Partida Rol por web

Te separas de tus compañeros y te diriges a la puerta que está situada al lado, tú primer intento de meter la llave en la puerta resulta ser un fracaso pese a que parecen hechas del mismo material.

Así que no tienes más remedio que usar tus artes para bloquear la puerta, aunque en el fondo sabes que sí hay alguien con tus mismas artes con el enemigo podría abrir la puerta sin problema, pero tiempo ganarías.

Dunia se separa del grupo mientras los demás vais a explorar lo que queda de la zona (pese a que ya lo había hecho Dunia antes), el lugar hace un recorrido “circular” y solo quedan dos puertas por explorar antes de volver a las escaleras donde habéis quedado con Dunia.

La primera es una puerta metálica (como las otras) pero al tratar de entrar en ella esta no se abre en absoluto, al parecer está cerrada con llave, pese a vuestros intentos sois incapaz de abrirla así que tras algunos intentos fallidos pasáis a la siguiente puerta, esta sí que se abre, pero solamente revela una sala vacía.

Finalmente regresáis al pie de las escaleras donde esperáis pacientemente a que vuelva.

Varios chasquidos más tarde, Dunia termina de cerrar la puerta a su manera y va hacia las escaleras. -Pues no. No era esa la llave... Estaba convencida. Aunque alguien que sepa usar herramientas como las que este tipo tenía no encontrará muchas dificultades en abrirla, tal cómo está.

Grundar miró a la puerta mientras fruncia el ceño, Por Gorum que no te resistiras dijo para acto seguido aporrear la puerta intentando sacarla del marco, con poco exito.

Al ver cómo ninguna de las dos cogía el anillo decidió guardarlo para más adelante.

Luego se fijó en cómo Grundar se ponía a tratar de derribar una puerta. Una tarea con la que su evidente falta de musculatura no podía ayudar, así que aprovechó para empezar a ojear el libro hasta, sin bajar la atención de su entorno.

Quizá Dunia pueda abrirla. O quizá tengamos que buscar otro camino. No parece que quiera ceder la puerta.

Explicó. No obstante no intentaría detener a nadie... en realidad la lectura sólo era una excusa para no pensar en que su amiga podría estar realmente muerta. Ojeó alrededor en busca de algo entre mirada y mirada al libro.

Busco trozos de mi amiga para una posible reencarnación.

Grundar lanza otro cabezazo contra la puerta.

Puerta 2 Grundar 0

- Deber buscar otro sitio, aqui Grundar no poder avanzar, dijo mientras se rascaba la cabeza dolorida por el golpe

Idari examinó también la puerta y llego a la misma conclusión. Aquello no se iba a abrir por la fuerza. Probablemente necesitarían la destreza de Dunia... o quizá la llave que llevaba con ella.

- Si, sera mejor avisarla y ver si puede abrirla. Desde luego parece un buen lugar donde encerrar a alguien y mantenerlo alejado de la vista.

Dunia empezaba a impacientarse. Pensaba que sería ella la que haría esperar a los demás, y allí estaba ella aguardando con cara de boba ¿Qué los podía estar entreteniendo tanto?

Impaciente como solo ella sabía serlo, desanda sus pasos siguiendo el eco de las voces de sus compañeros. 

- Pensaba que teníamos prisa - * Es su saludo al reaparecer por el pasillo, viéndolos todos en torno a una puerta cerrada... y suspira. - Ok...

**

Algo dubitativa ante el éxito que pueda tener éxito, la joven ladrona saca la llave encontrada  y trata de introducirla en la cerradura....cosa que consigue con éxito, la llave entra con facilidad y tras un giro  que ofrece un poco de resistencia la puerta se abre revelando una estancia vacia salvo por un pequeño invitado, o mejor dicho, invitada, puesto que  podeis ver el cuerpo  de Ameiko, tiene una fea herida en la cabeza por donde mana sangre, parece que no respira pero  tras un examen más detallado se nota un ligero movimiento en el pecho.

A toda velocidad, el semiorco puso su mano en la herida de la cabeza de Ameiko y rezo a su dios, Gorum conceder curacion Grundar

"¡Ameiko!" — grita Kendra mientras corre hacia la tabernera — "¡Ameiko, no!"

Por unos instantes, cae arrodillada ante ella, destrozada ante la visión del cuerpo inerte. De nuevo habían fallado ante Tsuto, ese odioso hombre... Pero de repente, Grundar caminó hacia ella y pronunció cuatro simples palabras. ¿Gorum? ¿Curar? El druida había perdido la cabeza, pensó Kendra. Pero ante su asombro, mientras levantaba la cabeza hacia arriba, la mano del gigantesco semiorco se llenó de energía curativa, y el pecho de Ameiko empezó a moverse de nuevo mientras recuperaba la respiración.

"¡Está viva! ¡¡Está viva!!" — se gira hacia sus compañeros.

Al ver a Ameiko, Auge cerró enseguida el libro y no dudó en acercarse, aunque la muchacha ya estaba rodeada por otros. Les miró y su sonrisa se tornó tranquila al ver cómo lanzaban un hechizo sobre ella.

Has hecho bien, Grundar. Ahora, déjame a mí, por favor.

Esperó un momento por si le dejaban pasar. En caso contrario estiraría la mano para alcanzarla, le importaba más llegar a ella que cualquier otra cosa.

El tiempo es sólo una percepción, lo que se ha hecho puede deshacerse.

Y con ese sencillo cántico, extendiendo las manos hacia su amiga, las heridas deberían comenzar a desdibujarse.

Que aquella puerta fuese la que correspondía a la llave la tomó por sorpresa. Antes se hubiese imaginado otra cosa, como que fuese la puerta del exterior de la fábrica, la forma como habían entrado por los túneles inferiores, o... pero no. era algo infinitamente más escabroso que logró congelarle la sangre en las venas.

Afortunadamente sus amigos fueron capaces de reaccionar antes que ella, y no solo eso, sino que con su magia combinada tal vez, tal vez... 

- Por favor, por favor, por favor... salvadla... 

Rogó con todas sus fuerzas uniendo las manos frente a sí mientras veía trabajar a los demás. El corazón podría habérsele salido del pecho con tan solo abrir la boca para decir una sola palabra más. 

No recordaba haber agradecido jamás desandar sus pasos. Le hubiese gustado entrar para sacudirla hasta que abriese los ojos, o tal vez abrazarla y estrujarla muy fuerte en un intento infantil de protegerla de demonios invisibles con su propio cuerpo, pero era consciente de que sólo sería un estorbo. Lo mejor que podía hacer era quedarse allí y morderse los labios.

Idari contuvo el aliento al ver como el cuerpo inmóvil de Ameiko aparecía tras aquella puerta cerrada. Sus capacidades curativas eran poco menos que nulas, así que prefirió ni acercarse, para no molestar a los que si sabían lo que hacia.

Con nerviosismo, miraba los pasillos como si esperase en cualquier momento que una horda de goblins se abalanzase sobre ellos. No obstante un profundo suspiro de alivio salio de su pecho al escuchar que estaba viva. Quizá después de todo, las cosas iban a salir bien.

Cuando Grunar pone las manos sobre  la herida sangrante de Ameiko esta deja de manar al instante y el hechizo de Auge hace que desaparezca por completo dejando como único testigos los rastros de sangre, mientras retira la mano Ameiko esta comienza a revolverse como sí tuviera un mal sueño hasta que finalmente despierta.

---...¿chicos?¿ Como habeis llegado aquí...?-pregunta aturdida mientras mira a su alrededor-¿...Donde...Donde está Tsuto....?¿Y mi padre?

- Ameico... menos mal - deja escapar la voz en un hilo de puro alivio, aún desde la puerta.

- Pues... hay novedades, pero... ¿Qué tal si primero vamos a atender ese ataque de 200 goblins que podrían estar asaltando la ciudad ahora mismo? - Carraspea tratando de disimular lo profundamente preocupada que había estado hasta hacía escasos segundos.

- Ya saben... prioridades, y esas cosas.

- Tsuto estar muerto, dijo secamente el semiorco. Padre Ameiko Grundar no saber, se encogió de hombros, ayudar a levantar, dijo mientras las enormes manos de Grundar se ofrecian a Ameiko para que recuperase la verticalidad

Fuimos nosotros. Nos dijo que te había matado.

Expliqué. No tenía nervios, en realidad era más un pesar. Me aparté para darle espacio, pero mi tono trataba de ser conciliador. Aquello podría ponernos en una situación delicada. Sin embargo mi tono delataba cierto sentimiento de culpabilidad. No me gustaba matar, aunque estuviese orgulloso de la capacidad de combate de mis compañeros.

Después me giré hacia Dunia para asentir.

¿Alguien más necesita una cura urgente?

Pregunté, por si alguien necesitaba de mí.