Partida Rol por web

Estas en la casa de tus padres, desde que te sacaron desde el ultimo apuro no has podido dar un paso sin informar antes a donde, con quien, y hasta cuando, ibas a moverte. De repente tres golpes sordos se escucharon en la puerta, al rato un sirviente llego al balcón donde estabas observando la belleza de los parques del borde del cielo, que estaban dejando ver la gran estatua que domina toda la zona.

-Señora teneis visita, dice que es urgente. ¿le digo que venga?

Hace poco ha llegado a tus oídos que hay varios grupos de aventures aventurándose en la zona de las tierras enlutadas, aunque recientemente el señor de nuevo cyre, ha empezado a reclutar aventureros como soldados de alquiler por extraños motivos, cada persona que te da información dice que es para una cosa distinta. Has llegado a nuevo cyre y el guardia de la puerta te da el alto y te dice:

¿Qué trae a un piel verde aquí?

Ha pasado un tiempo desde que comencé mi viaje. Un tiempo en el que he recorrido medio Khorvaire, sin encontrar nada que me acerque a lo que busco.

Todas las noches miro al cielo, mientras disfruto de mi cena al calor de una lumbre, en busca de los patrones que mi mentor vio. Yo aún no lo veo, pero claro, mi conocimiento de los Planos es mucho más limitado que el de Yegg. Y realmente mi misión no es buscar el patrón en el cuerpo de Syberys, en las estrellas. No, mi misión es buscar sobre Eberron, sobre la madre de todo lo natural. Sobre la tierra.

Pero sobre la tierra no hay nada. No he encontrado nada que indique esa perturbación que se avecina. ¿Será culpa mía? ¿Soy digno de la misión que Yegg me ha encomendado? ¿O es culpa mía la falta de resultados? Bah, quién lo sabe. Es inútil pensar mucho en esto.

Lo que es innegable es que Eberron es precioso. No he podido desviarme mucho de los caminos, pero he bordeado bosques frondosos, he atravesado ciénagas donde bullía la vida, he caminado al lado de montañas de un tamaño que no podía ni imaginar. Y todo sigue aquí gracias a nosotros, los Cancerberos. Cada vez que pienso en ello me hincho de orgullo.

Voy caminando a paso ligero, ayudándome de mi lanza. Realmente no me es necesaria, pero cuando has caminado mucho con ella y no la llevas, no es lo mismo. También podría transformarme e ir mucho más rápido, pero en mi misión no prima la rapidez, prima la percepción. Tengo que abrir bien los ojos y las orejas, y eso es mejor hacerlo yendo despacio.

Los viajeros con los que me encuentro no me cuentan nada relativo a mi misión. Nada extraño o antinatural por la zona. Sin embargo algunos me comentan que se necesitan aventureros en Nueva Cyre, por alguna razón que ninguno sabe precisarme. Decido encaminar mis pasos hacia allí. Según he podido comprobar, los aventureros atraen el peligro. O el peligro los atrae a ellos. El caso es que pueden ser una buena fuente de información.

Después de un par de indicaciones, encuentro el camino que va hacia nueva Cyre, y empiezo a seguirlo. Después de una larga caminata, avisto la ciudad a lo lejos. De pequeño tamaño, rodeada de montañas. Cuando voy hacia la puerta, el guardia me da el alto, con rudas maneras.

- ¿Piel verde? - replico arqueando mi labio superior en una mueca - ¿Así es como recibís a los forasteros en Nueva Cyre? ¿O sólo lo hacéis con los que son como yo? Ninguna de las dos opciones habla bien de la ciudad. Déjalo, no hace falta que respondas. - hago un ademán con la mano - He escuchado en los caminos que el señor de Cyre está reclutando aventureros. Quiero preguntar por el trabajo.

Frunzo el ceño mientras hablo. Con el buen humor que tenía hoy y ya me lo ha aguado el primer subnormal, maldita sea.

Urza había salido al balcón con tal de ver algo de movimiento. Se sentía atrapada como un rinoceronte dando vueltas en una jaula, sopesando si podría romper los barrotes de un topetazo. No obstante, aunque tuviera ganas de hacer explotar las paredes, era consciente de que era una situación que ella misma se había buscado. Y Urzara jamás se retractaba de un desafío. Demostraría a su Casa que había dejado la Sangre de Dragón y que era digna de la Marca del Paso.

La novedad de la interrupción del sirviente fue bienvenida. Al fin pasaba algo nuevo.

-Tengo entendido que lo normal es anunciar el nombre del visitante y el motivo de la visita -le aleccionó al criado. Dejó que su sirviente contestara antes de añadir:-. Está bien. Que pase.

Deacuerdo señora, le dire al forjado que pase.-despues de eso sale de la habitacion y a los pocos segundos entra un forjado recubierto de adamantita, con una espada larga en el cinto y una capa. A los pocos metros de la puerta se para y dice con voz metalica-  Señora Urzara, soy jhulius, me ha enviado su padre para que le acompañe a su presencia, asi que si nos vamos.

Eso es nuevo, un orco preguntado. Bueno puedo morir tranquilo entonces, alli en la plaza del pueblo- señala el direcion sureste- hay un pequeño edificio con dos guardias en la puerta, ve ahi y pregunta. No tiene perdida, sino sigue a los que vayan armados y con mochilas, seguro que entre todos llegais.

poco despues que empiezas andar escuchas decir por lo bajito al guardia -Por lo menos este ha aprendido el comun, no lleva un goblin que maltraduzca.

Urzara puso las manos en sus caderas.

-¡Qué considerado es mi padre! -dijo en un tono sarcástico-. ¿De veras se ha vuelto tan perezoso que no puede ni venir él mismo a hablar conmigo? ¿O es que teme que se le pegue algo si pisa mis aposentos?

Era una pregunta retórica que no esperaba respuesta.

-Acabemos con esto -bufó, pasando al lado del forjado sin mirarle.

Asiento con la cabeza en respuesta mientras entro en la ciudad, sin dejar de escuchar el comentario en voz baja del guardia.

Siempre igual, el mundo se mueve por prejuicios. Pero bueno, no merece la pena darle muchas vueltas. Si el guardia tuviera más de dos dedos de frente no trabajaría de guardia.

Sigo en la dirección que me dijo el guardia, en busca del edificio custodiado. Voy fijándome en los posibles aventureros que vaya viendo, por si hay alguno que me llame la atención por alguna razón.

Al llegar al edificio con los dos guardias, lo examino durante un instante, tanto al edificio como a la plaza. ¿Podría ser este el centro de poder o la residencia del señor de la ciudad? Después de tener una idea de la distribución de la plaza y del tipo de edificios que la forman, me acerco a alguno de los aventureros que me hayan llamado la atención y que aún no se hayan acercado a los guardias.

- Hey - saludo alzando mi mano - ¿tú vienes por lo del trabajo? - le digo señalando al edificio - ¿Sabes qué es lo que hay que hacer? Sé que están contratando gente, pero no tengo ni idea de para qué.

Si seguidme me ha dicho que era muy urgente que fuera usted para ya.- ves como se da la vuelta para abrirte la puerta y en la capa tiene cosido con mithril el simbolo de la casa de oriens.-Vamos no tenemos mucho tiempo.

Ves mucho movimiento, la verdad no has visto una ciudad por dentro, mas de lo necesario, has oido hablar de los forjados pero ver, has visto pocos. En cambio no has echo mas que entrar unos cientos de metros y has visto bastantes. Ves un hombre con armadura completa que no te pierde de vista, te sigue con la mirada aunque no se mueve de al lado de la puerta de una tienda de suministros. Luego ves como un grupo de tres hombres y dos mujeres salen de donde te han indicado el guardia. y uno de ellos se te acerca y te dice:

Claro, llegas das tu nombre, lugar de origen, algunas referencias, luego te dicen que tienes que esperar un par de dias para que el grupo este lleno, al parece esta vez no van a enviar a las tierras en lutadas, sino a otro lugar que hace mas falta. Es raro- Empieza a decir mientra se marcha- pero que muy raro.

¿Se podía saber a qué venían tantas prisas?

-Pues no le hagamos esperar -respondió Urza, apretando el paso.
 

Pongo una mueca de asco cuando veo el pueblo lleno de forjados. Entonces me doy cuenta que estoy poniendo la misma cara que puso el guardia cuando me llamó "piel verde". Me maldigo a mí mismo y sigo andando.

Cuando me fijo en el hombre de la armadura que no me quita ojo, intento mirarle, aguantarle la mirada un poco. Después es cuando me acerco a los que salen del edificio y pregunto.

Así que las Tierras Enlutadas...¿Tendrá que ver con la perturbación? Pero eso pasó hace años, recuerdo que mi maestro me lo contó. ¿Por qué los astros hablarían de ese lugar, en nuestros tiempos? No lo sé...Pero bueno, es hora de optar al trabajo. Igual si pregunto dentro alguien me lo explicará mejor.

Echo una última mirada al hombre de la armadura, y me acerco a los guardias de la puerta, saludando con la mano.

- Vengo por el trabajo. - digo, escueto.

En el caso de que los guardias no pregunten nada, porque ya estén acostumbrados a que el aventurero típico entre, simplemente entro y busco la zona de reclutamiento dentro del edificio. Cuando la encuentre, saludo con la cabeza y repito la frase de arriba. Si le preguntan lo que le ha dicho el aventurero de fuera, Kurgul responde lo siguiente.

- Mi nombre es Kurgul. Vengo de la Marca Sombría. - su pecho se hincha orgulloso cuando dice lo siguiente - Pertenezco a la orden de los Cancerberos, soy uno de sus iniciados.

Si mi señora- fue lo ultimo mientra te acompañaba a hacia las oficina de la casa donde trabajaba tu padre, pero habia algo raro por la ciudad, para ser mediodia estaba todo muy tranquilo. Cuando entraste en las oficinas, Julius apreto el paso mas todavia hasta llegar la puerta de tu padre, la cual te abrio y espero que entraras, alli viste a tu padre guardar unos papeles en una valija magica, pronunciar unos versiculos y ver como desaparecian, al verte tu padre sonrio- Bien, estas aqui de una pieza. Ven tengo una gran noticia que darte. sientate porfavor
 

Vaya hace tiempo que no veia a ninguno- exclama el muchacho que esta apuntando las cosas en un gran libro.- bien, bien, las referencias creo que no tendras, ¿verdad?, quiero decir no te avala ninguna casa o reino. Bueno me gustaria saber que haces, ¿eres un druida, barbaro o explorador? Aunque pienso que seras un barbaro por las pintas y normalmente los ultimos cincuenta orcos que han pasado, no en esta semana, eran eso.- El joven se te queda mirando de arriba a bajo,estudiando tus movimientos, mientras estas de pie.
 

Has llegado a nueva cyre, tus vueltas han tenido el destino a llevarte a una poblacion ansiosa de heroes para ayudar a recuperar su antiguo explendor, un joven soldado te saluda con la mano como si todo fuera un pequeño pueblo. Te has enterado que se buscan jovenes aventureros para una gran gesta, cargadas de recompensas. Llevas varios dias sopesando en la posada si apuntarte o no. Y cuando te estas terminado el ultimo trago ves entrar a un grupo de jovenes aventureros, compuesto de dos mujeres y tres hombres- Tio no veas que orco mas raro, seguro que lo han echado de su tribu y to- dice uno de los jovenes lo suficientemente alto para que llege a tus oidos, una de las mujeres le contesta- si pero parece de buena disposicion, porque sino se apuntaria a esta mision.

Alzo las cejas con asombro. - ¿Has conocido a algún Cancerbero antes? ¿Aquí, en Nueva Cyre? - pregunto visiblemente interesado.

Niego con la cabeza en respuesta a las siguientes palabras de mi interlocutor. - No, ni reino ni casa, sólo mi mentor Yegg y mis actos son los que me avalan.

Otra negación más brusca es lo que obtiene por su siguiente pregunta - ¡No! - digo molesto - No soy un bárbaro. Soy un sirviente de la naturaleza, de Eberron, de la madre de todo lo natural. Yo la defiendo y la venero, y ella me otorga sus dones. Soy un druida.

 Bien, bien, pues con estos datos es suficiente. Si hace dos inviernos vino un grupo de cuatros de ellos, o por lo menos eso decian que era, dos de ellos eran barbaros, uno enano y otro humano, un elfo explorador y un druida semielfo. Fueron hacia las tierras enlutas pero no se mas de ellos. La verdad una pena.- te hace una señal hacia la puerta- En la posada de enfrente puede tomar algo de refrigerio de nuestra parte- y te da un vale.

Urzara pasó junto al forjado y se sentó cuando le ofrecieron un asiento. Decidió morderse la lengua y guardarse el comentario sarcástico para otra ocasión.

-¿Qué es lo que ocurre, padre? ¿A qué vienen tantas prisas?

Urzara, hija mia, la casa quiere que vayas a una mision. Hay que llevar un mensaje a un lugar y quieren ponerte a prueba con el. La cosa es que tienes que salir ya.- Señalando hacia un lado, donde ves todas tus cosas- He pedido al servicio que tragera tus cosas esta mañana. Te acompañara Jhulius el ya sabe el mensaje, por aqui.- Te señala un espejo de cuerpo entero.

-¿No se supone que la entrega de mensajes es competencia del Gremio de Mensajeros? -le preguntó Urzara a su padre, mientras esperaba que le diera más detalles de su prueba.