Partida Rol por web

Spyridon hizo un gesto de asentimiento a Talios al ver que ya estaba echando la casa abajo. Oyó a lo lejos el grito de Anatolius y observó el cielo... hasta ese momento se había relajado pensando que el peligro ya había pasado.

El joven cuenta lo sucedido pero eso tampoco nos da las respuestas acerca del motivo por el que aparecieron aquellas bestias y aquel agujero en el suelo. Suena realmente a que el mismo Hades desea destruirnos para que no consigamos nuestro objetivo.

Akintos se acerca y nos felicita, a Atreo y a mí, por derrotar a esta bestia. Dice que su Dori solo ha probado carne muerta, a lo que respondo poniendo una mano sobre su hombro y hablando:

 - "Tu dori ya tendrá la oportunidad de demostrarle al mundo el gran guerrero que eres, amigo mío."

Lykaios aparece fuera de la casa y felicita a mi hermano. Le sonrío también pues se ha lucido y ha acabado con la bestia como si la propia Artemisa disparase aquellas flechas. Le felicito también:

 - "Has demostrado que tu arco reparte justicia digna de los mejores guerreros. Eres un orgullo para todos quienes luchamos a tu lado y sobre todo, para quienes somos tu familia."

Mi hermano pequeño ha demostrado ser un letal tirador y su demostración de pericia hace que confíe completamente en él. Mientras él dispare a mis enemigos, podré vencer a quien sea.

El General decide que debemos tapar el agujero y hacer que Ifianasa lo examine pues ella es la experta en temas espirituales. Quizás ella sea capaz de averiguar qué ocurre acá y cual es el motivo. Me muevo para ayudar a Talios cuando escucho que su hermano grita por haber divisado alguna otra criatura.

Desenfundo mis armas, preparándome para la batalla mientras intento encontrar aquello que nos amenaza.

Dareios hizo caso a su hermano y comenzó a ayudar a las mujeres con los heridos. No tenía muy claro por qué no los llevaban al interior de una de las casas para poder atenderlos mejor, pero no pensaba ponerse a discutir con ellas.

Las voces que le llegaban eran de satisfacción. Sin duda alguna habían hecho un buen trabajo y de forma eficaz, pero entonces llegó el grito de Anatolius y Dareios se irguió instantáneamente cogiendo la lanza dispuesto a la defensa, pues no sabía por dónde podría venir el enemigo. Había estado vigilante todo el rato pero una nueva emboscada podía caer sobre ellos, lo cual podría indicar ciertas cosas sobre su misión, cosas que tal vez no quisieran admitir.

-Ifanasa, hermana, estad atentas. Si vienen nuevos atacantes, coged la tablilla y meteros en una de las casas que es más fácilmente defendible.

Una cosa era cuando estaba también su hermano y Ebalo, pero ahora ya solo eran dos y si los atacantes eran más, era mucho más fácil defender una puerta.

La fuerza del gigante ateniense era notoria, en poco tiempo y sin mucho esfuerzo, logró hacer que todo un costado de aquella cabaña se viniera abajo sobre el agujero. Ya apilar la madera restante era cosa de niños. Los muros exteriores eran duro ladrillo de adobe, pero no fueron problema para el ateniense, en parte por que el fuego los había debilitado. La ayuda de Theron fue bien recibida, quien tampoco tubo mucho problema, aunque era claro que el gigante lo superaba en fuerza por mucho. Juntos habían logrado derribar la mitad de la casa cuando Anatolius dio la alarma de que algo sucedía.

No obstante, nada se precipito contra ellos, aunque todos estaban ya en guardia, la noche se mantenían en silencio. Y aunque todos esperaban que algo se les viniese encima en cualquier momento, lo cierto es que quizá por la oscuridad, nadie lograba notar nada.

Si no había nada, entonces lo mejor sería terminar de sellar aquel agujero y seguir las ordenes del general Spyridon. Poner a un vigilante, y regresar todos al centro de la aldea, donde se encontraban ya solo Dareios y Ebalo vigilando. Incluso, el vigilante no tendría que quedarse cerca, era fácil observar desde la distancia si algo llegaba ocurrir en aquella casa pues primero tendría que pasar a través de todo lo que pusieran para sellar el agujero.

Mientras, en el centro de la aldea, la alarma había llegado a oídos de Dareios y Ebalo quienes ya tomaban cartas en el asunto. Dareios había optado por solicitarle a las dos mujeres que se refugiasen en alguna de las cabañas de ser necesario, aunque ellas estaban muy ocupadas en aquel momento con el asunto de cauterizar aquella herida. Ebalo por su parte, hacia alarde de sus capacidades (de cierto modo innegables), mientras solicitaba al joven que acompañaba al señor herido y a la mujer que había corrido a sus brazos para protegerse, se pegaran a los muros de adobe del pozo con el fin de poder protegerles con mayor facilidad.

Spyridon observó el trabajo llevado a cabo sobre todo por Talios. El gigante tenía una fuerza enorme.

- Buen trabajo - Comentó a Talios de forma apreciativa - Cualquier cosa que intente salir de ahí tendrá que mover muchos escombros y hará ruido. Basta con establecer un punto de vigilancia desde donde tenemos el carro y que tenga una visión sobre la pila de madera y ladrillos.

- A todos - Regresemos con nuestros compañeros al carro.

Cuando le primogénito llegó donde los generales, solo le dio tiempo a albar a su hermano y exponer brevemente lo que pensaba a Spyridon y su tío. Del agujero que hablaba, solo alcanzó ver como su tío y el ateniense derribaban los escombros de madera.

Una voz de alarma puso al grupo en sobre aviso, y retrasaría sus planes de reunión.

General Spyridon, solicito una reunión con usted, Theron e Ifianasa, señor. _ Ya que poco había demostrado en la refriega sobre su entrenamiento militar, al menos quería honrar al general con los protocolos militares. _ Una idea se ha ido formando desde que dejamos Micenas y cada hora que nos hemos alejado ha ido cobrando forma. Me gustaría exponerla y que entre todos pongamos algo de luz en todo este asunto, señor.

Minutos, que ahora parecen horas, intentó comunicar su pensamientos a su tío pero las circunstancias no lo permitieron.

Una pieza clave es el contenido de la tablilla y ya que Ifianasa está ocupada tratando a los heridos... Le pido permiso para desentrañar sus secretos, Señor. Mientras exista un tiempo de calma...

Tras lo dicho, apoyándose en su dori se dirigió de nuevo al carro obedeciendo las órdenes del general.

Mi tío estaba ansioso por conocer lo que tenía en mente, si les dejo algo de espacio Theron me ayudará ha conseguir lo que quiero...

No me abandones ahora venerado Hermes, pues ya casi puedo saborear los enigmas grabado en esa maldita piedra.

Tras recibir los elogios del general, el gigante se detuvo de su caminar al carro; se había dado cuenta que había sido muy impulsivo y que el peligro aún no existía.

Muchas gracias general! Con la bendición de Zeus todo saldrá bien.

Luego de dichas palabras, asintió a la orden y caminó rumbo al carro, buscando estar a lado de su hermano y como un gesto de confianza y fuerza le dio un ligero golpe en el hombro.

De pronto, mis ojos se fijan en lo que Anatolius creyó ver y noto que no son más que un par de lechuzas. Nuestra batalla realmente había terminado. Guardo mis armas en un rápido movimiento mientras digo al resto lo percibido:

 - "Solo son unas lechuzas."

Veo que falta por derribar casa sobre el agujero, por lo que me pongo manos a la obra de inmediato. Me acerco a las murallas de adobe que aún están en pie y, con la fuerza de mi cuerpo, intento derribarla para que caiga sobre el agujero. Después de empujar un poco, la muralla cede y cae sobre el objetivo, poniendo una barrera adicional ante una posible salida de más criaturas desde el Hades.

Cuando he terminado y todos parecen comenzar a moverse, les sigo para así poder tratar mis heridas. He acumulado unas cuantas entre las dos luchas que he tenido y no me vendrían mal unas cuantas vendas.

Las cosas ya están listas para cauterizar la herida del hombre al que atienden. Quizá pueda parecer que no respeta a sus hermanos por no hacerles caso, pero lo cierto es que está más concentrada en salvar a ese hombre que en su seguridad. Nada puede ser peor que esas horribles criaturas salidas de los fosos más profundos de la tierra. 

-Debemos hacerlo ya. La hoja está lista. Una vez lo hagamos, podremos mover al herido a un lugar seguro.

Solo queda hacer una cosa, intentar que el hombre no se mueva y todo acabe mal. Viendo que todos tienen cosas más importantes que hacer, mira a Ifianasa.

-Yo lo intentaré sujetar y tú utiliza el hierro al rojo vivo para cauterizar la herida. Espero... espero tener la fuerza necesaria.

Coloca una rodilla sobre el torso del herido y sujeta las extremidades como puede.

Spyridon observó como Ischyros completaba el trabajo de sellar la casa sobre la grieta. Todo el mundo hacía su trabajo y parecía que al fin había un equipo trabajando juntos.

Asintió a Lykaios ante su sugerencia: Cuando quieras - le contestó con un gesto de la cabeza.

La vivienda se desplomó sin mayor problema cuando Talios aplicó su fuerza sobre las paredes, como mucho yo había ayudado ligeramente a que una sección se desplomase...pero poco había hecho en relación. Tras el aviso de Ischyros de que el nuevo "ataque" provenía de unas lechuzas, podía concentrarme en otra cosa. Cuanto mas miraba nuestro intento por tapar el agujero, mas caía en la cuenta que podríamos tapar el resto con ceniza, tierra y agua para formar un sello y derribar el árbol sobre esto para hacer una barrera.

- Spyridon, podríamos ayudar a tapar el agujero con ceniza, arena y agua....podría hacer un sello, se lo vi hacer a unos constructores allí en Micenas. Eso y cortar el árbol y ponerlo encima de todo podría ser una barrera, suficiente para impedir que mas criaturas nos sorprendan. Si Ischyros y Talios me ayudan esto sera un momento.

Mi sobrino Lykaios quien nos había puesto sobre aviso de lo que podríamos estar teniendo entre manos con la tablilla tenía una petición, la misma que le había hecho a la sacerdotisa nada mas terminar el combate y que esta había ignorado. La tablilla, todo giraba con la tablilla. Spyridon fue rápido en contestar, estaba claro que a él también le escamaba.

-  General, creo que si Lykaios e Ifianasa trabajaran juntos podríamos saber quien o que nos la esta jugando. Refunfuño antes de continuar. - Maldito consejero gordo y su dichosa tablilla, estoy seguro que sabía de esto. 

El guerrero pasó de la alarma a la risa. ¿Una lechuza? ¿En serio?- Jajajaja- con la risa bailarina se gira hacia los aldeanos que estaban sentados y se encoge de hombros disculpándose.

-Una lechuza- sonríe ampliamente, ya que no sabe que más decir, ni siquera como rimarlo.

Iba a volver con lo mío cuando oígo a Theron perdir ayuda para sellar un agujero, parece que de allí las criaturas salieron, menos mal que lo he oído antes que lo cierren del todo. Estos guerreros no saben de puesta en escena, y mucho menos de una buena salida, menos mal que allí estaba él.

- Antes de cerrar el agujero, hay una cosa que se podría hacer con ese criadero- señala a las bestias aquí abatidas y hacia la oscuridad- enviar las criaturas de vuelta abajo, así no quedaría rastro de ellas en el mundo mortal, como héroes es nuestro trabajo, y verá, quien las envía, que tendrá que mandar algo de más valía, si nos quieren estorbar.

A ébalo le gustaría mandar de vuelta sólo las cabezas, es una acción con mucha más clase y épica, pero es más práctico si nos deshacemos de los cuerpos enteros.

La falsa alarma provoca que Dareios suspire aliviado, no es que puedan confiarse, pero por ahora el peligro podría haber pasado así que relaja su arma. Su hermana seguía con el herido y al observar que se disponían a cauterizar las heridas se agachó junto a ella para ayudar a contener al herido.

-Deja que te ayude hermana-dijo algo más relajado-que sea rápido.

Ebalo entonces se dispone a ayudar a cerrar el agujero y al escuchar cómo insinúa que son héroes, Dareios no puede evitar sonreía con cierta ironía-vaya, así que Héroes ni más ni menos-piensa mientras usa su peso para impedir que el hombre se mueva.