Partida Rol por web

Una mirada repleta de furia acompañada por una cínica sonrisa son mi única respuesta a las palabras de Raymond. Tal vez no me crea tan afortunado como él piensa. Rechazo rápidamente la idea de enfocar la ira contenida contra él; dado que ni si quiera soy capaz de comprender de dónde proviene ésta.

Me acerco a los demás -¿Y bien?, ¿Cuál es ahora el plan?, ¿Nos sentamos a esperar a que vuelvan?- el tono es algo elevado y desencajado. La sonrisa se mantiene erguida en mi rostro pero mucho más nerviosa que cínica.

Finalmente termino por desplomarme mientras una fina carcajada, semejante a la de un loco, me permite afrontar la situación actual, sabiendo que para un amante de la medicina como yo, es algo casi imposible...

Roy se levanta con una tranquilidad y calma pasmosa. Lo primero que hace es recargar la bala gastada y, una vez hecho, con una floritura, devuelve el arma a su funda.

Ahí enmedio, quieto, cubierto por su largo abrigo y coronado por su Stetson parecía tanto o más una criatura sobrenatural que aquella a la que acababa de matar.

Avanza unos pasos para tocar con el pie el polvo en el que se ha convertido la vampira y solamente entonces murmura Dile a Diablito que Hesh-shea-gar te envía, pero que él seguirá sin encontrar descanso...

Entonces se gira para mirar al resto del grupo, mientras espera la contestación de Van Helsing a la pregunta de George

Por un momento parece que se compadece del médico víctima de los vampiros, y que ignora absolutamente a Alejandro, como si no existiera. La reacción, o mejor dicho, la no reacción de los dos hombres armados no le ha agradado nada, pero sus ojos se posan en Raymond, y solamente en ese momento aparece en su rostro una sonrisa cínica, mientras tararea en voz baja un corrido mexicano...

Valiente entre los valientes, su vida juega a la suerte... va cantando en tono burlón, mientras regresa a su puesto, quitándose un instante el sombrero ante las dos damas, como gesto de saludo o respeto

El peligro ha desaparecido, mas la fascinacion que la presencia sobrehumana de esta 'naturaleza muerta' no ha hecho sino comenzar a ulular en mi mente.

Centenares de imagenes y pensamientos se agolpan en mi cabeza. Ideales de belleza clasica, pureza, debilidad, muerte e inmortalidad, todos unidos repiquetean en mi sien como los palillos de un tambor.

Aparto esa miriada de pensamientos de mi mente concentrandome en el halito condensado que surge de mis labios mientras contemplo el gesto del tejano a quien respondo con una leve inclinacion de cabeza.

Vuelvo entonces la vista a George y una chispa de envidia brota de nuevo en mi interior.

Las dudas vuelven a agolparse, y decido saciar al menos mi curiosidad. Me incorporo y me acerco a Van Helsing:

- Doctor, cuanto tiempo cree usted que puede vivir una de estas criaturas? Ellas, por ejemplo, que parecian tan jovenes y puras, cuantos años llevan caminando el mundo? -

- Raymond, ¿porqué siempre eres tan agradable con todo el mundo? - digo cargada de sarcasmo. Tras eso escucho atentamente la pregunta de Susanna y guardo silencio esperando la respuesta del doctor.

Miro a Darma, y le replico:

-Darma, ¿por qué siempre te metes donde nadie te llama?, no tienes una vida propia, encima que me alegro por George, y le digo que lo celebremos.

-Vamos por partes -dijo el doctor -el plan ahora es descansar y retomar el camino por la mañana. De paso debo decir que le felicito señor Roy. Ese tiro demuestra que usted es todo un vaquero, y que mi decisión de contratarlo fue muy acertada.

Un lobo vuelve a aullar a la luna.

-No os preocupéis, no creo que sea la pelirroja. De todos modos tengo que ir a ver a los gitanos, y vamos a enterrar al que falleció. Era un hombre valiente.

Entonces recordó la pregunta de la joven Susanna.

-No le sabría decir, señorita. Cuánto es que viven... ufff, muchísimo. Pero nadie es tan antiguo como ese al que vamos a cazar. Él tiene exactamente, mmm... unos 203 años, si mis cálculos no me fallan. Es el más antiguo de esos seres, y es la raíz de toda esta enfermedad.

Helsing se retiró despacio.

-Ahora si me disculpan, pueden descansar o ayudarnos con el entierro. Yo preferiría que hagan lo primero, a medida que pasen los días estaremos más cerca del Conde y por ende más en peligro.

Había estado demasiado callado; había sido inutil y Hardee había logrado algo... Mejor a ponerse pendiente... aunque bueno, él es un soldado, yo soy un músico; que exponga su cuello mientras me llevo la gloria

Respeta a la dama - le dije a Raymond - Si quieres celebra, eres tú el que estará muerto luego -. Tomé la ballesta y me levanté mientras caminaba hacia donde estaba mi caballo - intentaré dormir un poco... tal vez mañana todo sea mas facil...

Roy agradece las palabras de Van Helsing Lástima que la segunda de esas criaturas no se quedara a probar más de la misma medicina dice con una sonrisa.

Tras mirar al músico y a Raymond un instante, contempla a George arqueando una ceja y les dedica una sonrisa reconfortante a las dos señoritas junto con un saludo de sombrero y, sin más, decide hacer caso de las palabras del doctor.

Vuelve a taparse con su manta, se cubre el rostro con el sombrero y, a los pocos segundos, el cowboy está durmiendo con sus armas al lado y los sentidos de cazador atentos, por si acaso...

Tras quedarme durante un largo tiempo en la misma posición los huesos empiezan a dolerme por el frío. Me incorporo y respiro hondo dejando que el gélido aire atraviese mis pulmones.

-Bueno pues... Parece que la fiesta se ha acabado...- Mi tono de voz guarda un ápiz de pesar.

Mucho más relajado decido apartarme y tumbarme un rato. Con la reducida movilidad que me permiten las cadenas limpio mi herida del cuello, una infección es lo último que me hacía falta. Finalmente me quedo recostado sobre un tronco. No creo que pueda dormir, pero al menos trataré de descansar un poco.

Observo a mi compañero George, y aunque no lo parezca, me algro por el.

-Asi me gusta muchacho, que levantes los animos.

Si una cosa me resulta imposible despues de las revelaciones percibidas en las ultimas horas es irme a dormir.

- Nos quiere a nosotras? Tiene mas de 200 años? -

Junto con las dudas y la incertidumbre ante la situacion, el recuerdo de la belleza imperturbable de las dos chicas que acaban de atacarnos colman mis pensamientos e imposibilitan la conciliacion del sueño.

Decido por tanto incorporarme y ayudar en la medida de lo posible a los gitanos en su entierro.

- Doctor, en que puedo ayudar? -

- Que tengamos que sentirnos seguras con algunos de estos hombres - dije mirando a Raymond - menos mal que el resto de los caballeros no están aquí de broma o para pasar el rato.

La actitud de Raymond me crispaba, uno de los compañeros de viaje había sido atacado por esas cosas y que esas cosas nos "querían" a nosotras. Cada vez estaba más convencida de que tenían que haberle mordido a él a ver si iba a tener esas ganas de pitorrearse de todo

El entierro del gitano al final fue llevado a cabo por muchas personas. Nadie tenía demasiadas ganas de dormir, así que muchos ayudaron en la tarea.

Allí llegó el segundo día de viaje y las carretas se volvieron a poner en movimiento. Esta vez la primera fue ocupada por Roy, Susanna y George; la segunda estaba constituída por Alejandro, Darma y Raymond y en la última viajaban los dos gitanos que habían quedado con vida. Helsing viajaba en la primera pero al lado del conductor.

El día transcurrió tranquilo, aunque todos tenían sus pensamientos y temores, algunos menos que otros. Las chicas todavía no comprendían del todo qué hacían allí y por qué el Conde tenía interés en ellas. Pero el doctor tenía sus motivos,  se notaba que era un hombre decidido, lo mismo que su sobrina, Zhiara (que viajaba en la segunda carreta, también junto al conductor de la misma)

Me siento dentro del carruaje, me estiro y pongo los pies en el asiento de alante para ir mas cómodo y si es necesario dormir.

Veo como entran mis acompañantes:

-Joder, la gallina y el gallo, me parece que me toca dormir, esta vez si que necesitaré whisky.

Pongo la gorra de tal manera que me tape los ojos, e intentaré dormir con los cacareos que haya en el carruaje.

Bien, Srta Susanna, si quiere reemprendemos la conversación que tuvimos ayer... ¿Por dónde nos quedamos? pregunta sonriente el cowboy, que le ofrece un cigarrillo liado a George ¿Fuma usted, amigo?

Miro al Tejano con una amplia sonrisa

- Si he de serle sincera, no lo recuerdo. Mis pensamientos giran entorno a los acontecimientos de la pasada noche... digamos que no puedo quitarmelo de la cabeza -

Digo mientras me vuelvo hacia George y contemplo su evolucion atentamente.

- Es asi como permanecera por el resto de la eternidad si acabase convirtiendose en una de esas criaturas? mmm... tal vez no sea una maldicion tan "pesarosa" como nos la hace ver el Dr. Van Helsing...-

Sin apartar mi vista de George, continuo hablando en referencia a la conversacion de ayer con el señor Hardee.

- Tal vez quiera refrescarme la memoria? -

Por momentos adoraría clavar una bala en su cabeza... tal vez mientras duerma para que no sufra... Sin embargo soy un caballero y jamás llenaría el carruaje de otro con sangre, sobre todo si esa sangre es tan poco valiosa - Si quieres puedes bajarte, igual los perros de caza deberian dormir afuera

Me quité la pesada chaqueta y me recosté hacia la esquina opuesta a la puerta del carruaje. Puse la pistola en mi bota y utilicé la chaqueta como una especie de cobija. Justo cuando la señorita Darma iba a entrar me estiré y tomé su mano - Pase con cuidado -. Ella se sentó y sonriente le dije - Si quiere podemos compartir la cobija... no es muy grande pero evita el frío

No habrá gente que nos toca con el impresentable de Raymond - pensé. Cuando Alejandro estiró la mano para ayudarme la tome y le sonreí, ya no quedaban caballeros como él. - Al menos tapará del frío - contesté con una sonrisa mientras me acercaba.

El cowboy encendió su cigarrillo, mientras hacía memoria

Si no recuerdo mal, usted me explicó cómo decidió salir de Londres para viajar, y yo le reconocí que era sin duda una mujer con inicitiva explicó con una cordial sonrisa

Y era su turno de preguntar... a ver si eso la ayuda a distraerse un poco, Srta Susana dijo galante Roy, dando una calada a su cigarillo