Partida Rol por web

Alegre continuó atando los fardos, para continuar el viaje lo antes posible. Se limitaba a echar breves miradas al grupo que se había reunido para hablar con los O’shar.

La sacerdotisa estaba a favor de continuar. Eso no era para sorprenderse. No había manera de saber quién era más obstinada, si ella o Aeryn.

—… Además según decís ya no debemos estar lejos... —dijo Hanne—. y tenemos a los dos O´shar que conocen también estas tierras.

Alegre se detuvo un momento.

—¿No has oído lo que ha dicho la jefa, sacerdotisa? Los gigantes dicen que van hacia el sur. No vendrán con nosotros.

—Y yo debo ir al norte sin falta, así que acompañaré a la sacerdotisa —declaró Aeryn—. El que no quiera venir es muy libre de dar media vuelta y salir huyendo, por mi parte no pienso reprochar nada a quien decida volver al sur.

La muchacha le dirigió una mirada significativa a Alegre, que éste decidió ignorar. Se limitó a continuar atando los bagajes a los caballos, cómo si no hubiese notado nada. La muchacha pensaba que era un cobarde. No es que eso hiriese su orgullo. Nunca había tenido mucho de eso. Su experiencia le había enseñado que el Valor sólo servía para morir joven, gritando y con las tripas colgando por fuera, en nombre de alguna tontería sin sentido. Claro que le hubiera gustado que Aeryn fuera lo suficientemente lista para darse cuenta de que temía por ella mucho más que por él mismo. Él no iba a decírselo, por supuesto.

—Entonces... Voki —se dirigió a Alegre el sacerdote—, ¿seguirás guiándonos hacia el norte o nos dejas?

Alegre le miró brevemente, con su típico gesto de ceño fruncido y labios apretados.

—Si la jefa dice que vamos al norte, vamos al norte. De dónde yo vengo, dicen que si dices que vas a hacer algo mejor que lo hagas. Si no, cierra el pico.

La sacerdotisa tras escuchar las palabras de Voki, se volvió hacia los dos O´shar.

Caminó despacio, mientras en su rostro se reflejaba como su mente trabajaba para buscar las palabras adecuadas.

- Nosotros seguiremos hacia el Norte, hasta la colonia minera... - Miro duditativa a ambos - Tal vez quisierais venir con nosotros... seríais bienvenidos. Toda ayuda es poca, y vosotros parecéis conocer bien estas tierras... Ademas - Prosiguio - Seguro que allí podéis encontrar ropa mas adecuada para ella.

Todo esto lo dijo, con la mejor de sus sonrisas.

Aeryn no pudo evitar poner los ojos en blanco al oír a la sacerdotisa intentando dirigirse a los Oshar.

- Hanne, no creo que te hayan entendido nada. –Le dijo mientras suspiraba un tanto fastidiada al tener que estar todo el tiempo traduciendo las conversaciones.

Se giró de nuevo hacia la pareja de bárbaros que los miraban extrañados. Aunque no era una gran protección contra el frío y sus pies seguían descalzos, Aeryn asintió orgullosa al ver a la mujer con sus ropas.

- Lo que la sacerdotisa os está intentando decir –señaló a Hanne a la vez que hablaba- es que nosotros seguiremos yendo hacia el norte. Los cuatro –miró a Voki de reojo que ya estaba preparando los caballos para la marcha- queremos llegar cuanto antes a la mina y ella propone que vengáis con nosotros, conocéis estos parajes y nos podríais guiar. Además… -observó como Keloa se removía incómoda dentro de aquella ropa para ella extraña- ella necesita otro tipo de vestimenta que la abrigue más y cubrir sus pies, porque tal como va no llegaríais muy lejos. ¿Qué os parece? ¿Queréis acompañarnos?

Miró a Hanne mientras les hablaba, aunque no pudo entender nada de lo que la mujer decía. Miró de reojo a Keloa que parecía en la misma situación que él. No sabía que hacer ante aquella situación tan incómoda hasta que Aeryn se giró y explicó las palabras. Al menos a ella se la podía entender algo.
Parecía que los cuatro estaban dispuestos a seguir en dirección norte. Udokal no entendía porqué después de lo que les habían dicho. ¿Acaso deseaban morir? Si era así iban en la dirección correcta. Aunque en algo tenía razón Aeryn, Keloa no llegaría muy lejos sin botas y así vestida.

-¿Las minas es la población más cercana? ¿Vuestros poblados no están más cerca? Udokal se resistía a creer que el norte fuera la única posibilidad a tener en cuenta, aunque tenía curiosidad de porqué estaban tan empeñados en seguir esa dirección a pesar de todo. ¿Porqué vais allí? Tiene que ser algo muy importante si estáis dispuestos a morir por ello.

- No lo sé, llevamos días caminando sin encontrar ninguna población, y ya hace mucho que partimos del último poblado, así que me imagino que lo más cercano que tenemos ahora es la mina.

Miró al hombre intentando que ningún sentimiento se reflejara en su cara, al final encogió los hombros y suspiró con resignación.

- Yo tengo que ir hacia el norte, es lo único que te interesa saber. -Su voz, aunque sonó calmada, dio a entender que no admitiría ninguna otra pregunta al respecto, dando así por zanjado el tema.

La respuesta de Aeryn lo dejó un tanto desesperanzado. No podría llevar a Keloa hacia el sur sin ropa ni calzado, con una mínima esperanza de sobrevivir. Pero la idea de encaminarse al norte resultaba muy poco atractiva para él.

-Entiendo. Dijo secamente mientras pensaba.

No era de su incumbencia los motivos por los que aquellos humanos iban al norte, no debería haberlo preguntado, pero estaba convencido que tenía que haber algo importante para ellos si a pesar de todo estaban dispuestos a continuar. Tampoco podían demorar una decisión eternamente. Debía hablar con Keloa sobre aquello. Se apartó unos metros junto a ella.

-¿Que piensas? Si la mina es la población más cercana quizá debamos ir hacia allí. Cuando te consigamos ropa y buenas armas nos iremos.

Aquello le sonó muy extraño. Todavía no sabía donde iban, si es que iban a algún lado. Había pasado toda su vida dentro de su poblado y sus alrededores y no conocía otra cosa ni otra forma de vivir. Pero ahora aquello no existía y se encontraba totalmente perdido.

-Además... Con ellos estarás caliente y podrás avanzar sobre uno de sus caballos si te lo permiten. Y tienen comida. La sola idea de ver a Keloa consciente subida en un caballo le hizo sonreír, a saber como reaccionaba. Nos piden que les acompañemos para protegerles y ayudarles... Ellos nos salvaron de los pieles verdes, quizá sea una buena forma de devolverles el favor, aunque su viaje sea una locura.

Le gustaba la idea de ayudarlos a llegar a su objetivo como forma de agradecimiento por haberles salvado la vida, aunque era consciente que el norte estaba lleno de pieles verdes y que era más que probable que los mataran intentando llegar. Pero también estaba cansado de huir y el sur y sus poblaciones se le antojaba cada vez más lejano.

Keloa levanta la barbilla mientras escucha a la sacerdotisa, observándola de forma que incluso parece más alta. O al menos intenta escucharla.

Pero... ¿Qué dice? ¿Y porqué quiere ir al norte? Con su tamaño, no deberían dejarla salir de su choza. Es tan... débil...

Piensa para sí misma sin llegar a pronunciar una palabra. Después, la mujer de cabello de sol explica lo que su compañera quiere decir. Al terminar de escuchar, sin decir ni una palabra tampoco, mira a Udokal. Mantiene una expresión fría y distante, con el ceño levemente fruncido, que indica que no va a dar su brazo a torcer. Pero poco a poco, mientras Udokal va hablándole, su gesto se suaviza ligeramente. De forma tan sutil que apenas pueden notarlo los demás.

Finalmente, baja la mirada, ocultando sus ojos grises tras sus párpados... Y al momento, tras meditarlo unos segundos, vuelve a levantarla. Tras asentir a Udokal, se gira hacia el resto del grupo.

- Tenemos una deuda pendiente con vosotros. Os acompañamos.

Pronuncia con voz dulce, pero firme y autoritaria. Los iban a acompañar, sí... Pero no iban a recibir órdenes de nadie. Fuera quien fuera quien estuviera al mando en aquel extraño grupo de humanos.

Phey no entendía nada de lo que se estaba hablando, y era una conversación que se había alargado hasta hacerse tediosa.

No pasa nada, esto es buena señal. Si tienen tantas cosas que decirse es porque los Oshar se están despidiendo de nosotros. Ahora ellos se marcharán al sur y dejarán de ser una carga... especialmente para Brisa.

A Phey se le daban bien estos presentimientos. Era un don otorgado directamente por Ihvist. Claro que había muchas veces en las que sus corazonadas no se cumplían... la mayoría de las veces, de hecho. Pero este no era el caso, esta mañana se había levantado animado y sabiendo que todas las cosas iban a terminar bien.

Aeryn asintió ante las palabras de la mujer. Era una buena noticia el saber que alguien que conocía tan bien la zona y que parecían ser tan buenos guerreros les acompañaran, pero por otro lado... deberían llegar pronto al asentamiento minero o se quedarían sin provisiones.

Se giro hacia sus compañeros para transmitirles la decisión de los Oshar.

- Vendrán con nosotros. -Dijo simplemente acercándose a su yegua para terminar de cargarla con sus cosas y poder marchar de una vez por todas.- Creen que nos lo deben por haberles salvado la vida.

- Estupendo - dice Hanneh feliz - Entonces creo que ya podemos ponernos en marcha de nuevo. Seguro que el viaje resulta ahora mucho menos peligroso con dos O´shar a nuestro lado.

- Phey - se dirige a ti con voz suave - Vete desmontando la tienda y preparando la montura por favor, yo necesito orar un poco antes de partir

Alegre puso mala cara, cuando escuchó la traducción de Aeryn. Aunque era proco probable que alguien lo notara, ya que esa parecía ser su expresión natural.

—¿Eso te parece correcto? —increpó a la sacerdotisa, que parecía alegrarse por la noticia—. ¿Les obligarás a hacer algo que no quieren hacer, aprovechándote de su sentido del honor? —meneó la cabeza con disgusto y se volvió hacia Aeryn—. ¿Por qué no le dices que se vayan al sur, si eso es lo que desean? No están en deuda con nosotros, pues no pidieron nuestra ayuda. Si quisimos dársela fue cosa nuestra.

La actitud de Phey fue completamente opuesta a la de Voki. No quería discutir y golpearse de nuevo contra la testarudez de Hanne. La sacerdotisa por fin había cesado en su actitud hostil hacia el Hijo de Ihvist, y había que prolongar este periodo de tranquilidad durante el máximo tiempo posible... por el bien de la salud mental de Phey.

Como desee, sacerdotisa.

Servilmente se puso a hacer la tarea encomendada. Quizás así se le quitaría de la cabeza la estupidez de llevar a los Oshar con ellos. Udokal podría ir caminando, como en la jornada de ayer, ¿pero y Keloa? Si tan solo tuvieran una montura más para ella...

¿Y qué demonios? Son ellos los que quieren venir con nosotros, ¿debemos de ceder nuestras monturas? ¿Qué será lo próximo? ¿Nuestras ropas? Oh, claro... eso ya ha pasado. Keloa viste las ropas de Aeryn...

Pues envíame el Bestiario, hombre. :D

Asintió ante la afirmación de Keloa en acompañarlos. Ahora mismo se le antojaba la mejor de las opciones en muchos sentidos y aquellos humanos tendrían más posibilidades con ellos en el grupo. Aunque aquella zona concreta no la conocían si que estaban acostumbrados a moverse por aquellas tierras.
Miró a su alrededor mientras el resto se preparaba. La ventaja de llevar todo encima era que uno siempre estaba preparado para partir. Se sentía descansado y listo para una nueva jornada caminando a buen paso. Había que admitir que los caballos proporcionaban a los humanos un movimiento que Udokal no creía que tuvieran a pie. Eso era bueno para poder llegar a las minas cuanto antes, no quería ni pensar el tener que ir caminando con ellos, quería llegar allí cuanto antes. Se acercó a los límites de lo que había sido su campamento e intentó otear y escuchar en varias direcciones. Los lobos seguían callados desde hacía tiempo. Eso en un principio era una buena señal, quizá se hubieran encontrado con presas más fáciles que ellos. La otra alternativa prefería no pensar en ella, aunque sí que estaría preparado para cualquier contingencia que se presentase. Comprobó que el doble filo de su hacha estuviera en buenas condiciones y después se la colocó a la espalda para poder moverse más cómodamente durante el trayecto. Ante cualquier problema podría tenerla entre sus manos rápidamente, había practicado aquel movimiento desde que tenía uso de razón.
Se acercó a Keloa antes de partir, la encontró extraña vestida con aquellas ropas y no sabía si acabaría acostumbrándose a verla así. De todas formas aquello no la protegía mucho del frío, necesitaría abrigarse igualmente.

-¿Que tal te encuentras hoy? ¿Ya estás recuperada?

- Si no quieres que vengan con nosotros díselo tú mismo. -Se enfrentó a Voki cansada ya de todo aquello. Estaban perdiendo un tiempo del que no disponían y su paciencia estaba llegando al límite. Aeryn no estaba acostumbrada a que le llevaran la contraria de aquella forma o que constantemente criticaran sus actos y sus palabras.- Ya estoy harta... Todos sois libres de hacer lo que mejor os parezca, el que quiera venir que venga y el que no... le deseo un buen destino. Pero ahora sólo quiero llegar de una vez a la mina y no hacemos más que perder el tiempo.

No tenía remedio, eran demasiado distintos como para llevarse bien, ni siquiera intentándolo, por ese motivo le dio la espalda a Voki para no seguir discutiendo.