Partida Rol por web

-Bueno, bueno. Con eso, creo que me han dejado sin preguntas. -Esbozo otra media sonrisa, sí que ha hablado de largo el elfo por una vez, y fíjate, para solicitar permiso de saqueo. Con las monedas extra podría conseguir algún extra bonito y, si bien no podré llevarme a Estrella Lejana conmigo a los subterráneos, sí pagarle una buena estancia y cuidado mientras me ausento hasta resolver el misterio. -Sea, pues. -Rebusco en mis ropajes, sacando un pequeño pedazo de metal que expongo a la luz revelando una pieza de mi munición en especial con el grabado de una D, que no me sorprendería que muchos desconociesen. -Para Daneel, ese soy yo, el trato está sellado y aceptado. -Pongo la bala sobre la mesa, sujetándola desde arriba con tres dedos. Un gesto muy teatral que llevo décadas usando.

¿Permiso de saqueo que ya no se considera como tal sino "eventualidades del camino"?

"...joder con el orejas"

Si no le había gustado, mala suerte, era la clase de cosas que había que dejar en Sharn, donde o estabas toda la vida de pequeños trabajos o hacías tres grandes y te retirabas... por la puerta grande o la Puerta Grande. Si alguno de ellos mordía el polvo los demás se llevaban su parte, y lo mismo si decidía que la cosa no le merecía la pena... que podía ser él mismo dependiendo de si lo que encontraban era mínimamente valioso como para que le compensase seguir jugándose el pellejo o no.

-Todo bien.

-Maravilloso.

Elaydren sacó de entre sus ropas un mapa garrapateado a pluma. Si se analizaba durante un par de minutos, podía comprenderse pese a lo intrincado de las líneas.

-Este es el mapa que dibujó Bonal. Muestr el sistema de alcantarillado y el camino hasta las profundidades de la torre Dorasharn. La reliquia que buco es un disco de adamantita con la forma de una estrella de siete puntas, del tamaño aproximado de una mano humana. Tomad. -Sacó de un monedero diez monedas de platino y las colocó frente a ellos. Ninguno de ellos había visto demasiado platino últimamente-. Esto es el adelanto acordado. Seguid las indicaciones de Bonal, investigad las profundidades de la torre y encontrad la entrada a la antigua forja. Cuando me traigáis la estrella de plata, el resto será vuestro.

El elfo no hizo ademán de coger el dinero. No era que le interesara realmente el valor monetario, ni siquiera su brillo. Lo único por lo que quería el dinero era porque le permitiría hacer un trueque con un viajero o mercader que le llevara a otro gran lugar, para seguir en "el camino", solía decir él.

Por lo tanto, permaneció erguido, escuchando a la mujer y anotando mentalmente todo lo que ella decía. Solo asi conseguirian llegar a buen puerto, con un buen manejo de la información.

Contemplo lo dispuesto sobre la mesa, y echo mano con calma siendo el primero en hacerlo. Sin embargo, aunque la mano pasa junto a la pila de monedas y no negaré que unas cuantas serían un enorme servicio a la hora de prepararme o comprar algo de buena munición, no se detiene ahí sino que me apropio del mapa, contemplándolo con ojo crítico durante unos segundos. Luego, viendo que nadie hace nada y considerando que lo vamos a necesitar, sujeto la pila de las diez monedas con la otra mano.

-Si ya teneis claro qué quereis comprar con esto... -hago una pausa dramática de una respiración. -Esperad a que salgamos para hablar de ello. Señora, una última pregunta antes de despedirnos. ¿Cómo contactaremos con vos una vez hayamos cumplido nuestra parte?

Cogió las monedas, palpando la leyenda para ver si el material era de verdad. No había visto una de esas en su vida.

Y fueron a su bolsillo: seguramente no las volvería a ver, se iban a ir en comprar la cena de su vida por si resultaba que su vida acababa siendo muy corta. Sólo tendría que concentrarse en no llegar cataclísmicamente resacoso al encuentro. Hummm, comprar también zumo de remolacha. No parecía ningún timo ni tontería, y si las monedas fueran falsas lo vería esta noche. Si no... bueno...

-Todo bien -repitió, breve.

Él no hizo la pregunta de Daneel. No porque considerase que fuese estúpida, que no lo era en absoluto, sino porque si conseguían algo de ese nivel dudaba que unos don nadies como ellos fueran a ser muy difíciles de localizar.

-Dejad un recado aquí y me pondré en contacto con vosotros tan pronto como me sea posible -afirmó la noble. Se levantó recogiendo su capa e inclinó la cabeza-. Sin más preámbulos, me despido. La bebida está pagada. Si habéis de preparar la expedición, podéis hacerlo aquí.

Se despidió con un murmullo y salió del reservado, dejándolos a solas.

El elfo se mesaba la barbilla pensativo. Tenía un trabajo, y ni siquiera conocia a aquellos con los que iba a ir. Tenían miradas un tanto siniestras y de no ser por la cantidad de mundo que había visto, podría decir que en cierto modo le intimidarían. Claro que él, a sus ojos, debía de ser algo similar.

Sonrió y se sentó, para disfrutar de una buena copa de vino. Algo que hacía tiempo que no disfrutaba. Después se giró y preguntó.

- Estaría bien saber al menos vuestros nombres. El mio es Marrath.

Philip no se sentía precisamente bien, y no había hablado durante un tiempo, saquear una ruina antigua no era lo que pensaba estar haciendo hacía unos meses, pero luego había venido la desaparición de su padre y todas las acusaciones de corrupción... el dinero le vendría muy bien para pagar las reparaciones, porque pensaba reparar su nombre y el de su familia, costara lo que costara. Y el dinero sería la manera más rápida. El dinero legal.

Al parecer si eliges ser paladín no puedes vivir una vida tranquila. Es como los cuentos y las historias, los servidores de los dioses acaban trabajando para ellos de las formas más imprevisibles. Si no hubiera hecho los juramentos... pero no sería yo si no hubiera hecho los juramentos. La Llama de Plata... debo...

- Un honor conocerte, Marrath. ¿Eres un servidor de los dioses? Mi nombre es Philip y vengo de Galethspire, allí soy... o mejor dicho era... guardia y vigilante. Había venido a Sharn en busca de unos papeles y para hacer unas aclaraciones, además de para buscar a mi padre... pero no sé ni por donde empezar. Y para todo el tema de los papeles y para pagar abogados y procuradores necesitaré el dinero. Me interesa esta misión y creo que puedo ser de utilidad... aunque solo se me da bien manejar una espada. 

Su mirada fue ahora hacia los otros dos compañeros. El del sombrero y el de la gabardina.

Sleuth se guardó las monedas rápido. Saquear tumbas tampoco era lo que él hacía, pero... necesitaba dinero, y dinero por un trabajo fácil era exactamente lo que necesitaba. Eso y quitarse por unos días del mapa, porque o su olfato le fallaba (y no solía hacerlo) o el diario y compañía iban a seguir los pasos del forjado loco: seguramente también allí abajo, pero mejor acompañado que sólo en un callejón mientras vuelves a casa.

-Justo lo que necesitamos -resumió mientras la mujer se iba y se servía una copa a costa de ese regalo- La gente de por aquí no sabe llevar muy bien una espada. No hasta que bajas un piso o dos más arriba de los Engranajes.

¿Abogados? ¿Procuradores? Pobre crío desgraciado, lo iban a estrujar como una pasa: iba a arriesgar la vida para dejarse el dinero en sangrías y picapleitos.

-Sweettoth. Podéis llamarme Sleuth, es lo que hago.

-Daneel Yuzimov. A Estrella Lejana lo conocisteis en el callejón. -Respondo con tranquilidad, dejando que la mitad de la pila de monedas vuele con el gesto del investigador. -Mi especialidad es la caza. -Sonrío ligeramente, entornando y aprovechando la luz para oscurecer ligeramente el rostro gracias a las lámparas. -En todos los ámbitos. Anoche la lluvia debió de entorpecer mi arma, pero en las profunidades no habrá ese problema.

Dado que la mujer se ha marchado, y no hemos pedido nada, le solicito amablemente un vaso de vino a la camarera a cuenta de la mesa. Con suavidad, la otra mitad de las diez monedas acaban en mi bolsa, y aunque no desconfío en absoluto de mis compañeros más de lo que haría con cualquiera, él es el único que parece un tipo de ciudad. Y llevo muchos años viajando como para saber cómo se comportan los tipos de ciudad y que viene bien haber dividido las monedas, solo por si acaso.

-Así pues, caballeros... ¿cuándo desean iniciar la inmersión a las profunidades? -Hago un ligero gesto alzando los brazos, que acompaña armoniosamente la pregunta, no pudiendo evitar darle un tono ominoso a las tres últimas palabras. He bajado más de una vez en mi vida a grutas y cavernas profundas, normalmente acompañado de mi maestro. Pero nada como una enorme ciudad construida sobre sí misma. Eso promete ser un espectáculo.

- Algunos nos llaman así, pero no soy tampoco un esclavo de su voluntad, pues sigo los designios del Viajero. Soy por tanto un caminante, un curioso. Practico, si es eso lo que me preguntas, Philip, algún tipo de magia. - saludó después al resto de compañeros que se iban presentando.

Miró atenta a aquel tipo de sombrero. Había algo en él que no acababa de gustarle. Algo le daba mala espina. No obstante, no era él dado a juzgar a nadie sin conocerle, por lo que le dió la oportunidad de que demostrara su hacer con hechos, y no con prejuicios.

- Saldría cuanto antes. Quizás descansar esta noche y marchar al alba. Lo ideal sería terminar este trabajo a menos tardar, mejor. No me gusta estar atado a un contrato, aunque sea no firmado, me siento realmente incómodo.

Philip asintió ante las palabras de Sleuth.

- No sabrán llevar bien una espada pero saben usar la magia, en esta ciudad parece que hasta los niños la usan. Pero bueno, nada sustituye una espada y un brazo fuerte en el momento preciso.

Luego escuchó a Daneel y Marrath acerca de cuando emprender la expedición.

- Yo diría que debemos comprar algunos suministros si vamos a adentrarnos en las profundidades de la ciudad. Nada muy importante... pero yo diría de comprar al menos unas antorchas o una linterna, una cuerda, una poción curativa y un par de fuegos de alquimista por si las pestes y las plagas.

Philip se recostó en su silla, sin interesarse por bebida alguna.

- ¿Qué me decís? ¿Dormimos, descansamos, compramos algún suministro y emprendemos la expedición? 

...

No se fiaba del Yuzimov. Por supuesto que se dedicaba a la caza, era uno de esos asquerosos volitas: al menos a su lado podría ganar favores, uno nunca quiere estar de malas con un culto de zumbados que buscan convertirse en grotescas abominaciones en busca de la carne y la sangre de los vivos.

-Un espíritu libre, ¿eh? -dijo tras los comentarios de Naïlo- Como queráis. Yo diría que partiéramos por la tarde, y no a primera hora, y que fuéramos a comprar ahora: puedo buscar algún sitio donde arañar unos cobres, y además ir juntos nos vendrá bien, para disuadir a quien quisiera volver a repetir lo de anoche.

Tomó otro trago de bebida. Si los demás no la aprovechaban la guardaría bajo su nombre y dejaría reservada buena cena caliente para esa noche: allí no iban a tirar nada de esa calidad, su naturaleza le impulsaba a aprovechar, y así le saldría más barata su quizás última fiestecita en bastante tiempo.

Bien, me gusta. El paladín parece haber cogido un poco de carrerilla, y no está de más saber sobre los otros dos. Sin embargo, nos encontramos ante la primera de las pequeñas barreras a las que un grupo ha de enfrentarse siempre que ocurre algo por el estilo.

-Y yo acompaño esa idea. Allá donde vamos no hay luz natural, por lo que partir al alba no otorga virtudes. Y Phillip -esbozo una sonrisa franca-, dejadme decir que habeis ideado una buena lista, aunque la fortuna nos acompaña si podemos salvar algunas monedas de ella por lo que ya tengamos. Por ejemplo, yo ya tengo una buena cuerda. Un par de antorchas sí podrían ser una buena idea, cierto es. Aunque bien podríamos cambiar el fuego de alquimista por ácido, pues tiende a ser más barato. Y las pociones curativas... sí, una idea francamente interesante.

Dejando los instantes pasar, mientras bebo de unos pocos tragos la copa que he pedido, me muerdo el labio entrecerrando los ojos. Hay algo que me gusta de todo esto. Vuelvo a sonreir sin enseñar los dientes. Diablos, hacía meses que no me sentía tan vivo y con ganas de caza. Aunque sea de una reliquia perdida, pues quien sabe qué nos saldrá al paso ahí abajo.

-Si estais listos, podemos partir a realizar las adquisiciones.