Partida Rol por web

Dareios recogió ayudó a su hermano a cargar con sus cosas. Él tendía que ir después al campamento para recoger sus pertenencias, aunque en ese momento eran pocas pues en su situación actual, fuera del hogar, todo lo que necesitaba estaba en el cuartel.

-Tranquilo, tendré los ojos bien abiertos-le dijo mientras comenzaban con su camino y charlaban sobre temas banales para ese momento.

Akintos comprendió que la reunión se había acabado y con la bendición de Spyridon comenzó a elaborar de manera detallada la lista de compras antes de partir al mercado. Compartió aquello con ambos hermanos aventureros y con la joven Hypatia.
Sabía que esas dracmas debían ser gastadas de forma astuta, pensando en el éxito de la empresa que estaban llevando a cabo, por lo cual se esforzó en recordar las lecciones aprendidas de sus superiores: planear con lo conocido y prepararse para lo desconocido.

Una vez que Lykaios terminó sus asuntos se dirigio junto con su hermano Dareios en busqueda de información respecto a lo ocurrido la noche anterior, por ello había obtado por dirigirse a un lgar que conocia y en el cual vendían vino fino.

Juntos llegarón hasta un amplio edificio cuyo dueño era un prominente mercader de vinos. En su amplio patio interior que podía verse desde la entrada, había varias mesas dispuestas, en las cuales sus clientes solian degustar de su buen vino, sobre todo en las noches en que realizaban fiestas. No obstante ahora era apenas pasado el medio día y el lugar estaba sumamente tranquilo. Había una mujer que limpiaba el lugar mientras que un hombre que parecia ser el dueño parecia estar trabajando con un epigrafe, al fondo en un cuarto que parecia ser su sala de negocios.

Mientras Akintos y otros preparaban el asunto de las compras, y los generales planificaban lo que habría que hacer a continuación, el grupo conformado por Ifianasa, Ebalo e Ischyros llegó hasta el cuartel para encontrarse con el resto. Su estadía en el templo había sido corta, considerando lo que podría haber significado en tiempo. Por ello, verlos de vuelta tras cerca de dos horas, no era algo que le preocupara a nadie. Incluso ahora, con ellos allí, podría organizarse mejor respecto a en que gastar el dinero que tenían; pues que Akintos, Talios y Anatolius estaban a punto de partir.

El escudero se encontraba discutiendo con el par de hermanos e Hypatia la mejor forma de invertir el dinero con el cual habían sido provistos, cuando se percató de que la sacerdotiza de Hera retornaba del templo justo a sus dos acompañantes.

- Bienaventurados - saludó con un gesto, invitándolos a acercarse. Luego se dirigió a Ischyros con un tono jovial - Debiste de advertirme sobre vuestra hermana, Hypatia ya se ha encargado de regañarme por mi comportamiento - mientras palmeaba el hombro se su amigo. Terminó con una sonrisa, evidentemente intentaba borrar la oscuridad que colmaba el ambiente y dar paso a la luz que los dioses traerían.

- Espero que Hera os haya dado los mejores de los portentos, Ifianasa - finalizó con una ágil reverencia a la sacerdotiza.

Spyridon repasa la lista que le presenta Akintos.

Llegamos finalmente al punto de reunión, donde nos encontramos con todo el resto. Akintos nos saluda y me hace un comentario sobre mi hermana, al que sonrío y respondo:

 - "Ten cuidado con ella. Tiene el mismo carácter que todos los miembros de mi familia."

Río un poco y veo que están a punto de dirigirse a comprar, por lo que pido permiso al General Spyridon:

 - "Señor, pido permiso para acompañarles en las compras. Quizás necesitarán manos y el ánimo en la ciudad está un poco caldeado. Creo que seré de más ayuda que acá."

La verdad es que las posibilidades de que alguien los increpe y termine con una turba sobre ellos no es poca, por lo que cada mano (y espada) con ellos será un aporte, aun sea como elemento disuasivo.

Se encuentra revisando la lista que han confeccionado, pero encuentra varias cosas que no harían falta en tal cantidad si se organizasen bien y escogiesen una ruta que les pueda proveer de todo lo necesario.

-Creo que las cantidades para algunas cosas son exageradas. No necesitamos tanta agua pues podemos abastecernos en fuentes y ríos. Creo que con la mitad podríamos comenzar el mensaje sin ningún problema. No olvidemos que el Rey y su consejero nos proveerán de granos y frutos aunque no sabemos la cantidad.

Sigue mirando la lista.

-¿Para qué necesitaríamos las 2 jarras cuando ya tenemos las ánforas que puedan venir con el agua? Pensemos también que lo mejor serían ánforas pequeñas, para poder transportarlas mejor. La leña la podemos obtener durante el camino, podemos llevar un poco para los primeros días, pero 30 kg me parecen exagerados... ¿dónde los llevaremos?

Va indicando los puntos que le parecen problemáticos.

-En cuanto a los enseres de cocina... puedo acercarme a casa y usar algunos de los muchos que tenemos allí y eso nos ahorraría el precio que puedan costar. También puedo aportar la aguja y el hilo.

Mira a Akintos, el creador de la lista...

-¿Por qué dos palas y dos palancas? Entiendo lo primero, pero no acabo de ver la situación en la que necesitaríamos dos palas... pero ¿lo segundo? Debemos tener en cuenta que en el momento en el que necesitemos las palancas será el momento en el que no las tengamos a nuestra disposición - se refiere claramente a un supuesto en el que los encierren -. ¿Necesitamos tanto la sierra como la hachuela? ¿No harían la misma función llegado el caso de necesitarlas?

Hace todo eso porque no solo tienen dinero limitado, sino porque tienen un espació limitado en el que llevar las cosas. Sonríe por el comentario de su hermano.

Mientras Akintos nos planteaba una lista mas o menos cabal a mi parecer de los útiles que quizás necesitáramos en el viaje, llegaron hasta los cuarteles del general Spyridon, Ischyros, Ebalo y Ifianasa. Antes de que pudiera abordar a mi sobrino, Hypatia planteó unas cuantas pegas a la lista de útiles.

- Buen apunte sobrina, por eso el general a contado contigo para esa tarea. El rey es magnánimo con sus presentes, pero no creo que seamos sus favoritos en este momento y menos de su consejero, dudo de lo que nos puedan dar para realizar esta odisea. De aquello que podamos proveernos sin hacer gasto mejor, pero los apuntes que Akintos realizó sobre herramientas yo los tendría en cuenta. Una sierra hace un trabajo mas fino que un hacha en caso de tener que reparar una rueda y las palancas son útiles para sacar carros de los atolladeros en caso de no tener una fuerza sobrehumana. Me encojo de hombros antes de seguir. - Pero seréis vosotros a los que Spyridon ha designado los que tengáis que decidir al final.

Para que esto saliera bien todos deberíamos hacernos responsables de nuestra misión y era momento de que los muchachos se hicieran cargo de su misión.

- Ischyros cuando puedas he de hablar contigo, hay otra cosa que quizás tenga que ocupar tu atención.

Mi hermana habla acerca de la lista de gastos y luego mi tío también opina. Estoy de acuerdo con sus palabras pues son cosas que podemos necesitar eventualmente aunque no debemos exagerar tampoco. Asiento a las palabras de ella y lo reitero:

 - "Si Hypatia y Lykaios, quien es el jefe de hogar ahora, están de acuerdo, podríamos contar con algunas de las cosas que hayan en la casa. Nadie las usará en un tiempo."

Bajo la vista un poco triste ante la perspectiva de que nuestro hogar quedará ahora abandonado mientras mi padre estará preso y su mujer yace muerta. Todos sus hijos y amigos partiremos en una misión que parece simple pero que puede significar la muerte de todos. 

La pregunta de mi tío me saca de mis funestos pensamientos y le contesto:

 - "Si es urgente, hablemos de inmediato."

Si me dice que lo es, me quedaré para escuchar lo que tenga que decirme. Si me dice que puede esperar, acompañaré al resto a hacer las compras necesarias y ya hablaremos a mi regreso. Su tono igual me preocupa un poco y espero que no sea ninguna mala noticia que tengamos que lamentar. Ya hay mucho de que lamentarse.

Ifianasa, conforme con los ritos que a celebrado en el templo de Hera, deja que sean los demás quienes se encarguen de los preparativos del viaje. Observa callada el intercambio de impresiones de Hypatia y, con un asentimiento de cabeza acepta sus sabios consejos. ¿De qué sirve cargarse con cosas de más?

- Solo el tiempo dirá si la diosa nos es propicia- comenta a Akintos. 

Por supuesto, no ha recibido respuesta divina. Nunca había respuesta divina por parte de los dioses en los rituales, que servían más de consuelo para los corazones mortales que para las alamas inmortales.

La incertidumbre de lo que pueda ocurrir a continuación y la excitación de salir de casa, de su ciudad natal, le impiden pensar con claridad. La tablilla, sujeta entre sus ropajes, sigue igual de pesada que antes. Ojalá su viaje fuera rápido y fructífero.

- ¿Cuando partiremos? 

- Si podemos contar con enseres y utensilios de la casa de Ptolomeo, reduciremos gastos - respondió Akintos ante los ofrecimientos de Hypatia e Ischyros, meditando las palabras que la muchacha había pronunciado sobre la lista de compras.

- Podríamos llevar menos agua, es cierto. Teniendo en cuenta que somos doce personas, la cantidad que he calculado es agua para beber abundantemente por dos días sin encontrar un manantial o río. Estoy pensando en posibles contingencias y escenarios dónde las cosas no suceden de la forma esperada - lanzó a una mirada hacia Theron - Es lo que he aprendido de vuestro tío -

- La leña, al igual que el agua, puede recogerse en las tierras salvajes sin duda - se rascó la cabeza - Pero aquello implica perder tiempo y gastar energía, lo cual no es buena idea -
- Llevar leña es sencillo: disponemos de un carro, con las cuerdas que compraremos podemos armar dos atados sencillos y colgarlos a los lados del mismo -
- Sobre las herramientas, ya se ha pronunciado Theron, la hachuela y la sierra sirven para diferentes formas de cortar, las palancas están pensadas para destrabar el carro y he pensado dos de cada herramienta para permitir que dos de nosotros trabajen al unísono en caso de necesidad -

La idea de Lykaios de hablar con la gente de allí para sacar información parecía buena hasta que Dareios se percató de algo curioso.

-Cojamos el vino sin entretenernos demasiado hermano-le dijo con una sonrisa que sin duda alguna era muestra de que algo no iba bien. No estaban precisamente felices y tranquilos, pero Dareios exageró un buen humor repentino al entrar en el local.

-El entrenamiento no deja mucho tiempo para el disfrute precisamente.

En un instante en el que nadie estaba cerca, Dareios aprovechó para acercarse a su hermano y susurrarle un comentario en apariencia jocoso.

-Creo que han dado orden de seguir nuestros movimientos, no deberíamos tardar en reunirnos con el resto o alguien nos acusará de conspiración.

No quería hacer muchos más gestos, pues con lo que había sucedido y con lo que se les presentaba por delante Dareios estaba nervioso y no sabía hasta qué punto podían estar en peligro.

Ahora que mencionaban la posibilidad de recoger utensilios de las casas, la sacerdotisa recordó que ella misma disponía de ciertos objetos quizá útiles en su viaje.

- Yo poseo cuerda, una tienda de campaña, yesca y pedernal, saco de dormir, farol y frascos de aceite. Si algo de ello sirve iré rápida a la casa paterna a recoger cuanto necesitemos.