Partida Rol por web

Mientras el caballero pedía luz al francés, Agneta recordaba prudencia. Y era lógico y normal. Cualesquier cosa que viéramos en aqueste lugar no se encontraban sino en los restos de las guerras ya pasadas, como escombros inútiles de antiguas vidas ahora hecho polvo y olvido. Sin embargo, allí no había habíado escabechina ni escarnio, que tan sólo allí habrían perecido hombres y animales, como mucho, por gula; y es que apostaríame mi preciado arco (y la joya que encontré en aquel "animal") que estábamos en la casa-despensa de la Caritat, que donde las brujas enseñan sus encantos són los incautos los que la siguen, y son devorados...

Razón lleva Agneta -dije-, precaución total. No estaría demás, señor Jaume, dar algún "filazo" al cuerpo primero, non vaya a levantársele.

Et que entonces, miré por doquier, como revisando paredes, por si encontraba algún escrito en las piedas, algún objeto extraño o algo desmedidamente anormal.

Negué con la testa al escuxar las palabras del de Besalú. ─Fierro contra carne non es aquesta lid.

Tinieblas contra lux, desasosiego contra fe. ─Devolví entonces el montante a su vaina, mostrando en tal acción la mia convicción.

Et oré internamente mientras acercábame aún más al descascarillado cuerpo. ─Magnifícat anima mea Dóminum et exsutávit spíritus meus in Deo salutári meo. Quia repéxit humilitátem ancíllæ suæ: ecce enim ex hoc beátam me dicent omnes generatiónes, quia fecit mihi magna qui potens est: et santum nomen ejus, et misericórdia ejus a progénies timéntibus eum...

Por raro que fuese, el cuerpo estaba en muy buenas condiciones - dadas las circunstancias - y los animales parecían haber respetado el cuerpo de la mujer. Tan sólo vestía con una túnica con mangas de color blanco y llevaba el cabello enrollado en un moño. La piel estaba acartonada y del color de una vela, daba bastante impresión.

En efecto, allí estaba, un escapulario alrededor  del cuello de la mujer.

Aferró mi siniestra la pequeña cruz de nogal que pendia del mio cuello et que en tantas desventuras habíame acompañado, et doblóse entonces mi cuerpo, faziendo tintinear las anillas de la lóriga, cuando mi diestra precipitóse hacia el cuello de la difunta en busca de aquel maldito escapulario...

Arrodilleme y oré junto a mi señor, mientras dejaba que su devoción calase en mi, y buscaba en su luz el consuelo para el miedo que me atenazaba en aquella cueva espantosa y no daba lugar al sosiego en mi espíritu. Fue entonces cuando recordé que yo llevaba herramientas, y pensé que quizá mi señor quisiere enterrar el cuerpo, pues así mandaba la tradición que fuera, que no era menester que yaciese allí el cuerpo expuesto.

Así pues, situeme junto a mi señor, faciendo un sonido como de llamada, y mostrele la pala y la azada, confiando en que con aquello entendiera de mis intenciones, aunque nada haría hasta que él me lo ordenase.

El marino frunció el ceño al adentrarse en la cueva con aquella pestilencia, pero no retrocedió, y avanzó junto al caballero iluminando el estrecho camino ante ellos. Cuando alcanzaron el fin de la cueva se acercó al cuerpo como le pidieron, pensaba en cual sería la faena que debieran hacer.

La bruja hallabase muerta, recordó la historia de la taberna donde les contaron que era su alma la que ahora atormentaba a las personas de la aldea. ¿Qué podían hacer contra un alma? En ese momento el siervo del Don Jaume se acercó pala en mano. Tal vez fuera buena idea, darla cristiana sepultura para calmar el malvado espíritu de la bruja.

Pero algo seguía sin entender... - Valentì - le llamó, como siempre pronunciando mal la última sílaba - mucho tiempo mort, ¿porquoi aún tan... entier? -

Giré la cabeza hacia Diègue, más no aparté la vista del cuero de la bruja. Era normal, por contra, que aquesta carne muerta estuviera tan reluciente y poco carcomida en contraste con los designios de la vida. A fin de cuentas, ni los más asquerosos y voraces gusanos se comerían carne tan corrupta y malévola, sin duda ¿acaso entonces los zorros, las alimañas o los cuervos acercaríanse a husmear entre sus huesos? En absoluto.

Tengo una ligera idea -respondíle al francés-. Ese Pau, "el loco" -dejé un segundo para que recordaran-, está así precisamente... por eso -entonces, apunté con la flecha que aún tenía en mi mano hacia el escapulario que la bruja llevaba-. El peregrino se lo dió para protegerle, pero está claro que Caritat se lo robó. Se lo robó o lo consiguió de alguna manera, et que luego, sin aquesta protección...

Quisé decirles que "... quedó como quedó", pero era lógico y entendible cómo y cuán desgraciado habíase el susodicho de Ribes.

En el momento en el que  Jaume tocó el escapulario que colgaba del cuello de la difunta, ésta abrió los ojos muy despacio, los párpados al abrirse derramaron un líquido negruzco  que chorreaba por las mejillas de la mujer y sus ojos al quedar a la vista eran dos cuencas totalmente negras. Todos os quedásteis paralizados por un momento, Jaume no obstante había sido precavido y había rezado antes de entrar en la cueva, había sido en cierta manera consolado por sus ruegos y puedo sobreponerse antes que los demás.

In nómine Patris et Filii et Spiritus Sancti...

Un resplandor azulado se materializó en todo el contorno del cuerpo de la mujer y se desplazó hacia su cuello hasta formar un único punto azul que saltó hacia la mano del caballero en la que sostenía el escapulario. Pero rápidamente, el punto azul se apagó.

Entonces el cadáver de Caritat dijo con una voz chillona

- Me arrojáis al Infierno, pero no me habéis vencido. Mi hermana llamará a su tropa como yo le he enseñado, y juntos abrasarán el madito pueblo de Ribes sin dejar piedra sobre piedra...

jajajajajaja

y volvió a cerrar los ojos... ¿para siempre?

El escapulario lleva ni más ni menos que la imagen de San Jorge con una enorme lanza.

San Jorge, martir et protector...

─Portad aquesto en vuestro cuello ─dixe a Cinque al tiempo que extendía la mía mano ofreciéndole el escapulario ─non temáis, pues mal alguno ya non alberga. San Jorge vos protegerá con su lanza et fe en los momentos de flaqueza. Sodes buen servidor et mejor homne Cinque.

Una última mirada lancé sobre el marchito cadaver de Caritat; ─Aquesta alma ha perdidose en los abismos del infierno tiempo ha. Irrecuperable est. Non habemos tiempo de perder en entierros et ceremonias. Nuestro cometido ha sido cumplido.

Preocupábame la soledad a la que había destinado a Ahmed, quien en alarde de bravura había aceptado tal cometido sin réplica alguna. Non era menester alargar tal suplicio en demasía, pues extrañas criaturas o animales pudieren andar rondando las cercanías.

Marchemos ─et que vi los rostros de los mios, algunos aún atemorizados por los ojos et las palabras de Caritat, et otros curiosos por saber que más allí pudieremos encontrar. ─Si alguno gusta de rebuscar en aquesta gruta, encienda su propia lumbre et fágalo. ─hice un gesto a Diègue que para que, al igual que habíamos venido, marchara ante mis pasos iluminando la senda. ─Vos esperaré fuera.

Miré con pavor el escapulario, que habíase encontrado en el cuello de la bruxa pocos momentos antes, y sentí el impulso de negarme a portarlo, mas pronto recordé mi condición de siervo y tendí las manos cogiendo lo que mi señor me tendía. Y sin más dilación, coloqué el objeto en torno a mi cuello, obedeciendo así la orden de mi señor y rezando a Alá para que el colgante no estuviese maldito y no me esperase una muerte horrible que arrastrase mi alma al infierno.

Y con esto mantúvemente pegado a mi señor, pues ningún afán de explorar la gruta tenía yo, después de lo visto, y no lo haría si mi señor no me lo ordenaba.

Observo entre asustada y fascinada la escena. Sin saber como reaccionar. Cuando todo termina agito la cabeza como recién despertada de un mal sueño. ¿Que ha pasado?

Observo como el Caballero entrega a Cinque el extraño objeto, - me gustaría, si no os perturba, examinar ese escapulario, - me atrevo a decir, -me gustaría comprobar que no hay rastros de magia oscura en él.

Aprovecho para encender mi candil, con la luz de Diegue, pues si me gustaría dar una vuelta por la cueva, por si hubiese algo de interés.

Miré con desconfianza a la gitana, que a buen seguro no era mujer de fe, y di un paso atrás guardándome tras mi señor para que no pudiere esta acercarse al escapulario que llevaba en el cuello. Que mi señor me había ordenado portarlo, y más me parecía a mi que la tal Agneta tenía que ver con la bruxa que con Alá o cualquier otra cosa sagrada...

-Ay Cinque, tanto tiempo y aun no te fías,- digo con una sonrisa pícara. Me giro hacia don Jaume, y con una reverencia, le digo - ¿os importaría decirle a vueso siervo que me deje el extraño objeto?, mi señor.

Momento non est ─respondíle a la gitana, pues como había sentenciado anteriormente, non perdería tiempo en aquesta gruta mientras Ahmed seguía expuesto en el exterior.

Encaminé los mios pasos hacia el aire limpo et la purificadora lux del sol...

Mantuve la mirada desconfiada hacia la gitana, y encamineme junto a mi señor a la salida, bien pegado a él...

Cierto es, Agneta -díjele a la mujer, sin reproche alguno-. Esperemos a estar seguros fuera, et yo mismo te ayudaré en lo que pueda para descubir la naturaleza del escapulario.

Luego miré a don Jaume.

Sin duda que le dije de dar espadazo -le reprendí levemente mientras volvía a la salida tras mis pasos-. Non me ha gustado nada el tono de la bruja, que hasta en estando muerta son capaces de hacer maldad en este mundo. Jaume... -díjele decidido-, hemos de ir a ver a ese Solís. Ningún brujo osaría tener la imágen de San Jorge, como la tuvo antes de que estuviera en poder de Pau. Ese hombre podrá ayudarnos con las amenazas del cadáver de Caritat... Dos dias hacia el oeste, eso esa es la distancia...

El marino dirigió la luz hacia las paredes de la cueva una última vez antes de dar media vuelta y desandar el camino hacia la entrada junto al caballero. Aquella visión del cuerpo de la bruja fruto de la hechicería casi le había hecho mojar los calzones, pero el don Jaume había dominado la situación maravillosamente. Pese a su tosco aspecto parecía que habíase ganado a pulso el título de caballero.

- Locuras - respondió a Valenti nada más terminó de hablar - Deux jours ir, autres deux jours volver, non haber temp. Devons volver e advertir les ribes, ils peut bataille ou huir. -

Era ya prácticamente de noche cuando emergísteis del interior de la cueva y os reunísteis con Ahmed y el caballo del Señor Jaume en aquel rincón macabro frente a la cueva.

El escapulario no tenía nada de especial, no entendíais del todo las palabras de Caritat, pues nada habíais oido de la existencia de una hermana de la bruja. Y respecto a la tropa, no encajábais a qué ejército se refería.

¿Estaba realmente el pueblo en peligro? ¿Era un peligro inmediato?