Partida Rol por web

Eberron - La Forja Olvidada

4. El mercado de las ratas

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03/03/2014, 11:09
Narración

Una vez efectuadas las compras y cargados con el nuevo equipo, descendieron mediante ascensores y escaleras de vuelta a la torre Dorasharn, bajo la que se encontraría la entrada a los túneles que llevaban a la antigua forja. Empezó a llover otra vez; las gotas de lluvia calientes los calaron hasta los huesos en los trayectos entre torre y torre, cuando los puentes descubiertos no podían resguardarlos.

Tardaron su buen par de horas en llegar abajo. Para entonces, les rugía la tripa y la boca seca pedía agua o algo más fuerte. El calor aquí abajo, capturado por las innumerables capas de piedra y cemento que cubrían el cielo, era aún más sofocante. Pero al menos no llovía. ¿Al menos? La verdad es que un poco de agua no hubiese venido mal para limpiar los callejones llenos de basura y alimañas. A aquella altura de la Dorasharn, no había lógica alguna en la arquitectura. Como en un queso, los agujeros en las paredes habían aparecido al azar, construidas y reconstruidas una y otra vez hasta dar lugar un intrincado sistema de callejuelas en el que flotaba el hedor a trasgo y a podredumbre. La iluminación, bastante precaria, constaba de antorchas mundanas que alguien se ocuparía de mantener encendidas. La luz que provenía del exterior era escasa, tanto por el cielo encapotado como por las torres que, como los árboles en una jungla, imposibilitaban el crecimiento de los menos afortunados, allá a nivel de suelo. Pero siempre había un modo de salir adelante. Eso en Sharn se sabía bien.

Siguiendo el mapa de Bonal, se toparon con la entrada a un túnel que según las anotaciones, conducía a las alcantarillas. A través de las alcantarillas llegarían a la forja. Fácil decirlo, muy complicado de hacerlo. ¿Por qué? Pues porque el túnel se abría hasta formar una cámara del tamaño de una plaza de ciudad. Y como en las plazas había mercados, aquí también. Sharn no iba a ser menos. A su modo caótico y trasgoide, el mercado de las ratas era la respuesta de los Engranajes a una feria de vellón.

No había manera de localizar la entrada a la sala de válvulas E-213 entre los tenderetes de vociferantes trasgos, grandes trasgos, gnolls y demás morralla. Había basura reconvertida en mercancía en grandes cantidades, comida apenas salubre sirviéndose al aire libre (el espetón de rata de alcantarilla parecía especialmente popular, y la cosa es que no olía tan mal), bebidas de dudosa procedencia y potabilidad, armas desafiladas y herrumbrosas, ropas raídas y llenas de moho, "joyas" hechas con huesos descarnados... Y los compradores se volvían locos, ¿eh? Si antes no sabían si era posible rajarse por un collar de corcho de botella y orejas podridas, ahora sí. La trasga recuperó el botín y se lo puso al cuello sin preocuparse de guardar la cuchilla marrón con la que le había tajado la cara a un miembro de su especie. Sonrió a los recién llegados con una boca llena de dientes caninos y se alejó para seguir husmeando en otro puesto.

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03/03/2014, 15:01
Marrath Naïlo

- Que lugar tan maravilloso - dijo el clérigo. Y cuando se giraron hacia él se dieron cuenta de que no lo decía con un ápice de ironía. En su cara una sonrisa, indicaban que estaba disfrutando con todo el espectáculo como si estuviera viendo una obra teatral. No prestaba atención a los motivos que le habían llevado alli, y poco se preocupaba ahora por encontrar la entrada a las alcantarillas.

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05/03/2014, 11:01
Phillip Lionheart

Alguien no estaba para nada de acuerdo con el elfo.

—¿Pero cómo puede alguien vivir aquí? Alguien que no sea un enano o un trasgo, que les gusta vivir en las cuevas— se corrigió Phillip —sólo la higiene...— tosió.

Y justo después contempló a una trasgo rajar la cara a otro por cuatro corchos mal puestos. —¡Oye!— dijo cabreado, pero la pequeña criatura había desaparecido entre la marabunta y antes que castigar al agresor, Phillip se acercó a la víctima. —¿Te encuentras bien? Estás sangrando—. El joven venció la repugnancia y el mal olor y trató de ver si podía ayudar al trasgo.

Notas de juego

Los malvados mercados. Qué daño hacen a los pobres e indefensos...

Tengo sanar, miro a ver si se deja hacer un apaño, si puedo tomo 10 para un 15 :)

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06/03/2014, 22:57
Narración

El trasgo apartó a Phillip con un bufido y se alejó farfullando en lengua dhakaani. Sleuth tuvo, mientras tanto, la oportunidad de averiguar a cuánto estaba el pincho de rata. Costaban dos cobres el pincho, lo cual no sonaba nada mal. Ante la mueca de confusión del paladín, un otro trasgo se le acercó sonriendo de oreja a oreja.

-¡Ja ja ja! ¡Amigo humano! No te gustan los modales del mercado de las ratas, ¿eh? ¡Ja ja ja! -Se apoyaba las manos en las caderas e hinchaba el pecho al reír como si midiera dos metros en lugar de metro treinta escaso-. Skakan te ayuda, a ti y a tus amigos. ¡Bienvenidos a mi mercado!

Se trataba de un trasgo de rostro maduro y ropajes no del todo hediondos ni raídos. A decir verdad, llevaba un brazalete de cobre y pendientes de piedra con grabados dhakaani, lo cual indicaba que no podía estar muy mal situado en aquel ecosistema tan pútrido.

-¿Qué queréis, amigos aventureros? ¿Queréis pinchos de rata? ¿Helado de limo? ¿Alga azul? ¿Buscan los señores una joya bonita? ¿Armas? ¡Ja ja ja! ¿Información? ¡Los humanos que vienen siempre buscan lo mismo!

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06/03/2014, 23:44
Phillip Lionheart

Phillip pensó un momento en sus compañeros, ninguno parecía gente demasiado amistosa, así que decidió tomar el la iniciativa.

No me gusta que alguien le raje la cara a alguien— dijo con total sinceridad Phillip — podría haberle hecho un vendaje, no entiendo porqué no me ha dejado, debe ser por la furia del momento, se le infectará...—. Trató de prestar atención al nuevo goblin, pero sólo una palabra quedó fijada en sus oídos. "Información"

—Todo eso suena genial— comentó valorando cada una de las cosas que le ofrecía el pequeño ser —pero en realidad estoy buscando información, sí, lo ha adivinado, una sencilla orientación en este lugar. 

Las palabras de Phillip eran francas y sinceras, trataba al trasgo como a un igual, a pesar que dentro de él tenía una voz que decía "Es un engendro enano y deforme, un monstruito devoraniños, aplástalo bajo tu bota de metal y que te escupa lo que sabe". El paladín metió la voz en uno de los rincones oscuros de su alma. —Seguro que alguien tan amable como usted sabe decirnos donde está la sala de Válvulas E-213. Y hasta llevarnos allí ¿Verdad?—. Sonrió— Le pagaríamos por su valioso tiempo, desde luego.

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07/03/2014, 00:23
Sleuth

No es que Sleuth estuviera precisamente en su salsa en el inframundo, pero se le veía al menos lo suficientemente cómodo como para desenvolverse. Poder moverse por allí libremente era mucho mejor que estar encerrado en el ascensor (esa situación incómoda de no decir nada) y que la gente se rajase por unos tonterines era algo que no venía de vuelta de hoja. Sus compañeros... algunos, al menos... parecían escandalizados, pero el principio es el principio: no puedes dejar que toquen lo que es tuyo o se te comerán. Y encima el collar no estaba mal del todo.

Dos cobres menos después, un pincho de rata muy hecha que tenía que admitir que sabía bastante mejor de lo que solía comer y le metería ideas bastante raras y poco civilizadas en la mente en un futuro, el exquiriente se acerco mientras masticaba con parsimonia su bocado, dos cobres más pobre pero disfrutando con el espetón. Seguramente hubiera podido negociar un par de espetones por los dos cobres, pero no les sobraba el tiempo.

-No va a dejar que le manofees en público -comentó- No te conoce, y sería como que tu mamá te limpiase con un pañuelo en una reunión formal. Peor, seguramente. Pero buen gesto.

Había dos clases de religiosos: los que hacían cosas devotas y los que hacían cosas un poco devotas de más. Aunque fuera ingenuo, mejor ver que su compañero era de los primeros: podía trabajar con esa gente.

"..."

No se desenvolvía mal del todo. Sabía hablar. Si supiera qué decir, sería mejor... tenía que haber sugerido que compraría. El trasgo haría mal negocio perdiendo su sitio y acompañándolos hasta allí, no creía que accediera si no fuera por una suma, y quizá ni así si era aposentado y prefería riesgos mínimos.

-Compra -le dijo simplemente.

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07/03/2014, 00:51
Marrath Naïlo

Marrath hizo un gesto de indiferencia. No le gustaba que alguien le guiara, ni siquiera le importaba estar perdido. La vida era precisamente estar perdido y deambular de aqui para allá. Le quitarían toda la diversión, le quitarían el interés, tratando de ir por la via rapida.

- Oye, ¿por qué hablas por nosotros? Si quieres un helado de rata, adelante, pidelo, pero no necesitamos ayuda de nadie para encontrar nada.  El camino se nos mostrará por sí solo.

Ni siquiera era por el dinero, que ya había ofrecido gustosamente tiempo atrás. Lo que le interesaba a Marrath de el viaje era precisamente eso, el viaje. No le interesaba llegar, le interesaba aprender del cómo.

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08/03/2014, 13:53
Narración
Sólo para el director
- Tiradas (2)
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08/03/2014, 13:55
Narración

-¡A Skakan le gusta lo que oye! Digno muchacho, caballero de la Hueste, ja ja ja... ¡Serían cien moneditas de plata! Una minucia de nada para gente de la superficie como vosotros. Se puede comprar mucha chatarra con cien monedas. ¡Ja! ¿Tenemos un trato? Os llevo a la sala que buscáis. ¡La plata! Y la sala.

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08/03/2014, 16:23
Phillip Lionheart

Phillip miró a sus compañeros y casi se estremeció, uno se estaba comiendo una rata asada, ¡A saber donde había estado esa rata! y el otro presuponía que el camino se mostraría solo, lo único que le mostrarían en aquel lugar sería un callejón, un acero y el juego de "Destripa al elfo y toma su dinero". 

Se centró en su interlocutor.

—¡Cien monedas de plata! Me has tomado por un potentado, mira con eso me compro media espada... te ofrezco veinte monedas de plata por llevarnos y otras veinte si nos llevas bien, pago en oro. — El paladín sacó cuatro monedas de oro de su bolsa. 

Notas de juego

El goblin me recuerda a cuando estaba en túnez. ¡Alfombra barata! ¡600 euros! ¡La mandamos en caja a España! ¿no? ¿300 €?.

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09/03/2014, 18:44
Daneel Yuzimov

Tugurio. Clase baja. Tierras de trampas. El mercado de las ratas, como lo llaman aquí, se gana todos los apelativos e incluso alguno más. Es una de las reglas de las ciudades, me contó mi maestro, y siempre es bueno ver que aun así la calle sigue siendo transitable y los heridos pueden marcharse por su propio pie. Al fin y al cabo, he oido hablar de otros barrios nefastos... y en esos uno no se levanta y se va caminando a menos que con quien se tope sea un nigromante.

-Rata, ¿eh? ¿Bien aderezada? -Observo el pincho de rata de Sleuth, alzando ligeramente una ceja. Desde luego, quizá podría opinar que está un poco demasiado hecha, o que me gustan las piezas más jugosas, o infinidad de otras posibilidades. Sin embargo, siempre está bien contemplar posibilidades, y resulta bastante interesante ver a un humano comiendo esa clase de comida sin quejarse. Lo que nos lleva a pensar en cómo habrá sido su vida para considerar tranquilamente que una rata puede ser un buen tentempié. Y más considerando la mesa que hemos compartido antes.

-Será mejor que seais raudo en vuestra decisión, Skakan. Otros aceptarían un pago mucho menor, y eso si no lo encontramos antes nosotros. -Y diciendo eso, alzo la vista de nuevo a la lejanía observando aquí y allá con mis agudos ojos, buscando de nuevo entre las diversas cajas y montones de quién-sabe-qué buscando, una vez más, el acceso que nos llevaría aún más abajo, hacia la Forja.

- Tiradas (1)
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11/03/2014, 19:33
Narración

-¡Ja ja ja! ¡Trato hecho! A ver esas monedas. -El trasgo extendió la mano y esperó a que el paladín pusiera en ella dos monedas de oro. Las mordisqueó con sus dientecillos caninos para asegurarse de que eran de verdad y, al decidir que sí, se las guardó en los bolsillos más feliz que un dragón retozando sobre su tesoro-. ¡Ja ja ja! ¡Seguidme, aventureros! ¡Skakan os lleva a la sala que buscáis!