Partida Rol por web

Me mantengo tras la exploradora, para que no puedan llegar a mí los enemigos, ya que con el humo no alcanzaba a ver nada y me hacía toser.- Tenemos que acabar esto o moriremos asfixiados.

El enemigo que estaba muy débil finalmente se desvanece en el suelo, así que tan solo quedan dos enemigos. Uno está frente a Skaoi tras el tajo que le acaba de hacer. El mazazo del enano le pilla totalmente desprevenido, ya que éste le ataca por un lateral. El enemigo recibe un fuerte golpe en el pecho que lo deja sin respiración y se tira al suelo, intentando recuperarse.

El otro enemigo que intentaba golpear de nuevo al mago con su espada recibe un rayo de fuego, que a pesar de no ser todo lo poderoso que Shatar se esperaba es suficiente para prenderlo por completo. Corre unos metros y finalmente cae al suelo inerte, mientras las llamas van desapareciendo... Las únicas llamas que no desaparecen son la de los árboles, que siguen propagándose y van dejando con escasas salidas al grupo.

- Papáaaaaa.- se escucha de lejos... la jovencilla que os trajo aparece entre la humareda y se abraza llorando al hombre que acaba de martillear Bregonthall y que está malherido en el suelo recuperando el aire.

Tienes un punto, puedes hacer lo que marca la tabla dungeonslayer con un 1

Lamentablemente el hechizo ese en particular tiene 24h de refresco, así que no puedes usarlo hasta que pasen 24 horas EN EL JUEGO, como indiqué anteriormente.

O sea, que soy una curandera chapucera. ajjaja

Bueno, pues tendremos que ver.

No puedo ver la imagen en el curro. A ver si esta tarde. Mi idea es usarlo en curar a la arquera.

Pues algo para ayudar a los otros.

Por ejemplo herir?

Pues bajamos la defensa. Roleando o lo cuentas ya directamente.

No se, se me ocurre lanzarle algo (como estoy en el suelo, tirarle tierra a la cara), y como tiene que esquivarlo, cubrirse o lo que sea, pues le hace la reducción.

La sanadora, viéndose impotente al estar desarmada, no tenía mucho que hacer, pero el asaltante que más cerca tenía sufrió un extraño asalto. Ino, con un puñado de tierra que había agarrado por la impotencia de descubrir que la chiquilla, posiblemente, formase parte de una triquiñuela para ser engañados y asaltados, la lanzó a los ojos del hombre que la seguía, justo el que la compañera asaeteaba.

Brego para un segundo y exclama:

- Un momento. ¿Este es tu padre? Empiezo a sospechar que todo ha sido una trampa.

Intenta agarra a la chiquilla del cuello de la camisa y la levanta como si cogiera un cachorro de gato. Y apunta con su maza al asaltante al que la niña a llamado papa.

- ¡Explícate! Y rápido o acabaremos todos hechos a la parrilla.

El enano temía lo mismo que la sanadora. Que todo fuera una trampa. Y le jodía, ya que ella había sido la precursora de ayudar a la niña. Quería saber lo que pasaba, y ejecutar al hombre, ante los ojos de la cría lo consideraba extremadamente cruel. Tanto que sabía que eso sería una lucha en el futuro, cuando ya no fuera una niña, sino una mujer. El odio puede ser un arma poderosa, y esa arma es el alma y empeño de alguien con la determinación plena de conseguir algo. Y si era resarcirse, sólo matándola eliminarían el peligro. Era algo cruel, pero mejor eliminar unos bandoleros futuros, que sufrirlos más adelante.

La sanadora, que siempre había seguido el pro de la vida, odiaba pensar así. Era realista, pero en el profundo espacio vacío que dejaba la traición, el sentirse traicionada y engañada, ... solo tenía espacio un resarcimiento justo, total y efectivo para el futuro.

Dejó a su barbudo compañero actuar, y cuando dijo lo de achicharrarse, miró en derredor, inocente de no entender.

El hombre parece que no reacciona, puede que se estuviera asfixiando por la cantidad de humo en la zona, de hecho os costaba respirar cada vez más, lo que os provocaba tos y os nublaba la vista. La niña parecía casi en shock, pues no paraba de llorar y patalear a la vez que el enano la cogía. Solo miraba a su padre, que tumbado, había dejado de moverse.

- Vamos, hay que salir del humo. Animó al resto.

-Arrastrad a este mal nacido y su bastarda a la taverna. Hay que avisar del incendio antes de que se propague sin control.-

A duras penas me tenía en pie y lo habría dado todo por apoyerme en el hombro de Bregon para salir de ahí. Estaba a la altura perfecta para servirme de muleta. (Jejeje... chistes de enanos). Pero el fortachón ya tenía bastante con arrastrar al bandido. Solo deseaba soltarlo en medio de la taberna para que el populacho decidiera qué hacer con él.

-Tal vez alguien de la taberna lo conozca. De todas formas hay que moverse, Shatar y yo no creo que aguantemos mucho más sin cuidados.- Terminé de decir entre toses.

La sanadora tenía trabajo que hacer. Igual su magia se había agotado por unas horas, pero pronto la recuperaría, y mientras, tenía otras habilidades curativas que para sus compañeros podrían ser la atención que dirimiera la diferencia.

- En cuando salgamos de este y quede más tranquilo os parcheo. Su tono jocoso parecía una broma, ante la penuria que había pasado y además, Cogff, cogff. el humo podría darles también un disgusto.

Cojo al herido y a la niña y los saco del fuego.

En cuanto acaba la batalla me tapo la boca con la manga de la túnica para evitar el humo. Cuando salimos al aire puro me giro hacía Bregon que lleva al bandido que parece ser el padre de la chica.

-Vigila bien a ese, tiene que responder a unas cuantas preguntas.-

Con un quejido de dolo me llevo la mano al costado, mi cuerpo me recuerda que no he salido indemne de la batalla.

Salís del lugar lo más rápidamente que se puede, cargando con la joven y el padre. Finalmente cuando aparece un claro en el que podéis respirar tranquilamente os sentáis y descansáis. Vuestra cara se ha tornado negra, y vuestros ropajes oscuros. El hombre, aún inconsciente y su hija están ante vosotros.