pero la joven, puede que sea la clave, él la buscaba, no puedo perder a ninguna de las dos, si intento unirme a su causa, posiblemente desconfíen, pero si ven que yo tengo mis propios motivos, a lo mejor resulta más fácil.

- Aguarda, no fui yo quien causo eso, digo alzando la mano y señalando la suya, - ¿cuando comenzó el dolor?...prosigo antes de que conteste, - él, fue él quien lo provocó, el extraño de la capucha y no yo. Yo te alejé de él, y a pesar de todo, mira lo que hizo. Permanezco en mi sitio, sin acercarme a ella, no quiero intimidarla. - Yo le buscaba,  en ese momento mis puños se cirspan y aprieto los dientes al recordar, dejando traslucir parte de la rabia que siento, - él me arrebato algo... juntos, quizás podamos encontrarlo, aunque no sabría como rastrearlo, miro entonces de soslayo a la guerrera, - y entonces podremos obligarle a que revierta lo que te ha hecho, y yo recuperar lo que es mio.

Laura suspira cuando aquel hombre le habla y se gira para mirarle mientras piensa:

- Sera cierto lo que dice? la verdad que parece molesto... bueno, si es cierto que ella quería matar al lagarto wancho y el parecía que no era muy amigo del otro

Suspira profundamente y dice:

- Y como puedo encontrar a ese tipo y obligarle a que me ayude?

Bien, a pesar de la contradicción que ello supone, un brillo sutil nace en mis ojos, ya ha anidado en ti la duda, ahora si no me acompañas, poco a poco ira royendo tus entrañas hasta devorarte, y durante tu breve existencia te preguntarás cada día, ¿y si...?

- Encontrarle, no fui yo quién lo hizo, miro entonces abiertamente a la otra mujer antes de continuar, dejando que la joven observe mi gesto y saque sus propias conclusiones, - aunque yo también le buscaba. Si damos con él nuevamente y lo apresamos... cambia levemente el tono de mi voz - puedo ser muy persuasivo.

La guerra se había acercado hacía la muchacha para ver su marca o mancha. Sin dudas aquella criatura oscura desconocía su naturaleza pero concluía que era sobre aquellos encapuchados; aquel que podía ser Liam.

- No son los únicos buscando - comento a la muchacha y a la sombra. - Reconozco esa marca y es la misma que se ah llevado a un conocido - En la mirada de la joven se podía ver un destello de ira; el simple hecho de recordar aquella noche le llenaba de impotencia frente a sus propias acciones.

- Necesito a ver a la joven de abajo; me informaron que es buena con rastrear gente. Vengan! - Aquello último, parecía una orden militar más que un comentario. La mente de Kass estaba trabajando lo más posible aun a conciencia de su limitación; era una guerrera, no una estratega o erudita.

Tras las palabras de esa mujer Laura se queda observándola mientras piensa:

- Quien se cree que es esa tipa para dar órdenes? pero que se cree, a mi no me da órdenes nadie

Mira a Nocte y dice:

- Así que no sabéis demasiado, bien, hare las cosas como siempre lo ha hecho, a mi manera... espero que puedas hacer lo que quieres hacer... ahora si me disculpas

Laura se gira y comienza a caminar para mientras camina usar sus poderes y desvanecerse fuera de ese edificio

¿La joven de abajo? Hay alguien mas... después de unos segundos, cuando termino de asimilar las consecuencias de una nueva presencia, soy consciente de la orden de la mujer. Si, iré, pero puesto que vuestros caminos se separan, el mio también, no esperes que por el momento vaya contigo.

- Hasta la próxima entonces. Digo desvaneciéndome en las sombras.

Kassandra

Los otros desaparecen. La criatura oscura, cuya presencia se asemeja más a los monstruos de las pesadillas que a un verdadero aliado, casi parecido a las tenebrosas formas que adoptan las manchas de tinta de los monstruosos calamares gigantes de los abismos ojos de los niños, se sumerge en una sombra del pasillo y no le vuelves a ver. Por su parte, la desconocida de cabellos oscuros dice desear largarse, sin importarle lo que aquí ha sucedido, y antes de que te des cuenta no está en el lugar, sin que comprendas por donde ha salido.

Desciendes las escaleras, regresando al salón inferior, donde parece que haya habido una auténtica batalla campal. La mujer está ahí, tirada en el suelo con el cuerpo destrozado, en medio de una zona hundida del suelo del lugar. Compruebas su estado y sigue viva, recuperando la consciencia por breves periodos de tiempo, en los que entreabre los ojos lo justo para verte.

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Katia

¿Qué... qué demonios ha sucedido...?

Te duele todo el cuerpo. Apenas eres capaz de moverte sin sufrir un espasmo de puro dolor. ¿Qué maldito camión te ha pasado por encima? Lo recuerdas, ese gigante cubierto de rocas. Sí, de un sólo puñetazo te ha destrozado. Puede que fueras demasiado impetuosa, que lanzarte contra él a solas fuera un maldito error.

¿Has muerto? Parece que no. Aún, al menos. Sigues aquí, en el salón de tu cliente, al que no pudiste salvar. Te cuesta respirar, debes de tener costillas rotas, además de otros huesos. Como no obtengas ayuda sanitaria pronto...

¿Qué es ese ruido? Oyes caminar a alguien... Una sombra se cierne sobre ti. Abres los ojos tanto como puedes, que no es demasiado. Es esa mujer, la que entró contigo en la casa. Ella sigue aquí, ella puede ayudarte...

Caminas pausadamente, teniendo claro que tu verdadero interés no estriba en salir por la puerta de la casa, sino en desaparecer y aparecer en otro lugar. Así lo logras, finalmente, y en un instante te encuentras en la carretera a la ciudad, caminando por el arcén mientras meditas acerca de todo lo que ha sucedido.

La mano sigue escociendo. Te la miras, sujetándola con la otra, y la mancha no parece dispuesta a desaparecer. No tiene buen aspecto. No parece que esta mierda se vaya a ir sola, deberás hacer algo, recurrir a alguien.

Pero, ¿a quién?

Te fundes en las sombras y sigues como puedes a la mujer de cabellos oscuros. La marca en su mano parece indicar que ese tal Signo le ha hecho algo, y te parece mucho mejor rastro que seguir que acompañar a esa rubia insolente que no comprende la verdadera naturaleza del miedo.

Sin embargo, la mujer se desvanece de improvisto, sin dejar rastro, y eso te desconcierta. Parece que dispone de algún tipo de poder para desvanecerse. Puede que sea capaz de hacerse invisible, o que se teletransporte. Miras alrededor, desde las sombras de la casa, para finalmente ver por una ventana cómo una joven muy parecida a ella camina tranquilamente por la carretera cercana a la casa.

Es ella, estás seguro. Pero a plena luz del día y con esa capacidad suya va a ser difícil seguirla...

Laura camina por la carretera mientras observa la mano, mientras camina piensa:

- Mierda y ahora donde coño puedo ir con esto, quien me mandaría entrar en esa casa, mira que había casas, pues no, me tenía que tocar la casa de los frikis y los bichos raros... bueno creo que sería buena idea ir primero a ver a un medico normal...

Camina en dirección a alguna consulta de algún medico que este de  guardia, quería ver si le decían ahí algo, tal vez no era más que algo medico, algo normal, y podía quitárselo pronto, pero aunque esperaba eso, se imaginaba que no sería tan sencillo

Necesito alimentar su miedo, uno de los temores mas asentados en el ser humano, el miedo a errar, alentar sus dudas...  si... solo así conseguiré que me ayude. Cuando esté convencida de que se ha equivocado, yo estaré a su lado, para ofrecerle "mi ayuda"

Busco con la mirada confundido, cuando se esfuma ante mi vista. ¿Dónde ha ido?. A través de las ventanas, mientras mi mirada vaga intentando encontrarla, consigo verla. Entorno los ojos, no para enfocar la vista, sino para resguardarlos de la dañina luz del sol... demasiada claridad, y se encuentra ya algo alejada como para poder asegurar que sea ella. Pero necesito darle alcance para que germine el miedo al fracaso. Si bajo por las escaleras, dejaré de verla, y si vuelve ha hacer, eso, la perdería, quizás para siempre. Observo entonces la ventana, y la carretera. No puedo sobrevivir ahí afuera, no a esta hora. Repaso la habitación donde me encuentro, buscando una manta, cualquier cosa que me permita cubrir mi piel. Sería poco discreto, pero si la alcanzo lleno de ampollas...

Golpeo la pared con la mano furioso por la situación.

Aquellos dos individuos, de los cuales la atlante planeaba obtener ayuda, información y una pista para poder continuar se habían esfumados en un abrir y cerrar de ojos. Su paciencia y su mala fortuna no estaban alineadas.

- Mierda!!!!! - grito al quedar sola en el inicio de la escalera. Su respiración era fuerte y su rostros había tomado un rojo colérico. Se incorporó y volvió a patear la puerta que ya había golpeado anteriormente.

Ya no quedaba nada allí, por lo que se camino escaleras abajo para continuar con su plan, que poco a poco se iba modificando respecto a los eventos. Al llegar a la sala su mirada fue un poco deprimida y preocupada; el cuerpo de aquella muchacha que buscaba frente a los rumores de sus dotes de investigación se encontraba en el suelo tirada en un gran cráter. Sin dudas aquella criatura había sido demasiado para las habilidades de la joven. - No debe ser una guerrera - pensó mientras miraba el cuerpo de la joven.

No podía permitir que otra oportunidad se le perdiera y menos aun se muriera en sus brazos; por lo que antes de mover el cuerpo de la joven hecho un vistazo superficial sobre las heridas.

- Hey despierta, te necesito consiente...¿Te duele algo?¿Alguna zona más que otra? - Reviso la cabeza, el cuello, el torso y abdomen de Katia; había aprendido en su instrucción el reconocer tanto las heridas superficiales como internas que podrían ser mortal. De así serlo debía moverse rápido rumbo a un centro de curanderos.

No es la perspectiva más estimulante, pero la necesidad aprieta lo suficiente como para que te veas forzado a marchar de nuevo en pleno día. Sin embargo, en esta ocasión estás decidido a prepararte más adecuadamente. Accedes a una de las habitaciones y consigues un abrigo fino y un sombrero, unas gafas de sol y las gafas de un automóvil que, esperas, se encuentre en el garaje de la casa. Así pertrechado, desciendes a los sótanos donde encuentras la cochera. Hay dos vehículos, un elegante automóvil negro con cristales tintados, y un deportivo de alta gama. Compruebas las llaves. Hoy tocará elegancia. Cosa que agradeces, pues esos cristales son discretos.

Montas en el vehículo y lo arrancas, como has visto hacer a otros en ocasiones. Es, posiblemente, la primera vez que conduces. Y parece complicado, pero al menos es un exclusivo modelo de marchas automáticas, de modo que logras salir del garaje y tomar la carretera.

Laura camina por el andén de la carretera, alejándose de la casa en que tantas cosas desagradables le han acontecido. La mano aún le escuece, y mientras pasea se pregunta qué hacer con eso. Podría buscar a un médico, pero ¿realmente esta negrura es una enfermedad? Más parece algo místico...

De repente, recuerda a un tipo que conoció hace tiempo. ¿Cómo se hacía llamar? ¿Rasputín? Un mago, o algo así... Trató de convencerla de acudir a una especie de colegio para críos con poderes, pero Laura no le hizo caso. ¿Fundación Lince Dorado? Sí, eso es. En la sierra de Madrid. Y el tipo parecía saber la leche de cosas...

Un coche pasa al lado de la chica, deteniéndose en el arcén. No puede verse el interior, oculto por lunas tintadas...

Bajo un poco la ventanilla, al detenerme, y cuando un discreto rayo de sol entra, me veo obligado a retirar la mano del volante para evitar su cálido roce, pero necesito hacerme oir, entonces hablo con voz clara, tratando de no resultar amenazador o imperativo, - viajaras mas rápido en coche... además te necesito, mas de lo que tu a mi, pero yo también podré ayudarte cuando te encuentres de nuevo con él, y acompaño mi invitación desbloqueando las puertas del coche.

Laura camina cuando un coche se le para al lado, en él está el tipo de las sombras, lo cierto es que se sorprende de verle ya que había entendido que querría quedarse con la tipa de la lanza, le mira y dice:

• Si… no es mala idea, de hecho podrías llevarme a ver a alguien que seguramente puede ser bastante interesante para ti también

Laura abre la puerta y dice:

• Te suena el nombre Rasputin?... bueno, aunque no te suene es el que tenemos que ir a ver, te indicare el camino

He vivido tanto tiempo para mi, tan recluido en mi interior, que desconfío de su afirmación cuando dice que veremos a alguien que puede resultarme interesante, lo que tu digas. Abre la puerta y el sol irrumpe en el interior del coche con fuerza, inconscientemente me alejo de la puerta del copiloto, arrimándome a la del piloto. - No me suena, pero sube y cierra, hablaremos de camino.

Me siento tan extraño tratando de resultar amistoso, pero necesito ganarme la confianza de la muchacha. Haré lo que sea necesario para encontrarle, se arrepentirá de haberse cruzado en mi camino.

Laura accede a montar en el coche de ese oscuro desconocido. Es bien sabido que nunca ha sido recomendable montar en el auto de alguien que no se conoce. Pero también es cierto que Laura no es lo que se conoce como una "niña buena", sino una rebelde.

Y Nicte podría catalogarse como algo más oscuro que un simple desconocido.

Pero tan extraña pareja emprende el viaje a Madrid, por carreteras secundarias, evitando los núcleos de población y de circulación. Una pareja anónima, inexistente para nadie, en busca de alguien que se oculta tras una vaga localización y un nombre.

Rasputín.

Por el camino os alcanza la tarde avanzada, y el sol comienza a esconderse tras el horizonte. Nicte siente cómo su cuerpo se despeja y sus fuerzas regresan a él. Las carreteras de la sierra son solitarias, lo que ambos agradecen, aunque para Laura comienza a ser molesto el picazón de su mano.

Pero parece que están llegando. El coche se detiene cuando encuentra un letrero indicando "Propiedad de la Fundación Lince Dorado para Jóvenes Especiales, prohibido el paso".