Partida Rol por web

Habia salido bien, el Ladroncillo habia escapado del Malvado ser, a costo de enfadarlo. Quizas el fuego alcanzara para lastimarlo, o demorarlo, no creía tener tanta suerte de eliminarlo solo con eso. La lluvia lo hizo trastabillar unos pasos y embarrarse, casi tanto como habia estado a punto de ensuciar sus pantalones.
Corrio hacia la Torre, esperando que May y Selene hubieran llegado hasta Marcus.

La tormenta no tarda en imponerse sobre las llamas y mientras consume su furia roja, una columna de humo se alza hasta el cielo.

Mientras subes por las escaleras con Ra a tu lado y llevando a Selene contigo, algo llama tu atención. Por uno de los ventanucos ves humo. Te asomas un poco más y te das cuentas de que el comedor está ardiendo.

El incendio no tarda en flaquear y no durará mucho. El humo sube hasta el cielo.

Consigues llegar hasta el primer piso de la torre y empujas la puerta con el hombro. Entras con facilidad, no estaba cerrada. Dejas a Selene junto a al pared y se sienta en el suelo. Ra se queda a su lado.
El primer piso de la torre está casi vacío. Se ven marcas que indican que tiempo atrás estuvo amueblado. Lo único que ves son algunos juguetes del gato y un camastro a su medida.

En la misma sala, al fondo y a la izquierda (por decirlo de alguna manera, pues la torre redonda) comienzan otras escaleras de caracol, más estrechas que las primeras.

La tormenta no tarda en imponerse sobre las llamas y mientras consume su furia roja, una columna de humo se alza hasta el cielo.
La lluvia y el barro dificultan tu avance, pero no logran detenerte debido a tu determinación. Tienes tan claro que debes sobrevivir que nada puede pararte.

Consegues llegar hasta la torre del maestro. De reojo ves algo que llama tu atención. Unos metros más allá, entre la torre del maestro y el edificio destinado a los criados, ves algo. El suelo está destrozado, debido a un esfera brillante de color violeta que salió del subsuelo.
No tardas en darte cuenta que cuando el fin del mundo pareció cernirse sobre vosotros, hubo un temblor de tierra. No te cabe duda de que fue debido a que algo quebró la tierra para abandonarla.

Al reconocer de donde venía el humo, el pánico y el dolor se asomaron un momento en los ojos de la aprendiz.

-Valerius...- Gimió, resistiendo las ganas de dar la vuelta y correr hacia las cocinas. Tenía que seguir, su misión era llevar a Selene con el mago, él había dicho que estaría bien. Tenía que creer en que lo estaba. Mordiendo el interior de sus mejillas, siguió subiendo. Le sorprendió lo desolado del primer piso, no le costaba imaginar aquel espacio lleno de escaparates, mesas y muchas otras cosas, por lo que resultaba extraño ver tan sólo lo necesario para la comodidad del felino.

-Ra, ¿cuidarías un momento de Selene?- Pidió al gato, sintiéndose un poco tonta al hacerlo, pero desde el principio tenía la sensación de que aquel gato mostraba un poco más de inteligencia que un animal común. Miró alrededor de aquella habitación, antes de acercarse a las estrechas escaleras que continuaban la ascensión. Miró hacia arriba en las escaleras de caracol. -¡Maestro Marcus! ¿Señorita Annabelle?- Llamó, y esperó un momento por respuesta.

El felino emite un leve maullido. Se sienta junto a Selene y le acaricia con una pata mientras ronronea.

Nadie te responde. Aunque te parece oír los pasos de alguien. Alguien que lleva puesta una armadura pesada.

La semielfa se puso alerta. No pudo evitar pensar en la armadura con la cual habían estado practicando aquella mañana. ¿De verdad tan sólo habían pasado horas desde entonces? Recordó que tanto Casey como Valerius la habían hecho moverse... ¿Podría tratarse de alguno de ellos? Quizás Valerius no seguía en la cocina cuando inició el fuego, y de alguna forma se le había adelantado... De todas formas decidió ser cautelosa; invocó el poder del aire en sus manos para hacer un escudo pequeño circular y comenzó a subir con mucho cuidado las escaleras de espiral.

“Debí quedarme en la cama esta mañana” pensó para si mismo el joven aprendiz. No solo acababa de escapar por los pelos a ser devorado por una extraña criatura, sino que además, ahora una esfera violeta salía del suelo, post temblor. La curiosidad tiro fuerte de el, pero primero quería saber donde estaba, y para ello necesitaba encontrarse con alguno de sus amigos, reagruparse y hacer un plan. Es decir, adicional al de, “Marcus, Sálvanos, tenemos un día de estudio de magia y no queremos tus problemas”
Golpeo la puerta, fuerte, con los nudillos. No quería usar magia, aunque tenía muchas ganas, estaba seguro de que si lo hacía, pasaría a ser un blanco de las fuerzas que se manejaban ahí, y la magia, en este momento, no era un de sus fuertes.

Una fuerza que te atrae y no te puedes resistir. Sin poder evitarlo estiras tus brazos y tocas la esfera. Está tibia al tacto y tus manos no se queman.
Te mareas unos instantes y unas imágenes del pasado se abren paso hasta tu mente.

Ves al extraño tirado en el suelo, exhalando su último aliento. Está bajo tierra en algún tipo de cueva natural modificada mediante la magia.

Ves a un grupo de magos - a los que apenas puedes considerar adultos - cerca del cadáver del extraño. Dos de ellos están muertos y sus cuerpos, parcialmente calcinados, aún están humeantes.

Ves a Selene hecha un ovillo en un rincón de la cueva, sollozando con la mirada perdida mientras trata de arrancarse mechones de pelo.

Ves a Mirta gritándole a Marcus, aunque no entiendes lo que dicen.

Ves como Marcus vuelve solo y como guarda la esfera que estás tocando dentro de un saco con signos mágicos bordados. Sin ningún tipo de duda la esfera es la fuente de energía mística que aumenta los poderes de todos los que estáis en la academia.

Finalmente logras separar las manos y retrocedes unos pasos.

Sintió como algo doblegaba su voluntad, sin poder hacer el algo al respecto, no podía resistir, era como si lo estuviera viendo desde un punto de vista extraño, como si no fuera el mismo. Ahí recibió la visión, que sumado a lo que había ocurrido, le dieron un panorama general bastante amplio.

Si no se equivocaba, esto era lo que ocurría, el ser ese, estaba hambriento, pero hambriento de magia, y esa esfera era la clave. El solo lo había distraído. No sabía que le ocurría a Marcus, pero de poder hacerlo ya habría hecho algo.
No golpeo con los nudillos en la puerta, tenía algo más importante que hacer, custodiar esa esfera. Aunque no tenía el poder para hacerlo, así que debía hacer algo más. Ocultarla.

Se esforzó y grabo en su mente los glifos mágicos que contenía la bolsa, y visualizándolos, agarro la manta que cubría sus hombros, pasando los dedos por la misma, y grabando en ella con energías mágicas las mismas protecciones que tenia la bolsa donde la habían guardado. Sabia que no duraría por siempre, pero debía ganar tiempo. Se acerco a ella e intento embolsarla.

Que demonios me digo a mi mismo mientras observo la escena del comedor Que hace Val hablando con  eso mis puños se cierran y mi ira se acumula, decido tranquilizarme un poco y evitar cometer una tonteria, con el desarrollo de aquella situacion noto como Val incendia el comedor y sale por una ventana mientras aquella cosa se queda adentro.
Debo alcanzar a Val me digo mientras corro en la direccion en que el se fue 

Sigues los pasos de Valerius. A pesar de que la lluvia cae con toda su fuerza, eres capaz de seguir sus huellas en el barro. Sin duda se dirige a la torre del maestro.

Avanzas con rapidez como un fantasma y le ves. Está a varios metros más allá de la puerta de entrada de la torre y sujeta entre con ambas manos algo envuelto en una manta. Tu compañero se encuentra de pie junto a un grieta en el suelo de la que sin duda ha salido algo.

Te das cuenta que el suelo tembló cuando la tormenta llegó para anunciar el fin del mundo, al menos el vuestro dentro de la academia.

No sabes que trata de proteger, pero te ves atraído hacia allí. Te vas acercando y te percatas de que la manta tiene algunos símbolos mágicos.

A pesar de usar tu poder con éxito y ser capaz de sujetar y controlar la esfera bajo tu manta, notas que está corrompida.
Sin duda fue usada para oscuros propósitos y aún continúan activos.

Con tan poderoso objeto entre tus manos notas que alguien se acerca a ti. Miras de reojo y ves una sombra que avanza como si fuese un fantasma bajo la torrencial lluvia. Te dispones a reaccionar cuando te das cuenta que se trata de Casey.

Concentras tu poder y el aire se arremolina delante de ti, creando una protección similar a un escudo que avanza contigo. Subes las escaleras y llegas a un rellano.

Las escaleras suben pero no decides hacerlo.
En la planta donde estás puedes ver una mesa con algún resto de comida además de algún plato o vaso roto. Junto a la hay algunos juguetes del gato y tras ella hay un armario cerrado de dos puertas.

Te asomas un poco más y te haces rápido a un lado antes de que te atrape. No se trata de la armadura que usabais para entrenar si no de un constructo.

Al por fin estar lo suficientemente cerca para divisar lo que trae Val entre brazos grito sobre la tormenta con una ira que ya no podia contener -VAL, DETENTE AHORA MISMO- aunque aquel objeto me estaba hipnotizando mis sintimientos no me permitian enfocarme en nada mas que en Val y saber que hacia hablando con aquel "monstruo" y mas importante porque parece huir. 

-¡Ah!- Exclamó al ver como aquella figura imposible se lanzaba contra ella. Sin apartar la mirada mantuvo las manos hacia el frente, intentando protegerse de algún futuro ataque. Jamás había visto un ser así, ni siquiera estaba seguro de qué era, sólo que sería difícil enfrentarse a él.

¿Era una criatura traída por el ser sin ojos? ¿O tal vez era un guardián de Marcus?

Retrocedió lentamente, atenta a los movimientos. -Quiero ver a Marcus. No soy enemigo.- Tentó, insegura. En su cabeza intentaba pensar que podría hacer: si abría alguna ventana y creaba una corriente de aire húmeda por la lluvia que se colara por las articulaciones del ser de metal podría quizás empezar a oxidarlo y dificultarle el movimiento... Sería su plan de ataque en caso que el constructo se lanzara contra ella.

El constructo te mira. Da un paso hacia atrás. Tienes la impresión de que está dudando.
Una idea surge desde el fondo de tu mente. Cuando espiaste al maestro por la ventana viste tres figuras. Al maestro tumbado en su cama, a Annabelle y un tercer individuo. Ahora estás segura de que era la creación mágica que tienes ante tí.
El constructo levanta sus manos y avanza despacio hacia tí. Parece que no te atacará de nuevo, pero que no quiere que estés dentro de la torre.