Partida Rol por web

Rickard se sienta en su silla de roble, y os muestra un mapa que cubre el norte del Bosque Negro, desde Erebor hasta las Montañas Nubladas.

- Han pasado cinco años desde que el dragón Smaug fuera abatido por la Flecha Negra del Rey Bardo.- Dice.- Cinco años de la Batalla de los Cinco Ejércitos, de la tregua entre elfos de los Salones del Bosque y enanos de la Montaña Solitaria y las Colinas de Hierro. Cinco años desde que se coronaran el Rey Dain Pie de Hierro y el Rey Bardo Matadragón. Cinco años ha sido lo que han tardado esta coalición de Pueblos Libres (hombres, elfos y enanos) en reconstruir Valle, la ciudad más grande del Norte. Y digo reconstruir, pues Valle fue un día tan grande como hoy, pero más antigua y fuerte.- Señala a la ventana. Desde su despacho, tenéis una buena vista de la ciudad, pues está elevada y podéis atinar a ver multitud de torres con campanas en lo alto y la muralla que cubre el sur de la ciudad.- Cuando las campanas repicaban en sus plazas y muros, los enanos eran menos taciturnos y más numerosos, y Esgaroth no era sino un lago, y no una ciudad sobre tablones. Y durante generaciones, no hubo mejores defensores de la casa de Girion que la estirpe de Jormund. - Se levanta, y camina lentamente hacia una pared. Una bandera con un escudo de armas (una cabeza de jabalí sobre campo sable) cuelga: debe ser el escudo de su casa.-Diestros nobles, hábiles diplomáticos, Jormund era uno de los hombres de confianza del señor de Valle de su época. Jormund había combatido al lado de su señor, y había representado en lejanas cortes, que hoy nos son desconocidas, a Girion. No había mejor vasallo. Y entonces llegó Smaug.

Su voz se torna grave y apesumbrada. Rickard parece ahora un poco más viejo, como si el pesar no se hubiera ido nunca de su familia.

- El gran gusano apareció, fuego hecho carne y escamas, e hizo arder la Montaña de los enanos, y a Valle junto a ella. Pocos pudieron huir, pero Jormund, su esposa y sus hijos estaban entre esos pocos. Portando pocas posesiones, cruzaron el Bosque Negro, y tras innumerables peligros, tomaron refugio en el Salón del Bosque, con los hombres que ahí habitan.- Señala hacia el mapa, y hace un gesto hacia el sur, como diciendo "a muchas leguas del final de ese mapa". Para Taurir, es una corta distancia, pues esos ocultos y accidentados caminos le son conocidos; para los demás, es una zona agreste, peligrosa y salvaje.- Por muchas generaciones, la casa de Jormund hizo la labor de intendentes de los hombres del Bosque, logrando de otras gentes aquello que no podían conseguir, y amasaron una respetable fortuna en el proceso. De padres a hijos pasó esa labor, hasta el día que la heredé yo mismo: Rickard, hijo de Rickmund, último heredero de la casa de Jormund. Aunque toda la vida la hice en el Salón del Bosque, ni Esgaroth, ni las ruinas de Valle me eran extrañas. Toda mi vida la he pasado soñando con el antiguo hogar de mis ancestros. No hay mayor dolor en mi corazón que no haber podido acudir a la llamada de mi Rey en la Batalla de los Cinco Ejércitos; pero quise compensarlo, y puse mis dones (y la fortuna familiar) a trabajar por este nuevo reino de Valle, un servicio más útil para el Matadragón de lo que mi espada hubiera podido ofrecer. Con gusto hinqué mi rodilla a la majestad de Bardo.

Podéis atestiguar que no le ha ido mal: lejos de ser la más lujosa del barrio, la casa de Rickard es grande y espaciosa. Aunque os parece que cualquier familia podría vivir ahí con mucha comodidad, no parece que el noble esté satisfecho, porque el ala este está en obras, y en el amplio patio hay una alta torre a medio construir.

- Cinco años han pasado en los que apenas he visto a mi mujer, mis hijas y a mi hermano. Cinco años trabajando día y noche en levantar de nuevo todo un reino. Pero al fin, tras cinco largos y duros años, Valle está restaurada; mi rey, coronado; mi ciudad, convertida en el orgullo de las gentes del norte. Orgulloso, di la orden a mis hombres de que trasladaran a mi esposa y mis hijas; y mi joven hermano viajaría por un camino más largo cargando mis posesiones materiales. Las mujeres de mi casa llegaron sin más contratiempos, hace cosa de un mes; pero mi hermano, ¡ay! Mi hermano, prefiriendo la seguridad de los beórnidas a internarse en el Bosque, escogió dar un rodeo. Llevando un carro arrastrado por caballos con las reliquias familiares, su camino consistía en cruzar los Estrechos de las Montañas Grises para llegar a Valle desde el norte. Un camino en apariencia más largo, pero más seguro.

Rickard se acerca al mapa y os señala el camino: los estrechos de las Montañas Grises hace siglos que no son un camino seguro, pero desde la batalla de los Cinco Ejércitos el riesgo al cruzarlo ha caído. Aunque, por el tono de voz de Rickard, no significa que haya dejado de ser un lugar peligroso.

- Los orcos aparecieron desde las Montañas Grises, sorprendiendo a la caravana y sus escoltas.- Confirma vuestras sospechas.- De la docena de hombres, solo mi hermano, Jorbert, ha llegado hasta la ciudad, enfermo y débil tras una carrera de muchas leguas a caballo. Suplicaba y temblaba en sueños: aún no se ha recuperado. Mi preocupación por él no decae, pese a que cada día recobra en pequeña parte sus fuerzas. Su seguridad y salud es para mí más importante que cualquier otra cosa. Pero hay algo que mi hermano perdió en la caravana que me es muy preciado. Pues entre las reliquias, la única que de verdad me importa es la Lámpara Esmeralda. Había otros objetos de valor: un cetro ornamental que le regalaron a mi abuelo, un medallón elfo que ganó mi tatarabuelo en un negocio complicado, una copa de plata hecha por los enanos de las Montañas Azules finamente tallada... Pero nada de eso me importa más que la Lámpara. Pues esa lámpara la llevó mi antepasado, Jormund, y con ella iluminó la oscuridad del Bosque Negro para trazar un camino seguro para su familia. Se ha pasado de padres a hijos, y esperaba algún día legársela a mi hija Brunilda, como un día mi padre me la dio a mí.

Extiende sobre la amplia mesa un dibujo en pergamino. Es una lámpara de bronce, iluminada con una tenue luz verdosa.

- Esa es la razón por la que os he mandado llamar.- Dice, con voz triste.- Pues necesito un grupo de aventureros dispuesto a enfrentarse a un grupo de orcos y a, por lo menos intentar, recuperar la Lámpara Esmeralda. Los detalles de la recompensa los podéis hablar con mi asistente, pero sabed que no escatimaré en gastos por ella. ¿Y bien? ¿Qué decís? ¿Aceptáis viajar a los Estrechos de las Montañas Grises para buscar una Lámpara antigua?

Taurir nunca había estado en Valle. Por supuesto, sabía del destino que había corrido la ciudad, pero sus pies nunca habían rozado sus grisáceos adoquines de piedra. Acostumbrado a la paz y oscuridad del Bosque Negro, el bullicio urbano le resulta molesto. Camina por las calles, embozado con su capa verde oliva, arco y carcaj a la espalda, siguiendo las exiguas indicaciones que había recibido de la corte del rey Thranduil. "Espero que realmente se me necesite aquí" va pensando algo frustrado mientras suscita algunas miradas de soslayo en la ciudadanía vallense. Al parecer alguien en los Salones del Bosque Negro consideraba que las habilidades del elfo podrían ser de utilidad en una delicada situación concerniente a una de las familias importantes de Valle.

Tras un rato en las calles, acierta a llegar al lugar de su destino: el lugar de residencia de los miembros de la Casa de Jormund. Para su sorpresa no es el único que ha sido convocado. Otros esperan a ser recibidos por el señor de la casa: unos hombres acompañados de un hobbit. "¡Un hobbit!" Se sorprende Taurir. Desde el paso de Bilbo Bolsón por el Reino del Bosque no había recibido noticias de la presencia de estas criaturas al este de las Montañas Nubladas. Más aún, era la primera vez que tenía a un hobbit frente a sus ojos, ya que hace cinco años, durante los sucesos del señor Bolsón, se encontraba de misión en la fronteras meridionales del Bosque Negro. 

Tras unas breves presentaciones y conversaciones sin importancia, los sirvientes del lugar hacen entrar al variopinto grupo a las estancias interiores donde les espera un hombre que dice ser Rickard, hijo Rickmund.

Taurir escucha con interés lo que tiene que decir Rickard. Cuando éste termina, sabedor de que hay vallenses en la sala, el elfo espera paciente a que alguno tome la iniciativa.

Fortinbras hacía meses que había abandonado la comodidad de su hogar en la Comarca, meses de vagabundeos, de caminatas, de mojaduras y de algún susto que otro en el camino.
Cuando dejó su casa hubo un gran revuelo en la localidad, era el segundo hobbit aventurero que habían dado esas tierras, el sentido común le decía que se quedara en su hogar pero su corazón dictaba otro camino.
Antes de partir visitó al más afamado y aventurero hobbit, el inimitable Bilbo Bolsón. Le contó todas sus preocupaciones y pesares y este le confirmó que él mismo los compartía pero que no tenía fuerzas para más aventuras. Después de mucho hablar de los preparativos del viaje y los pasos a seguir, Bilbo le aconsejó que visitara la ciudad de Valle, que sería un buen punto de partida para su investigación y ahí era donde se encontraba en esos momentos.

La primera impresión cuando vió la ciudad fue sobrecogedora, ¿cómo era posible qué los hombres pudieran construir unos muros y unas torres tan altos?¿ Y cómo era posible qué con esas fortalezas hubiran perdido tantas batallas contra los enemigos de los pueblos libres? Este pensamiento le hacía comprender que su busqueda era fundada y que su pueblo necesitaba prepararse para un futuro incierto.

Cuando entró en la ciudad, como no sabía a donde ir, se encaminó a la primera posada que vió, necesitaba descansar y recuperar fuerzas. A la mañana siguiente el posadero le comunicó que un hombre quería verle.
Cuando estuvo ante su presencia el individuo se presentó como un sirviente de un gran señor de la ciudad que andaba reclutando gente para una misión delicada y que había oido que un hobbit acababa de llegar y que quería contratarle, por lo visto las hazañas de Bilbo habían hecho correr fantasticas historias sobre las habilidades de sus compatriotas..

Le acompañó hasta una gran casa y le dejó esperando en un salón donde había una chica muy extraña, parecía mágica ¿sería una elfa?
Luego fueron llegando más hombres y al final apareció el señor de la casa para contarnos lo que esperaba de nosotros. Me estaba embarcando en mi primera gran aventura ¿estaría preparado?

A pesar del tiempo que había pasado desde que había abandonado el bosque aun no había conseguida acostumbrarse a a la locuacidad de los demás pueblos .Esa necesidad que tenían de emplear tantos rodeos para decir lo que querían chocaba con las pocas palabras del que sabe que una palabra de mas o un ruido innecesario es la diferencia entre la vida y la muerte cuando te deslizas entre la maleza acechando o siendo acechado .  

Deslizó la mirada por el resto del grupo hasta que se encontró con el elfo y un viejo dolor se despertó de nuevo en el pecho al recordar a los que ya no le acompañaban en el camino de la vida ..¡Madre !
Giró la cabeza para enjuagar una lagrima y clavó la mirada en la ventana buscando a lo lejos su bosque y una tumba al pie de un viejo árbol quemado.

Lanetar sonrió con orgullo al ver como Rickard se refería a la restauración de Bardo. Él era un chaval en el momento del ataque del dragón, y sí que recordaba ese hecho con claridad, asi como el posterior retorno a Valle desde Esgaroth y las primeras fases de reconstrucción. Luego,, un viaje a las Colinas de Hierro despertó su interés por conocer otras tierras, y desde entonces no había parado. Primero como guardia de caravanas, y luego como comerciante de información, historias y productos de lujo él mismo. O asi se veía a si mismo, ya que su corta edad, apenas 21 primaveras, no le habían hecho ganar una gran riqueza aun, aunque tampoco le iba mal. Le gustaba el camino, pero siempre retornaba a Valle y estaba muy orgulloso de su tierra, aun con la sensación de agobio y cerrado de la nuevamente imponente ciudad. 

Sentía especial curiosidad por el mediano y la elfa, ya que no conocía mucho a estos pueblos. Estaba seguro de que especialmente el mediano podría aportarle historias fantásticas de más allá de las montañas nubladas, dónde no habia estado aun. 

la historia de la lámpara esmeralda huizo que se pusiera muy atento. No conocía ese objeto concreto, pero sí la importancia que las gentes de Vale daban a sus reliquias familiares. Su espada, Aralun era un a de ellas y sentia especial empatia con ella. la petición de Rickard cayó bien al jovemn bardiense, que rápidamente mostró su acuerdo en tomar parte en la expedición. ¡La recompensa económica no era un incentivo menor tampoco! 

Maese Rickard, estoy más que dispuesto a ayudaros a recuperar este objeto. Si mis nuevos compañeros también lo están podemos ponernos en camino en breve. Los estrechos de las montañas grises no me son desconocidos y creo que entre las capacidades diversas de este grupo podremos encontrar vuestra lámpara. Es bien conocida la habilidad de los elfos para explorar tierras, de los medianos como ladrones expertos, los hombres d elos bosques como cazadores y de los beórnidas como guerreros. En mi humilde caso, he viajado lo suficiente como para aportar mi conocimiento de los caminos a la misión. Creo que probablemente hablo por todos 8si el resto aceptan participar) si digo que esperamos ser lo suficientemente diestros para cumplir con la misión que se nos encarga

Como estaba acostumbrado a hacer salí de mis tierras temprano, dejando al ganado con comida y dándoles unas caricias cuando me marchaba. Llevaba conmigo mis armas mis ropas de batalla, ya que me habían dicho que igual podían ser necesarias, y también algo que no podía faltar, pastel de miel y leche recién ordeñada.

Cuando llegué al lugar, algunos días más tarde,  resultó ser una casa bastante grande. No entendía por qué a la gente le daba por tener una casa de semejantes tamaños, era más difícil de limpiar y de calentar, todo problemas. Dentro nos juntamos varias personas de distintos lugares, parecía que le que nos haría el encargo estaba bastante desesperado.

Cuando el señor Rickard terminó de hablar me había quedado bastante claro lo que quería, de hecho me alegraba que por lo menos hubiese alguien de los hombres de Bardo que no se preocupase solo por el oro, aunque de haber sido yo habría ido en persona a recuperar la lámpara.

- Companierros dice jar jar jar jar – me reí cuando escuché hablar al que se hacía llamar trotamundos – me caes bien joven, solo porr eso igual te enseño la reseta del pastel de miel que preparro en casa jar jar jar. Trranquilo seniorr Rickarrd, repuperrarremos la lamparra que ha perdido. Ya sabe lo que dice el dicho, si la vida te da leche luajada, se paciente. ¡Luego tendrrasun un queso muy bueno! ¿Quierre que hagamos algo más a parte de lo de su rreliquia?

Rickard asiente con gravedad a las palabras de Lanetar.

- Yo también lo espero, Lanetar hijo del Valle. Ahora, asuntos me requieren.- Se levanta y os acompaña a la puerta de su despacho.- Si necesitan algo más, por favor, pídanlo. Pero partan aprisa: este asunto me inquieta cada día más. Les están preparando un paquete de provisiones, a fin de que puedan llegar al lugar lo antes posible.

Taurir contempla el dibujo de la lámpara. "Debe ser un objeto hermoso, en verdad. ¿Pero tanto como para arriesgar vidas en su búsqueda? Ciertamente, esta paz que vivimos puede haber nublado el buen juicio de muchos... Y aclarado el de otros..." 

- ¿Por qué no asumir la pérdida del objeto?¿Por qué arriesgar vidas a cambio de riquezas? - interrumpe secamente el elfo sin levantar mucho la voz.

Lanetar sonríe con alegría, divertido ante el rebufo del beórnida. Claramente es alguien a quien poco le afectan los rebates y los acepta bien. Aunque pone cara  sorpresa cuando le ve dirigirse al noble de Bardo de manera tan directa.

jajaja. Gracias Bearum. Las tradiciones culinarias de tu peublo son bien apreciadas en todo el este de las montañas nubladas!

Por contra, el rebate del elfo no parece agradarle tanto. Lanetar aprecia la tradición y, aunque las tradiciones humanas nos ean tan largas como las de los elfos del bosque, tenía la sensación de que estos aprecian las herencias familiares y su historia. 

Gracias Rickard, hijo de Rickmund. Disculpa la vehemencia de mis compañeros, pues aunque sus intenciones son claramente positivas, parece que no acaban de conocer nuestras tradiciones.

Sin embargo, si no es mucho preguntar, quizá nos ayudaría el tener más información sobre ese objeto que vamos a recuperar. Puede ayudarnos a localizarlo y devolvéroslo en perfectas condiciones. Mal me pese, no sería la primera vez que una mala manipulación de un objeto de alto valor acaba con éste sufriendo un daño innecesario. Peso, tamaño, utilidad e historia son todo elementos que pueden ayudarnos a tener éxito. Muchas gracias y discúlpanos de nuevo. 

El noble taladra con la mirada a Taurir, mientras Lanetar suaviza el ambiente.

- Tiene sentido la petición, Lanetar. La lámpara mide alrededor de un pie de alto, tiene una agarradera de bronce y pesa alrededor de una piedra y media. A la luz del sol, no es más que una lámpara normal, aunque de muy bella factura; a la luz de las estrellas, sus bordes verdosos se iluminan, bañando todo con una suave luz.

Durante un segundo, titubea. Mira al suelo, indeciso, y luego devuelve la mirada al elfo.

- Tenéis razón. Quizá, siendo como es usted un elfo, no entienda lo que significa para mi o para un hombre. Para mí, la lámpara no es solo un objeto. Su valor monetario no es importante. Pero esa lámpara me la dio mi padre. Cada vez que la veo, le recuerdo; le recuerdo a él, alto y fuerte, navegando río abajo. Recuerdo a mi abuela, que le legó la lámpara a mi padre, caminando entre su jauría de perros leales y fuertes. Para un elfo, mi buen Flechanegra, que vive largamente, podría parecer insensato asociar recuerdos a objetos. Pero para mí, no solo es un objeto de gran valor económico. Es de gran valor sentimental. Mi propio hermano arriesgó la vida por traerlo hasta aquí: y ahora se encuentra enfermo por ello. Los demás objetos los doy por perdidos: que los orcos hagan con ellos lo que quieran. Pero la lámpara... Al menos, intentar encontrarla; es lo menos que le debo a mi padre. Es lo menos que le debo a mi familia.

Solo oír  la palabra orcos   hace que vuelva de mi ensoñación  y aprieto el mango del hacha hasta que los nudillos se me ponen  blancos ...Orcos ..Digo escupiendo la palabra con odio  y asco .A esos cara de cerdos los mato solo para empezar bien el día  así que  si encima hay una recompensa por traer la lampara  pues no mejor que mejor ..Es el único que comentario que  creo necesario aportar a la conversación  antes de volver a encerrarme  en mis pensamientos .

Hosco en sus formas, pero no insensible al mundo que le rodea, Taurir hace una ligera reverencia.

- Amin hiraetha. Siento haberos ofendido, Rickard hijo de Rickmund. Os aseguro que no era mi intención. No me es desconocido el apego a lo material ni los recuerdos que nos traen nuestras posesiones. Os ayudaré ha encontrar vuestra reliquia. Decidnos, ¿podremos hablar con vuestro hermano?

Lanetar se une a las preguntas de la chica de los bosques. 

... y si pudierais proporcionarnos información sobre la ruta que seguía la caravana y qué otros pertrechos llevaba tambien nos resultaria util. A veces, el seguir el rastro de otro objetivo relacionado te hace encontrar lo que buscas. No queremos perturbar a vuestro hermano, pero cualquier información puede ser la diferencia entre la vida y la muerte en una misión como esta. Saber cómo era la fuierza de orcos que atacó la caravana es importante para saber a qué nos enfrentamos. Aunque contemos con el factor sorpresa hay que actuar con cautela. Como bien sabeis, saber cosas sobre el viaje y la zona tambien nos ayudará a planificar la forma del viaje, si podemos ir  montados o es mejor ir a pie y tomar otras decisiones importantes.

Dependeniendo de la respuesta de Rickard, Lanetar pregunta por los medios de transporte con su mejor sonrisa y presencia. Oye, todo es pedir...

Dado el camino que mostráis, seria posible contar con algun tipo de montura? Yo ten go mi propio caballo, pero no creo que todos los miembros de esta comunidad dispongan de ese servicio. 

Si hay que intentar pillar por sorpresa a los orcos los caballos pueden ser un problema , son ruidosos, los pueden oler y dejarlos atados cuando entremos al bosque les darán idea de cuantos somos .Digo ante la idea de movernos a caballo el bosque..Pero si que estaría bien saber algo mas de esos caras de puerco, si llevaban algún símbolo distintivo ..De lo contrario podemos estar buscando bastante tiempo antes de encontrar al grupo responsable del ataque.A algunos grupos hace tiempo que les sigo y sé por donde suelen moverse así que eso podría hacernos mas fácil la tarea,

Al principio me sentía un poco acongojado en aquella reunión, parecían grandes guerreros. Luego asombrado, lo que creía que era un mujer elfa resulto ser un varón.

Estaban preparando la misión y me ignoraban, puede que para la mayoría fuese la primera vez que veían un hobbit y puede que por nuestra estatura nos infravaloraran.

Poniendome en pie y mirando el noble a los ojos intento que mi voz suene segura. -Yo. al igual que mis comapañeros, creo que sería importante tener la mayor cantidad de información posible, poder hablar con su hermano sería una gran ayuda, también creo que deberiamos ir a visitar a los beornidas de la zona de la emboscada, puede que hayan tenido más problemas con esos malnacidos y nos puedan ayudar. Tomo unos segundos para realizar la siguiente pregunta. -Hay una duda que me corroe desde que nos contó la naturaleza de esta misión, siendo un noble señor tan poderoso ¿como no ha enviado a recuperar la lampara a sus guardias y ha preferido contratar a un grupo de aventureros desconocidos? Al finalizar la frase pongo la mejor de mis sonrisas para que Rickard no se moleste.