Partida Rol por web

El esqueleto que había herido a Lena la siguió y la volvió a atacar con la hoz oxidada, pero esta vez la bardo se retiró a tiempo. La lucha que mantenía Durravin con su oponente parecía igualada, mientras que el par de no-muertos que acosaban a Ivalice parecían incapaces de encontrar un hueco en sus defensas... ni de ser lo suficientemente listos como para cambiar de objetivo.

Las herida que el proyectil mágico había ocasionado a Babamushka pareció mejorar inmediatamente. El diablillo se volvió a arrojar sobre Eldar. El veneno de la criatura lo había dejado un poco atontado y volvió a notar la punzada de sus colmillos en la carne.

Eldar recibe otros 2 puntos de daño.
Babamushka se regenera 1 punto de golpe. Designa a Tokk como objetivo de su dote esquiva.

Mientras os batíais el cobre contra los esqueletos, los zombies que había levantado Yorick se arrastraban hacia el granero, gruñendo y gimiendo. Pronto bloquearon la única salida del granero.

Los zombies son cinco, dos mujeres y tres niños. Los dos que aparecen en la mapa son las mujeres adultas. Los niños llegan después.

El Espantapájaros hizo su reaparición. Alzó su guadaña e intentó por enésima vez entrar en el granero, pero la barrera mágica lo detuvo cuando se encontraba a escasos centímetros de un niño zombie.

Yorick pareció prepararse para algo, y se mantuvo a la espera.

—Tengo que venir yo a sacaros las castañas del fuego ¿eh? —le gruñó a Ivalice.

El golaunt blandió un símbolo de madera que le colgaba del cuelo y dio forma a su voluntad para expulsar a los no muertos... sin éxito. El gigantón gruñó y agitó el símbolo como si eso lo fuera a hacer funcionar.

El resultado de la tirada de expulsión de Tokk no es suficiente para expulsar nada.

Acosado por el diablillo y debilitado por el veneno, Eldar no podía pensar en gran cosa que en defenderse.

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Orden de Iniciativas

Eldar (armadura de mago, envenenado, a la defensiva, canción de bardo)
Lena (canción de bardo)
Ivalice (canción de bardo)
Durravin (canción de bardo)
Esqueletos
Babamushka
Zombies
Yorick (escudo, acción preparada)
Tokk (canción de bardo)

Eldar se queda totalmente a la defensiva. Turno de Lena.

Lena levantó la espada e intentó usarla contra el zombi que acababa de irrumpir en la casa y que la acosaba, pero el dolor de sus heridas hizo que fallase miserablemente.

Es verdad que iban a morir.

Ivalice sonrió para sus adentros.

—Sí, eso sería estupendo.

No lo había dicho a mala fe, pero en el fondo le resultaba simpática la extraña obsesión del golaunt por quedar por encima de los demás. El problema era que el conjuro había fallado... y los zombis estaban entrando.

—¡No te rindas, Lena!—gritó al atisbar de reojo el aspecto aterrado que mostraba la bardo pero que aun así continuaba con su melodía.

¿Qué hacer? ¿Qué demonios hacer?

La thaele dio un brinco a un lado y aprovechó para descargar un espadazo contra la cabeza del esqueleto que por suerte era bastante más lento que ella en movimientos. Puede que no sangrasen pero los huesos no eran irrompibles. De algún modo se tenía que neutralizar a aquella cosa... y de hecho le rompió el cuello. La cabeza salió volando pero el desgraciado seguía en pie, manoteando indignadamente el aire por el hecho de que hubiesen tenido la desfachatez de despojarlo del cráneo.

"¡Por todas las estrellas nocturnas!" Ivalice apretó los dientes abriendo mucho los ojos ante semejante esperpento y miró de reojo la puerta. Tenían compañía.

¿Qué hacer? ¿Qué demonios hacer?

En ese momento se le ocurrió algo, una auténtica locura. Pero situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas.

"Espero no equivocarme... ".

Cogió aire como si con ello también qusiera ganar resolución.

—¡Salid de la puerta!—gritó en lo que evidenciaba una advertencia por la proximidad de los zombis—. ¡Apartaos de la puerta!

Ivalice se mueve a la casilla encima del Esqueleto B

La respuesta de Yorick no se hizo esperar. Señaló a Ivalice con el dedo índice mientras gritaba:

—¡Ast menciptakan anak asam ente kali jalaran!

Una flecha envuelta en una luz verdosa surcó la habitación como una avispa furiosa, pero Ivalice la esquivó en el último momento.

Yorick ha usado la acción que tenía preparada.

Quizá inspirado porque Ivalice había conseguido arrancarle la cabeza a su oponente, Durravin soltó un formidable puñetazo que hizo añicos las costillas del muerto viviente que tenía delante. El esqueleto se derrumbó delante de él y el enano lanzó un breve suspiro de alivio antes de lanzarse sobre su siguiente oponente.

Los esqueletos seguían acosando a Lena e Ivalice, sin mucho éxito. El segundo esqueleto, se giró y saltó sobre Durravin, pero el enano lo esquivó con un movimiento elástico.

Eldar interpuso sus brazos para defenderse, pero el diablillo le mordisqueó los brazos haciendole un feo rasguño.

Eldar pierde 1 pg más

Babamushka se regenera 1 pg.

Pese a lo terriblemente asustada que estaba, los zombies eran lentísimos y la poetisa esquivó sus garrazos desesperados con facilidad.

Yorick gruñó de frustración cuando Ivalice esquivó su flecha ácida. Cambió de táctica y eligió un conjuro que nunca erraba el blanco.

—Kalith karan tobanis-kar —dijo con soltura.

Dos dardos de energía flotaron perezosos por la habitación para coger cada vez más velocidad hasta clavarse con violencia en el pecho de la thaele.

Ivalice recibe 8 pupas.

Tokk dejó el medallón en su sitio y volvió a aferrar el mandoble con las dos manos. Trazó un golpe de arriba abajo que hubiera partido un tronco por la mitad, pero Babamushka era más rápido y se hizo a un lado.

Eldar se apartó de la puerta todo lo que pudo sin descuidar la defensa.

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Orden de Iniciativas

Eldar (armadura de mago, envenenado, a la defensiva, canción de bardo)
Lena (canción de bardo)
Ivalice (canción de bardo)
Durravin (canción de bardo)
Esqueletos
Babamushka
Zombies
Yorick (escudo)
Tokk (canción de bardo)

Turno de Lena

-¡Déjame en paz, maldito muerto! -gritó Lena aprovechando la esquiva para clavarle la espada en la axila. Un golpe tan formidable hubiese matado a una persona, pero la anatomía básica no iba con los zombis. Para empezar, andaban.

Ivalice emitió un gruñido ahogado cuando aquellas dos salvas luminosas se clavaron en ella, la thaele se tambaleó en el sitio y se dobló sobre una rodilla clavando la espada en el suelo para no caerse.

El peto de la coraza humeaba y sólo estaba algo ennegrecido pero ella tenía la sensación de que aquellos dardos mágicos la hubiese atravesado de punta a punta y estuvieran hechos de fuego porque la sensación ardiente era de lo más crispante. Por un momento pensó en lo irónico que resultaba que siempre fuese un mago la fuente de sus problemas.

"Cassivir... "

Apretó los dientes sin saber muy bien por qué había pensado eso, pero enseguida apartó dicho pensamiento de su cabeza y se apoyó en la espada para poder volver a ponerse de pie a despecho de las punzadas de dolor. ¡Tenía que centrarse, maldita sea! Miró de reojo la puerta, sus compañeros se estaban apartando... bien, era justo lo que quería porque no les había dicho que se alejaran debido a los zombis, era por otra cosa. Tan solo rogó a los dioses no equivocarse en lo que pretendía hacer.

—Al principio me preguntaba... por qué estaba ese golem ahí afuera—gruñó frunciendo el ceño—. Luego empecé a preguntarme por qué no podía entrar...

Se levantó finalmente y agarró la espada con las dos manos.

—¡Y ahora me pregunto, hechicero, ¿qué hace esto aquí?!—resolló—. ¿¡Por qué estás tú en el único sitio en el que esa cosa no puede entrar?!

Se lanzó entonces contra el orbe enarbolando la espada sobre su cabeza y la descargó sobre éste. La hoja se incrustó con un sonoro crujido y una gran grieta apareció, la luz titiló, aunque no estaba roto... aún.

Ivalice da un paso de 5 pies, se mueve a la casilla que está a la izquierda del Esqueleto B y golpea el orbe.

Durravin siguió la corazonada de Ivalice y propinó un soberbio puñetazo allí donde la thaele había debilitado el orbe. El cristal se resquebrajó y explotó en una deflagración cuya onda expansiva los hizo trastabillar hacia atrás. Un sólo latido de corazón más tarde sintieron una bofetada de aire caliente en el rostro.

—¡No! —rugió Yorick.