Partida Rol por web

Dragones, Dioses y Dígitos

Off-topic

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14/03/2018, 07:25
Klaymore

Oh, no!!

¿Cómo te sentirías con respecto a una partida privada de Ánima con un personaje de Nivel 10?

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14/03/2018, 08:41
Herrian

Te juro que me he quedado loco perdido al ver mensajes de una partida a la que no recordaba haberme apuntado y que ni siquiera me salía en el listado de partidas activas.

A costa de una respuesta mejor con imagenes y musica (porque estoy en el movil) te respondo:

Hell yeah! Tómame!! XD

Justo ahora me acabo de meter en otra partida que comenzara en breve, asi que estoy en el límite limitoso de mi capacidad.

Aprovecho para preguntarte dos cosas:

- De qué ritmo estamos hablando?

- Qué tal te va todo? Que hace mucho que no sé de ti!

Edit: Vale, ya he visto que el ritmo de la partida es bajo. Me apunto sin ninguna duda, machote.

Presupongo que la ambientacion es Gaia? Me creo un pj sin más de por ahí?

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14/03/2018, 09:03
Klaymore

Ese es mi Herrian! :)

Te juro que me he quedado loco perdido al ver mensajes de una partida a la que no recordaba haberme apuntado y que ni siquiera me salía en el listado de partidas activas.

Esa era la gracia :P

- De qué ritmo estamos hablando?

Puede subir si tenemos tiempo, pero con un mensaje currado a la semana (1 mío, 1 tuyo) me vale.

- Qué tal te va todo? Que hace mucho que no sé de ti!

Pf. Tío... han sido unos años muy locos, no te voy a engañar. Sigo viviendo en Liverpool y trabajando de enfermero, pero ahora estoy graduado en psicología y llevo año y medio dirigiendo una pequeña editorial online. Al margen tengo un pequeño blog (nada, 1200 subscriptores +100/mes) donde hablo de salud/dinero/psicología/tecnología, pero vamos, que lo que más le interesa a la gente son las inversiones (que hago cada mes en vista de que no me fío un pelo del trabajo en unas décadas o las pensiones públicas). Y por lo demás... llevo un par de meses liándola un poco con online dating, y usando mi poco tiempo libre para ver gameplays en YouTube xD

¿Qué hay de ti?

Presupongo que la ambientacion es Gaia? Me creo un pj sin más de por ahí?

Ambientación Gaia, aunque me reservo el derecho a cambiar lo que quiera, y seguramente cambie cosas... porque no me lo sé todo y me inventaré un poco lo que vea. Respetaré la historia del PJ, eso sí.

PJ Nivel 10. Échale un vistazo a la escena de creación de PJs cuando eso.

Eso sí... si bien yo tengo mis posibilidades de trama y varias tramas generales, cuanto más caña le metas al pasado, PNJs e historias abiertas del personaje, mejor. Por eso he puesto 6 PC de Trasfondo gratis, entre otras cosas.

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14/03/2018, 17:49
Herrian

Puede subir si tenemos tiempo, pero con un mensaje currado a la semana (1 mío, 1 tuyo) me vale.

Perfecto, me parece bien. Ahora mismo no me sobra precisamente tiempo para mantener otra partida de ritmo alto-medio xD

 ¿Qué hay de ti?

Pues este año comienzo mi doctorado en Bioquímica :P Estoy en un instituto de materiales, trabajando en un proyecto de biomateriales y cultivos celulares. Es una continuación del trabajo que hice en ese mismo sitio durante el máster. Llevo unos meses esperando a que se resuelva la dichosa beca (que ayer mismo se resolvió), pero de mientras mis benevolentes jefas me han podido contratar para seguir por ahí de mientras xD

La verdad es que estoy bastante más liado que cuando era un inocente estudiante de grado, pero ahora al menos gano el MONEEEEY y me puedo permitir ciertos vicios :P

Ambientación Gaia, aunque me reservo el derecho a cambiar lo que quiera, y seguramente cambie cosas... porque no me lo sé todo y me inventaré un poco lo que vea. Respetaré la historia del PJ, eso sí.

PJ Nivel 10. Échale un vistazo a la escena de creación de PJs cuando eso.

Eso sí... si bien yo tengo mis posibilidades de trama y varias tramas generales, cuanto más caña le metas al pasado, PNJs e historias abiertas del personaje, mejor. Por eso he puesto 6 PC de Trasfondo gratis, entre otras cosas.

Me parece todo correcto. A lo largo de estos días (porque tengo otros asuntos entre manos ahora mismo xD) iré dándole vueltas a la historia. Dado que es un PJ de nivel 10 voy a tener que currármelo a nivel tanto de trasfondo como de ficha, así que seguramente me tendré que tomar mi tiempo.

¡Ni siquiera sé qué hacer! Hay unos cuantos conceptos que me gustaría probar, así que primero tengo que decidirme. En todo caso iré escribiéndote por aquí según vaya avanzando.

 

Me alegro mucho de tenerte por aquí ^^ 

Y vaya, lo del blog suena genial. Lo del online dating también, tú dale duro (a mi me ha dado buenos resultados) :)

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15/03/2018, 00:36
Klaymore

La verdad es que estoy bastante más liado que cuando era un inocente estudiante de grado, pero ahora al menos gano el MONEEEEY y me puedo permitir ciertos vicios :P

Mis primeros 12 sueldos fueron gloria bendita. Pensaba que estaba cobrando como un rey y el mundo era un universo nuevo e posibilidades. Enjoy =)

A lo largo de estos días (porque tengo otros asuntos entre manos ahora mismo xD) iré dándole vueltas a la historia. Dado que es un PJ de nivel 10 voy a tener que currármelo a nivel tanto de trasfondo como de ficha, así que seguramente me tendré que tomar mi tiempo. ¡Ni siquiera sé qué hacer! Hay unos cuantos conceptos que me gustaría probar, así que primero tengo que decidirme. En todo caso iré escribiéndote por aquí según vaya avanzando.

Perfecto. Obviamente no esperaba que estuvieses disponible mañana para hacer una ficha Nivel 10 con trasfondo acorde (incluyendo 6 PC de trasfondo extra). No hay prisa, ya iremos comentando el proceso. Eso sí.... si haces un conjurador (con familiares todo correcto) te va a tocar explicarme cómo van, porque los he rehuido desde el principio de los tiempos. Simplemente no me entran en la cabeza (sobretodo cuando luego pusieron que se podía hacer más o menos lo mismo con ki, salvo arcanos y demás, y fue como... ok).

Me alegro mucho de tenerte por aquí ^^

Llevo desde finales de verano o principios de otoño con una partida privada que tenía pendiente (dejé tirados a los jugadores antes de empezarla, con las fichas hechas, cuando me fui de umbría hace años), así que se lo debía. Y llevaba como 3 años y medio queriendo hacer una partida de Nivel 10 con historia, y no sólo un survival pvp. Ya tocaba :P

Y vaya, lo del blog suena genial. Lo del online dating también, tú dale duro (a mi me ha dado buenos resultados) :)

Esa es la idea. Aunque me consta que con las apps que usas tu es como más fácil ;)

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15/03/2018, 10:13
Herrian

Esa es la idea. Aunque me consta que con las apps que usas tu es como más fácil ;)

¡Jajaja! Ojalá hubiese sabido de Grindr antes, hubiese guarreado más x) (en realidad nunca he llegado a usarlo!) 

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18/03/2018, 16:36
Herrian

Ya he tenido alguna idea y estoy haciendo experimentos con la ficha. Estoy exprimiendo todos los puntos y recursos al máximo a ver si sale algo potable. Te iré informando próximamente, ya se me han ocurrido algunas cositas para escribir de trasfondo :)

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18/03/2018, 19:48
Klaymore

Ya he tenido alguna idea y estoy haciendo experimentos con la ficha. Estoy exprimiendo todos los puntos y recursos al máximo a ver si sale algo potable. Te iré informando próximamente, ya se me han ocurrido algunas cositas para escribir de trasfondo :)

Perfecto :)

Quedo pendiente; Si tienes cualquier duda, consulta o demás estoy por aquí. Tengo ganas de ver qué haces con el PJ :P

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20/03/2018, 23:20
Herrian

La espada del héroe

Era pleno invierno, y el viento que azotaba las montañas era tan gélido como cortante. Ni siquiera la capa extra de abrigo que había comprado en aquella aldea al pie de la montaña parecía estar surtiendo efecto alguno. Pero, llegado a aquel punto, ¿qué podía hacer sino seguir adelante?

Un joven andaba por aquel estrecho sendero, bordeado por roca a un lado, y por un abismo al otro. Iba ataviado con gruesas pieles y botas de viaje. Su capa ondeaba al viento, convirtiéndose más en una molestia que en una ayuda.

Lo que daría por encontrarse ahora mismo junto a un fuego…

El viajero dio de pronto un paso en falso, y su pie resbaló sobre una roca del sendero. Su cuerpo comenzó a precipitarse hacia el abismo, pero entonces pareció patear el aire. Como si se hubiese propulsado sobre la nada, se empujó a sí mismo hacia la roca. Se dio de lleno contra la pared que bordeaba el sendero, y ahí estuvo durante varios segundos con los brazos extendidos. Parecía que estuviese abrazando a la montaña.

Su corazón latía a toda velocidad, y podía sentir un calor intenso recorriéndole todo el cuerpo. Podría haber muerto. ¿Quién demonios se dedicaba a vivir en aquellas montañas?

Quizá alguien que no quiere ser encontrado.

Pasadas unas horas más de viaje, cuando el joven creía que iba a morir allí mismo, vio una luz anaranjada sobre la pared de la montaña. Una pequeña casa, asentada sobre un replano en el sendero, destacaba entre el paisaje únicamente por la luz que salía de sus ventanas y el humo que salía de su chimenea. Su fachada estaba semienterrada en la nieve, como si se estuviese fusionando lentamente con el entorno.

Ese debía de ser el lugar. El joven se apresuró, pisando con fuerza la roca bajo sus pies mientras avanzaba con rapidez por el corto camino que le separaba de su destino. Una vez estuvo frente a la puerta, no estuvo seguro de si debía llamar. ¿Lo recibirían siquiera? ¿Le permitirían entrar? ¿Por qué había venido si no?

Tras armarse de valor, el joven alzó un brazo y llamó a la puerta. Dio dos golpes secos contra la madera. Luego esperó. Unos segundos, un minuto, dos minutos, cinco minutos… Nadie respondía a su llamada. El joven se impacientó. ¿Qué demonios? ¡Se estaba congelando allá fuera! Posando las dos manos sobre la puerta, empujó. Ésta cedió con sorprendente facilidad, permitiéndole entrar en una estancia cálida y curiosa.

Las paredes de piedra envolvían aquella sala circular. El suelo, de madera oscura, contrastaba con una gran alfombra de pieles. La calidez de la estancia era agradable, invitaba a quitarse el abrigo. En el otro lado de la sala había otra puerta cerrada. En el centro, una mesa y una silla de madera daban la sensación de que en aquel lugar alguien acostumbraba a pasar el rato. Sobre la mesa, una botella de vino y una copa vacía apoyaban aquella suposición, aunque lo que más destacaba de aquel lugar era la extraordinaria exposición que allí habitaba.

Decenas de espadas, de todos los tipos y tamaños, yacían sobre soportes que llegaban hasta el techo. El joven quedó maravillado. ¡Las historias eran ciertas! Como si se tratase de un niño que acaba de entrar en una tienda de caramelos, el viajero comenzó a recorrer la sala, examinando las espadas con deleite.

Una llamó su atención especialmente. Se encontraba casi en lo más alto de su soporte, como si su propietario hubiese tratado de esconderla. La espada en sí era fina y delicada, un estoque de metal blanco como la nieve. La guarda estaba decorada con un intrincado diseño de espirales, y unas palabras recorrían el filo, escritas en un idioma desconocido.

- Esa hoja no ha probado jamás la sangre - dijo una voz a sus espaldas, grave y ronca -. Aunque ha participado en numerosas batallas…

El viajero dio un respingo, como si lo hubiesen pillado con las manos en la masa. Lentamente comenzó a girarse.

A través de la otra puerta, otra persona acababa de entrar en aquel misterioso museo de espadas. Era un hombre alto, y de espalda ancha, aunque no muy corpulento. Su cabello cano y peinado hacia atrás le daba un aspecto elegante, rematado por una cuidada barba que acentuaba su angulosa mandíbula. Su rostro estaba surcado por arrugas, aunque parecía conservarse relativamente bien. El viajero calculó que tendría unos sesenta años.

Aquel hombre portaba un delantal de cuero. Ropajes humildes, de trabajador. El joven estaba seguro de que había encontrado a quién buscaba.

- ¿Sois el Artesano de Espadas? - preguntó, con el corazón henchido de esperanza y emoción. ¡Había esperado tanto aquel momento…!

El hombre permaneció en silencio, observando al recién llegado. Su rostro resultó indescifrable. ¿Qué buscaba en él? El viajero comenzó a removerse del nerviosismo.

- ¿Por qué has venido? - le preguntó secamente el hombre.

Respondía a su pregunta con otra pregunta.

- Me dijeron que vivía en estas montañas, el Artesano - respondió atropelladamente el joven.

Mientras hablaba, se quitó la pesada capucha que cubría su rostro

- Me llamo Alain, he venido porque dicen las historias que aquí se forjan las mejores espadas. Espadas de leyenda, capaces de derrotar a cualquier enemigo, espadas que lo cortan todo y convierten a su amo en un gran guerrero.

La mirada en los ojos de Alain era genuina, sincera. El joven creía lo que decía. El hombre gruñó y se pasó una mano por el cabello.

- Eso son solo historias, niño. La espada no hace al espadachín - le amonestó mientras comenzaba a darle la espalda -. Vete, aquí no encontrarás lo que buscas.

- ¡Espere! ¡Un momento! - gritó Alain mientras extendía los brazos hacia el hombre -. ¡Puedo probar que soy digno de sus espadas, señor… Artesano!

El hombre suspiró antes de volver a encararse al muchacho.

- No me hagas perder el tiempo, niño. Tú tan solo quieres un trozo de metal afilado que puedas blandir. No te hacía falta escalar esta montaña y molestarme en mi propia casa para eso. Vamos, márchate.

A pesar de sus duras palabras, el joven no se movió ni un ápice. Mantenía su posición, con los brazos pegados al cuerpo y cierta intensidad en su mirada.

- Por favor… - suplicó finalmente -. Necesito ser más fuerte… para proteger a mi familia.

Su expresión de corderito degollado hizo gruñir al anciano. Éste se llevó las manos al rostro, entre frustrado y hastiado por aquella situación.

Por alguna razón, los héroes trágicos siempre acababan llegando a él. Le ponían de los nervios, pero no podía evitar empatizar con ellos…

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21/03/2018, 02:34
Klaymore

Humf. Lo primero que pensé es en el padre de Ace (Velvet), pero ni idea... asumo que son los orígenes de un artefacto del PJ.

A ver qué ****** me traes xD :)

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21/03/2018, 18:11
Herrian

Aprendizaje

No podía creerlo. Por fin la tenía entre sus manos.

El filo era largo y recto, grueso pero elegante. El metal era extraño, oscuro con vetas blanquecinas. Daba una extraña sensación de relieve. La empuñadura, envuelta en cuero negro, era protegida por una guarda que se curvaba ligeramente hacia abajo. El pomo, blanco como la nieve, parecía una perla reluciente.

Cuando la empuñó, sonrió al sentir su perfecto equilibrio. Alain se sintió poderoso tan solo con tenerla entre sus manos. La espera y el trabajo habían valido la pena.

Al principio, el Artesano se había mostrado reticente. Pero, después de insistir, consiguió que lo sometiera a una extraña prueba de valía. El anciano le había pedido que tomase una de sus espadas. Como si acabase de hacerle el mayor regalo del mundo, Alain había corrido a tomar la espada de aspecto más imponente, la más afilada, la más grande.

Tras ver su elección, el anciano le había preguntado el por qué.

“Parece la mejor” le había respondido Alain con simpleza.

El anciano, a su vez, había tomado otra de las espadas. Una espada larga de una sencillez extrema, casi insultante. Antes de que al joven le pudiese dar tiempo a preguntarse qué estaba sucediendo, el anciano habló.

“Atácame como si estuvieses protegiendo a tu familia de mí”

Alain se sintió confundido. ¿Era justo atacar a aquel anciano? ¿Debía siquiera darlo todo? La mirada del Artesano era seria, intensa, y curiosa.

Pasados unos minutos, Alain se encontraba completamente empapado de sudor. No había podido asestar ni un solo golpe. Tras varias acometidas fallidas, el anciano le había golpeado las piernas con el plano de la espada y lo había derribado con una facilidad inexplicable.

“Si quieres una de mis espadas tendrás que aprender a usarla” le había dicho con una hostilidad que logró intimidar verdaderamente al joven. Cuando el Anciano le dio la espalda, Alain creyó que era el fin.

Pero aquello había sido tan solo el principio.

Entrenar con el Artesano resultó ser una experiencia de lo más extraña. El anciano no solo forjaba espadas, si no que las blandía extremadamente bien. Aunque el hombre se mostraba constantemente malhumorado y molesto por su presencia, Alain había advertido que se preocupaba genuinamente por su mejoría con la espada. Pero el Artesano era un maestro estricto, al que jamás le temblaba el pulso al golpear a su aprendiz. Los moratones no tardaron en acumularse en el cuerpo de Alain, pero durante su entrenamiento jamás le cortó el filo de una espada.

Durante las tres semanas que Alain vivió con el Artesano, no se acostó ni un día sin aprender algo nuevo. Y, sin embargo, no logró aprender del Artesano ni siquiera su nombre. Tan solo que, por las noches, antes de ir a dormir, cantaba una canción en un idioma que no alcanzaba a comprender. Alain se sorprendió a sí mismo más de una vez, escuchando embelesado aquella misteriosa y corta melodía a través de la puerta de la habitación del Artesano. La voz del anciano, aunque desgastada y ahogada por la tristeza, entonaba las notas con una habilidad sublime. Cada vez que la canción terminaba, el joven corría de vuelta a su cama con lágrimas en los ojos. Alain no se atrevió a preguntar a su maestro sobre aquella costumbre, por lo que abandonó la cabaña de las montañas sin haber aprendido más que la esgrima.

El viaje de vuelta a su hogar fue largo y cansado, pero el filo que portaba en el cinto le daba confianza, y esperanza. Era una promesa. De mejorar, de darlo todo, y de proteger a sus seres queridos.


Humf. Lo primero que pensé es en el padre de Ace (Velvet), pero ni idea... asumo que son los orígenes de un artefacto del PJ.

A ver qué ****** me traes xD :)

Sorpresa sorpresaaaaaa! :D 

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21/03/2018, 23:15
Klaymore

Por fin la tenía entre sus manos.

El filo era largo y recto, grueso pero elegante. Oscuro con vetas blanquecinas.

Esa adivinanza me la sé. Es como cuando ponen un fotograma porno un milisegundo en las pelis de Disney.


Me gusta lo que voy viendo :)

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22/03/2018, 00:41
Herrian

Esa adivinanza me la sé. Es como cuando ponen un fotograma porno un milisegundo en las pelis de Disney.

Te juro que no me había dado cuenta. XD ¡Si es que soy un enfermo en el fondo!

PD: No puedo parar.


 

Un viajero

Un viajero paseaba por los frondosos bosques de Alberia, siguiendo el cauce de un tranquilo río. Había llovido aquella mañana, por lo que olía a tierra mojada. Los árboles todavía goteaban, dando la sensación de que el bosque lloraba.

El viajero sintió cierta melancolía, y tuvo que resistir el impulso de quedarse a llorar con los árboles. Tenía un destino al que llegar, ya estaba harto de viajar.

Cuando llegó a la pequeña aldea de Bajobosque, un pequeño paraíso rural se presentó ante él. La aldea consistía en un montón de casas de madera, construidas con esfuerzo y humildad, entorno a una plaza central. Ninguno de los edificios alcanzaba las dos plantas. Una hierba salvaje y abundante poblaba el suelo excepto en las zonas más transitadas. Los árboles crecían entre las casas, como si el borde no terminase donde comenzaba la aldea.

El tranquilo río bordeaba la aldea por el este. Unos niños se encontraban jugando junto a la orilla, persiguiéndose y chapoteando con el agua hasta las rodillas. El viajero no pudo evitar apartar la mirada. Con pesar, se llevó una mano al pecho.

No, no era el momento de detenerse y lamentarse.

Forzándose a avanzar, el viajero se adentró en Bajobosque. Buscó con la mirada un lugar donde pasar la noche, pero la aldea era tan pequeña que no tenía ni posada. Mientras paseaba entre las casas de madera, se encontró a un hombre cortando leña junto a su casa.

El viajero tragó saliva.

- Buenos días, buen hombre - le saludó en ailish, con una cortesía excesiva para aquella situación y lugar.

El hombre se lo quedó mirando, confundido por la cortesía y el refinado uso de su lengua, pero no tardó en mostrarle una amplia sonrisa.

- ¡Buenos días! - respondió animadamente -. ¿Qué le trae por aquí? Aunque no creo que esta aldea tenga mucho que ofrecerle…

- Busco a un joven - respondió rápidamente, con cierta ansia por terminar -. Un chico llamado Alain.

Al oír aquel nombre, la expresión del hombre se relajó, tornándose más divertida.

- ¿Sois un bardo? - le preguntó -. ¿Venís a conocer su historia para componer canciones sobre él? - inquirió con una sonrisa mientras hacía un leve gesto con la cabeza.

El hombre señalaba el laúd que llevaba el viajero colgado a la espalda.

- Oh…

El viajero se quedó en silencio durante unos instantes, como si lo hubiesen pillado por sorpresa.

- Sí - respondió con poca convicción -. ¿Sabéis dónde puedo encontrarle?

- Alain es un buen chico, ¿sabe? - comenzó a contarle el hombre, apoyándose en el hacha que había estado usando segundos antes para cortar leña -. Su padre murió cuando era muy joven. Cayó en batalla, pertenecía al ejército del Imperio. Tuvo que madurar muy pronto para cuidar de sus hermanos.

El viajero se mordió un labio, viéndose incapaz de interrumpir la historia.

- Desde pequeño siempre quiso seguir los pasos de su padre. Volvía loca a su madre constantemente, se metía en todo tipo de líos - explicó entre risas el hombre -. Y la verdad es que el chaval era algo travieso, pero tenía madera de héroe, sí señor. Incluso se fue de casa, con la excusa de volverse más fuerte. Al pasar unos pocos meses volvió con la espada más extraña que he visto en mi vida.

Aquel detalle pareció captar la atención del viajero, que arqueó las cejas con curiosidad.

- ¿Una espada extraña, decís?

- ¡Así es! ¡Negra como el carbón! Pero con unos detalles blancos muy raros. El chico no se separa de ella, es su tesoro más preciado. Pero no fue lo único que se trajo de su viaje, dijo que había entrenado con un misterioso maestro en las montañas.

- ¿Y dónde está el chico ahora? - inquirió el viajero, con insistencia.

- ¡Oh, perdón! Me he vuelto a enrollar, ¿eh? - dijo el hombre mientras reía otra vez -. El chico se fue de la aldea hace unos días. Dijo que necesitaban su ayuda río arriba, ¡pero debería de estar a punto de volver!

El viajero suspiró.

- En ese caso le esperaré - decidió en voz alta, con forzada paciencia.

Durante un día entero, el viajero pudo sentir lo que era vivir en una aldea sencilla como aquella. El hombre del hacha le había ofrecido una cama en su propia casa, y tan solo a cambio de tocar su laúd para las escasas gentes del lugar.

Paseó junto a las casas, observó a la gente trabajar, y se entretuvo apreciando las diversas especies de árboles que creían alrededor de la aldea.

Al caer la noche, interpretó algo de su música para entretener a sus huéspedes. Una lenta balada que contaba la historia de una princesa atrapada en lo más alto de una torre, custodiada por un fiero dragón. Un caballero acudía al rescate de la princesa, dando muerte a la bestia. Al viajero siempre le había parecido una historia más triste que romántica, pero le gustaban los entresijos de los acordes y las estrofas que la acompañaban.

Una vez llegó el día siguiente, poco después de salir el sol, alguien llegó a Bajobosque. Pero no era quién el viajero pensaba.

Era algo mucho peor.

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22/03/2018, 17:52
Klaymore

En serio... no tengo ni puta idea de qué va esto.

Pero ni puta idea xD

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23/03/2018, 00:55
Herrian

Canción de cuna

Sin siquiera sospechar que se podría haber encontrado en una situación así, el viajero yacía de pie en la pequeña plaza central de Bajobosque. Con el laúd todavía en las manos, el viajero era lo único que se interponía entre la aldea y el recién llegado.

Una mole de dos metros y medio había emergido de entre los árboles. Era un ser corpulento, de piel rojiza y largos brazos terminados en garras. Su monstruoso rostro estaba coronado por dos cuernos que se curvaban hacia los lados. De sus espaldas brotaban un par de alas, membranosas como las de los murciélagos.

El viajero no tuvo problema en identificar su origen.

Era un demonio.

Pero, ¿qué hacía en la tierra de las lluvias? ¿Y qué hacía en Bajobosque?

Entonces el viajero lo vio, en la mano de la criatura, un filo negro como la noche con vetas blanquecinas como la madreperla. La espada era inconfundible, Salarae era su nombre, el filo de luz de luna.

El viajero se sintió furioso.

- ¡Esa espada no te pertenece! - gritó, con hostilidad, mientras dejaba a un lado el laúd.

La criatura alzó la cabeza, como si advirtiese entonces la presencia del viajero. Olisqueó el aire y gruñó. Parecía que había fijado su blanco. La visión del demonio había dejado congeladas a las sencillas gentes del lugar. El viajero sintió una presión en su pierna. Uno de los niños que lo había estado escuchando tocar se había agarrado a él.

Se le hizo un nudo en la garganta. Pero antes de que pudiese echar atrás al pequeño, el demonio cargó contra él. En apenas un instante, la criatura cruzó la distancia que los separaba y, blandiendo la espada, le asestó un tajo horizontal al viajero.

Aura Oliviel, aguja del alba.

Con un musical sonido metálico, un elegante estoque planteado se materializó en la mano del viajero. Rápidamente, éste interpuso su acero en la trayectoria del ataque enemigo.

En el instante en que sus espadas entrechocaron, el demonio y el viajero cruzaron miradas. Entonces fue cuando la gente volvió en sí y comenzó a gritar.

- ¿A quién se la has robado? - lo interrogó el viajero en medio del griterío, con la voz teñida por la ira -. ¡Responde!

El demonio retrocedió unos pasos, para lanzarse de nuevo al combate poco después. Sus acometidas eran rápidas y poderosas. El acero negro surcaba el aire a una velocidad inusitada, pero nunca alcanzaba la carne de su objetivo.

Las espadas se besaron continuamente, en una danza de acero que arrancó chispas azuladas de ambos filos.

Con extrema mesura, el viajero calculaba cada uno de sus bloqueos para que la potencia de las acometidas no llegase hasta los aldeanos que tenía a sus espaldas. No se atrevía a atacar, pues de él dependía la seguridad de los que estaban a su alrededor. En medio del intercambio, agarró con una mano al niño que tenía abrazado a la pierna y lo empujó hacia atrás.

- ¡Huid, insensatos! - gritó entonces en un ailish marcado por un extraño acento musical.

Una vez se hubo librado de la molestia de tener que proteger a los aldeanos a sus espaldas, el viajero pasó a la ofensiva.

El comportamiento del demonio era extraño, pero no sorprendente. Muchos de ellos actuaban de una forma instintiva, siguiendo su programación más primaria. En aquel caso, parecía que el demonio atacaba simplemente al que le había provocado.

Pero, ¿por qué llevaba el demonio la espada de Alain? ¿Se la había robado? ¿Lo habría matado al hacerlo?

Aquella posibilidad encogió el corazón del viajero.

Con una única estocada, el viajero superó la defensa del demonio con su estoque. El ataque, proyectado con fuerza y precisión impecable, se clavó en el hombro de la criatura y la hizo retroceder. Sin embargo, el estoque apenas había atravesado su dura piel.

Antes de que el viajero pudiese cambiar de estrategia, el demonio abrió la boca, desencajando la mandíbula de un modo horripilante. Una esfera de llamas surgió de su boca, y voló rauda hacia el hombre.

El viajero apenas tuvo un instante para reaccionar. Mientras trataba de retroceder, el viajero tropezó con el niño que había arrojado hacia atrás segundos antes. Maldijo para sus adentros mientras caía al suelo, envolviendo al pequeño en un torpe abrazo.

Un mar de llamas inundó entonces la aldea. Los árboles se calcinaron, las casas se derrumbaron, y decenas de vidas desaparecieron en un suspiro. El hedor a carne carbonizada llenó el lugar con la misma velocidad a la que todo había sucumbido a las llamas.

Las humildes casas junto al río. Los árboles de más de diez especies. Las sencillas gentes. Los niños jugando al borde del río.

Todo había desaparecido. Todo se había perdido. En apenas un instante.

Pero en medio de toda aquella destrucción, el viajero y el niño yacían en el suelo, intactos, impolutos. Las marcas en el suelo parecían indicar que la explosión se había detenido a pocos centímetros de ellos, como si un muro invisible los hubiese protegido.

- ¡MIERDA, JODER! - gritó el viajero, furioso.

Mientras se reincorporaba de un salto, notó que las manos le temblaban. Había fracasado. ¿Por qué la desdicha le perseguía de aquella manera? ¿Era otra broma cruel del destino? ¿Cuántos inocentes debían morir frente a él para que aprendiese la lección?

Matar de un golpe. Ese era su cometido, su misión. Lo único que podía hacer bien.

El demonio yacía de pie frente a él. Su siniestra boca llena de dientes afilados daba la sensación de estar sonriendo.

El viajero soltó el estoque, dejándolo caer al suelo. Sin embargo, antes de que su filo rozase siquiera la tierra calcinada, comenzó a flotar en el aire, envuelto en un halo azulado.

Con una melodiosa sinfonía de metal, varias espadas comenzaron a aparecer alrededor del viajero. Una, dos, tres, cuatro… hasta diez.

Diez espadas.

Los aceros, de todos los tipos y formas, danzaban alrededor del viajero con una curiosa parsimonia, como si estuviesen reposando en el aire.

Con un leve gesto y un rápido pensamiento, las espadas se cernieron sobre el demonio. Las primeras estocadas fueron rechazadas por los brutales movimientos de la criatura. Pero con cada defensa adicional, la efectividad de su defensa se reducía sin remedio.

La quinta espada logró clavarse en la espalda del demonio, y las otras cinco hicieron lo propio en el resto del cuerpo.

El viajero observó con desdén e ira como una sangre morada surgía a borbotones de la boca del demonio.

Viéndose desesperada por el súbito cambio de tornas, la criatura desencajó de nuevo su mandíbula. Pero, antes de que pudiese lanzar su poderoso ataque ígneo, el viajero tomó una de las espadas que flotaban en el aire - una en forma de cruz -  y se la clavó en el pecho, hundiéndola en su corazón.

El demonio se quedó congelado de pronto y, tras dar un espasmo, cayó derribado al suelo. Las espadas del viajero se disolvieron en el aire, emitiendo de nuevo aquella sinfonía de metal.

El viajero se arrodilló junto a la criatura, dispuesto a arrancar la espada negra de sus sucias manos. Pero entonces advirtió algo extraño. Aquella mole corpulenta estaba comenzando a menguar. Las alas se retrajeron hasta desaparecer, al igual que los cuernos. La piel rojiza se tornó pálida, y lo que era antes un enorme demonio se acabó convirtiendo en un humano.

Un joven.

Al viajero se le heló el corazón al ver su rostro. Era Alain. A pesar de las heridas mortales, el muchacho parecía estar consciente, pues lo miraba con los ojos llenos de dicha.

- Gracias… - dijo con dificultad el muchacho mientras posaba una mano sobre el brazo del viajero - por detenerme…

Los ojos de Alain se anegaron.

- Jamás me lo perdonarán en el otro lado, ¿verdad? - preguntó mientras lágrimas recorrían su rostro hasta llegar al suelo calcinado -. Los he matado a todos… A mi familia…

El viajero se mantuvo en silencio. En aquel momento se veía incapaz de hablar.

- Tienes la misma mirada que él… Seguro que cuando se entere estará muy decepcionado, he deshonrado esta espada…

Alain agarró con más fuerza el brazo del viajero.

- Si ves a mi maestro dile que…

Antes de poder terminar, el muchacho exhaló su último suspiro. El viajero vio como la vida abandonaba sus ojos al mismo tiempo que la presión sobre su brazo disminuía.

El filo negro de Salarae golpeó el suelo con un quejido lastimero. Hasta el último momento, el muchacho se había aferrado a su mayor tesoro.

El viajero, en aquel instante, decidió dejar de fingir. Decidió abandonar el falso aspecto que portaba consigo. Como si una ilusión se hubiese desvanecido de pronto, su rostro verdadero salió a la luz.

No era un bardo.

No era el Artesano de Espadas.

Ni siquiera era un humano.

Con el corazón roto por el dolor, el Sylvain tomó entre sus brazos el cadáver de Alain. Lo apretó contra su pecho y, mientras lloraba de amargura, le cantó la canción que cantaba todas las noches antes de ir a dormir.

Era una canción de cuna élfica. La misma que le había cantado a su propio hijo mucho tiempo atrás. Antes de perderlo todo.

 


 

Querías que me hiciese un personaje munchkin, aquí lo tienes.

Warlock Sylvain con Ophiucos, Señor de las Espadas Infinitas. 

Todavía no sé como se aguanta la ficha de lo estirada que está. Cuando la tenga más presentable (quiero acabar de ajustar cosas) te la enseño. 

También tengo que escribir el trasfondo reglamentario donde explique su historia y motivaciones xD

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23/03/2018, 02:42
Klaymore

Mientras se reincorporaba de un salto, notó que las manos le temblaban. Había fracasado. ¿Por qué la desdicha le perseguía de aquella manera? ¿Era otra broma cruel del destino? ¿Cuántos inocentes debían morir frente a él para que aprendiese la lección?

Hmf. Ya veo...

Eso, y que me has troleado cosa fuerte, cabrón.

Querías que me hiciese un personaje munchkin, aquí lo tienes.

Warlock Sylvain con Ophiucos, Señor de las Espadas Infinitas. 

Siempre he mirado a los Slyvain como unos pringados cuando ojeaba el manual... ahora que acabo de mirarlos bien, eso de +1 DES, +1 AGI, +1 POD, +1 INT, +3 a Regeneración natural y +10/+20/+30/+30 suena bastante bien. Y yo que hice Devah a mi último "Warlock" nivel 10 en lugar de este monstruo...

Y Ophiucos es bastante cool para rolear. No le tiendo a dar mucho crédito, pero nunca lo he visto en acción, y eso de 1D10 ataques sin penalizador y poder cambiar espadas a gusto puede ser bastante curioso. Supongo que al menos te sacarás 1-2 espadas curiosas por ahí para el uso sellado.

Todavía no sé como se aguanta la ficha de lo estirada que está. Cuando la tenga más presentable (quiero acabar de ajustar cosas) te la enseño. También tengo que escribir el trasfondo reglamentario donde explique su historia y motivaciones xD

Perfectísimo.

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27/03/2018, 08:35
Herrian

Ey! Este finde he estado liadisimo, y aunque sea semana santa sigo trabajando xD

Así que vengo a avisarte de que sigo trabajando en el personaje! Desde las sombras :P

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27/03/2018, 18:08
Klaymore

aunque sea semana santa sigo trabajando

Somos unos pringados.

No hay problema :)

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27/03/2018, 23:41
Herrian

Galand Ul Del Verdantis

A lo largo de su vida, Galand Ul Del Verdantis ha tenido muchos nombres. El Artesano de Espadas, Bardo, Hoja Verde, El Espadachín… Pero eso son historias para otra ocasión. Esta es la verdadera historia de Galand, su origen.

Galand nació en la capital elfa de Sylvania, durante la época en que los elfos se escondían de los humanos. El pequeño elfo creció en la ciudad como si fuese un pájaro enjaulado, vagando por sus jardines flotantes y sus relucientes edificios mientras ansiaba explorar el exterior.

Sus padres eran artífices, célebres creadores de artefactos. La familia Verdantis, durante generaciones, se había caracterizado por su maestría en la artesanía y en la magia de Creación. Galand pasó gran parte de su infancia en el taller de sus padres, ayudándoles con sus tareas y aprendiendo para, algún día, heredar su profesión. Al igual que sus padres, nació con un instinto natural para la magia creativa y la artesanía. Su destino parecía, pues, increíblemente evidente.

Galand era un niño especialmente reservado, por lo que el taller se acabó convirtiendo en su lugar seguro, su santuario. Cada vez que venía algún cliente, para disgusto de su madre, corría a esconderse en el armario de las herramientas.

“¡Te vas a acabar haciendo daño, hijo! ¡Ven aquí y da la cara como corresponde a tu nombre!” le decía su madre cada vez que el pequeño huía de los visitantes.

En una ocasión, una madre y una hija entraron en el taller de sus padres. En lugar de salir huyendo, Galand se quedó mirando a la niña elfa con curiosidad. Eran de la misma edad, pero mientras que él parecía siempre callado y melancólico, ella era un rayo de luz que inundaba la estancia de alegría.

Se llamaba Ilviel, y en seguida se le acercó para presentarse. Galand, en aquel momento, se quedó completamente congelado. No sabía qué hacer. La niña comenzó a reír, y aquel sonido tan dulce hizo sonreír al pequeño elfo por primera vez en su vida.

Los dos elfos no tardaron en hacerse amigos, iniciando una alegre etapa de sus vidas. Galand e Ilviel fueron inseparables, y crecieron juntos hasta la adolescencia. En aquel momento floreció el amor entre ellos, pero su romance fue interrumpido repentinamente por la caída de Sylvania, el Final de los Cuentos de Hadas.

Durante aquella caótica noche, Galand logró escapar a duras penas de la ciudad junto a su madre. Sin saber lo que había sido de Ilviel, Galand se convirtió en un fugitivo Sylvain en tierra de humanos.

Junto a su madre, Galand vagó por los países de los humanos, ocultándose entre las sombras y tratando de sobrevivir. Por fortuna, la pericia de su madre en la forja les ayudó a sobrevivir en un tranquilo pueblo de Dalaborn.

Allí, madre e hijo vivieron durante años entre los humanos. La experiencia fue única para Galand, pues él jamás había interactuado con los supuestos enemigos de Sylvania. Parecían gente sencilla, algo aburrida pero afable.

A causa de la pérdida de su amada, Galand volvió a su antiguo yo, reservado y melancólico. Si no fuese por la presencia y apoyo de su madre, el joven elfo habría caído en la más profunda depresión.

Con el paso de los años, Galand fue tolerando cada vez más a los humanos. En una ocasión, el elfo se detuvo a ver a los niños de la aldea jugar. Sus risas le recordaban a Ilviel y a su tierna niñez. Los niños jugaban entorno a un árbol, trepando y saltando entre sus gruesas ramas. En uno de esos saltos, uno de los niños pisó en falso y se desplomó contra el suelo desde gran altura.

Galand corrió a socorrerlo, abriéndose paso entre el corrillo que se había formado a su alrededor. Los humanos eran frágiles y torpes, y aquel pequeño no era una excepción. Sus huesos rotos sobresalían de su piel como afiladas espadas, y de su boca emanaba el cálido fluido carmesí. El elfo vio en los ojos el pequeño como la vida se le escapaba a paso apresurado.

Galand recordaba las advertencias de su madre, pero hizo caso ajeno. Movido por la compasión, impuso su mano sobre el pequeño y recitó una antigua oración élfica de sanación. Un aura dorada los envolvió a ambos. Los huesos volvieron a su sitio, encajándose con graves crujidos. Las heridas se cerraron, sin dejar cicatriz alguna. Y el aire volvió a los pulmones del niño con renovado vigor.

Brujería. Así fue como lo interpretaron los humanos.

Antes de poder siquiera recoger sus bártulos y huir, la inquisición ya se había presentado en su hogar.

Entre gritos, la madre de Galand le instó a marcharse mientras ella entretenía a los asesinos que habían enviado para darles caza. El joven elfo quiso luchar, pero sabía que todavía no era lo suficientemente poderoso como para ayudar. No era más que un estorbo.

La madre de Galand murió con una sonrisa en los labios. Pues, antes de irse de este mundo, le había dado tiempo a su hijo para escapar. Desde la caída de Sylvania, Galand había conocido la ira de los humanos. Pero aquel día había descubierto su ignorancia y crueldad.

Ahora completamente solo, Galand siguió vagando por las tierras de los humanos. Se ganaba la vida empleando el arte que había aprendido de sus padres, forjando y reparando armamento y armaduras. El elfo mantuvo un estilo de vida nómada, sin quedarse a vivir en ningún sitio durante más de un mes. Y así vivió durante más años hasta que acabó encontrándose con Los Perdidos.

Los Perdidos eran un reducto de Sylvain fugitivos, lo último de su civilización, comandados por el príncipe Nérelas. Al encontrarse de nuevo con su gente, Galand sintió alivio en su corazón. Pero su sorpresa y alegría fueron máximas cuando entre los seguidores del Príncipe Caído encontró a Ilviel.

La elfa estaba cambiada, era más adulta, más seria. Pero su aura luminosa no había disminuido lo más mínimo a lo largo de los años. Por primera vez en mucho tiempo, la historia se repitió y Galand sonrió tras años en la sombra.

El amor que se profesaban ambos no había muerto con el paso del tiempo, y Galand creyó, por primera vez en mucho tiempo, que podría sentar cabeza de verdad. Poniendo su arte al servicio de su gente, Galand comenzó a trabajar para Los Perdidos forjando armas y armaduras, así como realizando encantamientos básicos. Decidido a no ser una carga, también aprendió el arte de la espada junto a los soldados de élite del príncipe. Galand demostró ser un estudiante atento y talentoso, y su habilidad creció a un ritmo vertiginoso.

Con el paso de los años, Galand se convirtió en un valioso miembro de Los Perdidos y, sin embargo, su mayor orgullo fue otro.

Del amor entre Ilviel y Galand nació un niño, Kaiel. Galand se obsesionó tanto con su labor como padre que se pasó semanas construyendo juguetes y componiendo canciones de cuna para su hijo. Pasaba todo el tiempo que podía permitirse con él, leyéndole cuentos antiguos, enseñándole todo lo que sabía e inculcándole los valores básicos de los Sylvain.

Kaiel, como una esponja, absorbió todo lo que le enseñaba su padre. Pero mientras que Galand tan solo querían vivir en paz, Kaiel comenzó a albergar sentimientos de ira y venganza hacia los humanos. “¿Por qué nos ocultamos de aquellos que nos lo han quitado todo?” le preguntaba.

Dado que buscaban cosas distintas, la relación padre-hijo comenzó a empeorar. Ambos comenzaron a distanciarse, hasta el punto en que comenzaron a pelear diariamente. Una noche, tras una dura discusión, Kaiel se fugó de casa.

Cuando lo descubrieron, Galand e Ilviel salieron en su busca. Pasó una semana hasta que ambos decidieron regresar a casa para abastecerse mejor e iniciar una búsqueda más exhaustiva. Pero a su vuelta se encontraron a unos visitantes inesperados.

Humanos vestidos de negro. Portaban grandes espadas, y cruces de plata.

Inquisidores.

Aquella visión hizo hervir la sangre de Galand, pues de aquellos humanos tan solo guardaba recuerdos horribles. Galand e Ilviel ni siquiera se preocuparon por ocultar sus verdaderas identidades. Mostrándose como eran realmente, preguntaron directamente a los inquisidores cómo habían encontrado aquel santuario secreto.

Uno de ellos, el que parecía el líder, les respondió con odio y repulsa.

“Vuestra cría lo acabó escupiendo todo, aunque hizo un buen trabajo resistiéndose.”

En aquel momento fue cuando Galand despertó el verdadero poder que llevaba en su interior. Ophiucos, el Señor de las Espadas Infinitas. Una técnica apropiada para un artesano de espadas.

Cegados por la ira, Galand e Ilviel acabaron con los inquisidores demasiado rápido. No lograron descubrir el paradero de su hijo, pero ya era demasiado tarde.

Galand sintió que había fracasado como padre. Negándose a aceptar la muerte de su hijo, se marchó de casa, abandonando a Ilviel y a Los Perdidos, en busca de un cadáver que jamás encontró.

Durante los últimos veinte años, Galand ha estado vagando por el mundo sin un rumbo fijo. Adoptando varias identidades, el elfo se ha mezclado entre los humanos sin atarse jamás a un lugar. En ocasiones ha tratado de vivir como un ermitaño, mientras que en otras se ha sentido tan solo que ha tenido que vivir en medio de una abarrotada ciudad.

Durante los primeros años una ira ciega dominaba a Galand, llevándole a acabar con varios de los inquisidores que se han cruzado en su camino. Pero ahora ya nada le mueve. Envuelto en una permanente aura de tristeza, Galand vaga por el mundo sin rumbo fijo. A pesar de su soledad, Galand se siente incapaz de regresar con Los Perdidos.

Con el paso del tiempo, su arte se ha convertido en su único pasatiempo y obsesión. Ahora, Galand colecciona espadas del mundo entero. Con ellas trata de llenar el vacío en su alma, pero sabe que su amarga existencia apenas acaba de comenzar. En alguna ocasión se ha acabado encariñando con algún joven e idealista humano hasta el punto de convertirse en maestro de la espada, pero el destino no ha hecho más que traerle desgracia.

Jamás será un padre apropiado para Kaiel, ni para nadie.

Todavía canta cada noche la primera canción de cuna que compuso para él, con la esperanza de que, esté donde esté, éste la escuche.

 

Ventajas de Trasfondo

Contactos (2): Los Perdidos

Aunque no ha regresado a su hogar en mucho tiempo, Galand todavía goza de cierta influencia entre los seguidores del Príncipe Caído. Si fuese necesario, podría cobrarse varios favores a cambio de información, u otros favores. En esta organización se encuentra su anterior pareja, Ilviel. 

Contactos (2): Samael

A lo largo de sus numerosos viajes, Galand ha entablado contacto más de una vez con la organización de seres sobrenaturales. La enemistad con la humanidad que profesan algunos de sus miembros le atrae y aterra a partes iguales. Galand no duda en luchar por poner a salvo a los de su condición, ya sean elfos, elfos oscuros, daimah o demás. 

Artefacto (2): Legado de Verditas

Una espada mágica forjada por el padre de Galand en los tiempos de Sylvania. Con este poderoso filo plateado, el padre de Galand combatió durante la trágica noche en que cayó la ciudad. Galand creyó que se había perdido para siempre, pero al encontrarse con Los Perdidos descubrió que uno de sus guerreros la tenía en su poder. La espada le fue concedida cuando el joven elfo aprendió esgrima bajo la tutela del mismo guerrero, pues él era su legítimo dueño. La espada, además de ser de una calidad legendaria, potencia las capacidades místicas de su dueño. Cuando la espada se sincroniza con su dueño, es capaz de luchar por sí misma.

Notas de juego

Aún faltan cosas por definir, pero esto es básicamente el personaje.

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28/03/2018, 03:43
Klaymore

Fantabuloso :)

Me gusta mucho la historia: Realista y bonita. Además no se anda por las ramas y tiene suficientes detalles como para entender bien al personaje. No sé hasta qué punto me supondrá un pequeño desafío motivar al personaje por su estado actual... pero no creo que sea problema para la partida.

Y me has dejado un poco con el culo torcido de todo lo que sabes del trasfondo de Ánima.

Puedes terminar de definir lo que gustes.


Lo que sí te pediría son 3-5 líneas de la relación de Galand con Nérelas; simplemente porque Nérelas es un Warlock de Nivel 14 si recuerdo bien, y entre otras cosas tiene motivaciones "similares" pero con respecto a su hermana, y tratos con Imperium.

Y otras 3-5 líneas con respecto a Ilviel, por ver un poco más de su personalidad, habilidades, motivaciones/quehaceres (de tenerlos) y demás. ¿Rompieron o su relación está en el limbo de "cariño me voy a por tabaco"?

Y finalmente... es opcional, pero dada la profesión de tu personaje y demás, puedes incluir otros artefactos de poder bajo de forma gratuita (Artefactos Menores de Nivel de Poder 1, 1+ o 2, que puedes copiar-pegar del Prometheus Exxet si encajan con el PJ actualmente). Sin pasarse, pero poder, poder, puedes incluir algunos si quieres.