Partida Rol por web

Derian se daba cuenta que, otra vez, sus palabras eran malinterpretadas o su modo no parecía el indicado*. Agveta lo miró casi con desprecio, si no fuera que aún tenía una mirada perdida, desencajada.

-Si supiera que es un tosco espadachín, entonces ni siquiera se habría dignado a presentarse ante mí- dijo con sus ojos saltones -Ya tengo a mi investigador, no hacen falta extranjeros...- agregó, haciendo sonar una campanita.

Derian pudo ver de reojo que Aleus se retiraba presuroso.

Miró de reojo como Aleus se retiraba. Todos sus sentidos se pusieron alerta. Perdone, mi Señora, pero toda ayuda es buena, pienso. Venga de donde venga. Hablamos con Karisfen, y creo que sirvió para despejar algunas dudas, suyas y nuestras. Quizás si habláramos con su investigador, podríamos acercarnos más a la verdad de todos estos trágicos sucesos.

Mientras hablaba comenzó a moverse, intentando no alarmar a la noble, pero para poder vigilar el acceso por el que se había marchado Aleus. Ese viejo no le daba buena espina. El Señor Trilbanson también desea esclarecer todo esto. Por eso estamos en esta casa, bajo su amparo.

Apenas Derian mencionó el nombre de Karisfen, Agveta gesticuló de una manera bastante elocuente: tenía mucho enojo.

-¿Mi marido sabe que ustedes están hablando con esa vergüenza para Soid?- preguntó con los ojos exageradamente entrecerrados -Me extraña que lo acepte... dado que cree, no sin razón, que podría ser él el malnacido que asesina a... estos jóvenes-

Su mirada se desvió hacia donde había estado Aleus, pero con una mirada de reojo, Derian no pudo ver nada.

-Lomil se lo puede encontrar, generalmente, en la taberna "Uva sunildia"- dijo casi al pasar, con la mirada perdida, y como si recién lo escuchara, agregó -¿Bajo su amparo? ¿Ahora me sirven a mí?- preguntó algo sorprendida, y como evaluando la vestimenta y la limpieza del espadachín.

Servimos a la verdad, mi Señora. Y, por supuesto, a su noble familia. El Señor sabe que hablamos con el corrector. Es necesario hablar, para poder averiguar lo que ha pasado. Lo que está pasando. Nuestra compañera… se detuvo un poco. La imagen de Tinda volvió a aparecer en su mente. Disculpe, Señora. Aprovechó para girarse entonces, afligido por la emoción, en dirección a donde estaba el mayordomo. ¿Dónde habría ido ese dichoso anciano? Volvió a girarse hacia la noble. 

Nuestra compañera ha sido asesinada. A ella también la servimos.
Gracias. Ahora urge que hable con mi compañero. En cuanto podamos iremos a hablar con Lomil. Entre todos estoy seguro de que podremos poner fin a esto. Con una reverencia, comenzó a andar hacia la puerta.

El rostro de Agveta se contrajo en un gesto de tristeza cuando Derian mencionó a su compañera muerta.

-¡Oh! Lo lamento tanto...- dijo mientras una lágrima caía por su mejilla izquierda -Espero que Soid la reciba en sus brazos...-

Cuando Derian salió, vio acercarse a dos guardias y una sirvienta, seguidos de cerca por el mayordomo Aleus. Éstos pasaron raudos junto al espadachín y se dirigieron a la habitación donde se encontraba la Señora Trilbanson, cerrando la puerta tras de sí.

Derian miró a los guardias y a la sirvienta. Luego al mayordomo. Aguantó el tipo mientras pasaban a su lado. Pensaba que la Señoara les había hecho llamar para apresarlo a él. Manías de quién había vivido la mayor parte de su vida perseguido. Se detuvo en el pasillo, esperando. ¿Para qué habrían hecho llamar a los guardias? ¿y a una sirvienta?

-¿Cómo se siente, señora?- preguntó la sirvienta con voz dulce pero apagada -¿Necesita algo?

-¿La molestó, señora?- preguntó a su vez, pero en todo enojado, uno de los guardias.

-Estoy bien, Tifna, estoy bien...- respondió la señora mientras parecía comenzar a sollozar -No me hizo nada, sólo no me siento muy bien...-

Al instante, pudo percibir los pasos que se volvían a acercar hacia la puerta...
 

A Volgar le parecía que lo que estaba leyendo era algo oscuro por demás. Ojeando rápidamente pudo encontrar algunos dibujos donde se podía percibir, con mucho esfuerzo dados los dibujos y trazos poco claros, el símbolo de Taharda, la diosa de la muerte.

Sabía que podría descifrar esa letra tan característica, pero le llevaría tiempo... y no estaba seguro de que Derian pudiera ayudarlo. Más bien todo lo contrario.

Al escuchar los pasos, Derian comenzó a andar hacia la biblioteca. Quizás Volgar ya había terminado con sus lecturas. No sabía muy bien qué pensar de la noble. Sin duda, como era lógico, estaba muy afectada por la muerte de su hijo. ¿sospecharía del padre? Miró los pasillos, mientras caminaba. Incluso en el estado de dejadez actual, abrumaba tanta riqueza. Esta gente lo tiene todo, pensó.

Volgar abrió mucho los ojos al comprender lo que se estaba desvelando ante sus ojos. 

- Taharda- se escapó entre sus labios en apenas un susurro.

Por fin parecía que se empezaban a desvelar los secretos que aquella misteriosa obra escondía tras sus palabras. Si Taharda estaba detrás de todo aquello, no era de extrañar las dantescas muertes que ocurrían a su alrededor.

Con esta nueva perspectiva en mente, volvió a estudiar con ahínco el volumen, poniendo más atención en algunos detalles que, tal vez, antes le hubieran pasado inadvertidos. 

Volgar acababa de enunciar ese nombre maldito y la puerta se abrió de nuevo, haciendo que diera un imperceptible saltito en el lugar por la sorpresa. Era Derian que acababa de pasar por la "férrea" vigilancia del guardia de afuera.

Cada uno tenía sus preocupaciones, sus sospechas y sus certezas...

Volgar se dejó caer hacia atrás en el asiento mientras se frotaba los ojos con los dedos. Había escudriñado el libro maldito durante demasiado tiempo sin descanso.

- ¿Y bien?- preguntó a Derian- ¿qué has averiguado?

Derian se dejó caer en una de las sillas de la biblioteca, cerca de Volgar. Lady Agveta. Estuve hablando con ella. Parece enferma, bastante. Sin duda la muerte de su hijo le ha afectado mucho. Y eso que no parece saber nada de la implicación de su marido. Está nerviosa, sin embargo. No parece que la suya sea una tristeza calmada, ya reposada.

Imagino que las últimas muertes la han revuelto un poco todo. Incluso tiene un investigador propio. Se llama Lomil, podemos encontrarle en la taberna... pensó unos instantes, intentando recordar:  "Uva Sunildia". Dio un suspiro. Esa mujer sabe leer. Miró a Volgar. No parecía conocer nada del libro, pero veremos. No parece tener en gran estima a Karisfen.

Miró al anciano, sin duda parecía agotado. ¿Qué hay del libro? ¿Has podido encontrar algo de información? Deberías descansar algo.

- Pues temo que no he sido tan productivo como tú- negó con la cabeza- me queda mucho por investigar aquí pero... algo si he descubierto.

Volgar invitó a Derian a acercarse y le mostró las páginas que estaba investigando.

- Mira aquí- mientras le iba trazando con el dedo el símbolo oculto.

- Taharda- susurró.

El miedo a la diosa de la muerte y su cruento poder era todavía patente. Cualquiera sabía que pronunciar ese nombre podía atraer grandes desgracias, algunas divinas pero las más frecuentes muchas más mundanas y relacionadas con la inquisición.

Derian masculló el nombre de la Diosa, casi de manera inaudible. En Dormenia Sois era el único Dios oficial, pero ni siquiera la Corrección había podido eliminar del todo las supersticiones, miedos e historias acerca de la diosa de la muerte. El asunto cada vez tenía peor pinta.
¿Podrían ser obra de un culto, todas estas muertes? - dijo a Volgar, casi al oído. Y ahora, ¿Qué hacemos?

- Lo dudo- continuó pensante- lo dudo enormemente. Creo que si fuera asunto de un culto habríamos dado con más pistas, más rumores. Es inevitable, cuando una serie de crímenes o cualquier otra actividad, es compartida por varias personas, es normal que haya más despistes, más descuidos y que sus allegados noten cosas extrañas o acaben delatándolos. Esto es todo muy hermético, muy inaccesible. Podría estar equivocado pero todo indica a un único asesino, brutal, metódico y muy, muy discreto.

Sí, eso tiene sentido. Miró el libro, que descansaba en la mesa junto a Volgar. De todas formas, algo pasa en esta casa. ¿Seguirás leyendo el libro? Con lo que le pasó a Tinda, no creo que sea buena idea separarnos. Hizo otra pausa.

Taharda... Creo que lo mejor será que espere mientras terminas tu investigación. Quizás saquemos algo más en claro antes de ir a hablar con el investigador de Lady Agveta.

- No sé- negó con la cabeza- entiendo lo que dices pero el tiempo juega en nuestra contra. Recuerda que ahí afuera, Karisfen y sus hombres pueden estar arrestando a gente inocente. Tal vez incluso se presente aquí mismo en cualquier momento. No- repitió- el tiempo es un lujo que no nos podemos permitir en estos instantes. Ve y habla con ese investigador, yo debo seguir leyendo. Creo que me llevará al menos el resto de la noche. Vuelve a buscarme por la mañana y decidiremos nuestro siguiente curso de acción en función de lo que hayamos descubierto.

Derian miró a Volgar y al libro. De acuerdo. - dijo. Volveré en cuanto hable con ese investigador. A ver qué pasa en las calles. Siento que, de alguna manera, todo esto no va a acabar bien. Pero no dejaremos que se salgan con la suya.

Se dio la vuelta, caminando hacia la puerta. Antes de salir, habló de nuevo a su compañero. Ten cuidado. Contamos con el apoyo, al menos de momento, del Lord; pero aquí hay más intereses. No creo que esta casa sea un lugar seguro.

Abrió la puerta para salir, no sin antes echar otra mirada al maldito libro.