Partida Rol por web

Tu caminata se prolongo por al menos dos horas mas sin que ocurriera ningún hecho transcendental. Notaste que el numero de soldados de la ciudad era inusitadamente alto, aunque la mayor parte de ellos realmente jóvenes.

Otra nota que te fuiste haciendo de la ciudad, ninguno de los soldados era mujer, esto era una practica muy extendida en los reinos, pero no en todos. Dentro de los mismos hijos de Ihvist, había varios miembros del sexo femenino, si bien eran minoría.

En cuanto a los diferentes mercados por los que pasaste, viste que principalmente se vendían productos de huerta así, como legumbres y frutas de la zona... manzanas, peras, higos. El pescado era escaso y bastante caro en comparación con otras ciudades en las que habías estado.

¿Porqué habían tantos soldados? Era algo que lo tenía intrigado. Sus cábalas podían llevarlo a pensar que el aumento de filas dentro de aquel lugar podía deberse a las posibles rebeliones que se pudiesen dar por parte de enemigos del reino... Pero, de igual modo, si no se estuvieran preparando para algo grande, no habría tantos..

Las mujeres no trabajaban como soldados, y no le extrañó. Era un trabajo laborioso y a las damas había que tratarlas como tal: Un oficio como el de la guerra, estaba reservado a unas pocas, cuyo honor y sed de sangre se resaltaba entre las demás.

El mercadillo, un lugar de un sinfín de olores, que llenaban su nariz y embriagaban su alma, pues no había nada mejor que los productos frescos, pese a lo que algunos dijeran tras cocinarlos.

Sonrió a todo aquel que le miró, pese a que en su cabeza tuviera una idea en mente, una idea mas de defensor de las ciudades que de una persona normal y corriente. Decidió pasearse por el lugar donde la influencia militar se hacía mas evidente: Una zona de adiestramiento, o algo parecido, para hablar con un general, o con cualquier alto mando para pedir una explicación amablemente sobre el aumento de jóvenes en las filas de defensores de su ciudad.

Encontrar un oficial de alta graduación no fue difícil, entre los soldados que patrullaban o simplemente estaban de descanso había varios mandos. Fue un Comandante de reluciente armadura, que le faltaba el brazo derecho y aparentaba al menos haber superado los sesenta años que te respondió complacido a todas tus dudas.

- Desde la invasión de esos perros Khussitas, la Reina esta mas preocupada que nunca por la seguridad del reino, en especial de esta, su ciudad mas grande, por lo que se ha redoblado los soldados... y la razón de que su juventud, durante la corta guerra perdimos cerca de 1.000 soldados, sin contar heridos, ellos son los nuevos reclutas, y mi misión es prepararlos... como ve - Dice señalando a su inexistente brazo, - ya no sirvo para mucho mas - En su tono hay cierta tristeza.

En cuanto a los sitios de entrenamiento, estos ocurrían en los edificios dedicados a cuarteles que había por la ciudad, en concreto en los patios interiores de estos, aunque para pasar deberías solicitar permiso

El tiempo pasaba deprisa y ya comenzaba a atardecer.

Escuchó con atención y afirmó con la cabeza. Parecía evidente: No cometerían dos veces el mismo error. Observó al hombre, le colocó una mano en el hombro y le sonrió levemente.

-Su labor salvará muchas vidas. Yo estaría orgulloso de que alguien como vos, que perdió un brazo en el combate, combatiendo valerosamente, y ganando la batalla, entrene ahora a mis soldados. Enséñeles el valor del honor y la justicia, para que se encomienden a la misión mas pura de proteger las vidas de todos los que en este reino habitan. 

Luego se marchó, haciéndole un gesto al hombre y marchándose.

-Fuerza, comandante. Tiene aún mucho que ofrecer.

Le dijo mientras se alejaba. Volvería al castillo: Quizás era hora de dormir, o de pasearse por dentro del templo. Necesitaba descanso, sin duda. El día siguiente sería duro: Muy duro.

Los ojos del comandante brillaron tras escuchar tus palabras de animo, puede que fueses mucho mas joven que él, pero los Hijos de Ihvist estaban muy bien considerados, y no solo aquí.

De vuelta al Templo, te informaron que la cena estaba a punto de servirse. Aun una había oscurecido del todo, pero eran las costumbres, los sacerdotes se acostaban y temprano y se levantaban aun más.

El gran comedor estaba dominado por tres largas mesas, en el que los sacerdotes y diez hijos de Ihvist se sentaban de forma aleatoria sin respetar rango alguno.

Al contrario que en los Hijos de Ihvist, el el culto a Hareth predominaban las mujeres. La comida consistió en una sola seguida de algo de carne aderezada con verduras, ningún lujo pero abundante y lo suficientemente bien preparada para saborearla y quedar mas que a gusto.

La Sacerdotisa Ane, se acercó a ti antes de irse a dormir... - Mañana a primera hora partiremos - Dijo con aquella excitación suya y sin esperar respuesta salio en dirección a su celda (normalmente en los templos las habitaciones se llaman celdas)

Un sacerdote te guió hasta la tuya, no difería mucho de la que habías ocupado en la Fortaleza del IX Capitulo de los Hijos de Ihvist, si bien esta tenía mucho peor vistas

Todo pasó muy rápido: Llegó al templo y simplemente se dispuso a comer, de acuerdo a los horarios estipulados en el lugar. Así pues, se mezcló con los que allí se sentaban, y guardó un respetuoso silencio.

La sacerdotisa se le acercó: Estaba muy contenta. Le hacía sentirse extraño que aquella mujer estuviera sobreexcitada pensando en partir al día siguiente. Sin embargo, no le dio muchas vueltas, pues, probablemente, aquel era el primer viaje de aquella sacerdotisa en muchos años, o en toda su vida.

Una vez marchó a su habitación, se tumbó en la cama tras dejar la armadura, espada y escudo en un maniquí (El escudo y el arma en un lado de la habitación) y comenzó a darle vueltas a la cabeza. Era mas que posible que en su viaje al lugar al que marchaban pudiera encontrarse con criaturas con las que aquella mujer ni tan siquiera quisiera soñar. Y su deber sería protegerla. Y si... ¿Y si aquella excitación la hacía exponerse mas de lo adecuado? Podía arruinarle la travesía... pero tampoco podía retenerla, puesto que así no se trata a un ser humano.

Decidió que las decisiones se tomarían rumbo a su destino. Así pues, cerró los ojos, y dejó descansar su cuerpo. Solo, dejó descansar su cuerpo, tratando de relajar cada músculo, por si había que quedarse noches durmiendo lo justo para subsistir. Podía ser la última noche en bastante tiempo que durmiera de verdad.

Sonrió: El no eligió aquella vida, pero parecía adecuarse a él perfectamente. Pese a que no..no le sirviese de nada para salvar a sus padres.. 

..Le costaba creer que solo fuera un ataque de lobos...y ahora también le costaba dormir, dándole vueltas a la cama mientras pensaba en que no pudo acudir en su ayuda. Pese a que todos le decían que no era culpa suya, seguía sintiéndose culpable... pues habría evitado aquello si se hubiera quedado con ellos...pero...¿Había tenido elección?

Con aquella idea en la cabeza, durmió... Hasta que el alba, o cualquier persona, lo despertara...

Aun estabas durmiendo cuando escuchaste como llamaban a la puerta de tu celda... fuera, como podías ver a través de la ventana aun no había amanecido. Apenas unos segundos después volvieron a llamar, alguien tenía realmente prisas o tal vez algún mensaje importante.

Sueños no demasiado buenos. El interés marcaba a la humanidad, y la vanidad resultaba ser su mayor pecado. ¿Y si sus padres fueron traicionados? ¿Y si los mataron por quedarse con algo? ¿Qué tendrían hombres poco pudientes que interesara a algún ladrón? Sus sueños se tergiversaron en un sinfín de imágenes, tratando de reconstruir de mil maneras la muerte de sus padres..lobos, ladrones, un caballero...cualquiera.. y a cada cual mas cruel...escuchaba los galopes...galopes cada vez mas fuertes de caballos...o...o no...

...Volvió en sí...alguien llamaba a la puerta insistentemente..

Poco a poco su anatomía respondió. Su cerebro le correspondió, y así su cuerpo se alzó, primero incorporándose y tras ello, medio adormecido aún, andando hasta la puerta. En primer lugar se colocó algunas piezas de la armadura para no recibirlo casi desnudo. El crujido de los goznes al abrir la puerta le hizo recordar que aquello no era un lugar de demasiada riqueza...

Al abrir la puerta te encuentras con el joven rostro de Hanne, vestida con su sencilla túnica y con los ojos brillando por la excitación.

- ¿Pero todavía estabas durmiendo? - Te comento mientras pasaba dentro de tu celda sin pedir permiso - Vamos vamos, ya hace tiempo que deberiamos estar en camino, el viaje es muy largo y no tenemos tiempo que perder - Te apremió mientras se frotaba las manos

- Yo ya tengo mi montura preparada con todo el equipo. Te estuve esperando esperando en los establos un buen rato, pero como no llegabas me temí que aun siguieses durmiendo... menos mal que he venido.

No pudo ni hablar: La mujer hablaba ya por los dos. Acababa de despertarse y, nada mas hacerlo, debía de aguantar aquella invasión de comentarios por parte de la sacerdotisa. Suspiró y terminó de ponerse la armadura. La miró de reojo.

-¿Estás segura de que han colocado las provisiones? - Comentó, mientras colocaba su escudo y su espada. Estiró un poco su espalda y entonces salió por la puerta, esperando que la mujer lo acompañara

-Tienes razón, debemos acudir prestos a nuestro destino. 

Fue directamente a la caballeriza, y una vez allí, saludó a su caballo acariciándole el hocico. Estaba ya preparado para montar, pues fue avisado que aquel día marchaban, y ya lo habían ensillado.

-Buenos días, Brisa. Hoy tenemos que partir..espero que hayas descansado.

Montó y aguardó a que la muchacha se subiera en su caballo, mientras comprobaba que los víveres tratados estaban allí. Una vez hecho, saldría de allí a paso ligero.. esperando que la mujer pudiera seguirle a un ritmo constante y bastante rápido.

- Claro que he preparado toda las provisiones - Te comentó excitada, tras lo cual comenzó a enumerar la interminable lista que había preparado... - Ya te lo he dicho, esta todo preparado... solo faltas tú

Abajo en los establos aguardaba una pálida yegua de monta así como un caballo de tiro, cargado con las provisiones y el resto del equipo preparado por Hanne.

La sacerdotisa aguardo, impacientemente, a que estuvieras listo para partir.

Una vez ya sobre su montura, y tras despedirse de varias sacerdotisas que habian venido a despedirse de su hermana, monto tras de ti en su yegua.

El viaje comenzaba con un soleado día, aunque como bien sabias, el otoño llegaba y con él, el frío y el agua, mas aún en aquellas latitudes.

Durante el primer día de viaje, Hanne imprimió un ritmo bastante alto, llegando a pasarte varías veces, se la veía muy impaciente por llegar... el segundo día, tras dormir al raso y todo el día anterior cabalgando, emitía disimulados suspiros con cada paso que daba su montura, estaba claro que no estaba acostumbrada a cabalgar todo un día, y su cuerpo empezaba a quejarse dolorosamente. Si bien ella, lo ocultaba todo lo mejor posible... ni una sola queja salió de su boca, claro que tampoco salió ninguna otra cosa, estaba mucho mas silenciosa.

Todo estaba preparado, y su partida fue inminente.

El viaje comenzaba en un adecuado momento, pero podía empeorar en los días venideros, quizás por la llegada del otoño, y las lluvias características de tal estación. Podría retrasarlos: Solo esperaba que no lloviese, o, al menos, que no hubiese peores efectos adversos.

Ciertamente, se sentía cómodo montando el caballo, sin embargo, quienes no acostumbraban a cabalgar durante días quedaban destrozados luego de un día entero de cabalgar: Incluso podían salir ampollas, en manos y en la parte de los cuartos traseros.

El descanso de aquella noche, al raso, fue otra prueba mas de resistencia: Probablemente muchas noches como aquella quedaban, y había que acostumbrarse cuanto antes a aquello.

El segundo día de cabalgadura podía sentir a la sacerdotisa que lo acompañaba, mas cansada. No disponía ninguna queja, pero, sin embargo, tampoco hablaba o estaba tan radiante como cuando salió del templo..sin duda, no acostumbraba a aquellos viajes.

Se giró hacia ella, mientras aminoraba ligeramente la marcha para colocarse a su lado. 

-La veo algo agotada, hermana.. ¿Cree que podrá aguantar a la marcha de ayer? Mañana saldremos un poco después, pues os necesito algo mas descansada por si el viaje requiere un sobreesfuerzo en lo que nos queda de viaje..

Se preocupaba por ella, resultaba evidente, y también lógico. Por un lado, era su protegida y debía llevarla, tratando que estuviese lo mas cómoda posible.. Y además, la necesitaba descansada.. el peligro acechaba en cada esquina, y cuanto mas se adentraban, mas peligroso se volvía el paso.. 

- Estoy perfectamente, no te preocupes por mi - Respondió un tanto secamente y con orgullo. - Es simplemente que no estoy acostumbrada a cabalgar, en tres días estaré como nueva... aprendo muy rápido, así que cuanto antes nos pongamos en marcha mañana, mejor que mejor.

Pasaron los tres días y otros tres y lo cierto es que su aspecto no era para nada mucho mejor, pero estaba claro que era una chica obstinada y estaba decidida a seguir adelante.

En la cuarta noche se puso a llover copiosamente, Hanne traía consigo una pequeña tienda de campaña de tela blanca, una hora despues de ponerse con ella para montarla abandono completamente, ya no tenia arreglo pues había calado tambien por dentro y ya no serviría de mucho contra la lluvia aquella noche.

La lluvia continuo dos días mas, retrasando algo vuestro viaje pero no mucho. Un día mas tarde de lo esperado (pero dentro de los planes) llegasteis al Pueblo de Missh... el pueblo era bastante grande, con una enorme plaza y tres grandes posadas ademas de almacenes en torno a esta, pero se lo veía muy vacio

Sabía que muy probablemente la mujer no estaría bien..pero su terquedad la obligaba a ello... Y sobre todo las ganas de llegar antes a su destino.

Así que no comentó nada, pero sonrió para sí...

Los días siguientes fueron demostración de que aquella mujer no acostumbraba a dormir en las afueras de ningún sitio..cuando intentó colocar una tienda de campaña con tal descarga.... bueno, sabía de antemano que era simplemente inutil, pero tras que lo intentara, le aconsejó refugiarse al cobijo de un arbol para, cuanto menos poder dormir resguardados..

La lluvia permaneció así durante días...hasta que alcanzaron, al fin, el pueblo de Missh...

Supuso que la mujer se alegraría...y en su fuero interno, tras la capa de cansancio que la rodeaba, existiría un gozo increible de haber logrado llegar hasta allí. Repasó los planes... debían encontrar algun modo para acercarse a la colonia de Zhurant sin levantar demasiadas sospechas. Nadie le había dicho nada de lo que se encontraría allí, pero le habían aconsejado aquello, y así lo haría.

Calculó la hora, observando el cielo y la posición del sol con respecto a él.... Si faltaba poco para la medianoche, esperaría, dormirían allí...y al día siguiente se pondrían en busca de la caravana y partirían... Si aún fuera temprano, dejaría a la Sacerdotisa en algún lugar seguro, y buscaría el modo, mas tranquilamente, de encontrar la caravana, para una partida al amanecer...

Comentó a la muchacha, en un tono muy serio y riguroso.

-Este es el último tramo, me temo, sacerdotisa. Y puede que el mas peligroso, pues desconozco lo que nos aguarda en el yacimiento, y la amabilidad de los indivíduos de este lugar. Si me da unos minutos, buscaremos un lugar donde quedarnos esta noche...

Mientras tanto, su caballo comenzaba a atravesar el pueblo, en busca de una caballeriza, o algo parecido: Un lugar donde dejar resguardado a su fiel caballo

En la gran plaza del pueblo, cada una de las tres grandes posadas ya mencionadas cuenta con un gran establo, cada uno lo suficientemente grande como para albergar dos docenas de caballos, pero por si estos fuera poco, alguno de los grandes edificios alrededor, con toda apariencia de almacenes, parecen tambien contar con caballerizas... si bien entre todas los establos, tanto de las posadas como de los almacenes no parecia haber mas de media docena de monturas... lo cierto es que el pueblo se le veia demasiado desertico para ser el principal punto de paso hacia la Colonia Minera de Zhurant

- Estas seguro que este es el pueblo de Missh??? pregunto algo decepcionada Hanne -

Su cabeza comenzaba a plantear posibilidades... y no eran demasiado buenas. Ninguna.

-Si... Y yo también estoy algo confuso, he de decir.

Comenzó a echar un vistazo alrededor: Todo estaba demasiado vacío. Necesitaba encontrar a los propietarios de los caballos para entender que sucedía allí...pero antes, entraría en una de aquellas tabernas.

Esperando dar el dinero suficiente al posadero para entrar allí y llevar a la muchacha a una habitación, a buen recaudo, mientras recababa información, entró en una de las mismas y examinó su interior.

En la primera posada que entraste, en el cartel de la cual lucia una jabalí con los ojos vendados, tres campesinos sentados en una de la dos decenas de mesas disponibles representaban los únicos clientes de la enorme posada.

Detrás de la barra un orondo posadero sonrió amistosamente al verte entrar, tal vez con la esperanza de aumentar su pobre recaudación del día.

Hanne te siguió al interior de la posada, quedándose en la entrada y saludando a los campesinos en nombre de su deidad

Directamente fue a hablar con el posadero. Con la máxima cordialidad posible, comenzó a hablar

-Saludos.. Deseabamos.. esa sacerdotisa y yo, hospedarnos aquí si es posible, esta noche. 

Señaló a la mujer, que aún seguía saludando a todos los campesinos en nombre de su deidad, y cuando llegó a el, sonrió algo.

-Creo que necesita un buen descanso.. ¿Sería posible una habitación con poco ruido, por favor? Muchas gracias. 

Esperó la respuesta, pero sabía que no podía perder mas tiempo. Necesitaba encontrar a alguien que llevara uno de aquellos transportes de mercancías a su destino, la colonia de Zhurant

El Posadero os hace una pequeña reverencia a ambos. - Todos los hijos de Ihvist e hijas de Hareth son bienvenidos a este humilde establecimiento - Os dice amistosamente.

- Por lo de las habitaciones, no temáis, están todas libres - Os responde con pesar - Ahora que llega la estación fría el pueblo se ha quedado vació de mercaderes y sus hombres de armas y ya no volverán hasta la primavera... por lo que tampoco tenéis que preocuparos por el ruido