Partida Rol por web

Tras descansar y pasar la noche, a la mañana siguiente tenéis que poneros en camino, hacia España. A pesar de la neutralidad del país en el actual conflicto, el viaje es peligroso. Tan solo han pasado cinco años desde el final de la Guerra Civil, y Cataluña junto con Euskadi están siendo tratadas como provincias traidoras. En la práctica la presencia del ejército, pero sobre todo de la Guardia Civil, hacen de estas zonas lugares mucho más vigilados y controlados que el resto del país. Por lo que es muy fácil que si llamáis la atención más de la cuenta, las fuerzas españolas, o incluso agentes alemanes, que habrá y muchos, os capturen.

Tras darle muchas vueltas a como llegar hasta vuestro destino, Carter dice que tal y como están las cosas y con la prisa para llegar antes que los alemanes, lo mejor será alquilar un pequeño avión privado. El hará de piloto, hay un pequeño aeródromo en la ciudad de Valls, que está junto a los antiguos restos de Cissis. El aeropuerto está a solo dos kilómetros de Valls, y desde allí no sería complicado llegar hasta donde quieren.

Es posible que la llegada de un avión privado a Valls, pase más desapercibida que la llegada de un grupo de turistas americanos a Barcelona, desde donde tendrían que coger un coche hasta Valls, o alquilar un pequeño avión. Pero lleva un día entero dar con un avión adecuado, y tras pagar una enorme suma por su alquiler, lo ponen a punto y emprendéis el vuelo.

Tras varias paradas para cargar combustible, y hasta para darle un descanso al motor. Un par de días más tarde estáis en España, sobrevolando la ciudad de Tarragona, en dirección a la cercana población de Valls. El viaje ha sido más largo de lo esperado, debido a las escalas y la necesidad de preparar una coartada adecuada, que no levante sospechas en España.

Sois un grupo de arqueólogos y sus ayudantes de campo, y os habéis propuesto estudiar la historia antigua de Cissis, buscando y estudiando restos arqueológicos. Todos tenéis documentos falsos para mostrar a las autoridades españolas.

Finalmente llegáis hasta el pequeño aeropuerto de Valls, este es de uso casi exclusivo de aviones privados, y hay pocas preguntas, y aun menos registros. (Es imposible llevar nada más grande que una pistola, y no se podría llevar roba de protección antibalística, eso llamaría demasiado la atención), el resto de equipo “normal” pasa sin problemas.

Tenéis que buscar a Josep de Calassanç Serra y Ràfols el historiador responsable de la última excavación a la zona donde creen que se situaba el poblado ibérico. El historiador hace visitas periódicas a la ciudad para hacer excavaciones por su cuenta, pues entiende la importancia del hallazgo.

Al llegar a Valls es hora de comer y os dirigís a un bar/restaurante donde tomáis algo para comer. Y allí podéis leer en un periódico local, un ejemplar de «La Vanguardia», una noticia sobre la desaparición de Josep de Calassanç Serra y Ràfols en la zona de los torrentes de Valls. Una lástima, porque es un objetivo clave de información que podía ayudaros en la ubicación de Cissis, en lo que estaba trabajando. La zona de los torrentes no esta muy lejos del pueblo.

Vuestro turno.

Nunca había probado eso que llamaban en este lugar "Caldereta". Por lo visto había muchas variantes, pero aquella especie de compendio de pescado y hortalizas estaba reamlente bueno... Cuando supimos lo de la desaparición del tal Josep, recordé el escalador que tuvimos que liberar en la india para avanzar en nuestros pasos... 

¿Será casualidad, amigos? -les pregunté mientras reposaba ya en mi estómago aquella comida-. A estas alturas no creo en las casualidades, pero tampoco podemos estar con las manos cruzadas, después de lo que hemos pasado ya... Habrá que ir a esos torrentes cuanto antes... Quien sabe si ya está retenido por las autoridades o los nazis que pueda haber aquí...

Pese a mis palabras, comenzaba a notar los pesados días sobre mis hombros...

-Para nada es una casualidad, Faith. No, para nada -Steve se había zampado dos de esas calderetas y ahora estaba con el postre de crema catalana.

-En serio, si no fuese por la dictadura fascista de este país, sería una gran nación donde vivir y comer. Ya lo creo.

Relamió la cuchara -O los nazis siempre delante nuestro se huelen algo, o han avisado a las autoridades para que pillen a ese hombre. No debe de haber muchos historiadores dedicados a...a....cómo era, Piscis...no, qué digo, Cissis, eso es, ¿no? 

Otra cucharada- Sí, tenemos que ir a ese sitio. Pero también necesitamos un lugar donde dormir . Por cierto, ¿cuánto tiempo nos esperará ese avión en el aeropuerto? No me acabé de enterar.

Al llegar a España, cuna de grandes e ilustres nombres venida a menos, nos enteramos de que el arqueólogo que nos haría de Cicerón había desaparecido. Podía ser a causa de la Guardia Civil, que se lo había llevado para el monte, o por los alemanes, que ya estaban casi sobre la pista del árbol, como nosotros. ¿Por qué si no querían destruir el Santo Sepulcro? Para destruir la pista que allí se encontraba.

-"Sí, coincido en que deberíamos de buscar a Josep. Pero mucho me temo que si le encontramos, daremos también con los alemanes. Otra opción es ir directamente a Cissis..." Les dije a los demás mientras me comía una manzana.

Justo la persona con la que teníais pensado hablar, para que os ayudase en la localización de Cissis, ha desaparecido. Tal vez no sea algo casual. Y tras haber comido, os ponéis en camino hacia la zona de los torrentes, siguiendo las indicaciones de uno de los camareros, que chapurrea algo de inglés. Tras un corto paseo, llegáis hasta el rio y sus torrentes. Es una zona muy bonita, rodeada de árboles y con el constante sonido de las aguas. Tras un rato, llegáis hasta lo que parece la entrada a una cueva, y allí en el suelo inconsciente, esta quien parece ser Serra y Rafóls.

Hay muchas huellas en el suelo, casi todas de botas similares a las que tienen los soldados alemanes, y estas se dirigen al interior de la cueva.

Tras atender un momento al historiador, este recobra la consciencia.

Tarda un rato en recomponerse y recuperarse, tras lo cual bebe un poco de agua del cercano torrente, se lava la cara y se sienta en una cercana roca. Os mira, y ante vuestras preguntas os cuenta lo que sabe.

Estaba buscando la antigua ciudad de Kesse: un importante asentamiento ibérico que, durante décadas, se creía era la ciudad de Tarragona. El historiador encontró los restos de una ciudad muy antigua que fue arrasada por los romanos mucho antes de la construcción de Tarraco.

Según él, en la localidad de Valls se libró una batalla entre las tropas de Hannibal y Roma que destruyó la ciudad. El paso del tiempo y el clima ocultó todo rastro de ella, hasta que la encontraron durante la reforma de un campo de fútbol.

Durante sus paseos, descubrió un templo de origen desconocido oculto en el interior de una cueva. Apenas ha conseguido pasar del umbral de la entrada, no obstante, puede afirmar que no debería existir, ya que los habitantes del lugar no tenían los medios necesarios para construirlo. Tiene todos los elementos para ser un templo del periodo clásico griego, pero no está dedicado a ninguna deidad del panteón helénico.

No sabe con certeza qué encontrarán en su interior, y por ello les advierte del peligro que puede suponer cruzar el umbral, como ya hizo anteriormente con los alemanes, a pesar de sus amenazas y el trato sufrido.

A continuación, os dirigís hacia la entrada a la cueva, habéis llegado muy lejos para dejarlo ahora, resolver este misterio es algo más que un trabajo, es algo personal. Con ayuda de alguna linterna, el historiador os deja la que tiene, os adentráis en la cueva.

Tras unos metros llegáis hasta un rellano (1), es un lugar desolado, rodeado de columnas rotas por los movimientos de tierra. Su aspecto es propio de la arquitectura clásica, quizás incluso anterior a los griegos.

Más adelante se ve lo que parece la Plaza principal (2) hay una gran estatua en forma de mujer. Cerca de sus pies yacen gran cantidad de soldados alemanes inconscientes que parecen sufrir algún tipo de pesadilla.

Os toca decidir hacia donde moveros y en qué orden hacerlo.

Vuestro turno.

En cuanto vi a aquellos soldados nazis, saqué mi revolver. Estaba claro que había algún tipo de peligro allí dentro, y ahora, con las indicaciones dadas por el historiador, tenía en la mente algún tipo de embrujo o maldición de aquel lugar. No era supersticiosa, pero ya había luchado contra varios tipos de peligros, asique sumar un peligro sobrenatural a la lista no era cosa compleja.

Mirad, compañeros... -dije, mirando detrás de mí, justo a una abertura en la pared, ya que yo era la que más cerca estaba*-. Aquí hay un hueco que tal vez vaya a alguna parte. Tal vez debamos ir por este sitio, pues yo no me acercaría demasiado a esa estatua... -me refería a la que tenía forma de mujer-. Yo haré los honores...

Y pistola por delante, me interné en el hueco de la pared, esa especie de extraña abertura...

Pobre tipo, pensó Steve. -Esos cabrones nazis se nos adelantan siempre. Ya les hemos zurrado antes y volveremos a hacerlo. Quédese aquí, no es nada, pero por si le viene algún mareo. Por cierto, ¿con los alemanes iba un tipo alto, delgado? *

Y en la cueva del lobo que se metieron, nunca mejor dicho. Hacía algo de frío, o el veterano lo notaba en los huesos. Se detuvo cuando su linterna iluminó la escena con sus enemigos inconsciente revolviéndose entre sueños. Prestó atención a Faith, a la vez que enfocó hacia la estatua de la mujer .**

-Con mucho tiento, Faith. En esa abertura también puede haber una trampa. Recordad de lo que nos ha advertido ese español, el Serra. 

Paseó el haz de la linterna por paredes y techo. Por el suelo y por la oquedad en ese muro antes de que la chica la cruzase.***

- Concuerdo contigo Steve, les volveremos a dar una paliza jajaa- comenta Piero, mientras camina entrando saca su revolver - Vamos chicos ya no hay punto de retroceso en esto, así que esten listos para pelear - 

Al llegar no me muevo. - No se muevan estimados, no sabemos que los ataco ni como se activa, puede estar en el suelo, al contacto con peso. Pero asumiría que para que les afecte a todos, debio de ser algun tipo de gas o algo por el estilo. - Empiezo a mirar en todas direcciones si veo algo que pudo activar la trampa o alguna rendija por el estilo.

Encontramos al arqueólogo inconsciente y le ayudamos a incorporarse y a recuperase. Nos contó lo que sabía y quién le había hecho eso. Estaba claro que los alemanes nos llevaban ventaja. Con gran valentía, nos adentramos en la cueva para llegar hasta el final del asunto. Dentro, me quedé extasiado por lo que allí veía. Varios soldados yacían en el suelo sumidos en una especie de trance.

-"Tened mucho cuidado, no sabemos qué es lo que ha provocado ese estado en los soldados." Dije observando el lugar. "Mejor no acercarnos a la estatua, parece ser el epicentro de donde están tirados los alemanes."

Me quedé observando todo con cuidado, para intentar detectar algo fuera de lo común, aunque ese lugar no era precisamente algo común...

La mayoría os quedáis mirando la estatua que preside la plaza que tenéis al frente, así como los soldados alemanes, que parecen sumidos en pesadillas, y enfermos. Es un espectáculo macabro, que, a pesar de no entender, os quita cualquier gana de tratar de entrar en esa plaza, o de acercaros tanto a los soldados como a la estatúa.

Faith no se quiere fijar en ese lugar (2) y va hacia la única entrada que hay para tratar de ver que más pueda haber en tan peculiar enclave. Tras girar una esquina, descubre que el pasillo continúa y puede ver justo enfrente una habitación (3) en la que hay un guardia civil tumbado inconsciente sobre la tierra, su arma no se encuentra muy lejos. Y otras tres habitaciones vacías (4, 5 y 13), el gran pasillo (11) gira al fondo hacia la derecha.

Vuestro turno.

Seguí a Faith hasta entrar en el pasillo, donde vimos a un guardia civil tirado en el suelo. Me aproximé a él para ver si estaba muerto o todavía vivía. Su arma estaba tirada a escasos centímetros. Parecía estar inconsciente. Me levanté y seguí a la joven, que iba avanzando la primera. A un lado se abrían varias salas y un enorme pasillo daba la vuelta a la plaza, girando a la derecha.

-"Tengamos cuidado de dónde pisamos. Estad atentos." Les dije a los demás.

Algo muy gordo ha ocurrido aquí, profesor -le dije a Marcus al ver que se acercaba al guardia civil yaciente-. Tenga cuidado por donde pisa. Yo trataré de abrir camino... Con la pistola apuntando alto avancé por el pasillo (11), tratando de apuntar por delante (con la luz que la linterna pudiera ofrecerme), para así abrir paso a mis compañeros. No me detuve en las salas de la izquierda, sino que esperé que fueran ellos quienes le echaran una ojeada si quisieran hacerlos. Había que llegar al meollo de la cuestión... cuanto antes. Fue entonces cuando comenzó a dolerme el costado, justo en el mismo lugar donde recibí tiempo atrás un disparos, y por el casi no lo cuento...

Finalmente parecía que ni de la estatua ni de los alemanes se iba a poder sacar nada, y pudo observar como se iban alejando las linternas de Faith y Marcus.

- ¡Eh! Echad un último vistazo a la zona, pero no os rezaguéis. Parece que Faith tiene ganas de avanzar.

Pete se descolgó su mochila y rebuscó en ella. Después se dirigió a Steve.

- Toma, cógelo. - dijo Pete ofreciendo uno de los walkies. - Voy a adelantarme con el resto... si descubrís algo estamos en contacto.

Dicho esto y tras ver que allí no había nada para Pete, se encaminó hacia el pasillo (11), y se enfiló hacia aquella persona que parecía inconsciente (3). En el trayecto, se cruzó con el profesor, que éste ya parecía haberlo inspeccionado, pero Pete quería perder algo más de tiempo en ello. 

Le acercó la linterna a sus pupilas... haber si reaccionaban y después le inspeccionó rápidamente. El arma se encontraba cerca, demasiado cerca, a si que la apartó del hombre inconsciente.. no fuera que recobrase la consciencia y los tomase como enemigos