Partida Rol por web

—No es suerte, Fritz. Los hijos del Hacedor no hacen las cosas por casualidad—sonrió Wynne tratando de confortarlo—. Todo ocurre por un motivo. Aunque te sientas demasiado pequeño para encajar en él.

Fritzen cogió aire y asintió no muy seguro.

—El caso es que después de descubrir tal cosa no tenía ni idea de qué hacer. Sabía algo que no debía saber. Tenía pánico de que el maestro se enterara. Además, ¿un aprendiz como yo? ¡Acusando a un Encantador Superior!—miró a Gabrielle—. No tenía ninguna prueba así que b... bueno. Como has sido de las pocas que se han portado b... bien conmigo en lo poco que llevo en el Círculo, pregunté por tu maestra. En ese momento me pareció que era lo mejor que podía  hacer.

—Resultó ser el mismo Encantador Superior que le asignaron a Ayla poco después, antes de que se marchase del Círculo. Un hombre llamado Adrath. Y para cuando Fritz me contó esto, estaba de viaje fuera de la Torre desde hacía unos días—Wynne le echó un cabo al muchacho que parecía bastante azorado en aquel momento—. Me parecieron unas coincidencias demasiado... coincidentes. Y decidí venir a buscaros. Lo que hayáis sacado en claro de la misión que os dieron puede arrojar luz sobre algunas cosas porque está claro que aquí está ocurriendo algo. Y no es bueno.

—Espera. ¿TÚ eras el "aprendiz que se le escapó"?—Ayla habló por primera vez con una mezcla de estupefacción y tensión.

—S-supongo que sí, soy yo—carraspeó Fritz algo nervioso porque de pronto "la maga con cara de malas pulgas de la esquina" se dirigiese repentinamente a él—. Solo que no me escapé, eeeesa parte es mentira.

Gabrielle intercambió una mirada con Alexei y se frotó los antebrazos, como si de pronto hubiera bajado la temperatura de la estancia.

—Sabemos lo que quiere Adrat: Glandivallis, el... —titubeó y miró a Wynne directamente a los ojos—, bastón de maga de Nuestra Sagrada Profetisa Andraste que fue entregado a Shartan.

Que Andraste fuera una maga aún la emocionaba. Pegó un respingo y miró en derredor, para asegurarse de que nadie extraño la hubiera oído. Aquello era una herejía para la Capilla Andrastiana.

—Está en posesión de uno de los fragmentos. El otro lo tenemos nosotros —dijo, y miró a Ayla—. ¿Serías tan amable de enseñárselo a Wynne?

Mientras lo examinaba, Gabrielle le explicó a su mentora por qué la cabeza del bastón debía estar siempre con ella.

—Ayla piensa que planea utilizar Glandivallis para desgarrar el Velo y entrar en la Ciudad Negra para buscar al Hacedor. Sea o no cierto, Adrat ha demostrado sus malvadas intenciones, debemos detenerlo. Y el bastón de Andraste... —dijo, y la voz se le estranguló de la emoción—, ¡pertenece a su pueblo! ¡Debería estar en un templo!

Alexei frunció el ceño cuando intercambió la mirada con Gabrielle. Finalmente todo tenía sentido y se sentía más que aliviado de haberles terminado contando la verdad a Gabby y a Lynn. Había podido enmendar su error a tiempo. Algo más contento, pero preocupado por la amenaza de Adrat, le respondió a Gabby,

—No sé mucho de magia Gabby... bueno no sé nada excepto lo que os he visto hacer a vosotras, pero el Glandivalis parece un artefacto muy peligroso para exponerlo en un templo, ¿no?—y como si no estuviera seguro de lo que había dicho miró a Wynne y lo volvió a preguntar— ¿No?

—El bastón de Andraste pertenece a Andraste... —refunfuñó Asthan en un murmullo casi inaudible.

Los ojos de Wynne se habían quedado abiertos tan grandes como platos mirando a Gabrielle. Tardó, de hecho, varios segundos en atinar a contestar.

—Daba por sentado que descubriríais algo—confesó—. Pero no ALGO como esto.

—¡¿B-Bastón?!—exclamó Fritz estupefacto—. ¡Pero eso significaría queUFMGHG!

Lynn le tapó la boca con las manos a toda velocidad. Luego lo amonestó con la mirada.

—Fberdón.

La clériga lo soltó.

Ayla había aferrado el bastón en un principio ante la petición de Gabrielle pero como no se lo había pedido de malas maneras, tras el instante de duda, se acercó un poco a Wynne.

—Es la cabeza—murmuró inclinándolo hacia la Encantadora Superior para que lo viese pero intentando no cruzar la mirada con ella.

Si la mirábais bien, la cabeza en realidad era poco más que una sencilla bola nacarada a la que le habían esculpido sendas ramas de laurel envolviéndola. O quizá eran alas plumosas, no os quedaba claro, pero estaban hermosamente bien trabajadas.

—Hacedor, no puedo creer que... —Wynne examinó la pieza pero no la tocó. Si bien no parecía indignada, su expresión era una mezcla entre sorpresa e inquietud—. Las connotaciones de esto si se demuestra cierto podrían hacer temblar los cimientos de la Capilla. ¿Cómo llegaste a esa conclusión, Ayla?

La apóstata rebulló en el sitio sin decir nada y la anciana, que parecía tener una paciencia infinita, lo volvió a intentar

—Cielo, no te voy a comer. Puedes relajarte—dijo con una sonrisa maternal—. Te prometo que no he traído ningún templario escondido en las mangas de la túnica. Y si no estás atada hasta las orejas, entiendo que no les has intentado asesinar en cuanto han dado contigo. No creo que seas lo que se dice un peligro público.

Ayla suspiró.

«Mejor no diga usted eso último muy alto... »

Terminó por sentarse también en la alfombra.

—Encontré unos escritos antigüos en su habitación. Fué sin querer, pero hablaban de esto—dijo—. Y dicho sea de paso, también escuché esa voz rara desde detrás de la puerta así que supongo que coincide. Dígame, ¿cuál es el cupo de imbéciles profundos asiduos a los pactos con demonios que llegan a Encantador Superior? Porque creí que ya lo habíamos cubierto con Uldred.

Esta vez la que suspiró fue Wynne.

—Yo también—confesó—. Y de corazón espero que no veamos algo peor en este caso. Porque está claro que la situación es mucho peor... a-aún me cuesta asimilarlo. Lo malo es que ya ha movido ficha.

—Eso... no suena bien. ¿A qué te refieres, Wynne?

—Poco después de la huída de Ayla, Adrath partió de viaje y se llevó un pupilo con él... que creo que conoces, Gabrielle, se llama Cassidy. Por desgracia, eso fué antes de que Fritz me contase su pequeña odisea—respondió la Encantadora Superior—. Dijo que quería visitar a un colega en Amarantine, y que el muchacho que le acompañaba era por petición propia, una oportunidad para enriquecer su aprendizaje.

»Ahora asumo que se trataba de una excusa. Pero el Círculo está demasiado apaleado después de lo ocurrido con Uldred. No creí prudente decirle nada sobre mis sospechas al Primer Encantador hasta no sacar algo contundente en claro. Pero para eso necesitaba reunirme con vosotros.

Se frotó el rostro con las manos en un gesto cansado.

—Y ahora veo que tenemos un problema descomunal entre manos... ni si quiera sé si ese chico correrá peligro. Pero concuerdo con que la prioridad pasa por ser los primeros en conseguir el último fragmento. ¿Qué ocurrió cuando encontrasteis a Ayla? ¿Cómo supisteis dónde estaba éste? Necesito conocer cualquier detalle importante.

Alexei fue el primero que empezó a hablar.

—Supongo que es Ayla quién podrá narrar el relato más preciso,  pero en esos textos antigüos había pistas para encontrar los fragmentos de Glandivalis. ¿Cómo era?—el joven guerrero se esforzó en recordar—. “Las entrañas de la tierra, el lugar de la más justa de los elfos y donde descansa su dueña”.

No eran las palabras exactas de la maga, pero el mensaje si era parecido.

—Esos lugares aparentemente coinciden con el taig enano dónde Ayla encontró la cabeza del bastón, el templo del Mythal en el bosque de Brecilia de dónde hemos venido y —hizo una pausa antes de decirlo—Refugio.

Al nombrar su pueblo, el joven guerrero sintió un cosquilleo en el estómago. No lo había pensado hasta ese momento pero si todo seguía su curso ahora le tocaba volver a casa- ¿Qué habría pasado en ese tiempo? ¿Con qué iba a encontrarse?

Sumido en esos pensamientos, Alexei de pronto se dió cuenta de que había perdido el hilo de lo que estaba diciendo.

—Perdón—se disculpó—. Supongo que ahora nos toca ir hasta Refugio donde seguramente esté Adrath. Aunque tendremos que tener cuidado, diría que Ashtan es el único de los que estamos aquí al que no conoce. Y eso si ese demonio de la cólera no hace acto de presencia.

—Un templo de Mythal y un thaig enano... —Wynne parecía extrañada y asombrada por igual—. Hacedor, parece que nada tuviera ningún sentido. El último lugar lo entendería pero soy incapaz de hilar cómo pudo llegar un trozo de algo perteneciente a Andraste a ser custodiado en esos otros dos lugares.

Se rascó la barbilla con el aire pensativo de alguien que está encajando las piezas de un complicado puzzle mental. Aunque cuando oyó la parte del demonio, pareció dejarlo a un lado.

—¿Un Demonio de la Cólera? ¿Qué Demonio de la Cólera?

Ayla le lanzó una mirada a Alexei que era mezcla de circunstancia y tensión. Luego no tuvo más remedio que apretar los dientes y responder.

—Un Demonio de la Cólera me persigue desde que salí del Círculo—masculló con evidente incomodidad—. Es el causante entre... otras cosas de que esta capilla esté así. ¡Pero yo no he hecho tratos con ningún demonio! No sé por qué lo hace.

—Ayla cálmate—insistió Wynne—. Cuando la crisis de Círculo vi montones de magos siendo perseguidos por demonios. A mí misma me persiguieron varios y te aseguro que no fué para firmar ningún pacto. No es necesario que me convenzas de que las cosas no son siempre blancas o negras, cielo.

La apóstata no dijo nada pero a aquellas alturas estaba sudando. Wynne os miró a los demás.

—Está bien, no hay tiempo para discernir misterios ahora: Necesitaría volver al Círculo. Debo explicarle a Irving lo que planea Adrath... es quizá la única persona sobre la faz de Thedas que conozco lo suficientemente abierta de mente como para encajar algo como esto sin que le dé un infarto. Y probablemente pueda ayudar de algún modo. Soy incapaz de imaginar ahora mismo qué podríamos hacer con un artefacto como Glandivalis pero eso es algo que siempre podemos pensar luego: ahora lo importante es evitar que se cumpla lo que pretende ese hombre; si hay demonios por medio aquí puede haber más cera de la que arde.