Partida Rol por web

Tras unas horas de búsqueda exhaustiva de la criatura, el resultado fue negativo. Al desconocer por completo a nuestro enemigo no pudimos hacer más que cansarnos buscando y que la tensión y la decepción aumentaran. Talios propone una estrategia:-Volver para proteger la tablilla y seguir ayudando.No es un mal plan, pero con esa cosa dando vueltas por ahí, es un poco arriesgado:-No me gusta pero es lo mejor que podemos hacer ahora, aunque habrá que hacer guardia por si aparece.-termino diciendo tras reflexionar un poco.

-Hermana, con un pequeño fuego tendrás suficiente.-ante el silencio de los habitantes de la aldea, Dareios supuso que no tenían ningún medio de señales, así que esperó que funcionara el plan de apagar las llamas y que eso llamara la atención de los huidos.

-Tienes razón, necesitamos descansar, debemos partir cuanto antes para seguir con nuestra tarea. En cuanto haya luz, estas personas podrán acudir a la ciudad en busca de ayuda, nosotros no deberíamos entretenernos demasiado.-hablaba con su hermano como respuesta. Ciertamente le preocupaba el estado de aquellas personas, pero tenían prisa.

El espartano era reacio de abandonar el carro y la tablilla, ya que veía que los allí apostados miraban con recelo hacia todos lados y hacia el cielo. Pero, si ellos creen que están bien por mi perfecto. A ver descubierto el pozo hace la tarea imposible de apagar el fuego, a ser solamente una ardua tarea. Ébalo asiente con cara de fastidio, aunque una sombra de sonrisa asoma, a Darios, quien es el segundo en decirle que apague los fuegos, parece que no podrá escaquearse camina con el enfurruñamiento que camina el niño al baño nocturno que no quiere darse. Pero se va animando según llega al grupo de aldeanos, ignorando a los heridos habla al resto que está sano, incluso llamando son señas a aquellos que están más lejos para que se acerquen, si así fuera necesario.

-Gentes de esta buena villa, yo sólo no puedo apagar el fuego con arenilla, haremos una cadena desde el pozo, sacando el agua, haciendo una... cadenilla- Ébalo arruga la nariz, no ha sido una buena rima…- los heridos están en buenas manos, ¡vamos!- acabó con un sencillo toque de autoridad final, para que le sigan.

La idea es recoger unos cubos y hacer una cadena, lo mejor que se pueda dadas las circunstancias, yo me pondré en el pozo, sacando cubos con el vigor espartano que se demuestra en cada una de las empresas que toma. Posiblemente se anime a cantar algo rítmico, para intentar hacer el ambiente más relajado, como si todo hubiera pasado, ignorando deliberadamente que todavía buscan una de las criaturas.

Hypatía nos pide que no apaguemos los fuegos, pero me temo que sobreestima nuestra capacidad antiincendios, será un largo trabajo apargarlos, tendrá tiempo de sobra para tratar las heridas. Aun así por respeto, me doy por enterado de lo que me pide. Iremos primero por el más cercano, esperando que luego haya más tranquilidad y mas manos se nos unan.

Todo lo que estaba sucediendo agobió por unos instantes a la sacerdotisa que agarró con fuerzas la tablilla de la que no se iba a separar ni un solo segundo. Cerró los ojos interiorizando todo lo visto y percibido. Buscó en el conocimiento que había adquirido durante años y tras varios segundos levantó la vista al cielo en señal de súplica.

Miró a Hypatia. 

- Podemos quitar los trozos de hueso.. y limpiar la herida antes de.. - señaló la daga.- O podemos.. podemos tomar una decisión algo más.. ruda .- dijo y miró a uno de los hombres que las rodeaban.- Cortar la pierna.. - dijo bajando la voz un poco.- Decide tu y voy yo a curar al otro aldeano o al revés, no me importa, como te veas más cómoda - le dijo a su amiga a sabiendas de lo que había sucedido momentos antes con el aldeano. La sacerdotisa no quería ni mucho menos que su amiga volviera a pasar por algo así.- Pero debemos hacerlo rápido, no parece que le quede mucho tiempo en este mundo - le dijo.

- Querida amiga .- le susurró aprovechando que todos parecían ocupados. - Tras observar detenidamente a las criaturas he llegado a la conclusión.. de que tenías razón. Sólo el Ctonio que mora...  miró al suelo  ha podido hacer algo así.- dijo mirando de nuevo a su amiga. No se atrevía a pronunciar el nombre del dios.- Puede que muchos dioses bendigan nuestra misión y nuestro viaje.. pero hay uno al menos que no. Hay que mantenerse alerta.

Hades.... o Zeus. Sólo uno de los dos tiene potestad para ordenar a estas criaturas.... Aunque.. no debería subestimar a Perséfone.. no, no.. no creo que la diosa haya hecho esto. Uno de los dos hermanos quiere.. que esto no prospere. Lo natural es pensar en el dios del inframundo como causante pero no debo olvidar que Zeus es igual de poderoso y tal vez... ambicioso. ¿qué dios no lo es? 

La sacerdotisa meditó durante algunos segundos más.

Es posible que la criatura haya vuelto a su casa por orden del dios y no debamos preocuparnos más... pero si me equivoco... si me equivoco tal ve mueran más inocentes. Me mantendré callada pues es lo más prudente.

Oh venerada madre, titánida,

escuchame y préstame tu ayuda

guíame en esta hora incierta y da

tu benevolencia a esta pobre mujer

para así este misterio poder resolver 

Tras invocar a la diosa madre con sus pensamientos volvió a prestar atención a lo que sucedía a su alrededor y dirigió de nuevo la mirada hacia su amiga.

La criatura está frente a mí e intento disminuir la distancia que me separa de ella siendo lo más sigiloso posible para no ser atacado antes de tiempo. Entonces, cuando veo que estoy a suficiente distancia como para que la bestia me ataque y no huya al darse cuenta de mi presencia comienzo con mi técnica.

Empiezo a mover en alto mi espada y para reflejar con intensidad las llamas de la casa. Movimientos rápidos y medidos que emitan destellos de luz hacia la criatura y que le causen una pequeña molestia, siendo así más difícil que me impacte con sus ataques. Me preparo pues sé que ahora me atacará con todo lo que tiene y tendré que resistir el tiempo suficiente para que el resto acuda en mi ayuda.

El general Theron y compañía estaban de regreso junto al carro tras el fracaso inicial en su búsqueda. Al parecer, el plan actual era colocarse entre ambos grupos a fin de poder asistirlos como mejor se necesitase y a la brevedad posible, aunque sin dejar de vigilar la zona. Al tiempo de ello, mientras Dareios y Lykaios seguían cuidando del carro y sus pertenencias, el singular espartano empezó a hablar a los aldeanos del lugar con unas palabras que estaban fuera de lo común para un fuego guerrero, pero que sin embargo, gozaban de gran elegancia y carisma, lo cual fue suficiente para hechizar a los pobladores. Pronto, los que podían ayudar se dispusieron a hacerlo con animo y sin queja alguna. No obstante para Ebalo, sus trabajadores eran muy pocos, solo contaba con la pareja de esposos y con el joven que se había torcido el pie, los demás no estaban en condiciones y quizá no lo estarían en toda la noche.

Junto al pozo había un balde de cobre que se usaba para extraer agua, ideal para la tarea, no obstante se necesitaría de otro u otros para poder ir acarreandolo los pocos metros que había esta el edificio en llamas.

Cerca de ellos, Ifianasa e Hypatia seguían trabajando en los heridos que había en la aldea cuando Dareios y Lykaios dieron la alarma dando un sonoro grito que puso a todos en alerta. La emergencia vino tan rápido como se fue. Una flecha había surcado los cielos por sobre de ellos, y pasando apenas a un metro por encima de Ebalo, había ido a dar a la cabaña en llamas. La dirección era claramente de donde estaban Spyridon y los demás; de hecho, el ver a Atreo mirar hacia ellos mientras cargaba una nueva flecha para luego seguir al general les daba a entender que algo sucedía, quizá intentaban avisarles de algo. Lo claro era que Ischyros ya no estaba a la vista, se había adentrado en la lejana casa quemada mientras que Spyridon, Atreo y Akintos le seguían a unos quince metros por detrás avanzando en silencio.

Asiente a las palabras susurradas de Ifianasa. Ambas piensan lo mismo y que la sacerdotisa lo certifique solo hace que se sienta un poco más nerviosa. ¿Qué relación tiene todo eso con los acontecimientos sucedidos en Micenas? No lo sabe. Siente que quizá debería estar en la ciudad intentando averiguar todo lo posible.

-Curemos a este hombre. La pierna no tiene salvación... ese monstruo se ha encargado de ello arrancándole parte de ella. Debemos calentar agua y limpiar la herida. Si tuviésemos alcohol fuerte podríamos usar eso para hacerlo, pero me temo que no disponemos de eso. Cuando cautericemos la herida, una tendrá que sujetar al hombre mientras la otra hace lo propio.

Mira hacia los hombres que aun quedan cerca del carro.

-Hombres... no pueden ayudar... Tengo que ir a por la olla y el agua.

La bestia nota mi presencia y de inmediato carga en mi contra. Recibo su terrible embate aunque intenté cegarle con los destellos de mi espada. Su golpe es muy fuerte y consigo mantenerme en pie solo porque siempre he sido un tipo duro aunque preveo que no será así por mucho tiempo, no si consigue impactarme a voluntad.

El General y otros combatientes ya están suficientemente cerca como para poder intervenir, por lo que grito alertándolos:

 - "¡Acá está la última bestia! ¡La contendré para que no escape!"

Lanzo un golpe que intente mantener mis defensas en altas, pero mi ataque falla. Después de eso, me preparo para esquivar sus golpes y poder así resistir hasta que mis compañeros lleguen y podamos unir fuerzas en eliminarle. Sé que regeneran sus heridas con brutal rapidez y sé por tanto que no soy capaz de derrotarle solo y cuidar mis defensas a la vez, pero sé que solo basta con que aguante, nada más.

Al ver que el factor sorpresa ha fallado Spyridon no duda un instante cargando contra la bestia a la ves que alenta a sus compañeros.

- Ischyros !!! No estas solo !!! Vamos, a por ella - Grita, aunque en su voz ya se nota el cansancio de la lucha anterior y el efecto es menor.

De un salto cubre la distancia que lo separa de la bestia y al llevar la espada preparada propina un fuerte golpe a la misma, aunque por la precipitación no consigue un golpe directo.

De vuelta al pueblo con un sabor amargo de decepción por no haber encontrado a la criatura, veo a la joven Hypatia que sigue atendiendo al hombre sin pierna. Mientras nos acercamos al resto del grupo, veo una flecha volar y clabarse en la casa en llamas que hay detrás de Ebalo. Atreo grita y junto a Spyridon y Akintos salen corriendo hacia la casa donde estaba Ischyros por última vez:-Mierda.-digo en voz alta a mis dos compañeros.

Acto seguido los tres salimos a la carrera, mientras yo cargaba una flecha y al detenerme ya estaba apuntando en la dirección que había venido la primera flecha:-Talios, cubre la entrada de la casa por la que han entrado y grita con lo que sea. General, vaya con mi hermano y haga lo mismo. Ebalo! que todo el mundo vuelva a sus casas y que no salgan hasta que sea seguro. Dareios, Lykaios quedaos con Hypatia e Ifianasa, protegedlas a toda costa.-empiezo a gritar órdenes, rompiendo la cadena de mando y sabiendo que posiblemente me caiga una buena bronca pero ahora hay que protegerlo todo. Sin saber que ha sucedido me pongo a observar todo. 

Anatolius parecía haber despertado repentinamente mostrándose tan enérgico que apenas da tiempo a Theron a decir nada. Sin duda alguna quiere redimirse por su escaso tino en el combate de hace unos instantes, pero resulta confuso.

-Deberíamos permanecer todos unidos para defendernos mejor- dijo apurado. La flecha como señal era extraña ¿por qué no un grito?. Probablemente porque no querían llamar la atención de su posición, aun así, sin saber el verdadero significado del aviso, Dareios se encoge instintivamente y observa el cielo oscuro con temor a ver a las criaturas voladoras sobre sus cabezas.

Avanzo un poco hacia as mujeres que atendían a los heridos- hermana, deja de ser tan impertinente y resguardaros con el carro- dijo nervioso sabedor de que no estaban en buen lugar y como ya le dijo a su hermano, se estaban desperdigando demasiado así que volvió junto a Lykaios.

-Lykaios, tal vez deberíamos resguardarnos junto a una casa ¿no?.-sabía que era su único apoyo ya que los guerreros estaban en su caza particular y ellos tenían que apañárselas con el resto.

La velocidad con la cual Ischyros se trabó en combate lo tomó por sorpresa, aún faltaba que cubriesen algunos metros hasta estar cerca de él. Sabiendo aún que debía apoyarlo, titubeó unos momentos. Fueron apenas unos segundos, pero la enorme figura de Spyridon ya se había distanciado de él cuando su cuerpo reaccionó del estupor.

Inclinó su cuerpo hacia adelante y sus pies se movieron con vigor, dándole velocidad a su cuerpo, que ponía su lanza delante.

- ¡Vuelve al hades! - gritó mientras se lanzaba detrás de su general con ansias de acabar con la vida de la criatura antes de que provocara más daño de que ya había hecho.

Justo despues del salto y el duro impacto que realizara su mentor, Akintos se acercó como un toro poderoso, atropellando al enemigo y enterrando su arma profundamente en su carne.
Su cuerpo se había tensado por completo, incluso su rostro se encontraba totalmente tenso mientras enfocaba su fuerza por completo en el golpe.

El no haber conseguido encontrar a la bestia seguía siendo para mi una espina clavada en el costado, eso me incomodaba y me obligaba a ser mas inquisitivo de lo normal al vigilar los alrededores mientras veía como mi sobrina y la sacerdotisa atendían a los aldeanos heridos o Ebalo y Daerios se afanaban en pedir ayuda y apagar los fuegos. Eso estaba bien pero faltaba algo....ese algo que para mi faltaba, fue llenado por una flecha que provenía de la dirección donde Spyridon había encaminado a su grupo. Anatolius fue el primero en reaccionar, Spyridon podía necesitarnos...no había ordenes que dar ya que lo adecuado parecía fluir mejor ahora que en lo que antes había acontecido.

- Parece que el cachorro es mas avispado de lo que parecía. Digo refiriéndome a Anatolius, mientras corro a la casa por donde ha entrado Spyridon y mi sobrino. - Talios como dice tu hermano quedémonos a las puertas de la vivienda y veamos que es lo que acontece antes de irrumpir....puede que ese acto por sorpresa nos de alguna ventaja.