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El agreste valle

Aventura | 7. El Puma y el libro

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19/02/2017, 08:49
Rivoel Docanto

Notas de juego

En enano:

—Oh, noble guardián enano: he aquí ante vuestros ojos un grupo de aventureros del que nada debéis temer. Somos los Compañeros de la Pluma Blanca y nuestras intenciones en este lugar son tan secretas como nobles. No en vano nos acompañan dos paladines del Bien que guían nuestros pasos por los senderos de la bondad y la justicia, vaya si es así... Debéis creer mis palabras a pesar de que podías observar entre nosotros la compañía de algún personaje de mala fama. Os invito a que bajéis en paz a compartir nuestro escaso descanso y podamos así entablar una cordial charla a cerca de lo que queráis saber.

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21/02/2017, 09:16
Morgan, alias Shea

Cuando Morgan obtuvo respuesta a sus pesquisas sobre los aposentos de El Puma, lo único que comentó fue que podían intentar la misma técnica que con Ulfe: convocar el silencio para no alertar a los esbirros. Hubiese estado mejor si la puerta estuviese cerrada pero la guerrera sabía que no todo podía ser perfecto. Luego de comer algo marchó para asegurarse que estaban seguros mientras los que no veían en la oscuridad descansaban un poco, durante su recorrido no vio ni escuchó nada extraño, al menos hasta que las voces de sus compañeros le llegaron airadas desde el campamento.

Corrió la distancia que la separaba de ellos, temiendo que los que los vigilaban según Kraum los hubieran encontrado, pero al llegar se encontró con algo que no esperaba. Un enano, que recordaba a la figura tallada en la roca que habían visto al final del río que bajaba del Colmillo, se encontraba mirando a unos y a otros mientras Rivoel, siempre intentando evitar el combate, hacía gala de su fluido enano para entablar buenas relaciones con el extraño.

La mestiza se paró a una distancia prudencial, lo suficientemente lejos para no parecer amenazadora pero lo bastante cerca para intervenir en caso necesario. Su mano estaba aferrada al ástil de la lanza, como si estuviese descansando su peso en ella. En una imitación de la postura relajada adoptada por el enano, esperaba por la respuesta de éste.

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02/03/2017, 14:35
Lirian Ventormenta

Confusos sentimientos se abrían paso a través de la mente del norteño a medida que los pasos del grupo los alejaban del Colmillo de Piedra. Por una lado se sentía exultante, orgulloso y feliz por haber sido capaz de realizar la tamaña gesta de matar a un dragón. ¿Cuántos en Diez Ciudades podían decir eso?¿Y en los Reinos? Definitivamente no muchos. Pero por otro, yendo de cabeza a la caza del Puma, no podía evitar pensar en que existía un alto riesgo de morir y que su historia quedase olvidada por no existir nadie que la contase. Al menos tenían un bardo consigo; si Rivoel sobrevivía esperaba que las canciones que compusiese llegasen a los oídos de su familia a falta de la plata y el oro que en esos momentos portaba en la mochila.

El tesoro que habían obtenido del cubil de Escamanegra era cuantioso – y más lo sería cuando volviesen a por lo que habían dejado atrás, porque tenía claro que él volvería, no pensaba dejar semejantes riquezas olvidadas en aquellas húmedas cuevas – y pensaba darle un uso muy productivo cuando volviese a su ciudad natal: para entonces esperaba que los ánimos se hubiesen calmado y que, en caso de tener que enfrentarse a la justicia, aquel oro le sirviese para salir indemne de cualquier proceso en su contra. Sólo la ilusión de poder llegar a su casa portando las suficientes riquezas como para flotar la mejor compañía pesquera del Valle del Viento Helado le daba fuerzas para seguir.

El hecho de que Kraum decidiese poner millas de por medio no le gustó demasiado pero hubo de aceptarlo cuando Rivoel, puede que lo más parecido que el alguacil había tenido de un amigo, les aseguró que no intentaba engañarlos. Era un consuelo, pues no se perdonaría el hecho de verse traicionado por un Kraum, una persona a la que no consideraba inteligente precisamente.

Tumbado en el duro lecho de roca y utilizando su mochila como almohada, Lirian se sumió en una inquieta duermevela que en poco tiempo acabó diluyéndose en un profundo sueño. Fue por ello que no fue hasta que Morgan llegó a la carrera cuando el norteño se enteró de que algo estaba sucediendo en el campamento.

Somnoliento, con un brillante cerco en la comisura de los labios por la saliva que resbalaba entre ellos, Lirian se incorporó de repente. Miró a todos lados con los ojos entrecerrados por la claridad mientras buscaba de rodillas y a tientas la cimitarra. No sabía qué sucedía y no fue hasta que posó la vista sobre bardo cuando entendió que aquel enano no era Dorn.

¡Qué...qué pasa! - Exclamó desde la poco digna postura en que se encontraba. No entendía nada del idioma enano, pero tampoco habría entendido el idioma común debido a que su mente aún se encontraba embotada por el sueño.

¿Quién es? - Preguntó a Dorn, pues en un primer momento pensó que podía ser algún amigo suyo.

Notas de juego

Sujeto la cimitarra.

No me levanto con ella porque no me considere una amenaza.

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02/03/2017, 17:45
Dorn Palabrasagrada

Dorn paso el tiempo taciturno pensando en lo que había sucedido, tan solo se fijo en la estatua al pasar, le resultaba vagamente conocida pero no podía determinar el porque, lo mismo sucedió al ver al enano "al menos, no lleva las armas desenvainadas" pensó.

—그것은 만날 수있는 이상한 장소입니다. 이러한 부분에서 뭐하는거야? 죄송 놀라운하지만 우리는 당신이 접근 방법을 듣지 못했어요.

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02/03/2017, 18:34
Dorn Palabrasagrada

Notas de juego

En enano:

—Es un lugar extraño para encontrarse. ¿Qué haces por estas tierras? Disculpa la sorpresa pero no hemos oído cómo te acercabas.

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02/03/2017, 22:27
Montañas de Qark

No entendí lo que Rivoel decía en lengua enana, pero por el tono capté que saludaba al desconocido y le inquiría con respeto. Lirian se despertaba de golpe en esos momentos y preguntaba, pero Dorn no contestó a su pregunta. Abrahel, que había aparecido poco después de Morgan, estaba en la misma situación que yo y guardó silencio. Su mano fue instintivamente al pomo de su espada, pero no llegó a agarrarlo con firmeza. Había algo en ese viejo enano que inspiraba confianza.

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02/03/2017, 22:29
Snarruk Magmadulce

Mientras Rivoel saludaba, aquel enano nos observó uno por uno, nuestras expresiones de incertidumbre, de alerta, de extrañeza, nuestras posturas titubeantes. Sólo habló después de que Dorn le saludara, y lo primero que hizo fue reír entre dientes, como quien escucha una broma privada. En su risa percibí un eco lejano.

Mis pasos... Hace mucho que mis pasos no resuenan en estas tierras —contestó al paladín en la lengua común. Su voz era profunda y ronca, cansada. Su boca apenas se movía al hablar. Giró sus ojos hacia Rivoel.— Sé quienes sois: sois quienes habéis acabado con la sierpe. Calaunalimpalax. —Le dolió pronunciar ese nombre.— Por ello, tenéis mi gratitud.

No me pregunté cómo era posible que aquel enano supiera lo que acabábamos de hacer: llevábamos los restos del dragón con nosotros. Nuestras ropas estaban manchadas de su sangre y de la nuestra. Más extraño era que conociera el nombre del dragón.

Mi nombre es Snarruk, hijo de Snorri, hijo de Lorri de los Magmadulce —se presentó. No se movió del sitio ni cambió de postura. Un búho ululó a lo lejos.— Por muchos años después de que los pieles verdes expulsaran a nuestros hermanos y saquearan nuestros salones, fui yo quien protegió la caverna sagrada. Yo. Solo yo. —Se tomó una pausa. Su tono evocaba duros años de soledad.— Un día, hace más de cincuenta inviernos, llegaron los hombres de negro con el huevo y no pude detenerles. —La pausa fue especialmente larga y dolida.— Caí en desgracia ante el Morndinsamman. Desde aquella, he estado protegiendo el santuario, impidiendo que los malvados hollaran ese último reducto de pureza. Sin descanso. —De nuevo, una pausa.— Hasta hoy.

Su mirada volvió a pasearse por todos nosotros y esta vez vi en cada uno de sus ojos un pequeño punto de luz. Supuse que se trataba del reflejo de mi luz mágica. Una brisa nocturna recorrió la arboleda. Mis ropas ondearon. Las suyas, no.

Pronto, gracias a vosotros, podré descansar al fin. Pronto... Pero aún no. —Ahora miró a Dorn con intensidad.— Por eso estoy aquí, Dorn Palabrasagrada, en estas tierras, de nuevo —respondió, al fin, a la pregunta inicial del paladín. Por primera vez, el enano que se decía llamar Snarruk se movió, y fue para mirar a su alrededor: al cielo estrellado, a las nubes, a los árboles mecidos por el viento.— Moradin, cuánto las he añorado… —Juraría que su voz se quebró, pero al momento volvió a dirigirse a nosotros.— Sí, los dioses me han permitido pisarlas una vez más: debo pagar mi deuda.

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02/03/2017, 22:44
Montañas de Qark

De pronto, mi trozo de carne comenzó a brillar cada vez con más intensidad, como si una corriente de energía hubiera comenzado a alimentar la luz. Lo miré atónito: era la primera vez en mi vida que veía un prodigio semejante. Cada vez me costaba más mirar hacia la luz. Snarruk, sobre la roca, seguía hablando, pero su voz era cada vez más eco y menos voz.

Os acompañaré en vuestra empresa, amigos míos... Mis liberadores… Os acompañaré… para pagar… mi deuda...

Con esa última palabra, oída en la lejanía, la luz de la cecina aumentó en potencia hasta ser insoportable, como un pequeño sol en la noche, y tuve que cerrar los ojos. Duró un segundo: después, de pronto... Se apagó. En la oscuridad, confundido y nervioso, alcancé a tartamudear:

P-por el poder de Chauntea... ah... ¡Ilumínate!

Y como se había ido, volvió. Cuando volví a mirar hacia la roca Snarruk ya no estaba ahí.

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02/03/2017, 23:16
¿Snarruk?

En su lugar, ahora se erguía un enorme carnero salvaje, mucho mayor que el mayor carnero que hubiera visto jamás. Sus cuernos eran parduzcos y acaracolados; su hocico y su cuello, canosos y sucios; su grueso cuerpo peludo, semejante a las pieles con las que se cubría el enano… Todo en él recordaba con fuerza al enano. No se movió del sitio, ni cambió de postura, aunque sí soltó un profundo bufido que se condensó en contacto con el frío aire de la noche y se disipó arrastrado por la brisa. Entonces, levantó una pezuña levamente, rascando el suelo, y bajó la cabeza. Era el carnero que había creído ver instantes atrás.

Notas de juego

El carnero es como está descrito, a pesar de la foto.

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02/03/2017, 23:18
Lirian Ventormenta

¿Pe....pero qué...? - Atónito por lo que acababa de presenciar, Lirian se frotó los ojos para convencerse de que no estaba soñando. - ¿Qué...qué clase de bru...brujería...? - No acabó la pregunta, su garganta estaba más seca que la de los caminantes del Gran Anauroch. Se pellizcó el muslo con saña hasta hacerse daño. Sí, estaba despierto. Y un carnero se encontraba en el mismo lugar que hasta hacía unos instantes había ocupado el misterioso enano.

Con toda su atención concentrada en el animal, que se erguía poderoso frente a ellos, el norteño se levantó con lentitud, dubitativo y receloso, evitando acercarse al imponente carnero.

¿Es...es él? - Guardó la espada y se acercó hasta Códice. - ¿Has vis...visto lo mis...mismo que yo?

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03/03/2017, 01:06
Códice [PNJ]

Durante unos instantes, no supe qué decir. Mi mirada iba de un lado a otro: del enorme e imponente animal al pedazo de comida brillante en mi mano, y viceversa. Entonces, recordé lo que Rivoel y yo -...y Lance y Benen y Fewhyn...- habíamos visto, hace un millón de años, en una cueva de las montañas: a la pequeña Ladfiena, bailando al ritmo de una música inaudible para nosotros, con sus cabellos refulgiendo como plata al sol.

He visto lo mismo que tú —me atreví a decir— y no sabría decir qué es lo que he visto... Pero creo que no ha sido brujería. —Me giré y cogí a Lirian por los hombros. Sonreí.— Ha sido un prodigio, amigo mío. —Miré al carnero. Luego, miré a Dorn.— Los dioses están con nosotros.

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03/03/2017, 01:13
Lirian Ventormenta

¡Los Dio...Dioses! - Exclamó aparentemente ilusionado, sonriendo con una sonrisa bobalicona por no acabar de comprender muy bien del todo a qué se refería su compañero. ¿Es estu...estupendo no? - Preguntó a continuación, sólo con el objetivo tratar de extraer más información de las crípticas palabras del clérigo.

Según creía hasta aquel momento, los Dioses siempre vigilaban, o en el mejor de los casos acompañaban, a sus siervos más devotos, como era el caso de Códice, Dorn y Abrahel. El norteño no entendía qué había cambiado para que Códice afirmase aquello tras la aparición del carnero misterioso.

¿Será Moradín? - Se preguntó, mirando de soslayo al animal. 

Finalmente, deseoso por saber a qué se refería su compañero, el norteño señaló hacia el trozo de cecina. - ¿Están...están ahí dentro?

 

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04/03/2017, 20:17
¿Snarruk?

Sin saber cómo, Dorn pudo percibir, como proveniente de aquel animal, una mezcla de paz interna, gratitud, coraje y determinación. Podría haber jurado que el carnero -¿Snarruk?- estaba decidido a acompañarnos y a ayudarnos en todo lo que pudiera.

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04/03/2017, 20:55
Dorn Palabrasagrada

La dura cabeza del enano aún estaba intentando asimilar lo que acababa de ver, le devolvió la mirada a Códice con la incredulidad en los ojos, todo sucedió muy rápido finalmente con la boca casi seca dijo lo que pensaba.

Creo que ese carnero es la forma que le han concedido los dioses a Snarruk para cumplir con su última promesa y ganarse el merecido descanso

Se acerco al carnero acercando su cara al hocico del animal, un animal mucho mas grande que cualquiera de su especie

¿eres tú?

Sin ninguna duda juraría y perjuraría que los ojos que se encontraban a apenas unos centímetros de los suyos reflejaban una inusitada inteligencia

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09/03/2017, 00:53
Montañas de Qark

Me alegre cuando vi que lograba contagiar al bueno de Lirian mi alegría. Estaba convencido de que acabábamos de ver al espíritu del guerrero encarnándose en aquel carnero, una obra de los dioses enanos que no podía sino ser un buen presagio.

¡Claro que es estupendo, amigo mío! —le dije, dejándome llevar por el momento.

Por eso no supe qué decir cuando vi que o estaba loco o era un poco atolondrado.

¿D-dentro…? —pregunté confundido, y miré la cecina, sin saber qué decirle al pobre norteño—. ¿De la cecina?

Por suerte, Dorn me sacó de aquella incómoda situación expresando sus propias teorías, que eran las mías. Pero el enano parecía casi paralizado de puro asombro. Luego, subió por la roca hasta el carnero y se acercó hasta casi tocarle. En ese momento vi realmente lo grande que era el animal. Cuando Dorn le habló, el carnero agachó la cabeza y dio un paso al frente, tocándole con la frente.

Snarruk —dije en voz alta, sin darme cuenta.

El animal giró su cabeza para mirarme. Cuando no dije nada, volvió a girarla hacia Dorn.

Que me den por culo tos' los demoños del Abismo si esa cabra no es el enano —comentó un asombrado Kraum a mi espalda, poniendo las palabras más idóneas a mis propias ideas.

Descansamos un poco más, sin dejar de mirar al animal. Rivoel, Abrahel y Morgan también dijeron alguna que otra cosa, pero en general reinó el silencio: la presencia del enorme animal, con el que Dorn parecía tener buena mano, nos dejaba sin palabras. Yo lo miré con una sonrisa bobalicona todo el rato. Luego, volvimos a ponernos en marcha.

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13/03/2017, 15:12
Morgan, alias Shea

La mitad de lo que dijo el enano que se presentó como Snarruk fue entendido por la guerrera, pero los temas de dioses se le escaparon. A pesar de ello la postura de Morgan se había ido relajando con la comprensión de los sentimientos del hombre, ella entendía eso de pagar una deuda sin importar el tiempo que hubiese transcurrido, y a juzgar por el aspecto de su interlocutor hablaban de varias décadas.
La despedida sí que la dejó noqueada.
La mestiza había tenido que cerrar los ojos debido al fuerte brillo que despedía el trozo de cecina y cuando los volvió a abrir todavía le costó un poco centrar su atención en el lugar que ocupaba el inusitado invitado. Oyó los comentarios de sus compañeros mientras agrandaba los ojos con la visión del gran carnero.
-Si los dioses nos observan... -se mordió la cara interna de la mejilla, ella era una guerrera y no debía mostrar debilidad pero a su mente volvieron las palabras del paladín borracho hablando de las visiones que le enviaba su dios -hay mucho en juego. No podemos fallar en la destrucción del libro.
Luego se sumió en un silencio taciturno y continuó con la misión autoimpuesta de velar por la seguridad del grupo, incluyó al nuevo miembro en sus observaciones y volvió a darle otra vuelta al peligro de la marcha de Kraum.

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27/09/2017, 17:25
Montañas de Qark

Poco después de esas palabras de Morgan, nos pusimos en marcha dejando atrás el paso y descendiendo por un nuevo valle. Al principio, apenas nos cruzamos con algún reguero aquí y allá, pero ya de día encontramos un arroyo, que según Kraum nos llevaría al río de Hoggens. A media mañana llegamos hasta ese río y buscamos un sitio donde acampar. Por la tarde nos pondríamos en marcha y a la mañana siguiente llegaríamos al pico de los Pumas Negros.

Antes de echarme a dormir, mientras comía algo, reflexioné sobre lo que nos esperaba: íbamos a colarnos a hurtadillas en la guarida de unos crueles bandidos para robar un libro, y probablemente tendríamos que enfrentarnos a muerte a unos cuantos de ellos, incluyendo su jefe. Lo que en otras circunstancias me habría parecido una aventura, casi me dio la risa: después de habernos enfrentado a una tribu de orcos, un ogro y un dragón, aquello parecía cosa de niños. Y pese a todo, no era cosa de risa: ¡de ello dependía el futuro del Valle!

Notas de juego

Para quiénes queráis: describidme cómo es el lugar -situado en las inmediaciones del río, en las cálidas y secas Montañas de la Boca del Desierto, no muy lejos de Qark, a mediodía- en el que hemos parado a descansar. Qué tiempo hace, por ejemplo. Lo que queráis.

Para el primero que quiera hacerlo: cuéntame qué ves hacer a Abrahel que te llame la atención.

Dorn y Rivoel: reiniciad vuestros contadores de conjuros, preparad los que tengáis que preparar, etc.

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27/09/2017, 17:29
Vizko Kraum

Eché una ojeada a Kraum. El final de su aventura y el comienzo de toda una nueva etapa de su vida se acercaban. Eso, unido a la cercanía de la guarida del Puma, probablemente explicaba su desasosiego, su tensión, su nerviosismo. Cuando hubimos montado el rudimentario campamento, el (¿ex?) alguacil se acercó al bardo y le habló brevemente. El mestizo elfo era la persona del grupo en quien más confiaba.

Os voy a contar algo, y que al Puma le den po'l culo —empezó a decir, muy serio, cuando ambos nos reunieron bajo un árbol—Sus estancias no están lejos del dormitorio de los hombres: si os ve venir, gritará pa' llamarlos. No duraréis ni un suspiro de jalflin contra todos —explicó, y nuestras caras debieron expresar bien nuestra preocupación—Pero hay algo que os pué ayudar. —Tragó saliva; nos miraba muy fijo, a uno o a otro.— El Puma tié un as en la manga: en el túnel que va a sus estancias, hay una puerta recia con una tranca grande que se cierra de golpe al tirar d'una cuerda en su cámara. La hizo poner pa'l día que alguien atacara el Cubil, pa' ganar tiempo y poder huir por el sendero secreto. —Sonrió con malicia.— Seguro que nunca pensó que se le podría volver en su contra.

No sé por qué Kraum nos contó todo esto: quizás temía que el Puma sobreviviese y fuera tras él; quizás Rivoel le había acabado cayendo realmente bien, o quizás nos había cogido aprecio. Quizás, para lo que le quedaba en el convento, pues se cagaba dentro. Pero quizás era una víbora cobarde y traicionera que guardaba un profundo rencor hacia su jefe desde hacía mucho tiempo y que había encontrado por fin la forma de hacerle pagar. Nunca lo supe.

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30/09/2017, 13:38
Dorn Palabrasagrada

Durante toda la caminata Dorn estuvo mirando a Snarruk, el carnero avanzaba con una firmeza inexorable, al contrario que el mismo y sus compañeros le veía avanzar de tal forma que bien podría haber sido todo el terreno un llano inmaculado.

El murmullo del agua cayendo llegaba de algún punto no muy lejano -una pequeña cascada- pensó, la vegetación era lo bastante frondosa como para ocultarse y los arboles, mas bien jóvenes en ese trozo del bosque se codeaban con enormes  robles supervivientes de algún incendio años atrás.

El espacio donde habían acampado parecía haber tenido un corrimiento de tierra  que el bosque reclamaba de nuevo como suyo, algunos arbustos pequeños y unos pocos arboles que apenas superaban la altura de un hombre se encontraban dispersos, el lugar, ovalado no tendría mas de una docena metros de ancho pero descendía por la ladera  un buen centenar.

No era cómodo pero era seguro, un posible asaltante no podría correr, al menos, no uno humano, Dorn miro al carnero, se encontraba unos metros por encima del grupo y bien pareciera una estatua.

El enano se quito el casco caliente por el sol implacable mientras observaba el cielo, unas nubes oscuras asomaban por el horizonte aunque no sabría decir si se acercaban o se alejaban.

-oye Códice el conjuro de silencio ese que lanzaste en el cubil de los orcos ¿que capacidades tiene? ¿puedes lanzarlo a distancia?-

Al enano le preocupaba verse superados ampliamente en número al enfrentarse al puma

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01/10/2017, 13:40
Lirian Ventormenta

Sus pulmones se ensancharon de nuevo para tomar otra enorme inspiración de aquel aire inmaculado de las estribaciones montañosas: sabía a libertad. No había pasado ni un solo segundo desde dejaran el complejo subterráneo donde habían terminado con la vida de Escamanegra en el que Lirian no diese gracias a lo Diosa por haberles permitido salir victoriosos de la arriesgada empresa. El tiempo que habían pasado caminando por aquellos intrincados túneles, con su ambiente plomizo y sofocante y la presencia de una muerte incierta rondando sobre sus cabezas, le había hecho darse cuenta cuánto añoraba el vivir bajo el sol y las estrellas.

Se detuvo, miró atrás, al valle que quedaba tras él, y continuó ascendiendo pesada pero felizmente en dirección al campamento. Lo hacía descalzo, con las botas al hombro y con el peso adicional que aportaba el agua impregnada en sus ropas. Al poco decidir el grupo que aquel pequeño terruño en la ladera era un buen lugar para echar el alto y tomar un descanso, él soltó pertenencias y -no sin reticencia -sus recién ganadas riquezas. Sólo conservó su preciada cimitarra, de la cual no pensaba desprenderse hasta que estuviese de nuevo en el Valle del Viento Helado, su hogar. Acompañado por Abrahel, habían reconocido el terreno de las inmediaciones para asegurarse de que no se habían detenido en el territorio de alguna criatura peligrosa. Lamentó el tener que abordar dicha tarea con la paladina, no porque no la considerase excelente ayuda en caso de toparse con algún problema, pues con un día viviendo a su lado había sido más que de sobra para conocer su pericia con las armas, sino porque el norteño no compartía lo que en su opinión no era más que puro fanatismo en la forma de llevar la vida. Por tanto, fue por ello principalmente que la patrulla se realizó por ambas partes en el más absoluto silencio, ocultando sus recelos y visión del mundo en la importancia de permanecer callados para no alertar a posibles depredadores.

No obstante, cuando el murmullo de la corriente de un pequeño arroyo se volvió tan nítido y cristalino como sus aguas, Lirian encontró la excusa perfecta para disfrutar de unos momentos de soledad. Estaban cerca de la zona en que descansaban sus compañeros y ya habían completado prácticamente el rodeo en torno al campamento, por lo que dudaba que tuviese nada que temer si se separaba un poco y aprovechaba aquellas aguas para darse un baño. Así, con más palabras de las que le habría gustado emplear, Lirian se despidió de la tiflina y se encaminó al arroyo de heladas aguas que descendía de la montaña para unirse al río que discurría por el valle. Pese a no cubrir más de uno o dos pies de profundidad en algunos remansos, aquel hallazgo fue toda una bendición para el norteño. Se zambulló cuan largo era en cuanto vio su reflejo en la superficie del arroyo, ni siquiera se planteó el desprenderse de su ropa y armadura, pues ya desde que lucharan contra el dragón, el norteño se había sentido incómodo en sus adentros con el olor que las aguas estancadas de la laguna subterránea y el ácido del dragón habían dejado en sus roídas vestiduras.

Ahora, lo suficientemente limpio como para sentirse a gusto consigo mismo, Lirian desandaba los últimos pasos evitando las piedrecitas puntiagudas para unirse a sus compañeros, que al parecer mantenían una conversación con Vizko Kraum.

Escuchó desde detrás, sacudiendo la cabeza como un perro de aguas para desprenderse del agua y sin intervenir hasta que el semiorco hubo finalizado lo que, de ser cierta, era una ayuda inestimable: la distribución de la zona privada donde moraba el Puma.

¿Pu…puedes dibu…dibujarlo? – Indicó, cediéndole una rama seca de uno de los arbustos cercanos para que garabatease un esbozo de los túneles sobre la arena. Al poco de cederle la rama, Lirian captó un movimiento en su derecha, algo que le hizo sobresaltarse. Sin embargo, el sobresalto duró poco, sólo hasta que recordó la presencia del misterioso carnero. El animal seguía allí, observándolos con ojos orgullosos, hecho favorecido por la pose erguía de su enorme cabeza dotada de tal imponente cornamenta. Los pelos de la nuca se le erizaron y un escalofrío recorrió sus extremidades; quiso achacarlo al contacto del aire con su cuerpo mojado, pero en su subconsciente sabía que no era así. Aquel carnero le ponía nervioso.