Partida Rol por web

Gabby se dio cuenta de que había estado conteniendo el aliento y lo soltó de golpe cuando comprobó que Balaena seguía viva y respiraba. La maga miró su túnica, recién estrenada, hermosa, centro de su esfuerzo y orgullo, llena de sangre. Hubiera deseado que su primera experiencia con alguien que necesitara sus artes fuera menos dramática... pero se sintió bien. Se arremangó la túnica, su túnica querida, que tanto le había costado ganar, y enjugó el sudor de la frente de la muchacha con ella. Le pareció una hermosa metáfora.

—No hay nada que agradecer —le contestó al guerrero—. No hay mayor recompensa que haber ayudado. De verdad.

No era falsa modestia u orgullo verdadero. Se sentía plena, orgullosa de lo que había hecho. No había nada más hermoso ni más valioso que la vida, y ella había ayudado a que la muchacha conservara la suya. Sonrió.

—¿Cómo te encuentras?

«¿Lo has visto, lo has visto?» le preguntó a Astucia.

Balaena parpadeó con la vista desenfocada pero tras un par de intentos logró localizar a Gabrielle o más bien, pareció asociar su túnica con lo que había pasado.

—G... Gracias... —musitó.

Por la forma exhausta pero suave en la que respiraba ahora, debía encontrarse mucho mejor, incluso había empezado a ganar algo de color en la cara.

Balaena: Amistad (+10) [Gabrielle]

—Shhh—la "regañó" Nolan—. No hables ahora.

Luego volvió a centrar su atención en Gabrielle.

—Eres una buena mujer, no tienes idea del infierno del que me acabas de librar. Deja que encuentre un modo de devolverte el favor—luego intentó sonreír aunque era evidente que todavía se estaba sacudiendo los nervios del cuerpo—. Aunque si te soy franco, ahora mismo no tengo ni idea de cómo. Pero ya se me ocurrirá algo.

Levantó la vista hacia Sion.

—No sé cómo demonios la trajiste tan deprisa pero te debo una cerveza como mínimo, tío.

Nolan: Amistad (+10) [Gabrielle]

Sentiste como si alguien se aproximara desde detrás y se asomase sobre tu hombro para mirar... Aunque lo cierto era que no había nadie detrás de ti.

«¿Gabrielle? ¿Estás bien?» escuchaste la voz confusa de Astucia en su cabeza «¿Qué ha pasado? Hace un momento me has puesto los pelos de punta»

«¿No lo has visto?» le preguntó Gabby, profundamente decepcionada. «He... he salvado la vida de esta chica. Tenía mucho miedo, pero lo he conseguido. M-me hubiera gustado que lo hubieras visto.»

—No es nada, de verdad —replicó Gabby.

Se levantó y se dirigió, llena de sangre y sudor hacia Lynn.

—Agárrame o creo que me voy a caer al suelo —le murmuró a su amiga, sintiendo cómo le temblaban las canillas.

«Recuerda que yo no puedo ver el mundo a menos que tú me llames» respondió Astucia «Pero sé lo que has hecho»

Hizo una pausa analizando su propia frase, como si no tuviera muy claro cómo explicar bien lo que quería decir.

«Quiero decir... no lo he visto con los ojos pero sé lo que has sentido tú» añadió «Hace un rato he sentido que tenías miedo, que estabas nerviosa, luego te has aliviado. Y luego te has puesto muy contenta»

Hizo otra pausa y la confusión se convirtió en intriga, como si acabase de descubrir el hilo de algo y estuviese tirando de él para encontrar el ovillo.

«Y ahora estás decepcionada. ¿A que sí?»

Lynn se echó a reír cuando Gabrielle se acercó a ella de aquella guisa. Dejó al gatito en el suelo y la abrazó frotándole la espalda.

—¡Por Andraste, tendrías que verte la cara!—dijo, luego añadió medio en broma medio en serio—. ¿Te quieres sentar? Es césped, no hay barro.

—Eres la mejor, Gabby—añadió en un susurro entusiasmado aprovechando que te estaba abrazando—. Eso ha sido casi un milagro, ha sido maravilloso. ¡Has salvado a una persona de morir! ¡Eres la mejor!

«Sí» dijo Gabby «Estoy desolada. Me hubiera gustado que lo hubieras visto.»

Desde la Angustia, se había considerado indigna de la atención de un espíritu. Y ahora que había hecho algo maravilloso... él no había visto. Le dieron ganas de llorar.

Gabby se abrazó a su amiga y se echó a llorar desconsoladamente.

—Gracias —le murmuró a Lynn.

Sorbió sonoramente por la nariz y enterró el rostro en su regazo.

A Lynn se le cortó la risa y miró desconcertada a la maga.

—¿Gabby?—parpadeó sin saber muy bien si había dicho algo que no debía—. ¿Qué te pasa?

Algo similar le había pasado a Astucia. Primero se había sobresaltado con el gesto de Lynn y luego debía haberse sentido idiota o algo así que le había hecho gracia. Pero ahora el espíritu no transmitía jocosidad, estaba silencioso.

Así fue al principio, luego empezaste a distinguir que se sentía incómodo y turbado, como alguien que se encuentra con algo a lo que no está acostumbrado o simplemente no le ha pasado antes y eso le preocupase. Tras varios segundos de silencio, volviste a oir la voz del espíritu que, por una vez, carecía de picardía.

«¿Quieres que a partir de ahora me "quede"?»

«Por favor. Eres lo mejor que me ha pasado.» Gabby sollozó físicamente.

«Eres lo único excepcional que me ha pasado en la vida.»

—Sí, sí. La más importante ahora es Balaena. Yo estoy bien. Lo mío sólo son nervios —Gabby se limpió la nariz con la manga de la túnica. Ya daba igual.

«¿Yo?»

Tanto por la rápida pregunta como por la sorpresa que transmitió, supiste que Astucia no se había esperado que le contestases aquello. Exactamente igual que en el Velo no se había esperado que le fueras a dar un abrazo para despedirte.

Lo siguiente le costó un poco más, lo notaste indeciso, seguramente por la naturaleza esquiva de los espíritus.

«Gracias» dijo finalmente «Por las dos cosas... quiero decir»

Astucia: Amistad (+5)

Magia, hechicería, brujería, artes oscuras, poco importa. Hacia falta un milagro y ese milagro llegó de la mano de esa chiquilla. Todo eso quedaría como un susto y un barquero no terminaría en el fondo del lago.

Parecía asustada, puede que fueran los nervios o el miedo a que la magia no cumpliera su cometido. O tal vez la sangre, suele impresionar la primera vez.

- Has salvado a nuestra compañera joven maga, no hay palabras en ninguna lengua para expresar nuestra gratitud, reconforta ver que incluso en tiempos oscuros siguen existiendo almas nobles.

Pareces sobrecogida, ¿quieres pasar a la posada? un sitio y algo de comida caliente pueden hacer bien, nosotros invitamos -

Gabby se rascó la mejilla y dedicó un gesto de indecisión a Lynn.

—Os lo agradezco, pero ya hemos comido en la torre —no obstante, Gabrielle no quería rechazar la hospitalidad de aquella gente, así que añadió:—. Pero no me importaría tomar un té para entrar en calor mientras nuestros compañeros cruzan el lago. ¿Tú qué dices, Lynn?

Se frotó los brazos. Era cierto que se había quedado helada. Le vendría bien tranquilizarse un poco.