Partida Rol por web

Miré a las chicas y sonreí - Como quieran; solo traten de no ser comidas antes de que volvamos vale? - Recordaba la actitud de esa chicas al intentar escapar de la gruta... No deberían quedarse solas, no si queriamos estar seguros...

Empecé a caminar detras de Raymond con la ballesta en mano. Aunque con miedo, no perdería la oportunidad de quedarme con este castillo...

Sip, ¿no?

yo no entro en ese túnel ni loca XD

Raymond, Alejandro y el Doctor Helsing entraron a la cueva. Fuera quedaron las chicas haciendo guardia.

El túnel tenía varios metros de longitud, más de lo calculado inicialmente al entrar. Siguieron caminando, las antorchas daban una luz tenue por la profunda oscuridad que reinaba en el interior. 

De golpe un viento comenzó a ulular con fuerza y la puerta, por la cual habían ingresado, se cerró con un ruido sordo.

Entonces se oyó una risilla, una de mujer. Caminando, apenas sin tocar los pies en la tierra, la vampiresa pelirroja estaba esperándolos.

-¡Ah... qué encanto! -dijo, mostrando sus colmillos.

-Los estaba esperrando...- Su erre se pronunciaba con un toque fuerte, como si fuera rusa. -Vengan amorres... vengan con mamá...

Dijo y una bruma fría y luminosa empezó a cubrir el suelo.

Raymond, Alejandro y el Doctor Helsing entraron a la cueva. Fuera quedaron las chicas haciendo guardia. Pasaron unos momentos desde que los tres hombres entraron cuando un viento sonoro empezó a ulular por el túnel. Las chicas se asomaron solo para ver como la puerta se cerraba de golpe, dejándolas afuera y a ellos encerrados dentro.

Se asustaron pero eran mujeres decididas. Sin embargo fue allí cuando, del lodo que estaba entre el camino de losas, comenzaron a salir una manos. Tenían los dedos terminados en garras, y el color de su piel era blanco como el mármol. Una de esas manos tomó el tobillo de Darma y empezó a llevarla hacia el lodo.

Susanna quiso asistirla pero otra mano la tomó de su pie derecho y la hizo trastabillar. Las manos iban acercándose, llevándolas fuera de los zócalos, y hacia ese denso lodo oscuro...

Veo a la vampiresa, y guardo la estaca, la cual queda asomando por debajo del cinturón, y voy hacia ella, ignorando a los dos compañeros que dejaba tras de mi.

-Hola guapisima, ya voy contigo, no te preocupes. Por cierto, si vamos a vivir aquí desde ahora, deberías limpiar un poco mas este sitio.

Como un zombie, avanzaba mirando por debajo del cuello de la muchacha peliroja.

Entramos a aquel tunel mientras las chicas se quedaban afuera. Sé que tenía miedo, pero ese deseo por el castillo era algo que me impulsaba... ¿será algún hechizo? mi paranoia se acrecentaba, pero sin duda era algo que poco importaba mientras no tuviese peligro alguno.

Intenté sostener a Raymond por el cuello con un brazo mientras sacaba una ballesta a su lado, apuntando a la vampiresa - Tranquila sexy pelirroja, que el chico se queda de este lado mientras no te acerques mas - sonreí... Si lograba mantener vivo a Raymond tendría un buen favor... si moría pues... sería un buen escudo humano

Todo sucede deprisa. Como en un sueño en el que las imagenes cruzan la mente a la velocidad de la luz. La puerta, el viento, el lodo, las manos...

Forcrejeo freneticamente contra la helada mano que aferra mi tobillo logrando zafarme justo instantes antes de perder el equilibrio y caer al suelo.

Darma intenta zafarse pero otra mano la agarra de la otra pierna y se ve arrastrada. De no ser por Susanna, quien pudo en un momento de fortaleza, soltarse de la que la mantenía prisionera, la chica se hubiera visto arrastrada a ese lodo lleno de manos... manos con garras.

Pero la otra joven la tomó del brazo y con un fuerte tirón la hizo soltarse de las que la mantenían cautiva.

El tema era que ahora, para volver a la escalerilla, si es que se decidían por subir, deberían ir sorteándolas y pedir no ser cogidas ambas por esas cosas. O podrían intentar abrir la puerta que se cerró de golpe. La cuestión es que el tiempo seguía avanzando y aunque las horas de las noche eran lejanas, no se podía pedir que el sol dure eternamente.

Raymond había caído por la influencia de la pelirroja pero no así su compañero quien pudo tomar su cuello y evitar que siga avanzando. Además, ballesta en mano, le habló a la mujer en un tono que ella no toleraría...

-¿Cómo te atrevess...? -dijo, mostrando sus enormes dientes.

- Te haré ver tu enorrme errorr...

Prometió y extendió una de sus manos hacia adelante: al hacerlo, una neblina espesa cubrió todo el túnel, haciendo casi imposible ver a la mujer. Lo bueno de esta acción, sin embargo, fue que Raymond se encontró liberado de su influjo y su voluntad retornó.

- Usarré vuestross cuerpos y tomaré vuestras almas... JAJAjajajaajajaj

Río la fémina y se sintió un batir de alas...

En el momento en que la niebla llenó el sitio disparé. Ella no se habría movido en ese momento, o por lo menos esperaba que no fuera tan rápida. Luego de disparar me agaché aún con Raymon tomado por el cuello, tratando de protegerlo de un ataque que sin duda vendría directo a nosotros - Abajo Raymond

Me pongo espalda con espalda tras el, y le digo en un susurro:

-No se si me has salvado la vida, o me has jodido el polvo del siglo... voy a ver si la localizo por el sonido.

Saco la estaca, y aguanto la respiración mientras me concentro para escuchar a nuestra pelirroja compañera.

- Gracias Susanna - dije aún sin aliento después de lo ocurrido. ¿Qué serían aquellas cosas?

Miro a Darma sorprendida ante su tranquilidad cuando las zarpas que ansian zafarnos aun se encuentran a nuestros pies;

- Salgamos de aqui cuanto antes, no quiero esperar a ver que se esconde bajo el fango y proyecta esos nudosos dedos... -

Raymond escuchó un siseo solamente pero entonces una sombra pasó raudamente a través del túnel y tomó a Alejandro por el cuello.

-No se juega conmigo...carriño...

Dijo la vampira e hincó los dientes en el cuello del músico deleitándose con su exquisita sangre. Aunque el hombre quisiera resistirse, los dientes de la vampira eran tan sensuales que si no se concentraba en escapar de su abrazo, se dejaría llevar por esa sensación de deseo y euforia que le daba la mordida de una joven tan antigua y poderosa.